Síntomas: La perrita Lady (voz de Tessa Thompson) vive feliz con John y Darling Dear (Thomas Mann y Kiersey Clemons) en su casa de Nueva Orleans; pero ciertas circunstancias la obligan a vivir en la calle, donde conoce a un perro vagabundo (voz de Justin Theroux) que le enseña un estilo de vida que nunca imaginó.
Diagnóstico: Según mi mamá, la primera película que vi fue The Aristocats; pero la que realmente dejó huella en mi primitivo cerebro infantil y se convirtió en mi favorita fue Lady and the Tramp. Entonces, cuando Disney empezó su fase de remakes en acción viva, sabía que eventualmente le tocaría el turno a ese clásico de 1955 (yo la vi hasta los setentas... no crean que estoy tan viejo). Y, bueno, ese turno llegó hace un año, pero hasta ahora está disponible en México la nueva versión de Lady and the Tramp... y el resultado fue mi remake favorito de Disney. Nunca lo hubiera imaginado.
Para empezar, el director Charlie Bean supo modernizar la historia sin traicionar el espíritu de la original. Y al decir "modernizar", no me refiero al período histórico, sino al tono de la película. Lady and the Tramp (2019) se desarrolla a principios del siglo veinte en Nueva Orleans, lo cual mantiene intactos varios elementos importantes de la trama (por ejemplo, la jaula tirada por caballos), al mismo tiempo que añade diversidad cultural para satisfacer las sensibilidades contemporáneas. Por esa misma razón se reemplazó un número musical de la partitura original que incluía algunos arcaicos estereotipos raciales; y uno de los personajes caninos se cambió de macho a hembra. En lo personal no me molestaron los cambios, y tampoco afectan al argumento; pero sospecho que algunos puristas podrían ofenderse por la alteración de un clásico para satisfacer los dictados de la corrección política. Incluso diría que los cambios fueron benéficos, pues añaden profundidad a los personajes secundarios y contribuyen a la creación de un universo más rico para explorar en futuras secuelas (en caso de que Lady and the Tramp tenga suficiente éxito en los esotéricos ratings del "streaming").
Basta de apologías. Lo que más aprecié de esta modernización fue el humor del libreto escrito por Kari Granlund y Andrew Bujalski. Obviamente Lady and the Tramp sigue siendo una película para niños, pero incorpora diálogos y situaciones cómicas un poco más "adultas" (sin perder el sello de Disney) que realmente me hicieron reír y me ayudaron a disfrutar la película en sus propios términos.
Otro punto positivo fue la mágica fusión de efectos digitales con animales reales. Los papeles de Lady y el Vagabundo fueron interpretados por los perros Rose y Monte (respectivamente); pero los estudios Framestore, Weta Digital y MPC se encargaron de diseñar versiones sintéticas con un asombroso nivel de realismo que hace casi imposible distinguir la realidad de la ilusión. Desde luego es obvio que las escenas peligrosas fueron construidas digitalmente (por ejemplo, cuando Lady esquiva vehículos en la calle). Pero el resto del tiempo me costó trabajo determinar dónde terminaba el animalito y comenzaba la animación. Y lo mejor es que este pasmoso realismo no reduce las emociones de los gestos faciales ni el lenguaje corporal, como ocurrió en The Lion King.
Finalmente, el factor humano: los actores reales son un poco blandos (más por culpa del libreto), y solo destacan los villanos: Adrian Martinez como el perrero municipal que persigue al Vagabundo; e Yvette Nicole Brown como la estricta Tía Sarah que prefiere a sus gatos y odia a Lady. Sin embargo, la película le pertenece a los perros. Tessa Thompson expresa muy bien la refinada inocencia de Lady, y Justin Theroux le da al Vagabundo una chispeante personalidad para suavizar sus cínicas opiniones sobre la raza humana. Ashley Jensen, Janelle Monáe y Benedict Wong interpretan a algunos vecinos y conocidos; pero mi personaje favorito fue el sabueso Trusty, con la inconfundible voz de Sam Elliot. Podría ver una película entera sobre las aventuras policíacas que vivió ese sabueso en su juventud.
Independientemente de los cambios antes mencionados (que cada quién sabrá si fueron fallas o aciertos), tal vez el principal problema de Lady and the Tramp es que se siente como una película "pequeña". Su estreno en el sistema Disney+ fue previo a la pandemia, y parecía reflejar la desconfianza del estudio por el potencial de esta cinta. No obstante, después de verla, creo que fue la decisión correcta, ya que Lady and the Tramp no es un remake fastuoso y lleno de estrellas como Aladdin o Beauty and the Beast, sino una cinta más modesta que no se apoya en opulencia visual, sino en las emociones y carácter de los personajes. En otras palabras, tal vez Lady and the Tramp hubiera sido una decepción en el cine; pero se siente perfectamente apropiada para disfrutar en casa con la familia. Y en compañía de nuestras mascotas, naturalmente.
Calificación: 8