Síntomas: En un pueblo de Transilvania, el Conde (Daniel Roebuck) quiere que su hija Lily (Sheri Moon Zombie) encuentre un buen esposo; pero en vez de eso se enamora de Herman Munster (Jeff Daniel Phillips), un cantante bobalicón con grandes sueños de fama que podrían llevarlos a la ruina... o directamente a Hollywood.
Diagnóstico: The Munsters es la peor película de Rob Zombie... pero no es la que menos me ha gustado.
La premisa tiene potencial: una precuela de la clásica serie The Munsters, mostrándonos el inicio del romance entre Lily (Sheri Moon Zombie) y Herman Munster (Jeff Daniel Phillips), así como las circunstancias que los llevaron a un típico suburbio norteamericano, donde su extraña apariencia y excéntrica conducta ofendía la sensibilidad de sus vecinos.
En su original contexto histórico (mediados de los años sesentas), la serie The Munsters servía como gentil denuncia de las hipocresías sociales más comunes de la época (y probablemente de hoy): la obsesión con las apariencias, la falacia del conformismo, el estigma del "outsider", etc. Desafortunadamente el director y guionista Rob Zombie olvidó todo eso cuando concibió su nueva versión de The Munsters. En vez de rescatar el mensaje de la serie, Zombie se quedó en la mera superficie, utilizando el dinero de Netflix para rendir tributo a los monstruos de antaño que tanto le gustan. Entiendo su actitud... pero me decepcionó su absoluta falta de ambición dramática.
Una y otra vez, The Munsters toma la ruta más fácil en su estéril propuesta narrativa: la historia es torpe y desganada; los personajes carecen de sustancia y están definidos únicamente por su maquillaje prostético (excelente desde el punto de vista técnico, pero insuficiente para darles carácter); y el humor es tan insípido que parece un insulto a los arcaicos "sitcoms" de antaño... lo cual ya es decir bastante.
Lo único que destaca en The Munsters es el vibrante estilo visual cultivado por Rob Zombie en sus videos musicales, con una rica paleta de colores, espectacular diseño de producción (dentro de los límites del modesto presupuesto), y una textura "retro" que transforma la película en una atractiva experiencia sensorial. Por cierto, mención especial para la música compuesta por Zombie y el grupo Zombo, en esta ocasión más rockabilly que metalera.
También me divirtieron las constantes referencias a los monstruos clásicos antes mencionados, incluyendo momias, zombies, científicos locos, y demás ingredientes de todas aquellas B-Movies (principalmente de Universal Pictures) que inspiraron la peculiar estética de Rob Zombie. Lamentablemente esa creatividad no se extendió al libreto, ni a la evolución ideológica que uno esperaría en una moderna interpretación de la Familia Munster. Definitivamente he reído más con las películas animadas de Scooby Doo. Pero, bueno... Zombie cumplió su capricho. Veremos si este chasco termina su carrera, o lo motiva a redimirse.
Calificación: 6 (punto extra por Cassandra Peterson, pero lo pierde por no incluir al Dragula)