Sunday, May 12, 2019

Wine Country



Síntomas: Para celebrar los cincuenta años de Rebecca (Rachel Dratch), sus amigas rentan una casa en el Valle de Napa, y se disponen a pasar un fin de semana de vino y diversión. Pero la convivencia revelará secretos que podrían alterar la relación de estas inseparables mujeres.

Diagnóstico: Wine Country es una película mediocre, pero también es una divertida experiencia para los fans de Saturday Night Live (como yo) que disfrutaron en los noventas el trabajo de las escritoras y actrices que ahora participan en esta cinta, incluyendo a Amy Poehler (también como directora), Rachel Dratch, Ana Gasteyer, Maya Rudolph, Tina Fey, Paula Pell, Emily Spivey y Liz Cackowski (estas tres últimas trabajaron en SNL como escritoras, pero desde entonces han encontrado amplias oportunidades para pasar al otro lado de la cámara). Creo que no exagero al decir que el desempeño individual y colectivo de estas mujeres cambió el rostro de la comedia moderna, creando oportunidades para promover nuevas voces humorísticas, y para destruir (al menos parcialmente) los estereotipos de "esposa sufrida" y "secretaria" donde frecuentemente se veían relegadas.
Desde luego eso no disculpa el torpe y difuso libreto de Wine Country (co-escrito por Spivey y Cackowski) que da muchas vueltas sin encontrar un rumbo concreto durante la mayor parte de la película; ni la irregular dirección de Poehler, esforzándose por lucir a sus amigas en momentos graciosos o emotivos, pero sin considerar el flujo natural de la historia (¿cuál historia?)
Por suerte Wine Country no depende del libreto para hacernos reír; su principal función es crear excusas para capturar la chispeante interacción de estas actrices, alimentada por la genuina amistad que han cultivado en la vida real durante más de veinte años. Y Poehler, como directora, genera continuas oportunidades para que el reparto improvise diálogos hilarantes y espontáneos, de los cuales yo estimaría que solo funciona el cincuenta por ciento. Pero, en mi caso personal, ese porcentaje inspiró suficientes risas para recomendar esta película, con todas las atenuantes antes mencionadas (conviene señalar en este punto la naturaleza altamente subjetiva del humor, así que tomen esta "recomendación" con un grano de sal).
También debo aclarar que Wine Country no es simplemente una comedia de Will Ferrell con pronombres femeninos. Poehler, Spivey y Cackowski realmente trataron de explorar los retos y preocupaciones de las mujeres profesionales en la edad madura, lo cual significa que no todos los chistes son sobre sexo ni funciones corporales. Desde luego hay vulgaridad y flatulencia, pero eso no es todo lo que quiere expresar la película. Cada personaje llega a la reunión con su propio "equipaje emocional", incluyendo frustraciones laborales, inseguridad sobre el futuro, crisis médicas propias de la edad, y una sensación general de descontento con la vida que cada una enfrentará a su manera.
Sin embargo no es tan serio como suena; por realistas que sean los problemas, siempre van acompañados por algún chiste o rutina cómica que aleja la melancolía. Bueno, hasta la sub-trama romántica (entre Paula Pell y una mesera interpretada por Maya Erskine) toma un sorpresivo giro satírico en contra de los jóvenes "milenios"... probablemente mi secuencia favorita de la película. Y, sin embargo, no es una crítica maliciosa... simplemente honesta y bastante acertada sobre el abismo cultural que experimenta la gente de mi edad.
Al igual que ha ocurrido en otras cintas realizadas por comediantes (como Sisters o Don't Think Twice), el argumento de Wine Country sufre graves problemas de tono y estructura que podrían arruinar una película de cualquier otro género. Afortunadamente ya acepté que, en estos casos, lo importante es el coeficiente de risas por escena, la simpatía natural de los actores, y la conexión que sentimos con los personajes. Bajo esos criterios, Wine Country me pareció graciosa y bastante recomendable, sobre todo para adultos (hombres o mujeres) que comparten las mismas situaciones que las protagonistas (en lo personal me identifiqué con los dolores musculares y el estigma de los "placeres culpables"). Pero quienes prefieran humor más organizado y un mensaje más específico, mejor vean un par de episodios de Key & Peele, o Inside Amy Schumer. Porque, honestamente, Saturday Night Live ya no es lo mismo que antes.
Calificación: 8

IMDb

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