Saturday, March 31, 2018

Ready Player One: Comienza el Juego (Ready Player One)



Síntomas: Wade Watts (Tye Sheridan) y sus amigos compiten en el mundo virtual de OASIS por una inmensa recompensa que podría cambiar sus vidas. Al principio parece divertido, pero eventualmente el peligro se extiende al mundo real.

Diagnóstico: Una cosa es segura: Ready Player One: Comienza el Juego inspirará decenas, quizás cientos de videos en YouTube describiendo las incontables referencias, "easter eggs" y chistes visuales que inundan la pantalla en prácticamente todas las escenas de la película. Y me alegra que así sea, porque después de diez minutos ya me dolían los ojos por tratar de descubrir cada fugaz y minúsculo detalle... ¡Freddy Krueger, RoboCop, Buckaroo Banzai! Entonces decidí enfocarme en la historia, y no preocuparme por la obsesiva letanía de reliquias culturales que Ernest Cline incorporó a su popular novela Ready Player One, y que ahora Steven Spielberg, con su inmenso poder artístico y comercial, logró conservar en la adaptación cinematográfica.
Sin embargo, no sé si fue buena idea enfocarme tanto en la historia, ya que no me pareció muy interesante en el libro, y menos aún en la versión diluida y abreviada de la película.
El problema es que, detrás del culto ochentero, Ready Player One: Comienza el Juego no pasa de ser una colección de clichés narrativos demasiado predecibles y exentos de genuina emoción, de modo que nunca capturan la imaginación del espectador. Así tenemos al humilde protagonista que combatirá amenazas externas e inseguridades internas para convertirse en héroe; el "sidekick" chistoso para aligerar el "drama"; el indispensable villano corporativo que amenaza con arruinarlo todo; y desde luego el insípido romance para completar la fórmula sin esfuerzo adicional para los escritores. Por muchos millones de dólares que haya invertido en licencias, y por muchos malabares legales que hayan realizado sus abogados en Amblin Entertainment, Steven Spielberg no logró inyectar vida en los personajes, ni crear tensión en la aventura.
Habiendo dicho eso, no puedo negar que experimenté numerosos momentos de éxtasis "geek" al presenciar la espectacular fusión de tantas memorias de mi adolescencia, ya fuera el DeLorean de Back to the Future compitiendo contra el Batimóvil de Batman '66, o una fantástica re-interpretación de una película de Stephen King. Para bien o para mal, pertenezco exactamente a la generación que consumió con gula la "cultura popular" que idolatra Ready Player One: Comienza el Juego, y me entregué con frecuencia al hechizo que ejerce la película... el cual a veces trasciende su mediocre melodrama.
De los actores no tengo mucho que decir, excepto que sus versiones "virtuales" tienen más carácter que los humanos reales. Los efectos especiales son espectaculares en su escala y atención al detalle. Y además no puedo quejarme de su estética artificial, ya que casi todo ocurre dentro de un videojuego (bueno, una combinación de comunidad virtual estilo Second Life, y MMORPG como World of Warcraft). Sin embargo, los efectos que más me impresionaron fueron más sutiles, como las "grabaciones" de momentos importantes en la vida de James Halliday (Mark Rylance) el excéntrico creador de OASIS que organizó la búsqueda de las llaves mágicas que abrirán al portal secreto de bla, bla, bla... al final da lo mismo.
Creo que ningún otro cineasta hubiera sido capaz de realizar una versión razonablemente fiel de la novela Ready Player One. En ese aspecto admiro lo que logró Steven Spielberg; desafortunadamente eso no significa que Ready Player One: Comienza el Juego sea una película muy buena... pero aún así vale la pena por la nostalgia y acertado manejo de iconos culturales que, en el mejor de los casos, podrán ser re-descubiertos por las nuevas generaciones que no crecieron en los ochentas. No tengo hijos, pero si los tuviera preferiría que escucharan a Twisted Sister en vez de Justin Bieber.
Calificación: 8

IMDb

Friday, March 30, 2018

Un Viaje en el Tiempo (A Wrinkle in Time)



Síntomas: Gracias a la intervención de tres misteriosas mujeres, la niña Meg Murry (Storm Reid) recibe la oportunidad de buscar a su padre, quien desapareció años atrás mientras investigaba la posibilidad de viajar instantáneamente por el universo.

Diagnóstico: No estoy completamente seguro, pero la novela original A Wrinkle in Time, de Madeleine L'Engle (publicada en 1962, aunque yo intenté leerla hasta fines de los setentas) podría ser el primer libro que nunca terminé. Recuerdo haberlo empezado, pero su simplista narrativa y pesados temas religiosos se alejaban demasiado de la ciencia ficción "seria" que me gustaba de niño (bueno, "seria" en aquel entonces significaba para mi Jules Verne y H.G. Wells).
Y ahora, la adaptación cinematográfica Un Viaje en el Tiempo fracasa (en mi humilde opinión) por razones al mismo tiempo distintas y penosamente similares.
Para empezar, la directora Ava DuVernay y sus guionistas intentaron reemplazar los elementos religiosos del libro con palabrería científica, seguramente para inspirar la curiosidad del público infantil y demostrar que la ciencia es "cool". Lo cual es perfectamente válido y admirable. Sin embargo, Un Viaje en el Tiempo comete constantes actos de auto-sabotaje a lo largo de su tedioso argumento, repleto de magia y cursilería que nunca logran enganchar al espectador, ni generan emoción por las aventuras de los protagonistas. En resumen: una película que no sabe lo que quiere hacer, ni lo que quiere decir... pero definitivamente sabe gastar dinero en aparatosos efectos especiales para simular imaginación donde solo existe la cínica corrección política de los ejecutivos de Disney, temerosos de insultar al público o confundirlos con ideas demasiado complejas. Entonces, lo que comienza como una celebración del método científico termina en un ridículo despliegue de pseudo-espiritualismo que no resuelve nada, ni ofrece una solución satisfactoria a los ambiguos retos de la historia.
Un Viaje en el Tiempo muestra cierto potencial al principio, estableciendo a Meg (Storm Reid) como una protagonista inteligente y curiosa, aunque atormentada (metafóricamente) por la ausencia de su padre, y (literalmente) por el "bullying" de sus compañeras en la escuela. Su hermano menor, Charles Wallace (Deric McCabe) es un niño genio que deja entrar extraños en su casa; y Calvin (Levi Miller) es el chico "cool" que se integra a la aventura tan solo para ofrecer el más tenue esbozo de romance platónico.
Entonces aparecen Reese Witherspoon, Mindy Kaling y Oprah Winfrey con ridículos disfraces “cósmicos” (al estilo de los gobernantes futuros en Bill and Ted's Excellent Adventure), declamando confusas revelaciones sobre el "tesseract" (que aquí significa algo muy distinto a su acepción real)... y la película empieza a desmoronarse, perdiendo toda congruencia mientras los niños son arbitrariamente transportados de un planeta a otro sin mucha lógica ni consecuencia. Pero... ¿mencioné los efectos especiales?
Visualmente Un Viaje en el Tiempo no es mala; simplemente "meh". Los niños encuentran algunas exóticas criaturas (la "Tía Bestia" aparece menos de tres segundos), conocen al gran villano que quiere dominar el universo, y tratan de hablar seriamente con Zach Galifianakis... aunque para entonces yo ya había perdido interés en lo que ocurría en la pantalla.
Creo que Disney tenía dos alternativas para llevar a cine la novela A Wrinkle in Time: ignorar todo el relleno "new age" para crear una sobria cinta de ciencia ficción para niños; o convertirla en un panfleto religioso para el tipo de gente que cree que los dinosaurios vivieron hace 5,000 años (no estoy juzgando). Pero los ejecutivos no tuvieron el valor de tomar posturas tan extremas, y decidieron hacer algo blando e impersonal, sin convicción alguna para respaldar sus "ideas". Y además de todo fue una experiencia aburrida.
Por otro lado, Un Viaje en el Tiempo será indispensable para quienes soñaban con ver a Oprah Winfrey como reina disco de los años setentas. No estoy TAN amargado como para ignorar el humor involuntario de esa situación.
Calificación: 5

IMDb

Wednesday, March 28, 2018

Never Hike Alone



Síntomas: El audaz montañista Kyle McLeod (Andrew Leighty) graba videos de "caminata extrema" en los bosques del norte de los Estados Unidos, y su más reciente aventura lo lleva a orillas del lago Crystal Lake, donde acecha un legendario asesino enmascarado...

Diagnóstico: Generalmente no escribo sobre cortometrajes, y mucho menos sobre "fan films" realizados por amor al arte. Sin embargo Never Hike Alone merece mayor difusión (por modesta que sea mi aportación), pues resultó ser un excelente tributo a la franquicia Friday the 13th, innegable ícono ochentero que sufre el menosprecio del público general (incluyendo muchos fans del cine de terror).
Never Hike Alone retoma la fórmula clásica del cine slasher, aunque altera algunos elementos para demostrar que aún queda vida en el arcaico concepto del "asesino enmascarado". Y, bueno... no hay mejor representante que Jason Voorhees, quizás el más famoso asesino de todos los tiempos (no estoy diciendo que sea el mejor... simplemente el más identificable con el sub-género).
Entre esas innovaciones tenemos un solitario protagonista masculino que desafía las expectativas del público. Claro, en las películas "oficiales" Jason mató a muchos hombres, pero casi siempre había una "chica final" para insinuar alguna nebulosa metáfora psico-sexual sobre la guerra de los sexos, o algo así. En esta ocasión Andrew Leighty interpreta un montañista/vlogger dinámico y entusiasta, sin llegar al hipsterismo que lo volvería antipático. Lejos de eso, su sincera actitud y agradable personalidad nos ponen de su parte, y esperamos que logre salir con vida del Campamento Crystal Lake... lo cual poca gente ha logrado.
El director Vincente DiSanti se encarga de interpretar a Jason Voorhees con auténtico amor por el personaje. Desde luego podríamos alegar que está copiando el lenguaje corporal de Kane Hodder... pero lo importante es que imprime personalidad al mudo asesino, y logra transmitir los procesos mentales detrás de la inexpresiva máscara, así que con ese simple hecho Never Hike Alone le gana a muchos "neo-slashers" contemporáneos.
Sin embargo, lo más importante es que, con una sola víctima potencial, Never Hike Alone no se enfoca en los "kills" ni en los efectos especiales, sino en el suspenso de explorar las desvencijadas cabañas de Crystal Lake, encontrando los sitios de los asesinatos originales y propiciando algunos "easter eggs" e "in-jokes" que sin duda deleitarán a los fans. Casi podríamos decir que la primera mitad del libreto encaja en el nicho de "casa embrujada"... pero entonces llega Jason, y volvemos a las persecuciones y horror visceral que identifican a la saga.
A pesar de ser un simple cortometraje (53 minutos eficientes y libres de relleno), financiado por medio de Kickstarter, Never Hike Alone ofrece sólidas actuaciones y admirable cinematografía, sobre todo en las escenas nocturnas (lo cual no siempre encontramos en películas de terror más "profesionales"). El diseño de producción recrea con afecto el vetusto campamento, y la música de Ryan Perez-Daple evoca las célebres notas originales de Harry Manfredini (sí, incluyendo el clásico "ki... ki... ki... ma... ma... ma..."), pero al mismo tiempo establece sus propios refranes para acentuar la tensión... y la combinación me pareció excelente.
Entonces, Never Hike Alone no equivale a una nueva película de Friday the 13th, pero su fresco enfoque y experta narrativa la convierten en un válido complemento de la saga. Y, como Jason sigue atrapado en disputas legales, probablemente pasarán algunos años antes de que tengamos una nueva cinta "oficial" (ya sea otro "reboot", o una secuela del mediocre re-make). Afortunadamente existen fans creativos y emprendedores como Vincente DiSanti para llenar los huecos de la historia y demostrarnos que el cine slasher no está muerto. Al igual que Jason, simplemente necesita la motivación correcta para levantarse y visitar nuestras pesadillas. No, perdón... las pesadillas son territorio de otro famoso asesino. Ojalá DiSanti esté preparando esa sorpresa.
Calificación: 8.5

IMDb

Sunday, March 25, 2018

El Proyecto Florida (The Florida Project)



Síntomas: Varios niños viven y juegan en los alrededores de dos moteles en los barrios pobres de Orlando, Florida.

Diagnóstico: A pesar de las elogiosas críticas y aplauso universal que recibió El Proyecto Florida durante su estreno, solo obtuvo una o dos nominaciones para los principales premios cinematográficos del 2017, y siempre se enfocaron en Willem Dafoe, el único actor "famoso" de la película.
Creo que ahora entiendo por qué. El Proyecto Florida es una película tan impactante y genuina, que resulta imposible compararla con las fantasías románticas, solemnes dramas, o estoicas "biopics" que llamaron la atención de "la Academia". En otras palabras: es demasiado dura y real para competir como ficción. Pero tampoco es un documental. Así que... ¿mejor ignorarla, supongo?
El Proyecto Florida emplea actores no profesionales (con excepción de Willem Dafoe) para presentarnos un retrato desgarrador (y al mismo tiempo optimista) de un estrato social muy específico en su ubicación geográfica, pero universal en los problemas que enfrenta. Los inquilinos de los moteles Magic Castle y Futureland son étnicamente diversos, y sus dificultades económicas son manejadas por cada familia con una combinación de ingenio y tenacidad, haciendo lo que pueden para pagar la renta, alimentarse o, ¿por qué no? de vez en cuando darse el gusto de comprar juguetes para los niños.
Y ahí es donde destaca la brillante ejecución de El Proyecto Florida. La modesta existencia en estos moteles se explora desde el punto de vista de varios niños, cuya perspectiva es muy distinta a la de los adultos, y sin embargo igualmente válida para contar su historia. Mientras los padres y madres de familia están ocupados ganando dinero, los niños (de entre 6 y 8 años, más o menos) corren a su libre albedrío, haciendo lo que quieren y metiéndose en situaciones que ellos ven como divertidas, mientras el espectador queda horrorizado por la ausencia de vigilancia adulta y sentido común.
Sin embargo, El Proyecto Florida no busca juzgar a esos padres de familia, ni regodearse en los sórdidos aspectos de la negligencia familiar... simplemente acompaña a los niños en sus inocentes travesuras, casi siempre exentas de malicia y sin consideración alguna por las consecuencias.
Y, sí, la actuación de Willem Dafoe como el administrador del motel Magic Castle es sin duda notable, aunque quizás sea el elemento más inverosímil de la película. Parece casi imposible que un hombre cuyo trabajo consiste en resolver problemas y mediar conflictos provocados por los propios inquilinos, pueda tener esa infinita paciencia y bondad para ayudarlos cuando hace falta, y tolerar toda clase de conductas inapropiadas porque, en el fondo, sabe que solo intentan sobrevivir en las terribles circunstancias que el destino les asignó. O que ellos mismos se buscaron. Da lo mismo... el administrador no juzga, solo trata de facilitar la convivencia en un disfuncional ecosistema siempre al borde del colapso.
Los niños Brooklynn Kimberly Prince (Moonee), Christopher Rivera (Scooty) y Valeria Cotto (Jancey) fueron un descubrimiento realmente extraordinario. No sé si serán grandes actores, o niños tan espontáneos y energéticos que no importa si están actuando o jugando... el resultado es hipnótico y conmovedor. También merecen mención Bria Vinaite como la pragmática madre de Moonee, y Josie Olivo como la abuela de Jancey, preocupada por su nieta, pero agradecida de que haya encontrado amigos en un entorno desolador.
En vez de utilizar una estructura formal, El Proyecto Florida nos presenta viñetas vagamente interconectadas, lo cual hace la cinta un poco difusa y a veces cansada. Pero todo es parte de un audaz plan; el director Sean Baker no quiere hacernos llorar con el drama de los niños desvalidos, ni denunciar los vicios sociales provocados por una mala economía. Por el contrario, su mensaje es tan abierto como la narrativa misma... cada quién sabrá cómo interpretar las tomas abiertas de las tiendas de "souvenirs", o la proximidad de los moteles a Disney World, donde la experiencia de Florida es muy distinta a la de Moonee, Scooty y Jancey. Aunque, a fin de cuentas, los niños siempre encuentran su propia versión de la magia.
Calificación: 9

IMDb

Friday, March 23, 2018

Titanes del Pacífico: La Insurrección (Pacific Rim: Uprising)



Síntomas: Diez años después de ganar la guerra contra los "kaijus", la Tierra está en proceso de recuperación. Pero algunas personas, como el ex-piloto Jake Pentecost (John Boyega), prefieren explotar los remanentes de la guerra para sobrevivir en la periferia de la sociedad. Entonces surge una nueva amenaza que requiere una nueva generación de pilotos para controlar los "jaegers" que fueron retirados una década atrás.

Diagnóstico: Como fan (desde la infancia) del cine "kaiju", aprecio la existencia de una película como Pacific Rim (2013): un relato original (no remake ni reboot) que rinde tributo a este peculiar estilo cinematográfico y respeta su espíritu, al mismo tiempo que construye un universo lógico (bueno, en lo posible) con novedosas ideas para ubicar a los "monstruos gigantes" en un contexto realista (bueno, en lo posible). Como sea, es un milagro que Pacific Rim se haya producido.
Sin embargo, para ser honestos, sus valores narrativos siempre me parecieron incompletos; el drama se siente forzado, los personajes carecen de profundidad, y jamás sentí la emoción ni suspenso que deberían inspirar esas épicas imágenes concebidas por el director Guillermo del Toro y el ejército de artistas digitales que hicieron realidad su visión. En resumen: una película poco satisfactoria pero visualmente atractiva, más interesante por su concepto que por su ejecución.
Sirva este preámbulo para explicar por qué no sentía gran entusiasmo por la secuela, Titanes del Pacífico: La Insurrección. Y, lamentablemente, aún con esas bajas expectativas terminó decepcionándome de nuevo.
Como ocurre con muchas secuelas, Titanes del Pacífico: La Insurrección repite los errores de la original y confunde sus aciertos en la errónea creencia de que "más es mejor". Aunque vale decir que los personajes me parecieron tolerables, el plan de los villanos tiene sentido, y la palabrería entre escenas de acción aporta las explicaciones necesarias para guiarnos por el repetitivo argumento.
En el papel de Jake Pentecost (el hijo de Stacker Pentecost, interpretado por Idris Elba en la primera película), John Boyega hace un genuino esfuerzo por darle gravedad a un genérico "rebelde sin causa", que debe enfrentar la responsabilidad de su legado para alcanzar su potencial. O algo así. Todos los personajes tienen similares arcos pseudo-dramáticos, superando algún trauma del pasado, controlando su naturaleza impulsiva, etcétera. Como siempre, salvar la Tierra no sirve de nada, a menos que los héroes aprendan algo en el proceso.
Cailee Spaeny es Amara, la niña hacker que puede hacer todo porque así lo determina el libreto, y no porque parezca realmente capaz; Scott Eastwood es Nate Lambert, heroico piloto que solo existe para tener una alternativa étnica a John Boyega; y Charlie Day regresa para interpretar al estridente Dr. Newton, ahora involucrado con la Corporación Shao, la cual propone una alternativa más eficiente que los jaegers para este nuevo mundo post-kaiju.
El guionista y director Steven S. DeKnight complica una trama bastante simple para justificar el auténtico punto de la película: las batallas entre monstruos y robots gigantes. Y, en ese aspecto, Titanes del Pacífico: La Insurrección cumple lo que promete. Las peleas son ágiles y creativas (aunque demasiado rápidas, como un videojuego exento de leyes físicas). El diseño de los combatientes muestra desbordante imaginación, y desde luego la destrucción alcanza niveles catastróficos... pero hemos visto tantas películas con los mismos trucos que ya no provocan el mismo asombro. Al menos los monstruos ofrecen nuevas posibilidades debido a su misterioso origen; solo diré que me pareció una ingeniosa manera de resucitar la amenaza de los "kaiju", sin arruinar los sacrificios de la previa cinta. Y también hay un tardío "twist" durante el tercer acto que podría contrariar a los más fieles devotos de la cinta original... aunque definitivamente añade suficiente conflicto para revivir el interés del espectador (al menos el mío)(y solo durante un rato).
A fin de cuentas Titanes del Pacífico: La Insurrección me pareció entretenida, pero un poco larga y menos sustanciosa que la original. Creo que ofrece suficiente innovación para justificar su existencia... aunque no me dejó con ganas de ver más secuelas, a menos que encuentren una mejor manera de combinar drama y espectáculo visual. Supongo que después de Shin Godzilla, mi percepción del cine kaiju cambió para siempre.
Calificación: 7.5

IMDb

Wednesday, March 21, 2018

The Ritual



Síntomas: En vez de vacacionar en Ibiza o Ámsterdam, cuatro amigos deciden acampar en las montañas de Suecia. Sin embargo, un accidente los obliga a internarse en el bosque, donde encontrarán una amenaza que jamás imaginaron.

Diagnóstico: En está ocasión Netflix no produjo The Ritual; solo adquirió los derechos de distribución (los cuales no incluyeron a México y América Latina, así que solo es posible verla ilegalmente con tecnología anti-"geoblocking", lo cual me parece perfectamente equitativo, ya que estoy pagando por mi suscripción de Netflix lo mismo que se paga en otros países, y es un insulto que no podamos ver todos el mismo catálogo. Fin del manifiesto pro-globalista).
¿En qué estaba? Ah, sí... The Ritual. Sea cual sea su origen, me pareció una excepcional película de terror, que probablemente estará entre mis favoritas del año (al menos dentro de este género).
Conviene saber lo menos posible sobre el argumento de la cinta (basada en una novela de Adam Nevill); solo diré que podría pertenecer a la categoría de "cabaña abandonada en el bosque". Sin embargo, su planteamiento de esta trillada situación es completamente orgánico y realista, incorporando un fuerte trasfondo emocional que exacerba el suspenso y añade significado a las decisiones que los personajes deben tomar cuando sus vidas corren peligro. En otras palabras, The Ritual es una de esas raras películas de horror cuya premisa resulta interesante incluso antes de incorporar los elementos terroríficos. La dinámica entre los cuatro amigos (solían ser cinco) bastaría para sustentar una película bastante decente: un nostálgico viaje para recordar a un compañero fallecido y celebrar su larga amistad... la cual empieza a desmoronarse cuando afloran rencores del pasado y las tensiones personales crecen. Hasta ahí sería un sólido proyecto "indie" con buenas actuaciones, mesurada dirección, y un agradable ritmo que permite el desarrollo de los personajes, sin recurrir al drama excesivo.
Entonces ocurre un pequeño accidente que los obliga a buscar un atajo por el bosque... y descubrimos que el conflicto personal fue tan solo un preámbulo del horror, complementando los temas que se manejarán a lo largo de la trama.
Desde luego no revelaré la naturaleza de dicho horror. Simplemente diré que me gustó mucho la mitología de la película (básicamente es la versión "seria" de personajes que hemos visto en obras más ligeras), así como el balance entre pragmatismo y superstición que mantiene la película afianzada a la realidad durante sus más extremos momentos. Quizás ya dije demasiado.
Hablando de extremos, el bosque de "Suecia" (en realidad Rumanía) donde se internan los amigos es simplemente aterrador. He visto muchas (¡muchas!) películas con personas caminando interminablemente entre los árboles, pero el director David Bruckner (haciendo técnicamente su debut en largometrajes, ya que sus previas películas -The Signal, V/H/S y Southbound- fueron antologías compartidas con otros cineastas) resucita el suspenso original de ese viejo cliché y lo integra perfectamente a la estructura del relato. No había visto árboles tan amenazadores desde Evil Dead (la original, por favor), ni una atmósfera de aislamiento campestre tan tenebrosa desde The Hallow (otra deliciosa confección de horror europeo que merece más atención del público en general).
La excelente química de los actores nos convence de su larga amistad, y del esfuerzo que hacen por conservarla en la edad madura (no son viejos, pero tampoco son los típicos pseudo-adolescentes del horror norteamericano). En particular destaca Rafe Spall como Luke, el miembro del grupo que sufre el más pesado cargo de consciencia... y con buena razón.
Quizás sea prematuro calificar a David Bruckner como nuevo "amo del horror", pero hasta el momento su trabajo ha sido inteligente, técnicamente esmerado, y sin duda superior al mediocre estándar de este género. Solo espero que acepte proyectos con mayor frecuencia... aunque quizás está buscando calidad en vez de cantidad. Ojalá los grandes estudios pensaran igual.
Calificación: 9

IMDb

Monday, March 19, 2018

Children of the Corn: Runaway



Síntomas: Hace trece años Ruth (Marci Miller) escapó del peligroso culto religioso responsable por la Masacre de Gatlin; y ahora, en compañía de su hijo adolescente Aaron (Jake Ryan Scott), recorren el Medio Oeste norteamericano, trabajando en lo que pueden y mudándose frecuentemente para evitar que los encuentren. Pero, a pesar de sus precauciones, parece que llegó ese fatídico momento.

Diagnóstico: Pensaba empezar este escrito preguntando: "¿Quien demonios sigue viendo estas interminables secuelas de Children of the Corn?" Entonces me di cuenta de la penosa respuesta: Yo sigo viendo estas terribles secuelas, más por curiosidad que por auténtica esperanza de que alguna pudiera ser buena. O al menos no tan mala como las demás (aunque vale aclarar que no he visto todas).
Pero... ¡un momento! El director de Children of the Corn: Runaway es John Gulager, responsable por las memorables Feast y Piranha 3DD. ¿Será éste el elemento que faltaba para redimir la franquicia de Children of the Corn? Sigan leyendo para conocer la respuesta.
Les voy a ahorrar tiempo: No. La presencia de Gulager no cambió nada, pues están completamente ausentes su dinámico estilo visual e irreverente sentido del humor. En vez de eso encontramos un soporífero libreto que (nuevamente) desperdicia el impacto y escaso horror del cuento corto de Stephen King que inició esta calamidad cinematográfica.
Por el lado (marginalmente) positivo, Children of the Corn: Runaway emplea sólidos actores y dedica suficiente tiempo para desarrollar sus personajes, al mismo tiempo que cultiva una tensa atmósfera rural donde Ruth y Aaron no solo enfrentan posibles incursiones de los niños asesinos, sino también rechazo por parte de los habitantes del pueblo de Luther, demasiado religiosos para tolerar una madre soltera sin papeles oficiales ni medios económicos para mantener a su hijo. No es el material usual de este tipo de películas, pero al menos abre las puertas para explorar un nuevo aspecto de la saga... aunque no llega muy lejos.
Marci Miller transmite desde la primera escena la responsabilidad y sacrificios que ha hecho para criar un hijo mientras escapan de un pueblo a otro, sin echar raíces ni establecer lazos duraderos. Jake Ryan Scott, en el papel de Aaron, muestra un buen balance entre rebeldía adolescente y la madurez prematura que exige su inusual estilo de vida. Pero quien se roba la película es Sara Moore como la misteriosa niña del vestido amarillo que podría o no ser una espía del culto infantil. Ah, y me da gusto que John Gulager siga dándole trabajo a su nonagenario padre, Clu Gulager, veterano actor con amplia experiencia en el cine de terror (incluyendo clásicos como Return of the Living Dead y The Hidden).
Sin embargo, los elementos positivos de Children of the Corn: Runaway tienden a desaparecer durante la segunda mitad, cuando entramos al horror en forma y reconocemos la irrelevancia del previo melodrama. Entonces Gulager nos ofrece un par de sangrientos asesinatos (uno de ellos bastante notable, pero más por sus circunstancias que por su técnica), ambiguas visiones que podrían ser recuerdos de Ruth o sueños proféticos, y una torpe acumulación de misterios hasta llegar al inevitable "twist" que ni logra sorprender, ni responde las múltiples preguntas planteadas por el guión.
Entonces, aunque me gustaron los personajes, y disfruté la escena final (los únicos diez segundos de esta película que contribuyen a la mitología), creo que Children of the Corn: Runaway resultó más o menos igual en calidad a Children of the Corn: Genesis (2011), su más reciente predecesora: más de lo mismo, realizado con mediano esmero, pero sin suspenso ni horror real.
Al igual que ocurrió con la reciente Hellraiser: Judgment, Children of the Corn: Runaway pertenece a la "venta de liquidación" de las empresas de Harvey Weinstein (esta vez Dimension Films), y exhibe los mismos síntomas de una producción rápida e improvisada, cuyo único fin fue conservar los derechos legales de la franquicia. En el caso de Hellraiser, creo que existe la esperanza de mejorar las cosas; pero con Children of the Corn, ya fueron demasiados intentos con el mismo resultado. Es hora de dejar descansar al Que Camina Entre Los Surcos, y buscar un nuevo cuento de Stephen King para exprimirle hasta la última gota de sangre. Me pregunto si alguien está preparando "reboots" de The Mangler o Sleepwalkers. ¿Quién los verá? Yo, obviamente.
Calificación: 5

IMDb

Sunday, March 18, 2018

Lady Macbeth



Síntomas: Katherine Lester (Florence Pugh) es prácticamente la esclava de su esposo Alexander (Paul Hilton), quien la trata como si fuera un objeto de su propiedad. Entonces, cuando Alexander se ausenta por unos días, Katherine inicia un romance ilícito con Sebastian (Cosmo Jarvis), un trabajador de su granja... lo cual desata un drama de proporciones shakespearianas.

Diagnóstico: La película Lady Macbeth no es una adaptación de la célebre tragedia "Macbeth", de William Shakespeare, sino del cuento corto "Lady Macbeth of Mtsensk", de Nikolai Leskov. No estoy seguro si el cuento corto se inspiró en la obra teatral, o si ambos están basados en las mismas leyendas irlandesas sobre una reina medieval cuya ambición destruyó un reino. Como sea, la película Lady Macbeth explora una similar cadena de eventos provocados por una complicada mujer con un gran plan... o una inesperada habilidad para improvisar cuando la situación lo requiere.
Siguiendo la tradición de otros dramas producidos por la BBC, Lady Macbeth se desarrolla en el periodo victoriano, examinando las costumbres de aquella época con una sensibilidad moderna (aunque no muy moderna). Así tenemos a la protagonista, Katherine Lester, aprendiendo a utilizar su tremenda fuerza interna para romper las cadenas (metafóricas) que la atraparon en un matrimonio por conveniencia donde su única obligación es obedecer a su esposo y darle un heredero. Pero no será fácil cumplir esa segunda condición, ya que Alexander no muestra interés físico en su esposa. Por eso, en parte por aburrimiento, y en parte por frustración, Katherine toma la cuestionable decisión de iniciar una relación adúltera (gravemente penada) frente a la mirada de todos los sirvientes, garantizando que el secreto no durará mucho... y las consecuencias serán fatales.
Aunque la desobediencia de Katherine podría sugerir algún tipo de cruzada feminista, la intención del director William Oldroyd es mucho más oscura y perturbadora. Lejos de quedar como un modelo de independencia, Katherine crea situaciones cada vez más escabrosas, y su personalidad cambia gradualmente de heroína oprimida a villana calculadora, arruinando vidas y cometiendo actos inimaginables que sorprenden al espectador... y quizás a la propia Katherine, quien no imaginaba llegar a tales extremos para conseguir lo que desea.
Para no perder el control de una historia tan sórdida y melodramática, la actriz Florence Pugh mantiene una actitud fría e impasible durante la película entera, estableciendo dudas sobre sus auténticas emociones... ¿será una víctima inocente de un brutal patriarcado? ¿O una maquiavélica manipuladora que no teme cruzar cualquier línea para cumplir sus metas? Y, a todo esto... ¿cuáles son sus metas, exactamente?
Los demás actores quedan opacados frente a la arrolladora presencia de Pugh, pero eso no impide apreciar sus actuaciones, absolutamente realistas y libres del rimbombante artificio asociados al “estilo Austen”. Entre ellos: Paul Hilton como el indiferente Alexander; Christopher Fairbank como el cruel suegro de Katherine; y Naomi Ackie en el papel de Anna, la fiel sirvienta dividida entre su lealtad hacia la señora de la casa, y el remordimiento por encubrir múltiples pecados durante sus labores cotidianas.
En el aspecto visual Lady Macbeth está bien realizada, aunque su ubicación geográfica (una propiedad rural, muy lejana del "glamour" londinense) requiere omitir las fastuosas decoraciones y vestuarios que mucha gente asocia con estas cintas "de época". Por el contrario, todo es más funcional que decorativo, y hasta los vestidos que usa Katherine reflejan la austera vida en la granja y su posición en la sociedad: una posesión importante, pero sin valor como persona.
Es una vida muy dura, y el director no espera que aceptemos las terribles decisiones de Katherine... pero al menos podemos comprender la desesperación que las provocó. Ya era una historia antigua cuando Shakespeare escribió sobre ella, y sin embargo sus temas siguen vigentes hasta nuestros días.
Calificación: 8

IMDb

Friday, March 16, 2018

Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft (Tomb Raider)



Síntomas: La joven Lara Croft (Alicia Vikander) trabaja como repartidora en bicicleta, hasta que el inesperado descubrimiento de un secreto familiar la lleva a una aventura que cambiará su vida.

Diagnóstico: Respeto la posición de Tomb Raider en el universo de los videojuegos modernos, pero nunca me gustó la perspectiva en tercera persona (mi vicio siempre han sido los "First Person Shooters"). Por lo tanto pude ver la nueva película Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft libre de nostalgia y con suficiente objetividad (espero) para reconocer que es una de las mejores adaptaciones de un videojuego realizadas hasta el momento... lo cual no significa mucho cuando el mismo nicho incluye bodrios como Super Mario Bros., Wing Commander y House of the Dead (perdón, estoy exagerando demasiado con esta comparación).
Para no dar muchas vueltas, diré desde ahora que lo mejor de Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft es Alicia Vikander, una sólida actriz que eleva la película con su impresionante desempeño físico, sincera expresión emocional, y su capacidad general para interpretar una heroína casi indestructible, pero suficientemente vulnerable para hacernos sentir el esfuerzo que hace cuando cuelga sobre un abismo (lo cual ocurre con tanta frecuencia que casi me hizo reír), o el dolor que le causan las heridas, o el impacto psicológico de las extremas situaciones que enfrenta durante su aventura (por ejemplo -SPOILER MENOR- la primera vez que tiene que matar a alguien).
En ese aspecto, Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft me recordó X-Men Origins: Wolverine... una película mediocre rescatada por una actuación tan entregada y sincera que podemos ignorar sus defectos y disfrutar la óptima fusión de actor y personaje. Claro, en este momento no me atrevería a decir que Vikander es tan buena como Hugh Jackman... pero tampoco suena exagerado sugerirlo.
Lo cual, lamentablemente, hace resaltar las fallas de Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft. Sin duda aprecio que el director noruego Roar Uthaug (The Wave, Fritt Vilt) y sus guionistas no solo se inspiraron en el reboot Tomb Raider (del 2013), sino que reprodujeron fielmente varios escenarios y "cut scenes" de este videojuego. Sin embargo, una cosa es participar activamente en las aventuras de Lara Croft, y otra es ver pasivamente la película y su predecible desfile de escenas de acción, ridículos acertijos y momentos dramáticos que nunca duplican la satisfacción visceral de un videojuego. Después de todo, estamos en el cine y las reglas son distintas.
La conexión entre Lara y su padre desaparecido (interpretado en "flashbacks" por Dominic West) añade un componente personal a la frenética búsqueda del obligatorio "mcguffin" (en este caso la tumba de una reina con legendarios poderes sobrenaturales); también hay un "sidekick" (Daniel Wu) que ayuda a Lara en diversos momentos de la película; y, desde luego, tenemos el literal "tomb raiding", explorando antiguas ruinas y evadiendo trampas mortales por medio de inteligencia y observación. Pero nada de esto inspira suspenso ni sorpresa. Y aunque Lara Croft se inspiró en Indiana Jones, no se justifica el plagio de tantas situaciones, además de todo filmadas sin energía ni creatividad. Simplemente es una serie de genéricos "niveles", donde lo único que funciona es la intensidad de la protagonista. Por cierto, mis niveles/escenas favoritas en Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft fueron la persecución en bicicleta, y la secuencia del río. A veces mis dedos buscaban involuntariamente los botones L y R... lo cual no debería ocurrir durante una película. O quizás sí, tratándose de una adaptación de videojuego; supongo que cada quién tendrá distintas expectativas sobre la versión "real" de Lara Croft.
Yo no esperaba mucho de la historia, y menos de la protagonista; pero en este aspecto quedé agradablemente sorprendido, y definitivamente interesado en ver a Alicia Vikander en una secuela... de preferencia con un mejor libreto, y una ejecución que respete el espíritu del videojuego sin caer en la misma rigidez y monotonía. Finalmente, sigo pensando que la primera persona es mejor que la tercera. Por eso no necesito una película de Quake... el juego es más que suficiente.
Calificación: 8

IMDb

Thursday, March 15, 2018

Pitch Perfect 3



Síntomas: Las Bellas finalmente se graduaron, y encontraron variadas ocupaciones en el mundo real... pero ninguna es realmente feliz. Entonces reciben la oportunidad de cantar una última vez, como parte de la gira organizada por DJ Khaled para entretener a las tropas en las bases militares de Europa. Sin embargo, las Bellas tendrán que competir contra grupos muy diversos, que tocan auténticos instrumentos musicales. ¿Podrá el grupo a capella enfrentar este nuevo reto?

Diagnóstico: La primera Pitch Perfect me pareció una brillante comedia juvenil con personajes muy divertidos y un argumento bien estructurado que inspiraba genuinas emociones. La segunda parte, Pitch Perfect 2, fue una caótica mezcla de sub-tramas sin mucho sentido, pero la frecuencia de las risas salvó la experiencia. Y ahora Pitch Perfect 3 repite los errores de su predecesora, al mismo tiempo que reduce la efectividad de la comedia, dando como resultado una secuela mediocre e innecesaria, que apenas nos recuerda la magia y energía de la original.
Aún así no fue una pérdida total de tiempo. El humor se redujo, pero no desapareció por completo. Rebel Wilson (en el papel de "Fat Amy") continúa su irreverente letanía de comentarios espontáneos e inapropiados, mientras que las distintivas personalidades de las demás Bellas salen a relucir de vez en cuando para añadir chistoretes o frases improvisadas que funcionan mejor que las tediosas rutinas "cómicas" de los comentaristas John y Gail (John Michael Higgins y Elizabeth Banks), insertados a la fuerza en la historia con la excusa de que están filmando un documental sobre Beca (Anna Kendrick), el cual, como todo lo demás en Pitch Perfect 3, no conduce a ningún lado.
El asunto de la competencia de bandas se olvida casi de inmediato para dar paso a un "tour" por Europa donde las Bellas tienen aparatosas aventuras mientras tratan de impresionar a DJ Khaled (quien, a pesar de no ser actor, tiene buen instinto humorístico). Y entonces llega un abrupto "twist" que revela un complot criminal libre de suspenso y realismo. Pero, bueno... al menos escuchamos cantar a John Lithgow, lo cual no sucede todos los días.
Y, sí, entiendo que esa segunda mitad de la película fue intencionalmente ridícula... una distracción absurda de la directora Trish Sie para rellenar los enormes huecos del libreto (co-escrito por Kay Cannon y Mike White, dos guionistas que generalmente admiro, aunque en esta ocasión claramente trabajaron más por dinero que por convicción), y de paso para satirizar un poco el cine de acción. Pero en vez de unificarse en el camino a una conclusión lógica, todas estas digresiones terminan neutralizándose mutuamente, hasta llegar a un final insípido y arbitrario donde todo se resuelve mágicamente en una de las más forzadas escenas de la película. Lo cual ya es decir bastante.
Hablando de forzado, será mejor no mencionar los esbozos de romance, ni los variados melodramas que arrastran las Bellas por su gira europea (al menos dos de ellas sufren "daddy issues"). Y cuando llega el gran final, que debería sentirse triunfal... no sentí absolutamente nada, excepto ganas de ver nuevamente Pitch Perfect, o incluso Pitch Perfect 2, para recordar por qué tenía tanto interés en esta tercera parte. Tercera y probablemente última, en vista del pobre desempeño creativo y económico de Pitch Perfect 3. Ahora sí se ACA-bó.
Calificación: 6.5

IMDb

Wednesday, March 14, 2018

Annihilation



Síntomas: Con la esperanza de salvar a su esposo, la Dra. Lena (Natalie Portman) se integra al equipo científico que investigará una anomalía de posible origen extraterrestre, la cual comenzó con la caída de un meteorito en una región pantanosa.

Diagnóstico: Aunque no es perfecta, me alegra decir que Annihilation representa una mejoría sobre las recientes películas "exclusivas" de Netflix, las cuales habían resultado francamente decepcionantes. Bueno, estrictamente hablando Annihilation se originó como un proyecto convencional "de estudio", lo cual tal vez explica su inusual combinación de "star power" y visión artística, dictada por el cineasta Alex Garland, cuyas previas obras (Sunshine y Never Let Me Go como guionista; y Ex Machina como director) mostraron similar curiosidad científica y audacia para exponer ideas fascinantes y complejas... aunque no necesariamente comerciales.
En el caso de Annihilation, tenemos la clásica premisa de "invasión extraterrestre" filtrada a través de una inusual sensibilidad dramática... quizás más dramática de lo necesario. Basada en una novela de Jeff VanderMeer (la cual no he leído, aunque ahora quiero hacerlo), Annihilation explora el concepto de la "invasión" de manera oblicua y cerebral. En vez de reciclar los típicos ingredientes de destrucción urbana, naves gigantes, y frenético combate, Garland aborda algo que podríamos describir como "ciencia ficción introspectiva", donde los efectos del fenómeno tienden a ser internos, lo cual es al mismo tiempo más sutil y terrorífico... ¿qué pasa si no encontramos al "alien", porque el alien está adentro de nosotros?
Es una metáfora, no se preocupen; Annihilation no es una copia de Alien. Aunque debo decir que uno de sus defectos es tomar "prestados" elementos de tantas películas que me fue imposible sumergirme en la historia sin pensar constantemente "Eso se parece a Arrival", "Esa escena es de The Thing", "Ese diálogo suena a Contact", etc.
Por otro lado, el valor de Annihilation consiste en tomar esos retazos y confeccionar algo nuevo y ambicioso, con una identidad única y un provocativo tono pocas veces visto en la ciencia ficción contemporánea. De hecho, si no fuera por los modernos efectos especiales, Annihilation parecería una película de los años setentas, con esa desafiante actitud que reta nuestras expectativas del género... y a veces nuestra paciencia.
No estoy seguro si logré asimilar por completo las densas ideas del libreto, pero sin duda disfruté el metódico ritmo de la historia y las conexiones que se revelan gradualmente entre la experiencia de la protagonista y su confusión interna. Natalie Portman adopta una creíble mezcla de pasión y frialdad como la profesora de Biología con fuertes motivos para participar en lo que podría ser una misión suicida. El resto de los científicos ocultan similares melodramas personales que definen su respuesta ante la extraordinaria misión, destacando la gran Jennifer Jason Leigh como la Dra. Ventress, implacable en su objetivo hasta el punto de la crueldad; y Tessa Thompson como experta en física que descubre antes que nadie las connotaciones metafísicas de la anomalía.
Por el lado negativo, Annihilation es una película lenta y hasta cierto punto monótona, construida con largas caminatas por el pantano, flashbacks, y enigmáticos eventos sin explicación concreta. Pero esas caminatas, que muchas "B-Movies" emplean como simple relleno, se transforman en una eficiente introducción al misterio de la anomalía y sus exóticos efectos en... bueno, será mejor no revelar más de lo necesario. Solo diré que el final podría ser una brillante interpretación de psicología alienígena... o un mal chiste copiado de otra película que no mencionaré. En lo personal, Annihilation me pareció una inteligente y novedosa especulación sobre un hipotético "primer contacto"; sin embargo entiendo perfectamente la porción de críticas negativas que ha recibido. No es una película fácil ni para todos los gustos... pero ese es el estilo de Alex Garland, lo cual me parece admirable. Como siempre he dicho, prefiero un fracaso revolucionario en vez un triunfo predecible. Solo así avanza la ciencia ficción. Y solo así mejorarán las "exclusivas" de Netflix.
Calificación: 8

IMDb

Monday, March 12, 2018

Mom and Dad



Síntomas: En un apacible suburbio norteamericano, los adultos empiezan a matar a sus hijos. Entonces los jóvenes Carly y Josh Ryan (Anne Winters y Zackary Arthur) se ven obligados a defenderse de sus padres Brent y Kendall (Nicolas Cage y Selma Blair).

Diagnóstico: Los directores Mark Neveldine y Brian Taylor ganaron fama con delirantes películas que redefinieron el género de acción, como Crank, su secuela Crank: High Voltage, y Ghost Rider: Spirit of Vengeance. Posteriormente, trabajando por separado, Neveldine incursionó en el cine de horror con The Vatican Tapes; y ahora su ex-socio Brian Taylor hace lo mismo con Mom and Dad. Ya sé que no se trata de una competencia... pero Taylor ganó.
Lo cual no significa que Mom and Dad sea perfecta; sin embargo cumple plenamente su misión de entretenernos y perturbarnos con su torcido argumento y exuberante narrativa, que no solo se apoya en la estilizada edición de sus obras anteriores, sino que juega con flashbacks, humor negro, y bizarras actuaciones que solo puedo describir como "profundamente realistas y grotescamente exageradas". Solo de esta manera pueden expresar el contraste entre el sincero amor paternal y el inexplicable deseo de asesinar a los hijos.
¿Qué actor podría capturar esa contradictoria situación? La respuesta es obvia: Nicolas Cage.
¿Qué más puedo decir? Las desorbitadas interpretaciones de Cage se han convertido en un chiste recurrente de su carrera reciente (en este caso "reciente" incluye los últimos veinte años); pero en Mom and Dad encontró el papel ideal para justificar sus desvaríos histriónicos, así como la extrema intensidad que frecuentemente se siente fuera de lugar en el contexto de sus películas.
En este caso fue la actitud correcta para interpretar a Brent, mientras que Salma Blair hace lo propio con el papel de Kendall, madre de familia tolerante y cariñosa... hasta que llega la infección, o hipnosis, o lo que sea que desata el trance homicida.
En vez de transformar a los adultos en simples zombies, Taylor les permite conservar su raciocinio y memoria, obligándolos a reflexionar sobre el perverso origen de su locura. Porque, como podemos imaginar, sus hijos no son criaturas inocentes e indefensas, sino "tweens" sobre-protegidos y adolescentes rebeldes que no guardan el menor respeto por sus padres (o cualquier figura de autoridad). En otras palabras... me pregunto si Mom and Dad empezó como una fantasía secreta de Brian Taylor que posteriormente se transformó en una irreverente película, muy divertida e inmensamente satisfactoria a pesar de su fúnebre premisa.
O tal vez fue simplemente un gran chiste de un subversivo director que quería burlarse de la corrección política y ofrecer un antídoto contra las perfectas relaciones familiares que vemos en los “sitcoms” televisivos. Una dura lección con la crudeza de Bad Moms, pero con más sangre y sierras eléctricas. Y con una banda sonora que combina estridente "techno" y canciones cursis de Erasure, Roxette y Dusty Springfield.
El gran problema que noté en Mom and Dad fue que, básicamente, le falta un tercer acto que unifique sus temas, y que conecte la violencia con el estudio de carácter que tanto se esmeró en mantener entre el caos y confusión suburbana. Afortunadamente es una falla tolerable, y tampoco hay tiempo para notarla porque Mom and Dad termina tan rápido como empezó. A fin de cuentas, no siempre podemos entender el origen de los problemas... pero de cualquier modo nos toca resolverlos. La gente con hijos conocerá mejor ese fenómeno.
Calificación: 8.5

IMDb

Sunday, March 11, 2018

La Maldición de la Casa Winchester (Winchester)



Síntomas: Cuando falleció su esposo, Sarah Winchester (Helen Mirren) heredó una inmensa fortuna y el control del célebre emporio de armas. Pero Sarah se sentía perseguida por los fantasmas de las personas asesinadas con rifles Winchester; y, para aplacarlos, ordenó la remodelación continua de su mansión californiana, construyendo día y noche durante veinte años hasta transformar la casa en un denso laberinto de incongruente diseño. Para el año 1906, los ejecutivos de la compañía Winchester están cansados de tanto despilfarro, y contratan al Dr. Eric Price (Jason Clarke) para evaluar el estado mental de Sarah, esperando un diagnóstico de incapacidad mental para arrebatarle el control de la empresa. Sin embargo el Dr. Price tiene ciertos problemas de adicción que le impedirán determinar si realmente hay fantasmas en la mansión, o si sufre alucinaciones provocadas por una tragedia personal.

Diagnóstico: La Mansión Winchester es una de las "casas embrujadas" más famosas del mundo, y ciertamente hay suficiente material en su historia para realizar una sólida película de terror. Desafortunadamente los Hermanos Spierig tomaron la ruta del menor esfuerzo, y terminaron desperdiciando el enorme potencial de esta leyenda moderna por culpa de un libreto pobremente planteado y repleto de clichés apenas conectados con la premisa principal. Más que mala, La Maldición de la Casa Winchester me pareció una experiencia desmoralizante, sobre todo por la evolución tan positiva que habían mostrado estos cineastas en años recientes (gracias a cintas como Daybreakers y Predestination). Y porque, desde luego, esperaba mucho más de una ficción inspirada por este fascinante caso real.
Francamente no entiendo por qué los Hermanos Spierig decidieron centrar la película no en Sarah Winchester, o siquiera en su sobrina Marion (interpretada por Sarah Snook), sino en el blando Dr. Price, quien intenta conciliar su perspectiva científica con el testimonio de sus sentidos, ya de por sí nublados por su adicción al "laudano" (una popular tintura de opio usada como tranquilizante y analgésico, que se vendía sin receta médica hasta bien entrado el siglo veinte). Naturalmente, el Dr. Price llega a la mansión arrastrando su propio melodrama personal, el cual incluye una esposa fallecida en circunstancias misteriosas, y considerables deudas monetarias acarreadas por su disipado estilo de vida. ¿Para qué hacía falta complicar tanto la historia, cuando un simple recuento de la vida de Sarah Winchester y su obsesión hubiera sido más interesante e históricamente fiel?
Por el lado positivo, Helen Mirren ofrece una creíble actuación como Sarah Winchestar, estricta y racional en todos los aspectos de su vida... excepto en su percepción de espíritus con "asuntos pendientes" que buscan vengarse de los fabricantes de las armas que los mataron. La mera presencia de Mirren en una película de terror es motivo de celebración (creo que es su debut en este género), lo cual hace doblemente incomprensible relegarla a un personaje secundario cuyas escenas, con una excepción, consisten en insípidos monólogos de escasa relevancia dramática. Jason Clarke hace lo que puede como el pusilánime doctor que necesita dinero para saldar sus deudas, aunque no ha perdido por completo su integridad profesional, lo cual le impide declarar automáticamente a favor de la mesa directiva.
Y, completando el elenco, tenemos a Sarah Snook como la sobrina de Sarah y madre del pequeño Henry (Finn Scicluna-O'Prey), quien se perfila como víctima principal (o quizás conducto) de los fantasmas. Al igual que los Hermanos Spierig, Sarah Snook también tiene experiencia en el horror independiente, y me dio gusto verla en una película de perfil más elevado; ojalá encuentre mejores proyectos para lucir su talento.
En cuanto a los aspectos de terror, La Maldición de la Casa Winchester se limita a utilizar previsibles sobresaltos (con estridentes acentos musicales), rostros desfigurados, y mediocres efectos digitales que, de paso, arruinan cualquier duda sobre el misterio de la casa. ¿Los fantasmas son reales, o manifestaciones de los sentimientos de culpa que sufre una solitaria anciana? Desde la primera escena conocemos la respuesta, así que ni siquiera podemos especular al mismo tiempo que el Dr. Price sobre la naturaleza de los fenómenos. Y mucho menos podemos esperar algún comentario sobre el debate contemporáneo sobre armas de fuego en los Estados Unidos. O sobre el sistemático genocidio cometido en aquel entonces contra las tribus indígenas de América... con rifles Winchester. Eso hubiera requerido más creatividad o ambición de la que mostraron los Hermanos Spierig en este proyecto, tal vez realizado "por contrato", y no porque tuvieran genuino interés en la historia.
En fin... hasta los mejores directores tienen tropiezos ocasionales, así que seguiré interesado en la carrera de estos cineastas; pero no puedo recomendar La Maldición de la Casa Winchester, excepto por la curiosidad de ver a Helen Mirren en una obra de terror. Ojalá no sea su última aparición en este género... aunque dudo que le haya quedado motivación para visitarlo de nuevo.
Calificación: 6 (más que nada por cinematografía y locaciones)

IMDb

Saturday, March 10, 2018

Tropa de Héroes (12 Strong)



Síntomas: Inmediatamente después de los ataques del 11 de Septiembre del 2001, el Capitán Mitch Nelson (Chris Hemsworth) comanda las primeras tropas norteamericanas enviadas a Afganistán para combatir al Talibán con ayuda de varias milicias locales.

Diagnóstico: Creo que Tropa de Héroes hubiera funcionado mejor hace quince años, para ilustrarnos sobre el lado justo y patriótico de la guerra en Afganistán, antes de que empezaran a producirse incontables películas anti-bélicas que criticaban a George W. Bush y sus cuestionables decisiones en el Medio Oriente. Sin embargo, los hechos reales se mantuvieron en secreto durante muchos años, lo cual retrasó esta eficiente dramatización (inspirada en el libro "Horse Soldiers", de Doug Stanton) que nos muestra por igual el lado humano del conflicto, las tácticas del combate en circunstancias inusuales (por ejemplo, cabalgando contra tanques enemigos), y la importancia diplomática de una misión que cambiaría el futuro del mundo (al menos eso pensaban en aquel entonces).
El libreto maneja muchos elementos al mismo tiempo, pero el director danés Nicolai Fuglsig (ex-reportero gráfico con experiencia en guerras reales) sabe distribuir el tiempo para explicarnos la premisa e introducir a los soldados (siempre y cuando sean rostros famosos), para luego sumergirnos en el choque de culturas e inesperados retos que enfrentó el Capitán Nelson y su Quinto Grupo de Fuerzas Especiales.
Antes de llegar a los balazos, Fuglsig describe de manera elocuente (y también manipuladora) la situación en Afganistán bajo control del Talibán. Independientemente de la motivación política de la guerra en el Medio Oriente (muchos han señalado el petróleo de la región), no cabe duda que sus habitantes sufrían bajo la opresión de un régimen extremista e inclemente, lo cual valida hasta cierto punto la intervención norteamericana para restaurar el orden. En otras palabras, Tropa de Héroes no intenta justificar la guerra completa... tan solo se enfoca en un lugar y momento específicos. Supongo que es justo apreciar el sacrificio de estos soldados sin contaminarlo con debates políticos que se sienten irrelevantes en el fragor del combate.
Lo cual nos lleva al mejor elemento de la película (en mi humilde opinión): la colaboración entre las Fuerzas Especiales norteamericanas y la Alianza del Norte, dirigida por el General Abdul Rashid Dostum (Navid Negahban). En otras circunstancias probablemente serían enemigos mortales, pero la necesidad de cooperar contra una amenaza más grande (el Talibán y Al-Qaeda) plantea fascinantes contrastes entre las ideologías de ambas facciones. Los norteamericanos, desde luego, tienen fe ciega en su entrenamiento y en el sofisticado armamento que los respalda. Pero Dostum ofrece algunas sabias lecciones sobre la diferencia entre un soldado y un guerrero, así como la causa que los impulsa a luchar. Es un aspecto relativamente menor de Tropa de Héroes, pero sirvió para separarla de otros thrillers militares con actitudes más simplistas hacia las complejidades de la guerra.
Y quien se esté durmiendo con tanta palabrería y explicaciones tendrá oportunidad de despertar en la segunda mitad de la película, repleta de batallas, explosiones, y actos heroicos por parte de ambos ejércitos. Gracias a la clasificación "R", Tropa de Héroes no escatima sangre ni destrucción, sobre todo cuando fallan las tácticas de bombardeo y los soldados deben pelear personalmente con todo el riesgo que ello implica.
Chris Hemsworth, Michael Shannon y Michael Peña hacen un buen trabajo en papeles trillados, pero funcionales. Mi única queja es que sus actuaciones, y la película entera, sufre de una cierta superficialidad que tiende a atenuar las emociones y el impacto del drama. O quizás ya vimos demasiadas películas de guerra, y nos estamos volviendo inmunes a clichés que ya existían desde las cintas de la Segunda Guerra Mundial con John Wayne. La guerra podrá evolucionar según la tecnología y los vaivenes de la política; pero nunca cambiará en el cine, donde los héroes trascienden doctrinas. Y los caballos mueren por causas que no comprenden.
Calificación: 7.5

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Friday, March 9, 2018

Deseo de Matar (Death Wish)



Síntomas: La esposa del Dr. Paul Kersey (Bruce Willis) muere durante un asalto, y su hija queda en estado de coma. Entonces, decepcionado por la falta de resultados en la investigación del crimen, Paul obtiene un arma ilegal y busca justicia por su cuenta. Pero sus hazañas se vuelven famosas, y la policía empieza a buscarlo.

Diagnóstico: La original Death Wish causó controversia en 1974 por su excesiva violencia (para aquel entonces) y ambigua moralidad, glamorizando un anti-héroe enfrascado en una perversa/satisfactoria misión de venganza. Sin embargo hoy, casi cincuenta años después, ya conocemos de memoria ese argumento, y parece que cada semana se estrena una nueva película sobre un "hombre común" (casi siempre Liam Neeson) tomando la ley en sus manos para vengar la muerte de algún ser querido, o rescatarlo de genéricos criminales unidimensionales. ¿Qué podría aportar entonces un remake de aquella icónica cinta setentera?
Respuesta: no mucho... y sin embargo, Deseo de Matar funciona lo suficiente para pasar un rato de hueco entretenimiento y delicioso "gore".
Esta es mi teoría: el director Eli Roth sabía que la trama de "vigilante urbano" ya está muy vista, y en vez de añadir un giro post-moderno para validar su existencia (por ejemplo, algún tipo de comentario político como en God Bless America; o reflexiones sobre la futilidad de la venganza como en Death Sentence), Roth prefirió regodearse en la incorrección política de la más simplista fantasía vengativa, donde es muy sencillo conseguir armas, aprender a usarlas como un experto (con "tutoriales" de YouTube, nada menos), e infiltrarse en las guaridas de los criminales para acribillarlos (o torturarlos creativamente)... todo ello, desde luego, sin consecuencia alguna (bueno, hasta cierto punto).
Al igual que cualquier cinta de terror libre de lógica, o cualquier comedia romántica donde la chica "fea" se queda con el galán, Deseo de Matar no está hecha para tomarse en serio. Por el contrario, su perspectiva del mundo es tan irreal que casi parecería una sátira de las "revenge movies", si tuviera una pizca de humor. Pero, al igual que su solemne protagonista, el libreto mantiene la seriedad hasta el final, sin traicionar sus oblicuas intenciones.
O al menos esa fue mi optimista interpretación del absurdo tono que adopta Deseo de Matar. También es posible que se trate simplemente de una mediocre película cuyo único fin es explotar los más bajos instintos humanos y atraer al público con el morbo de la sangre, la catarsis del escarmiento, y el cuestionable "star power" de un buen actor atrapado en un papel que no requiere cambiar de expresión.
Finalmente, para fans del "gore" (como yo), Eli Roth nos deleita con brutales asesinatos y abundante sangre derramada en aras de la justicia. Los sanguinolientos "squibs" que explotan con cada impacto de bala quizás no fueron tan "jugosos" como los de Planet Terror o Django Unchained, pero sin duda sobrepasan los de cualquier thriller criminal con aspiraciones de "realismo". Hace un momento mencioné Death Sentence (definitivamente una de las mejores historias de venganza en años recientes), pero en realidad Deseo de Matar me recordó cintas ochenteras como Invasion U.S.A. y Red Scorpion, las cuales derramaron litros de sangre con argumentos que no eran de terror, aunque igualmente explotaban la violencia como principal (a veces único) atributo.
Y, desde luego, debo mencionar la irresponsabilidad de una película que glorifica las armas y el vigilantismo en este momento de la historia, cuando los tiroteos semanales inspiran estridentes debates sobre la posesión de armas. Pero eso sería darle demasiada importancia a Deseo de Matar. Si alguien la toma como un manual práctico de defensa propia... bueno, será reflejo de graves problemas mentales, y no la culpa de esta ridícula película, diseñada como simple entretenimiento que, para bien o para mal, encontró su propia receta para crear controversia. Sospecho que Charles Bronson entendería lo que Eli Roth intentó hacer; aunque quizás criticaría la actuación de su sucesor.
Calificación: 7

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Wednesday, March 7, 2018

Hellraiser: Judgment



Síntomas: Tres detectives persiguen a un sanguinario asesino serial conocido como "El Preceptor", cuyos crímenes están inspirados por los Diez Mandamientos. Desafortunadamente para los detectives, otras entidades también están interesadas en encontrarlo.

Diagnóstico: En el 2011, la atroz película Hellraiser: Revelations prácticamente extinguió la franquicia por culpa de su terrible historia, pobre ejecución... y porque fue la primera que no utilizó a Doug Bradley en el icónico papel de "Pinhead" (aunque, para ser justos, la cinta no hubiera mejorado sustancialmente con su participación).
Y ahora, siete años después, Hellraiser: Judgment intenta revivir este universo con algunas buenas ideas, un director con larga experiencia en la saga... y un mediocre libreto que tarda demasiado en definir su objetivo. Por el lado positivo, Hellraiser: Judgment ofrece escenas sangrientas y momentos bastante grotescos, propiciados por un nuevo "cenobita" que funciona como catalizador del horror, permitiendo que Pinhead (ahora interpretado por Paul T. Taylor) permanezca en segundo plano como una figura siniestra y amenazadora, de modo que no extrañamos tanto a Doug Bradley. Además, debo confesar que el final me gustó bastante, gracias a su audaz replanteamiento de ciertos personajes que no me molestaría re-visitar en el futuro. Quizás ese final ofenderá a los más devotos fans de la saga, pero en lo personal me pareció un paso necesario para establecer una nueva dirección, en vez de reciclar las rutinas de antaño. El tiempo dirá si fue una buena decisión, o la muerte de la franquicia.
Regresando al punto, Hellraiser: Judgment utiliza un elenco con aceptable talento que de vez en cuando trasciende sus trillados roles. Damon Carney interpreta a Sean Carter, el típico policía alcohólico con problemas familiares ocasionados por su obsesión con el trabajo. Randy Wayne es David Carter, hermano de Sean y el "good cop" que balancea la neurosis de su compañero; y Alexandra Harris es Christine Egerton, detective recién asignada al caso para vigilar el errático comportamiento de Sean, lo cual desde luego irrita a los hermanos policías. Finalmente, merece mención el incongruente cameo de Heather Langenkamp, más conocida por A Nightmare on Elm Street; supongo que Ashley Laurence rechazó el papel, y se lo dieron a otra "scream queen" ochentera (lo cual, de paso, me hizo imaginar un "crossover" con Freddy Krueger y los Cenobitas... no estaría mal).
Hablando de los cenobitas, Hellraiser: Judgment introduce a "El Auditor" (Gary J. Tunnicliffe), una especie de burócrata infernal que evalúa los pecados cometidos por violentos criminales para determinar su posición en la jerarquía del Infierno. Sus "oficinas" están en la desvencijada casa de la calle Ludovico, conectando tangencialmente esta décima parte (¡) con la cinta original dirigida por Clive Barker en 1987. Tunnicliffe también escribió el libreto de Hellraiser: Judgment, dirigió la película, y diseñó los efectos de maquillaje... un auténtico "milusos" que ha trabajado en esta franquicia desde Hellraiser: Inferno (2000), y por fin ocupa la silla del director... con medianos resultados.
Como mencioné al principio, el problema es que las sub-tramas del Auditor y del Preceptor tardan mucho en conectarse; y cuando se revela el "twist" que las une, no añade mucho a la película... solo un poco de sangre adicional, y los tediosos monólogos de un villano sin mucha imaginación ni amenaza. Entonces llega el mencionado final que lo cambia todo... y, bueno, ya dije suficiente al respecto.
En resumen: la premisa de Hellraiser: Judgment me pareció buena, pero el director/escritor/actor/diseñador de maquillaje Gary J. Tunnicliffe tuvo problemas para conciliar sus divergentes narrativas, y aunque la película no fue tan mala como Hellraiser: Revelations, tampoco se acerca al elevado estándar de la clásica original. Aún así, Hellraiser: Judgment revivió mi entusiasmo por futuras secuelas donde se exploren las consecuencias de esta cinta. Claro que, en un mundo perfecto, preferiría que alguien invirtiera algunas decenas de millones de dólares para filmar The Scarlet Gospels, la alucinante novela de Clive Barker que representa la genuina continuación de Hellraiser. Pero, mientras eso ocurre (probablemente nunca), me conformaré con más secuelas improvisadas, siempre y cuando conserven este modesto nivel de audacia y creatividad. Y, a riesgo de enfurecer a los cenobitas... no me pareció mala la actuación de Paul T. Taylor como Pinhead. Disfrute su retiro, Sr. Bradley... el personaje está en buenas (no tan malas) manos.
Calificación: 7

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Tuesday, March 6, 2018

Una Mujer Fantástica



Síntomas: Cuando Orlando (Francisco Reyes) muere inesperadamente, su novia Marina (Daniela Vega), una mujer transexual, entra en conflicto con la familia del finado.

Diagnóstico: Por coincidencia vi Una Mujer Fantástica el mismo día que recibió el Óscar como Mejor Película Extranjera. Y aunque no acostumbro darle mucha importancia a los premios de ese tipo, me alegra que esta cinta chilena haya ganado el reconocimiento que se merece, no solo por sus valores intrínsecos, sino por retratar con tal crudeza y honestidad una situación que la sociedad (de cualquier país) debería reconocer, independientemente de sus prejuicios e ideología, porque trasciende cualquier opinión personal (en mi humilde opinión... personal).
Los problemas de Marina comienzan cuando Orlando, su novio mayor (y de posición social más acomodada) muere después de una noche de pasión; y, en vez de considerarla como una persona devastada por la muerte de su amante, todos ven a Marina con desconfianza y hasta repulsión. La policía la investiga como sospechosa en la muerte de Orlando; la familia del difunto no quieren que asista a su funeral (y mucho menos que se quede con su perro); y hasta su libertad corre peligro por las insinuaciones de abuso sexual que la gente intolerante asume automáticamente porque no pueden aceptar como "normal" la relación entre un hombre y una mujer transexual. Incluso las personas más "comprensivas", no pueden evitar insultar accidentalmente a Marina, o someterla a humillaciones adicionales por cuestionar sus intenciones.
Quizás para hacer menos amarga la narrativa, el director y co-escritor Sebastián Lelio (junto con Gonzalo Maza) baña la película con luces de colores, metáforas visuales (a veces un poco exageradas) y visiones fantásticas que representan el surrealista entorno de Marina, atrapada entre el recuerdo de una relación idílica, y el rechazo del mundo real. Aunque no estoy seguro por qué hay tantas escenas con Marina caminando por las calles de Santiago; supongo que son parte de las mencionadas metáforas visuales, pero de vez en cuando las sentí como relleno. O simplemente no comprendí su propósito.
Como sea, Daniela Vega interpreta a Marina con una mágica combinación de calidez y frialdad, tratando de lidiar internamente con la muerte de un ser querido, y al mismo tiempo proyectando una dureza externa como protección contra las agresiones que ha sufrido toda su vida. En un par de ocasiones el director añade caprichos creativos que interrumpen el flujo del drama (como el número musical), pero Vega mantiene el aplomo y el realismo en todo momento.
Una Mujer Fantástica (título cargado de significado después de ver la película) fue una experiencia simultáneamente inspiradora y exasperante, pero a fin de cuentas valiosa por su mensaje, y profunda por su análisis de una situación específica en su origen, pero absolutamente universal en sus consecuencias... algo que tal vez ocurre todos los días, aunque muchos se resistan a aceptarlo. Cuando alguien le dice a Marina: "No sé lo que eres", ella responde: "Soy lo mismo que tú". Eso es todo lo que necesitamos saber; pero todo lo demás también es digno de conocer.
Calificación: 8.5

IMDb

Monday, March 5, 2018

Operación Red Sparrow (Red Sparrow)



Síntomas: Después de sufrir un accidente que arruina su carrera de bailarina, Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) es reclutada por una agencia de espionaje rusa donde se somete a un rígido entrenamiento para ayudar a su país. Entonces, durante su primera misión, conoce a un agente norteamericano llamado Nate Nash (Joel Edgerton), quien la hará cuestionar su patriotismo.

Diagnóstico: Lo voy a decir desde el principio, porque estuve pensando en ello durante las dos horas y media de Operación Red Sparrow: el argumento de esta película es una copia desvergonzada de Black Widow, y probablemente arruinó la posibilidad de que algún día se produzca una película dedicada a ese personaje de Marvel.
Una joven inocente convertida en espía; la crueldad del entrenamiento; la deshumanización de agentes programados para explotar su sexualidad en el cumplimiento del deber... no solo hemos visto eso temas en los comics de Black Widow, sino también brevemente en Avengers: Age of Ultron, donde se plantaron las semillas de aquella hipotética película que ahora quizás nunca veremos. Y no solo porque Operación Red Sparrow se adelantó a contar la misma historia, sino porque es una cinta lenta y mediocre que probablemente fracasará en la taquilla, lo cual generará comentarios en Hollywood como: "La gente no quiere ver películas de espías con personajes femeninos"... porque ya sabemos que nunca es culpa de los productores, sino de "la gente" y sus impredecibles gustos.
Ya me desahogué. Perdón. Fin de la diatriba "fanboy".
Dejando atrás las comparaciones, podría decir que Operación Red Sparrow empieza con razonable agilidad, estableciendo eficientemente a los personajes y sus motivaciones; pero conforme avanza pierde el ritmo, se sumerge en un océano de clichés, e intenta impresionarnos con sexo y violencia. Lo cual no tiene nada de malo... excepto cuando no están muy bien implementados.
Como podemos imaginar, Operación Red Sparrow utiliza una trama sinuosa y complicada, con incontables encuentros secretos, conversaciones susurradas, y revelaciones que nos mantienen en "suspenso" sobre las auténticas intenciones de los espías (¡qué novedoso!) Y no estoy seguro si la actuación de Jennifer Lawrence fue buena o mala; por un lado, su inescrutable expresión es consistente con la de una agente experimentada, cumpliendo su deber sin traicionar sus sentimientos personales; por otro lado, a veces se siente apática y distante del drama que la rodea. Hace un momento mencioné la "deshumanización" de los agentes, pero creo que los Lawrences (Jennifer y Francis, el director) llevaron la premisa demasiado lejos, obstaculizando la conexión emocional entre el público y la protagonista. Y mejor ni hablemos de su ridículo acento ruso, que suena más como parodia de Yakov Smirnoff.
Pero, eso sí, el director no pierde oportunidad de mostrarnos las humillaciones que sufre Dominika durante su entrenamiento, casi siempre en ropa interior (o menos). Imagino que estas escenas pretenden enfatizar la fuerza interna de la ex-bailarina, engañosamente frágil, pero resistente a los insultos y vejaciones de los villanos masculinos, lo cual fortalece su carácter y la motiva a vengarse de maneras a veces sutiles, y a veces violentas. Sin embargo, bajo ese barniz pseudo-feminista, me pareció percibir cierta explotación y sexismo... como si se tratara de un "thriller erótico" de Cinemax, en vez de una cinta seria de espías. No sé... supongo que cada quien interpretará algo distinto.
Apoyando a Jennifer Lawrence encontramos un adecuado reparto secundario que incluye a Joel Edgerton, Jeremy Irons y Charlotte Rampling. Pero creo que mi favorita fue Mary-Louise Parker en el papel de la cínica Stephanie, quien prefiere dinero sobre patriotismo. Lástima que su participación fue muy corta, y a fin de cuentas intrascendente.
Finalmente, tenemos algunas brutales escenas de violencia durante el tercer acto de Operación Red Sparrow, y aunque no destacan por méritos propios, al menos nos distraen un poco de la monótona intriga y el "romance" libre de pasión.
Todo lo cual da como resultado una película bastante "meh", ofreciendo esporádico entretenimiento y buenas imágenes para compensar su cansado desarrollo y planos personajes. A decir verdad, Atomic Blonde lo hizo mucho mejor, con menos seriedad, y con auténtico respeto por su protagonista. Claro, también había un poco de explotación, pero al menos no intentaron venderlo como "girl power".
Calificación: 6.5

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Saturday, March 3, 2018

Roman J. Israel, Esq.



Síntomas: Roman J. Israel (Denzel Washington) es un abogado "de escritorio", especializado en redactar documentos legales mientras su socio se encarga de enfrentar a los jueces y fiscales de las cortes en Los Ángeles. Pero cuando el socio sufre un ataque cardíaco, Roman se ve obligado a cubrir los casos pendientes, y descubre que la justicia en el mundo real es muy distinta de la que aparece en sus libros de leyes.

Diagnóstico: Con esa premisa, parecería que el libreto se escribe solo: un abogado brillante pero socialmente inepto debe abandonar la seguridad de la oficina e internarse en el mundo real, donde su idealismo presentará nuevos retos y oportunidades para hacer justicia. Suena como un cliché, desde luego, pero un cliché satisfactorio. Sin embargo, eso hubiera sido demasiado simple para el escritor/director Dan Gilroy, quien prefirió complicar cada vez más la historia con disyuntivas éticas, revelaciones inesperadas, y un auténtico arcoíris de matices morales que ponen en tela de juicio (ja, ja) la virtud de los héroes y la malicia de los villanos.
Sí, Gilroy tomó el cliché y lo transformó en algo profundo y complejo. Desafortunadamente esa noble ambición no dio como resultado una mejor película.
Por el lado positivo, tenemos una excelente actuación de Denzel Washington, interpretando una especie de "geek legal" con fascinantes contrastes entre su aguda mente y su arcaico estilo personal. Roman J. Israel se educó en los años setentas, y una parte de su persona nunca abandonó esa década (y no me refiero al "afro"). Su idealismo suena sincero y conmovedor; sus conflictos con el moderno sistema legal (interesado en todo excepto justicia) despiertan nuestros deseos de verlo triunfar en nombre de los desvalidos; y su metodología "old school" nos invita a reflexionar sobre la deshumanización de víctimas y criminales que entran al aparato legal de los Estados Unidos (o cualquier otro país, para el caso).
Sin embargo, como dije antes, el director quiso llegar tan lejos que terminó descarrilando la película, transformándola en algo menor a la suma de sus partes.
Creo que podría atribuir todos los problemas de Roman J. Israel, Esq. al libreto escrito por el mismo Gilroy (por si no lo recuerdan, Dan Gilroy también escribió, e hizo su debut como director, en el extraordinario thriller Nightcrawler, una de las películas más subestimadas de este siglo, en mi humilde opinión). Comprendo su deseo de explorar muchos aspectos controversiales del sistema legal norteamericano, al mismo tiempo que desarrolla un personaje interesante cuyo punto de vista nos ayuda a entender las fallas que gradualmente contaminaron los procesos jurídicos diseñados (en teoría) para proteger los derechos de los ciudadanos en ambos lados de la ley. Sin embargo sentí que ambos enfoques se estorbaron mutuamente, y ninguno logró cumplir ni en el sentido narrativo, ni en el contexto del comentario social que obviamente inspiró al director.
Entonces, lo que pudo ser el mejor thriller legal del año, terminó siendo una película dividida entre su propósito y ejecución, con mucho que decir, pero sin saber cómo expresarlo. Al menos la interacción de Denzel Washington y Colin Farrell (como uno de esos cínicos abogados mercantilistas que Roman odia) crea sólida tensión y suficiente conflicto para mantener la cinta a flote. Pero pudo ser mucho más, si hubiera intentado hacer menos.
Calificación: 8

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