Síntomas: Después de perder varios miembros de su familia en incidentes de violencia callejera, la joven Vicaria (Laya DeLeon Hayes) decide erradicar la muerte como si fuera una enfermedad; pero cuando revive un cadáver descubre que no es tan fácil controlar a su creación.
Diagnóstico: Sí, The Angry Black Girl and Her Monster es una moderna versión de Frankenstein con un agudo comentario social; pero la propuesta dramática del director Bomani J. Story trasciende posturas políticas para revivir (ja, ja) el espíritu humanista de Mary Shelley y su advertencia sobre la ciencia fuera de control. Y todo eso con un poco de sangre y violencia para hacer más contundente el mensaje.
Me gustó mucho el principio y el final de The Angry Black Girl and Her Monster; el primer acto establece las contradicciones de Vicaria (Laya DeLeon Hayes), brillante alumna en una "escuela de ricos", pero con una precaria vida en un barrio sumido en crimen y drogas. Las balaceras en la calle son frecuentes... y Vicaria aprovecha la abundancia de cadáveres para estudiar la naturaleza de la muerte y la posibilidad de "curarla", como si fuera una enfermedad. Entonces revive una reciente víctima de asesinato... y descubre que la vida después de la muerte es más dolorosa de lo que imaginaba.
Desafortunadamente el segundo acto se fragmenta en sub-tramas que el director no logra unificar; el peligro cuando el "monstruo" se vuelve violento; los efectos de las drogas en la comunidad; y la transformación de la criatura cuando recobra fragmentos de su identidad humana.
Solo hasta el tercer acto la cinta consolida sus ideas y regresa al principio básico de Frankenstein: la responsabilidad del creador sobre su creación, y el debate entre ciencia y moralidad; todo lo cual conduce a un impactante final que no sé si fue trágico o feliz... aunque ciertamente respeta los temas de la cinta y el carácter de Vicaria.
Las actuaciones capturan facetas de personajes que rebasan su estereotipo cultural: el padre protector (Chad L. Coleman) no es tan altruista como parece; el violento pandillero (Denzel Whitaker) resulta tener conciencia; y la niña inocente (Amani Summer) comprende la situación mejor que los adultos. El estilo visual de Story y la directora de fotografía Daphne Qin Wu me pareció fenomenal, sobre todo para una "B-Movie" de bajo presupuesto. Finalmente, mención especial para el laboratorio casero de Vicaria, diseñado en la tradición de los "genios locos" del cine universal (digamos que es una mezcla de Darkman y Bride of Frankenstein).
Lo cual nos lleva al aspecto de The Angry Black Girl and Her Monster que menos me gustó: ojalá la película fuera un poco más "científica". No estoy pidiendo la receta exacta de la resurrección; pero un poco de pseudo-ciencia y "techno-babble" hubieran hecho más creíble el concepto de una estudiante de preparatoria reviviendo cadáveres en una bodega abandonada. Nada más para saber que el director puso un poco de esfuerzo en la "realidad" de la situación.
Por lo demás, The Angry Black Girl and Her Monster me pareció un válido replanteamiento de un libro que sigue encontrando relevancia doscientos años después de su publicación... no porque la ciencia haya resuelto el enigma de la muerte, sino porque seguimos inventando cosas que aceleran nuestra extinción. Supongo que nunca aprenderemos la lección; pero siempre habrá material para nuevos relatos de ciencia ficción.
Calificación: 7.5