Saturday, October 31, 2015

La Cumbre Escarlata (Crimson Peak)



Síntomas: A principios del siglo pasado, la joven Edith Cushing (Mia Wasikowska) sueña con ser novelista, pero nadie la toma en serio por ser mujer... hasta que conoce al Barón Thomas Sharpe (Tom Hiddleston), de quien se empieza a enamorar a pesar de las advertencias de un misterioso fantasma.

Diagnóstico: La primera aparición del fantasma en La Cumbre Escarlata (sin contar el del prólogo) simboliza claramente las contradicciones que casi me arruinaron la película. La escena es así (no creo que sea spoiler, pues ocurre durante los primeros quince minutos): Edith está sola en la enorme casa de su padre, y escucha ruidos en la puerta de su habitación. Alguien está moviendo la manija... primero con cautela, y después con gran fuerza. Entonces se abre lentamente la puerta, mientras la manija sigue girando frenéticamente... pero no hay nadie. Y ahí es cuando aparece el fantasma de obvio origen digital, acompañado por estruendosa música para hacernos brincar. En otras palabras, tenemos la típica escena de la puerta que se abre sola, pero modificada para que entendamos, sin duda alguna, que definitiva y positivamente es la acción de un fantasma. Y, en caso de que no hayamos entendido, miren... ahí está el fantasma, en toda su gloriosa digitalidad.
Desde ahí me pareció obvio que el director Guillermo del Toro se inspiró en algunas clásicas cintas de terror gótico, como The Haunting y The Innocents (aunque hay referencias a incontables obras de más antigua y reciente manufactura, como Don't Look Now, Nosferatu, The Devil's Backbone y no sé cuántas más); pero por alguna razón decidió que el público contemporáneo no aceptaría ese estilo pausado y atmosférico; y entonces decidió añadir todos los clichés del horror moderno, empezando por sobresaltos baratos y exagerado "CGI".
Pero... ¡un momento! Desde el principio Edith nos aclara que La Cumbre Escarlata no es una historia de fantasmas, sino una historia con un fantasma. El problema es que dicha historia resulta poco interesante, mientras que el fantasma se vuelve prácticamente irrelevante conforme se apilan los giros sorpresivos, los paseos nocturnos por los pasillos de la mansión embrujada, y los sórdidos secretos familiares que afectarán para siempre a los protagonistas. Y en cuanto al romance... me duele decir esto, pero está más o menos al nivel de Twilight, con similar peso dramático y credibilidad emocional.
Sí, ya sé que es pecado "geek" criticar una película de Guillermo del Toro, pero siento que en esta ocasión no funcionó su fusión de sensibilidad tradicional con técnicas modernas.
Quizás el problema fue la ambición de realizar una drama romántico en el estilo gótico, donde los elementos sobrenaturales están tan separados de la historia principal. O tal vez el problema fue dedicar demasiado tiempo a las apariciones espectrales cuando, a fin de cuentas, no influyen mucho en la narrativa. Solo están ahí para sugerir la existencia de un misterio (al mismo tiempo obvio y demasiado revuelto), y para crear los obligatorios sobresaltos que justificarían el calificativo "de terror".
Por el lado positivo, las sólidas actuaciones de Mia Wasikowska y Tom Hiddleston minimizan la insípida química entre la pareja "romántica", y nos ayudan a saltar los agujeros lógicos y las inverosímiles inconsistencias de un libreto más interesado en forma que en fondo.
También merece aplauso el impresionante diseño de producción realizado por Thomas E. Sanders, a veces un tan exagerado que nos "saca" de la historia; pero aún así la película se ve muy bien, y cumple nuestras expectativas sobre la opulenta visión del director.
Entonces, La Cumbre Escarlata me pareció una irregular interpretación moderna de un estilo arcaico, lo cual funcionará mejor o peor según la preferencia del espectador. Como fan de las mencionadas cintas góticas (incluyendo las de Val Lewton), no me gustó la forzada adición de los clichés que están arruinando el horror contemporáneo. Pero quizás fue buena idea para enganchar al público joven, dándoles lo que esperan en una cinta de terror, al mismo tiempo que les muestran nuevos niveles de épica emoción y complejidad narrativa que rara vez encontramos en este género. Personalmente no me dejó satisfecho este experimento pero, como dije, tiene muchos elementos positivos que podrían cambiar la balanza para espectadores menos amargados que yo. Solo sugiero no esperar sutileza, sino sobrecarga sensorial. Los fantasmas no existen a menos que veamos cada hueso y músculo del cadáver que alguna vez animaron.
Calificación: 7.5

IMDb

Friday, October 30, 2015

Tierra de Nadie: Sicario (Sicario)



Síntomas: Después de un operativo en Arizona que terminó en tragedia, la agente del FBI Kate Macer (Emily Blunt) es invitada a participar en un escuadrón especial que trabajará en la frontera mexicana (y en el borde mismo de la ley) combatiendo la "guerra contra las drogas", donde la línea entre buenos y malos es prácticamente invisible.

Diagnóstico: El tráfico de drogas se ha convertido en el segundo antagonista preferido de Hollywood (el primero es el terrorismo, desde luego), lo cual ha general algunas películas muy buenas (Traffic, End of Watch) y otras menos afortunadas (The Last Stand, cualquiera con Steven Seagal).
Sicario obviamente pertenece a la primera categoría, balanceando interesantes observaciones sobre el tráfico de drogas (sus raíces culturales, consecuencias políticas e impacto económico) junto con tensas secuencias de acción y violencia, ejecutadas con crudo realismo bajo el austero estilo visual del director franco-canadiense Denis Villeneuve (confirmando su impresionante rango después de las aclamadas Incendies, Prisoners y Enemy). Sicario es una obra ambiciosa e importante, y merece todos los aplausos que ha recibido... aunque debo confesar que no me gustó tanto como esperaba.
La dirección de Villeneuve es fluida y contundente, pero sin llamar la atención a sí misma. La coreografía de las escenas mantiene una sobria economía que consigue el máximo impacto con mínima inversión de recursos; y, en combinación con el legendario director de fotografía Roger Deakins, Villeneuve transforma el desierto mexicano y ciudades fronterizas en paisajes al mismo tiempo inocentes y mortales por la cantidad de peligros (y esperanza) que ocultan. La banda sonora de Jóhann Jóhannsson descarta las piezas orquestales para introducir trémulos tonos y escalas electrónicas que crispan los nervios y nos contagian la constante ansiedad de los personajes, quienes nunca saben de donde vendrá la siguiente balacera o traición.
Las actuaciones son igualmente eficientes, con Emily Blunt representando las disyuntivas morales del conflicto, Josh Brolin como la típica arrogancia norteamericana del intervencionismo y la agresión, y Benicio del Toro como el crudo pragmatismo aprendido en las peores circunstancias posibles. El desempeño del trío es perfecto, y mantienen unida la película a pesar de sus ocasionales desaciertos narrativos.
Lo cual nos lleva a la razón por la que Sicario me decepcionó un poco: el libreto de Taylor Sheridan pretende abarcar muchos aspectos de la guerra contra las drogas, y su enorme ambición termina rompiendo el balance entre historia, acción y carácter. A pesar de ser la ostensible protagonista, Kate se siente demasiado pasiva, y parece que su función principal es ofenderse ante las burdas e ilegales tácticas de sus colegas, quienes pisotean la ley al mismo tiempo que obligan su cumplimiento. Y, después de todo lo que ha visto, Kate sigue al final indecisa entre conservar sus principios o aceptar los violentos métodos que apenas funcionan en un entorno tan salvaje. Tampoco me dejó muy satisfecho el final, cuando la narrativa cambia su enfoque al misterioso Alejandro (Benicio del Toro), y nos damos cuenta de que es un personaje más interesante, y quizás las película entera debió centrarse en él. Y un último ejemplo: el personaje de Silvio (Maximiliano Hernández) refleja la inevitable tragedia de la gente "buena" que debe volverse "mala" por simple supervivencia, y no porque sean criminales de profesión. Es una terrible situación que amerita examen, pero la película la usa como manipulación emocional que demerita un poco sus nobles intenciones.
Aún así aprecié la intensa experiencia de Sicario y, en el contexto de las películas sobre el tráfico de drogas, me gustó más que Blow y American Gangster, pero menos que Traffic. De hecho, Sicario podría considerarse una secuela extra-oficial de esta última, pues aunque son muy distintas, resultan bastante compatibles en tono y mensaje.
Sobra decir que Villeneuve no ofrece respuestas a sus cuestionamientos morales; probablemente ni siquiera existen. Pero sin duda nos invita a evaluar si "el fin justifica los medios", aunque ese "fin" no sea más que un inestable balance entre violencia y seguridad. Cuando las cosas están tan mal, la simple supervivencia se siente como triunfo. Quizás esa sea la lección para Kate, y para los que esperan soluciones mágicas a problemas imposibles.
Calificación: 8.5

IMDb

Wednesday, October 28, 2015

Dark Was the Night



Síntomas: En el pequeño pueblo de Maiden Woods empiezan a ocurrir cosas extrañas: primero se pierde un valioso caballo; después aparecen por toda la cuidad enormes huellas de alguna criatura desconocida; y algunos habitantes reportan mascotas extraviadas. El deprimido Alguacil Shields está atravesando un amargo divorcio, y piensa que los rumores de un monstruo son patrañas; pero cuando los incidentes se vuelven más frecuentes se ve obligado a investigar en los densos bosques que rodean la comunidad.

Diagnóstico: Tengo particular debilidad por las películas de terror conocidas como "creature features", donde alguna variedad de monstruo amenaza a los indefensos protagonistas en una remota locación (ya sean los pasillos de una nave espacial o el siniestro bosque con abundantes sombras). Últimamente hemos visto un saludable renacimiento de este subgénero, con cintas (de variable calidad) como Zombeavers, Harbinger Down y Stung; y ahora Dark Was the Night se une al movimiento con una innovadora perspectiva que astutamente prescinde de sangre y efectos especiales (al menos hasta el final) para centrarse en la ansiedad y el drama doméstico de los honestos personajes.
Esta sobria estrategia consigue que la cinta se sienta más "artística" y madura, pero podría decepcionar a los fans del terror tradicional que preferirían ver algún actor de dos metros de altura disfrazado de monstruo (zipper visible opcional) destazando víctimas que no escucharon las advertencias del héroe, o algo así. En teoría hay eventos como ese en Dark Was the Night, pero ocurren fuera de cámara, y a veces ni siquiera vemos el resultado de los ataques. En vez de eso, el director Jack Heller (veterano productor con extenso currículum de terror) prefiere explorar los problemas maritales del Alguacil Shields, el trágico pasado del Oficial Donny (hábilmente interpretado por Lukas Haas, veterano del género fantástico desde su niñez), y la contagiosa paranoia que se extiende entre los habitantes del pueblo, al principio rebeldes y recelosos, hasta que la crisis los obliga a ignorar sus diferencias personales para cooperar por la supervivencia de la comunidad.
Ah, y tampoco hay que olvidar el mensaje ecológico de Dark Was the Night, nada sutil pero efectivo, gracias a que maneja el tema del monstruo con consecuencia lógica de un fenómeno natural, en vez de apoyarse en superstición o factores sobrenaturales.
Quizás todas estas características sugieren que Dark Was the Night es una película de terror fría e insípida; afortunadamente resultó lo opuesto.
El drama familiar se vuelve un poco tedioso de vez en cuando, pero funciona bastante bien para humanizar al Alguacil y definir las prioridades que lo impulsan a actuar cuando la situación lo requiere (de hecho, el héroe me pareció a veces DEMASIADO escéptico, hasta el punto de la terquedad). Sin embargo lo mejor de Dark Was the Night fue el creciente suspenso que genera el director por medio de paciencia y la pausada revelación de nuevos detalles, invitándonos a especular al mismo tiempo que los personajes sobre la naturaleza y origen de la criatura... o lo que esté ocultándose en el bosque.
Para lograr esto, el libreto de Tyler Hisel toma prestados conceptos y situaciones de múltiples fuentes, desde folclore americano hasta criptozoología "seria", aludiendo eventos como "El Demonio de Devon", la leyenda del Wendigo y los (hipotéticos) patrones migratorios de Sasquatch, pero sin comprometerse con alguno como respuesta definitiva al misterio que cobija la película entera. Esta postura "naturalista" acentúa el realismo de Dark Was the Night y la ubica en un plano reflexivo y pseudo-científico... al menos hasta la revelación de la respuesta final.
En los aspectos técnicos Dark Was the Night desafía sus escasos recursos con excelente cinematografía nocturna (por algo incluye la palabra "dark" en el título), sólidas actuaciones del elenco entero, y perfecta atmósfera de aislamiento rural donde las emociones se intensifican y los rumores influyen más que la razón en el comportamiento de la gente. Habiendo dicho eso, el omnipresente filtro azul termina cansando un poco, aunque entiendo su utilidad para crear una paleta desaturada y casi monocromática que evoca el melancólico ánimo de Maiden Woods.
Entonces, Dark Was the Night me gustó en igual medida como drama rural y como "creature feature" cuyos familiares elementos estructurales (algunos los llamarían "predecibles") se ven balanceados por su sobria personalidad y metódico ritmo, cocinando las emociones a fuego lento para llevarnos a una conclusión tensa y catártica... aunque los dudosos efectos especiales empañan un satisfactorio final. En resumen, una buena demostración de que el terror no siempre proviene del monstruo mismo, sino de nuestras reacciones ante lo desconocido. Aunque tampoco podemos ignorar los enormes dientes... generalmente son buena indicación de que llegó el momento de correr.
Calificación: 8

IMDb

Tuesday, October 27, 2015

Mr. Holmes



Síntomas: Varias décadas después de sus célebres aventuras con el Dr. Watson, el anciano Sherlock Holmes (Ian McKellen) dejó atrás la investigación para dedicarse a la apicultura. Sin embargo ciertos eventos recientes lo inspiran a recordar su último caso, el cual involucró a una enigmática mujer que nunca ha podido olvidar.

Diagnóstico: Esperaba muy poco de la película Mr. Holmes porque francamente no me gustó la novela en la que está inspirada ("A Slight Trick of the Mind", de Mitch Cullin). Sin embargo, hace diecisiete años la combinación del director Bill Condon y el actor Ian McKellen nos dio la sobresaliente cinta Gods and Monsters, así que no pude resistir una nueva colaboración de este talentoso par.
El resultado fue... quizás mejor que el libro, pero aún así muy lejano de lo que yo esperaría de una película que pretende continuar las aventuras de uno de los personajes más famosos en la ficción moderna. Por suerte la actuación de McKellen salva la experiencia, añadiendo la gravedad dramática y peso emocional que el libreto jamás logra conjurar.
Mr. Holmes explora tres períodos en la vida del célebre detective: el último caso que investigó hace treinta años (sin la colaboración del Dr. Watson); el reciente viaje a Japón que realizó para buscar una exótica planta con poderes curativos; y el presente, cuando sufre los primeros efectos de la senilidad, y empieza a preocuparse por la integridad de su intelecto.
Mr. Holmes funciona mejor en este último período, donde interactúa con la Sra. Munro (Laura Linney) y su pequeño hijo Roger (Milo Parker). Ella se encarga de preparar los alimentos y mantener la casa, mientras que el niño inicia una tímida amistad con el anciano detective, ayudando ocasionalmente en el apiario y aprendiendo sobre el manejo de las abejas y la recolección de la miel. La historia es amena y quizás demasiado ligera (al menos hasta que una tragedia impacta la granja de Holmes), pero es donde mejor podemos disfrutar la actuación de Ian McKellen y la dirección de Condon, pasiva pero llena de detalles y sutiles emociones que nos acercan a los personajes.
Al mismo tiempo Holmes re-examina los detalles de "El Caso del Guante Gris" (ocurridos tres décadas atrás), en busca de absolución por un sentimiento de culpa que no ha sabido explicar, y que contribuyó a su decisión de retirarse. No es uno de los casos "reales" escritos por Arthur Conan Doyle, pero tiene sus clásicas características, incluyendo un final al mismo tiempo ingenioso y melancólico.
Por otro lado, la sub-trama ubicada en Japón se siente inconexa e innecesaria, sin dirección narrativa definida. Condon y su guionista tuvieron el acierto de reducir la importancia de esas escenas, además de implementar otros cambios sustanciales en las tres historias, con los cuales lograron que "peguen" mejor que en la novela. Desafortunadamente la arbitrariedad de los saltos cronológicos cansa un poco, y tiende a bloquear la catarsis emocional que el director probablemente buscaba. Sus ideas son válidas, pero tardan demasiado en unificarse y revelar su intención dramática.
De cualquier modo, como dije, hay mucho que admirar en Mr. Holmes, empezando por las actuaciones de Ian McKellan, Laura Linney, y el niño Milo Parker, quien constantemente descubre nuevas contradicciones entre el Sherlock Holmes "real", y la pintoresca versión popularizada por los cuentos del Dr. Watson. Por su parte, la música de Carter Burwell acompaña los altibajos del drama con su acostumbrada sutileza, mientras que la elegante cinematografía de Tobias A. Schliessler permite que las espectaculares paisajes campestres llenen la pantalla y complementen los sentimientos de los personajes (no estoy seguro, pero creo que Mr. Holmes se filmó en las mismas locaciones que The Lair of the White Worm).
En resumen, la cinta Mr. Holmes brilla en los breves momentos donde el ex-detective regresa a sus viejos trucos de observación y habilidad deductiva. Entonces podemos atisbar el potencial de una buena historia sobre un genio en el ocaso de su vida; sin embargo el novelista Mitch Cullin (cuya novela "Tideland" también fue adaptada a cine) y el director Bill Condon prefirieron tomar el camino del "estudio de carácter", relegando el flujo narrativo a un segundo plano. El resultado fue interesante, pero no muy satisfactorio. Para instancias de "Sherlock Holmes no-canónico", me quedaré siempre con la cinta They Might Be Giants... similar mensaje sobre la falibilidad de la leyenda, pero con superior ejecución.
Calificación: 7.5

IMDb

Monday, October 26, 2015

Tales of Halloween



Síntomas: Diez historias cortas sobre los macabros, violentos y bizarros eventos que ocurren durante la noche de Halloween en un típico pueblo norteamericano.

Diagnóstico: Las antologías de terror tienden a sentirse irregulares debido a los abruptos cambios de tono y calidad entre los relatos que las integran. Tales of Halloween no es la excepción, aunque los directores involucrados lograron mantener suficiente cohesión en la transición de un segmento a otro, lo cual ayuda bastante al flujo de la cinta. En ese aspecto la película me recordó Trick 'r Treat, otra antología ubicada en un pequeño pueblo durante una fatídica "noche de brujas". Desafortunadamente ahí terminan las similitudes, pues si bien Tales of Halloween cuenta con buenas ideas y un impresionante grupo de cineastas, resultó apenas entretenida y generalmente decepcionante.
Con diez historias en apenas noventa minutos (incluyendo los larguísimos créditos iniciales y finales) no hay oportunidad de caracterización o drama; a lo más que puede aspirar cada cortometraje es ofrecer alguna buena escena gore, o algún monstruo interesante, o al menos un final irónico para darle una perspectiva distinta al "terror"... el cual brilla por su ausencia en la colección entera.
A diferencia de otras antologías, Tales of Halloween no cuenta con una "historia envolvente" para enmarcar los relatos cortos; en vez de eso emplea elementos recurrentes, como la voz de una "DJ" radial (cameo vocal de Adrienne Barbeau), la película Night of the Living Dead en todas las televisiones del pueblo; y la casual aparición de los protagonistas de una historia como extras en otro cuento.
Estas son las historias:
"Sweet Tooth", de David Parker (The Hills Run Red): Dos adolescentes asustan a un niño con la leyenda urbana de un sanguinario fantasma que solo puede calmarse con dulces de Halloween. Premisa simple, rematada por un final adecuadamente sangriento.
"The Night Billy Raised Hell", de Darren Lynn Bousman (Saw): Un tímido niño inspira a su anciano vecino para "pedir Halloween", con resultados funestos. Probablemente el relato más subversivo de la película, con una buena actuación de Barry Bostwick y un final inesperado que diluye un poco su impacto.
"Trick", de Adam Gierasch (re-make de Night of the Demons): El "truco" de varios niños se torna violento. Fue una de las que más me gustaron, no solo por la sangre, sino por el ingenioso libreto que en muy corto tiempo logra envolvernos en un siniestro misterio gradualmente explicado... con lo cual se vuelve más horroroso.
"The Weak and the Wicked", de Paul Solet (Grace): Típico relato de "bullying" entre adolescentes, rescatado por un excelente monstruo y buenas actuaciones de Grace Phipps (como bully) y Keir Gilchrist (como víctima).
"Grim Grinning Ghost", de Axelle Carolyn (Soulmate): Una joven camina a su casa después de escuchar la leyenda del fantasma de Mary Bailey. Probablemente mi favorita por ser la única que genera suspenso con mínimos ingredientes. No hay muchas explicaciones y el final es demasiado abrupto; sin embargo cuenta con excelente atmósfera y un tenso tono de principio a fin que nunca se repite en el resto de la película. Me dejó instantáneamente interesado en el trabajo futuro de esta directora.
"Ding Dong", de Lucky McKee (All Cheerleaders Die): Un matrimonio sufre durante Halloween porque no tienen hijos. Otra de mis favoritas por el acertado humor negro del libreto, por su incisivo comentario pseudo-feminista (típico tema de este director), y por la creatividad visual para representar las contradictorias facetas de la esposa.
"This Means War", de John Skipp y Andrew Kasch (Clowntown): Guerra literal entre vecinos rivales por tener la mejor decoración de Halloween. Pero al mismo tiempo es un debate sobre el valor del horror gótico basado en insinuación y atmósfera, y el horror moderno sumido en sangre y violencia. Muy divertida en fondo y forma, y acompañada por una excelente banda sonora que incluye una sublime versión metálica de la pieza clásica Night on Bald Mountain.
"Friday the 31st", de Mike Méndez (Big Ass Spider!): Simpática parodia que nos lleva a los minutos finales de una cinta slasher, con un "twist" genuinamente inesperado. El humor no funciona del todo, pero la inmensa cantidad de "gore" se encarga de rescatar el relato.
"The Ransom of Rusty Rex", de Ryan Schifrin (Abominable): Dos criminales secuestran al hijo de un millonario, pero no será fácil cobrar el rescate. Un poco predecible pero con buenos efectos de maquillaje y un simpático cameo del legendario director John Landis. Por cierto, Lalo Schifrin (padre del Ryan Schifrin) compuso el tema principal de Tales of Halloween.
"Bad Seed", de Neil Marshall (The Descent): Lo mejor al final... si hubiéramos tenido suerte. Esta parodia policíaca sobre una tenaz detective persiguiendo a un criminal sobrenatural podría haber llegado más lejos, pero se queda corta en todos los sentidos, sobre todo en el humor que no combinó adecuadamente con los elementos "serios". Al menos los efectos son buenos, y el diseño del criminal fue bastante innovador. Me gustó su sonrisa.
A fin de cuentas Tales of Halloween me pareció un experimento interesante, realizado con las mejores intenciones y desbordante afecto por el cine de terror y por la celebración de Halloween en todas sus formas (¿mencioné los abundantes cameos de luminarias del género fantástico?). Sin embargo la experiencia me pareció definitivamente mediocre, con mucho talento detrás de las cámaras que no se reflejó en la pantalla. Tal vez los directores no tomaron muy en serio la película, o no quisieron gastar su mejor material en un proyecto tan modesto. Cualquiera que haya sido la razón, Tales of Halloween se gana una escueta recomendación como curiosidad de temporada gracias a los esporádicos aciertos que mantienen el interés del espectador durante su corta duración. Y en lo que respecta al renaciente sub-género de la antología, hay mejores cintas como The ABCs of Death (1 y 2), la serie V/H/S y la mencionada Trick 'r Treat. Aún así me gustaría ver una secuela de Tales of Halloween en uno o dos años, de preferencia con menos historias para darles tiempo de "respirar" y crear el horror que no alcanzaron en esta ocasión. Hasta el exceso de dulces termina indigestando, sobre todo si son de baja calidad. Y mucho cuidado con abrir la puerta a los niños asesinos.
Calificación: 7.12 (utilicé la fórmula Ʃvc/Ʃv para determinar el promedio ponderado, donde "c" son calificaciones individuales y "v" sus valores proporcionales)(¡Boo!)

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Sunday, October 25, 2015

Puente de Espías (Bridge of Spies)



Síntomas: A fines de los años cincuentas, el abogado neoyorquino James Donovan (Tom Hanks) es elegido para defender al espía soviético Rudolph Abel (Mark Rylance), recién capturado por el FBI; pero no será fácil, pues la nación entera está convencida de su culpabilidad. Entonces Donovan tendrá que emplear todo su ingenio para ejercer los derechos del acusado, y garantizar que Abel tenga un juicio justo y constitucional. Mientras tanto, sobre los cielos de Rusia, el piloto americano Francis Gary Powers (Austin Stowell) inicia una peligrosa misión a bordo del avión espía U-2...

Diagnóstico: En algunos momentos me decepcionó que Puente de Espías no haya profundizado más en el célebre caso del piloto Francis Gary Powers, quien se convirtió en una importante figura dentro de las conspiraciones de la Guerra Fría. Sin embargo la mágica visión de Steven Spielberg y las sobresalientes actuaciones del reparto me hicieron olvidar rápidamente esas paranoicas expectativas, y capturaron mi atención con un relato mucho más humano, cuyos múltiples niveles de significado revelan la inmensa ambición del director y del preciso libreto escrito por los Hermanos Cohen. Interesante combinación que funcionó mucho mejor de lo que hubiera imaginado.
Tom Hanks es excepcional como Jim Donovan, el clásico "hombre ordinario" de Spielberg que enfrenta situaciones extraordinarias. Y, como los grandes actores de carácter del cine clásico (su interpretación me hizo pensar en James Stewart, Gregory Peck y Henry Fonda), Hanks expresa sus principios y rectitud moral con el perfecto balance de sencillez y persistencia. Sus discursos resuenan en nuestra conciencia, sin ser aparatosos o grandilocuentes; y su tenacidad en la defensa de Abel nunca se manifiesta como la arrogancia del típico héroe patriótico, sino como el simple mandato de su conciencia.
Lo mismo podemos decir de Mark Rylance como el "traidor" Rudolph Abel (aunque Donovan explica claramente por qué no merece ese calificativo). En vez de ser el ostensible "antagonista" de Hanks, parece ser una versión del mismo personaje, pero en la orilla opuesta del caudal político que los arrastra a un destino compartido. Y lo mejor de todo es que Hanks y Rylance crean una conexión intensa y palpable a pesar de compartir relativamente pocas escenas; sin embargo sus respectivas presencias se sienten en cada cuadro de la película.
Creo que la publicidad de la película estableció adecuadamente el tono metódico y reservado de Puente de Espías, y nadie entrará al cine esperando una cinta de acción estilo James Bond o Mission: Impossible; pero aún así conviene reforzar esa advertencia señalando que la pausada historia se fundamenta en disputas ideológicas, tensión política y conversaciones, en vez de persecuciones, balazos o explosiones. Pero jamás se siente lenta o aburrida; por el contrario, la sensación de suspenso es muy real porque realmente nos interesa el destino de los personajes; y aunque se trata de eventos históricos, la impecable dirección de Spielberg los hace sentir frescos y llenos de energía bajo una superficie engañosamente pasiva.
Hablando de superficies, también merecen aplauso los decorados y el minucioso diseño de producción, transportándonos a los albores de la Guerra Fría con increíble detalle y atmósfera que trasciende las obligatorias referencias al período histórico para presentarnos un mundo viviente, atrapado entre el caos de la post-guerra y la promesa de un utópico futuro que parecía al alcance de la mano... si no fuera por esos pícaros comunistas empeñados en la destrucción del "sueño americano". La acción se desarrolla principalmente en Nueva York y Berlín, pero la sensación de drama es global, con eventos muy simples que tendrían repercusiones en el planeta entero, y persistirían hasta nuestros días.
Por el lado negativo (parece exageración usar esa palabra) Puente de Espías se toma algunas libertades históricas y hace un poco de trampa con las fechas para hacer la narrativa más fluida y natural; y también sentí un poco hueca las escenas familiares de Donovan, que parecen más un requisito "spielbergiano" que un componente integral del personaje. Pero, por lo demás, me atrevería decir que Puente de Espías es la mejor película de Steven Spielberg en casi veinte años (no estoy diciendo que las demás fueran malas) y una de mis favoritas en su longeva carrera (al menos mi favorita entre las que no incluyen extraterrestres, arqueólogos o dinosaurios). A fin de cuentas el valor de Puente de Espías radica en destilar una compleja maraña de intriga internacional en un relato personal sobre individuos definidos por su carácter, y no por su oficio. Abogados, políticos, espías... todos son humanos por debajo del papel que les tocó interpretar en la Historia (con "H" mayúscula), y Spielberg siempre sabe cómo encontrar esa humanidad por debajo de los hechos. Y Hanks es el vehículo perfecto para ejercer esa habilidad. Habiendo dicho eso, no me molestaría si Spielberg desarrollara un poquito de paranoia al estilo de Oliver Stone; nos urge tener un equivalente de JFK para el siglo veintiuno.
Calificación: 10

IMDb

Saturday, October 24, 2015

Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma (Paranormal Activity: The Ghost Dimension)



Síntomas: Ryan (Chris J. Murray), su esposa Emily (Brit Shaw) y su hermano Mike (Dan Gill) descubren una vieja cámara de video que graba cosas extrañas en su nueva casa... cosas que el ojo humano no puede percibir. Al principio les causa curiosidad, pero al poco tiempo se dan cuenta de que están conviviendo con una misteriosa entidad que está muy interesada en su pequeña hija Leila (Ivy George). Y ¿qué relación tendrá todo esto con los previos habitantes del inmueble?

Diagnóstico: El año pasado la película Paranormal Activity: The Marked Ones me pareció una oportuna conclusión de la exitosa saga, pues aunque no fue particularmente buena, encontró la manera de "cerrar el círculo", regresando con cierto ingenio a las raíces de la historia. Pero el dinero habla, y este año nos trae otra secuela que nulifica el final de la cinta anterior en su desesperada búsqueda de más material, más conexiones (ridículamente tenues) con el misterio original, y de otra familia acosada por la epónima "actividad paranormal".
Como siempre, Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma tarda demasiado en comenzar, aburriéndonos con media hora de introducción a los personajes, increíblemente blandos e intercambiables con todos los demás que han habitado estas películas (excepto la original). La única ventaja es que durante ese tedioso proceso se plantea una provocativa variación del "found footage": la cámara mágica con la habilidad de grabar a los fantasmas que hasta el momento nunca habíamos visto. Y ahí reside la principal y enorme diferencia entre esta nueva película y sus predecesoras, anunciando quizás la llegada de un estilo más visual, saturado de efectos especiales... y por lo tanto carente de la atmósfera natural e improvisada que distinguió la serie desde el año 2007.
Para ser justos, los efectos son bastante buenos (realizados por Industrial Light & Magic, nada menos), con el grado justo de ambigüedad para mantener un esbozo de suspenso acerca de su origen y naturaleza. El problema es que el director Gregory Plotkin y su pequeño ejército de guionistas no logran hacer algo interesante con ellos, y tienen que reducirse a los más predecibles sobresaltos acompañados con estridentes sonidos para crear una reacción en el espectador. A lo largo de los años encontré cada vez más aburridas aquellas largas tomas de la sala, el comedor o la cocina vacía, que nos obligaban a escudriñar cada pixel de la pantalla en busca de algún movimiento que revelara la presencia de un evento sobrenatural. Para bien o para mal la nueva estrategia prefiere mostrarnos de lleno los fantasmas (o éter, o protoplasma, o como quieran llamarlo) con la esperanza de que su errático comportamiento y amenazadores sonidos bastarán para asustarnos. Pero no me pareció una mejoría sustancial. Con o sin fantasmas (o demonios, o lo que sean), me encontré bostezando con alarmante frecuencia.
Habiendo dicho eso, escuché bastantes gritos y exclamaciones en el cine donde vi la película, lo cual me hace pensar que a veces los sobresaltos cumplen su función de simular "terror" (o al menos sorpresa). Quizás ya estoy demasiado "curtido" por estos trucos para sentir su efecto. Quizás Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma sea una película más efectiva de lo que yo pensé. Pero en vista de su confusa mitología, plana atmósfera e insípido drama (¡Oh, no! ¡La niña está en peligro! ¿Quién lo hubiera imaginado?) me cuesta trabajo recomendarla. Por otro lado, si quieren ver competentes efectos digitales perfectamente integrados al concepto del "found footage", supongo que sería válido recomendarla por méritos técnicos, sin tomar en cuenta su arbitraria conexión con la previa continuidad, o su ambigua y decepcionante conclusión. Mala señal cuando ver a los fantasmas no ayuda a mejorar una película de terror.
Calificación: 6

IMDb

Wednesday, October 21, 2015

Final Girl



Síntomas: Cuatro jóvenes psicópatas se divierten de vez en cuando con una perversa cacería donde la "presa" es una mujer indefensa que persiguen por el bosque. Lo que no saben es que Verónica (Abigail Breslin), su más reciente víctima, no es tan indefensa como ellos piensan, y está bien preparada para sobrevivir exactamente esta situación.

Diagnóstico: El título Final Girl sugiere una conexión con el cine slasher de los ochentas (como hizo la reciente parodia The Final Girls), pero en realidad se trata de otra visita al concepto de la "cacería humana", que tantas variaciones ha inspirado en literatura y cine desde que se popularizó con el cuento corto "The Most Dangerous Game", escrito por Richard Connell en 1924. Afortunadamente no es un "spoiler" revelar esto, pues desde el principio de Final Girl presenciamos el entrenamiento de Verónica, la epónima "chica final", cuyo enigmático mentor William (Wes Bentley) tiene el propósito específico de eliminar a la "jauría" de depredadores humanos que ya mataron a una docena de jóvenes mujeres durante su enfermizo juego.
A decir verdad me pareció extraño que el director Tyler Shields (más conocido como fotógrafo de celebridades) nos revele todo esto desde el principio, pues elimina intencionalmente el potencial del suspenso que pudo generar la historia. No es un gran ejemplo para comparación, pero la reciente cinta Beyond the Reach (con Michael Douglas) adoptó una más tradicional estructura de "el cazador se convierte en la presa"; tal vez por eso Shields decidió tomar un camino distinto, descubriendo temprano los "secretos" para enfocarse en el combate psicológico entre Verónica y sus atacantes.
Y ahí es donde Final Girl decepcionará a los espectadores que esperaban un típico relato de sangre y venganza, al estilo de Kill Bill o I Spit on Your Grave. Sin duda incluye un poco de violencia, pero Final Girl se preocupa más por exteriorizar la psicología de sus personajes, desde los psicópatas "cazadores" hasta la engañosamente frágil Verónica y su misterioso mentor. El establecimiento del carácter y dinámica que rige el comportamiento de todos estos personajes ocupa la mayor parte de la película, relegando la "acción" (escasa pero satisfactoria) a la media hora final... y aún eso está lleno de flashbacks introspectivos donde vemos (o intuimos, pues no son muy claros) los orígenes de los traumas y perturbaciones mentales que condujeron a esta situación.
Inicialmente fui uno de esos espectadores decepcionados por esta curiosa decisión creativa... pero una vez que acepté la intención del director terminé disfrutando el tono pseudo-filosófico de Final Girl, así como el elegante y surrealista estilo visual que complementa su pesadillesca atmósfera. La cinematografía mantiene un atractivo (y precario) balance entre realidad y fantasía, sobre todo cuando llegamos al bosque ingeniosamente iluminado para generar máximo contraste y artísticas siluetas.
Desde luego merece mención el excelente desempeño de los actores, en particular Abigail Breslin y Wes Bentley, cuya ambivalente relación de maestro-alumna (o quizás sensei/insei) no siempre oculta sus emociones como hombre y mujer. Su química es perfecta, y me gustaría ver secuelas con el mismo equipo de "vengadores" enfrentando diversos criminales y peligros.
Por el lado de los psicópatas tenemos a Alexander Ludwig como Jameson, el líder por default y el enemigo más peligroso no solo por su aptitud física, sino por mantener su ecuanimidad en momentos de conflicto. Por cierto, para aumentar la confusión: Ludwig también aparece en The Final Girls en el papel de Chris, el pretendiente de Max. ¿Dónde terminará la locura?
Entonces, Final Girl no es una película de terror en el estilo que sugiere su nombre, sino un thriller psicológico (con énfasis en "psicológico") cuyo extraña textura requiere paciencia y tolerancia por parte del espectador. Pero quien aprecie personajes detallados y psico-dramas bien construidos probablemente disfrutará este breve paseo por caminos torcidos y parajes pintorescos... no solo en el bosque, sino en la mente de los protagonistas.
Calificación: 7

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Tuesday, October 20, 2015

The Final Girls



Síntomas: La joven Max Cartwright (Taissa Farmiga) es invitada a una función especial de la película de terror Camp Bloodbath en el aniversario de la muerte de su madre, la actriz Amanda Cartwright (Malin Akerman), quien estelarizó aquella película en los ochentas. Max asiste con varios amigos, pero durante la función se declara un incendio en la sala, y los jóvenes son inexplicablemente transportados a los eventos de la película, donde deberán usar sus conocimientos sobre el cine slasher para sobrevivir hasta el final de la historia.

Diagnóstico: Antes que nada, algunas aclaraciones: no hay que confundir The Final Girls con el thriller Final Girl, estrenado este mismo año. Y ninguna de las dos está basada en el popular comic "Final Girl" del artista David Hutchinson (publicado por Antarctic Press), ni en la novela "The Last Final Girl", de Stephen Graham Jones.
The Final Girls es una creación original que, como puede suponerse, rinde tributo al arquetipo de la "chica final"... la obligatoria mujer sobreviviente en las películas de terror ochenteras (generalmente en su variedad "slasher") que resuelve el misterio del asesino enmascarado y logra eliminarlo... al menos hasta la inevitable secuela. La protagonista es Max, quien no ha superado el fallecimiento de su madre Amanda, pues no solo era su hija sino su mejor amiga. Entonces, cuando una mágica pantalla de cine (o algo así) la lleva al interior de la película Camp Bloodbath (el más reconocido trabajo de Amanda), Max no solo debe sobrevivir al genérico asesino enmascarado, sino que recibe la inesperada oportunidad de interactuar de nuevo con su madre... o al menos con el personaje que interpretó en aquella cinta. Esa relación se convierte en el eje emocional de The Final Girls, elevándola un par de niveles por encima de cualquier otro "homenaje" al cine ochentero (como The Sleeper o Return to Sleepaway Camp), al mismo tiempo que captura la imaginación del espectador (al menos en mi caso) e impide que nos fijemos demasiado en los bizarros caprichos y arbitrarias reglas de este meta-universo cinemático, vagamente similar al de otras "de-construcciones" del horror moderno, como la original Scream, Wes Craven's New Nightmare, y desde luego The Cabin in the Woods. Esta combinación de visión, carácter y reflexión alimenta a los engañosamente frívolos personajes, creando interesantes comentarios sobre el cine de terror, la comedia juvenil y hasta el drama familiar. Y qué bueno que haya sido así, pues hace falta inusual ambición y creatividad para compensar los profundos problemas de la cinta.
Para empezar, tenemos muchas incongruencias narrativas que el director Todd Strauss-Schulson espera que no cuestionemos, pues de otro modo se desmoronaría la historia desde sus cimientos mismos. Como dije antes, las "reglas" del mundo imaginario cambian sin previo aviso, adaptándose a las ocurrencias del guionista, en vez de establecer bases firmes y seguirlas hasta su consecuencia lógica. Desde el inexplicable traslado al "interior" de Camp Bloodbath, hasta el manejo de las muertes "reales" e "imaginarias", rara vez encontramos explicaciones satisfactorias. Claro, cuando la narrativa realmente nos atrapa no necesitamos entender cada detalle metafísico del relato; pero cuando las incongruencias se acumulan demasiado es imposible ignorarlas, pues afectan negativamente la inmersión del espectador y empañan los aspectos positivos de la cinta.
Para bien o para mal todo eso pierde importancia frente al principal problema que tuve con The Final Girls: la clasificación PG-13. No puedo creer que una sátira tan acertada del cine slasher se atreva a omitir intencionalmente el "gore" y sangrientas muertes que representan básicamente la esencia del sub-género. Es como si una biografía sobre Mozart se rehusara a utilizar música; o un documental sobre Keanu Reeves tuviera prohibido usar la palabra "whoa".
Siempre he dicho que los efectos no hacen la película, pero en este caso hubieran incrementado sustancialmente la magnitud y trascendencia del homenaje, complementando los clichés del horror ochentero con los excesos que lo hicieron famoso... tan famoso que hasta la fecha siguen realizándose parodias y homenajes. Homenajes como The Final Girls. Sería gracioso si no fuera tan trágico.
En fin... Dejando a un lado las inconsistencias del libreto y la falta de sangre, The Final Girls cuenta con un brillante reparto que saca el máximo provecho de sus (intencionalmente) prefabricados personajes. Tessa Farmiga es perfecta en los momentos dramáticos que comparte con su madre, y también en las escenas de acción cuando debe adoptar el rol de "chica final". Alia Shawkat y Nina Dobrev añaden risas y drama adolescente como amigas de Max con muy distintas personalidades; y Thomas Middleditch es totalmente creíble como geek que conoce todas las reglas del cine slasher (algo así como Jamie Kennedy en Scream, pero sin inspirar ganas de ahorcarlo). Malin Akerman y Adam DeVine se divierten como parte del elenco ochentero, aunque a veces se sienten más cercanos a Wet Hot American Summer que a Friday the 13th; pero, bueno... supongo que es difícil capturar el tono exacto del período sin permitirse un poco de exageración cómica.
En resumen, hay aspectos de The Final Girls que me gustaron mucho, lo cual hizo más notoria la ausencia casi total de sangre y las mencionadas inconsistencias que casi arruinan una ingeniosa idea con enorme potencial. De cualquier modo puedo recomendarla, pero me entristece ver desperdiciada una oportunidad tan buena para crear la sátira definitiva del cine slasher. Afortunadamente el final deja la puerta abierta para una secuela... y en el cine slasher las secuelas eran a veces mejores que la original, con más suspenso, más víctimas... y más sangre. Ojalá no repitan el mismo error; de otro modo el sacrificio de las víctimas de Jason Voorhees, Michael Meyers y Freddie Krueger habrá sido en vano.
Calificación: 8

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Monday, October 19, 2015

Open Windows: Persecución Virtual (Open Windows)



Síntomas: Nick Chambers (Elijah Wood) es un gran admirador de la actriz Jill Goddard (Sasha Grey), y recientemente ganó un concurso para cenar con ella. Sin embargo un misterioso hacker llamado "Chord" (Neil Maskell) aprovecha la situación para infiltrarse en la computadora de Nick, y lo obliga a involucrarse en una conspiración de incierto propósito.

Diagnóstico: Open Windows es el tercer "desktop thriller" que he visto este año (los otros dos fueron The Den y Unfriended). Pero, para ser justos, fue el primero en producirse (en el año 2013). Desafortunadamente también resultó ser el peor de los tres.
Aún así tiene elementos interesantes; la premisa es bastante creativa y ambiciosa, abarcando múltiples locaciones e impulsando el concepto de "todo ocurre en la pantalla de una laptop" hasta sus límites más extremos. Sin embargo, para hacer todo esto posible, el libreto (escrito por el director Nacho Vigalondo) tiene que sacrificar toda lógica y realismo, reduciendo la cinta entera a una forzada y absolutamente inverosímil secuencia de eventos que podrían detenerse en cualquier momento si el protagonista tuviera un ápice de sentido común.
Y el otro gran problema es que el argumento se apoya demasiado en el cliché del hacker omnipresente y omnipotente que puede controlar todo, predecir todo, e invadir cualquier sistema en cuestión de segundos, por no mencionar su milagroso hardware con capacidades imposibles que funciona perfectamente todo el tiempo, excepto cuando se necesita una arbitraria limitación para crear suspenso o resolver una situación que hubiera sido demasiado complicada en circunstancias normales.
Y me temo que las actuaciones tampoco contribuyen positivamente a la experiencia. Elijah Wood interpreta a Nick como un pusilánime títere del enigmático villano, dejando pasar una tras otra oportunidad de terminar el acoso de su perseguidor (supongo que al final se explica parcialmente esto, pero la explicación resulta peor que el problema mismo). De cualquier modo no se siente mucha convicción ni energía en su desempeño; supongo que Wood necesitaba el trabajo, y no logró comprometerse lo suficiente con el material (por cierto, esta es la segunda película española en la que el actor interpreta a un individuo inocente bajo el control involuntario de un genio criminal; la primera fue Grand Piano, y sobra decir que me gustó mucho más).
En el papel de la famosa actriz Jill Goddard tenemos a una acartonada Sasha Grey, cuya carrera "seria" sigue experimentando severos altibajos. Su trabajo me gustó bastante en Smash Cut y The Scribbler, pero tiene dificultades cuando debe expresar emociones más complejas, como en Would You Rather. Y ahora en Open Windows parece que la contrataron simplemente por su disponibilidad para hacer desnudos, y no porque realmente encaje en el personaje.
Encuentro frustrantes las películas que requieren la estupidez del "héroe" para impulsar la narrativa. Y es aún más insultante cuando el director espera que esa estupidez se contagiará al espectador. Por eso intenta marearnos con hueca ciber-palabrería, "twists" absurdos y revelaciones cada vez más confusas, hasta degenerar en un caótico desenlace sin pies ni cabeza, que para colmo se extiende más de la cuenta. O al menos así me pareció, porque ya había perdido interés desde la mitad de la película. Entonces, usando mi teléfono, logré hackear los servidores del cine para que proyectaran la cinta Hackers, mucho más realista y creíble... al menos si la comparamos con Open Windows. Bueno, al menos esa fue la fantasía que tuve mientras soñaba despierto durante ese bendito final.
Por el lado positivo, espero que el incipiente sub-género del "desktop thriller" se extinguirá rápidamente, antes de que lleguemos al punto de ver películas de dos horas sobre el guionista escribiendo el libreto. Aunque, pensándolo bien, eso podría funcionar como comedia accidental si el escritor tiene activado el auto-correct.
Califa micción: 4

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Saturday, October 17, 2015

En la Cuerda Floja (The Walk)



Síntomas: A mediados de los años setentas, el equilibrista francés Philippe Petit se obsesiona con las recién construidas Torres Gemelas de Nueva York, y decide realizar una caminata sobre un cable tendido entre ambos edificios. Entonces, con el apoyo de su novia Annie y de algunos cómplices tan audaces como él, viajan a Nueva York para realizar su sueño.

Diagnóstico: Mis expectativas por la cinta En la Cuerda Floja eran bastante bajas por tres razones. Primera: En general me gustan menos las películas "basadas en hechos reales" cuando ya vi algún documental sobre dichos eventos; en este caso fue el excelente documental Man on Wire, del año 2008. Segunda: Decidí ver la versión tridimensional de En la Cuerda Floja, lo cual casi nunca hago porque me desagrada la disminución de luminosidad y nitidez que acompaña el uso de los lentes polarizados; además, rara vez he sentido que el "efecto 3D" mejore una película. Y, tercera: En la Cuerda Floja fue dirigida por Robert Zemeckis, quien no ha producido una película realmente buena en lo que va de este siglo (sí, Flight no estuvo mal, pero solo si la comparamos con el terrible "período animado" del director).
Bueno, pues me complace decir que mis expectativas fueron totalmente erróneas en todos los casos. Para empezar, la experiencia en 3D fue casi perfecta y totalmente justificada para acentuar el vértigo de las grandes alturas (al parecer algunas personas lo han sufrido hasta el punto de tener que salirse del cine), y sin duda mejoró la experiencia... a pesar de los mencionados problemas de los lentes polarizados.
Pero eso es tan solo un adorno. Lo más importante es que la dramatización de los "hechos reales" escrita por Christopher Browne (basado en el libro "To Reach the Clouds", de Philippe Petit) no busca el frío realismo de una escueta narración de los hechos, sino que añade abundante personalidad e imaginación a la ya de por sí increíble hazaña de Petit, logrando una suerte de "heist movie" rebosante de humor, energía e inspiración. Por su parte, Robert Zemeckis parece haber encontrado un sano equilibrio (ja, ja) entre su obsesión con las producciones cien por ciento digitales y los requerimientos de una buena historia filmada en el estilo tradicional. Bueno, no muy tradicional... por razones obvias En la Cuerda Floja está repleta de efectos visuales (del relativamente joven estudio Atomic Fiction), y sospecho que el cien por ciento de las escenas incluye algún tipo de "green screen". Algunos de estos efectos son invisibles y otros intencionalmente obvios, resultando en una floritura visual de proporciones casi burtonianas (no sé si eso constituye un halago o un insulto); pero creo que este excéntrico estilo le sienta bien a un relato tan extraordinario que quizás parecería menos "real" si no estuviera contado con tanta creatividad.
La dirección de Zemeckis es fluida y vigorosa, encontrando siempre el ángulo de cámara o elegante composición para aumentar cada escena. Sin embargo no siempre tragué las intervenciones del redundante narrador que expresa lo obvio y describe lo que ya estamos viendo; pero de vez en cuando la omnipresente voz de "Petit" añade detalles reflexivos y semi-filosóficos que enriquecen considerablemente la narrativa, y validan la presencia de un instrumento dramático tan artificial y distractor.
Hablando de lo cual, Joseph Gordon-Levitt entrega otra de sus excepcionales actuaciones, transmitiendo sin dificultad alguna la locura y determinación de Philippe Petit, así como su motivación para emprender una misión tan descabellada... pero sin parecer un maniático desconectado de la realidad. Lo mejor que puedo decir es que Gordon-Levitt nos convence de que Petit es un artista; ahí comienza y termina todo lo que necesitamos saber del personaje.
El elenco secundario está integrado por actores franceses desconocidos (por mi) que se integran orgánicamente a la trama sin necesidad de excesivo desarrollo; en otras palabras, cuesta trabajo diferenciarlos, pero todos cumplen una función importante en el melodrama. El único "famoso" (además de Gordon-Levitt) es el gran Ben Kingsley como "Papa" Rudy, el mentor de Philippe que no solo le enseña los aspectos mecánicos del equilibrismo, sino que revela los más importantes secretos mentales sobre el arte de caminar en la cuerda floja. Es una actuación corta pero absolutamente trascendental para el espíritu de la película. Y, por el lado femenino, también destaca la actriz Charlotte Le Bon en el papel de Annie, no solo por parecer una joven (y aún más adorable) versión de Winona Ryder, sino por la madurez que expresa con la mirada; sospecho que pronto será capturada por Hollywood, como ocurrió con Alicia Vikander o Marion Cotillard.
En cuanto al "gran golpe" de Petit... sería imperdonable revelar más de la cuenta. Desde luego son hechos históricos, y bastarían quince minutos en Wikipedia para conocer todos los "spoilers" posibles, pero recomiendo no hacerlo. La aventura de Philippe Petit es extraordinaria en todos los sentidos, y Zemeckis aplica su magia cinematográfica para hacer justicia a la "realidad", al mismo tiempo que añade niveles de significado genuinamente conmovedores, desde su sincero homenaje a las Torres Gemelas, hasta su idílica visión de Nueva York en los años setentas, una ciudad casi ingenua en aquella época previa al terrorismo moderno.
Desde luego hay algunos ocasionales tropiezos En la Cuerda Floja (ja, ja); el principio es un poco difuso, y me costó trabajo tomar en serio el acento francés de Joseph Gordon-Levitt... por no mencionar la afectación de mostrarlo en la Estatua de la Libertad mientras narra la película entera. Pero aún con esas reservas salí del cine con una sonrisa, y puedo recomendar En la Cuerda Floja no solo como testimonio de un indescriptible triunfo del espíritu humano, sino como una fascinante película que (por primera vez) me gustó más que su versión documental. Después de todo, hay amplio lugar para la "realidad" en el cine, pero no debe convertirse en un obstáculo para el complejo proceso artístico de un francés loco, o un cineasta americano obsesionado con la tecnología. Esa es la cuerda floja que transita Zemeckis, y me da gusto que en esta ocasión no se haya caído.
Calificación: 9

IMDb

Friday, October 16, 2015

Esta Chica es un Desastre (Trainwreck)



Síntomas: La joven Amy Townsend (Amy Schumer) atravesó de niña el amargo divorcio de sus padres. Y ahora, en su edad adulta, es incapaz de mantener una relación seria, pues prefiere amoríos casuales con fulanos que ni siquiera le caen bien. Pero cuando conoce al cálido Dr. Aaron Conners (Bill Hader), Amy empieza a enamorarse de verdad... y desde luego procede a sabotear la relación. ¿Lograra Amy madurar a tiempo, o dejará que la inseguridad y el miedo al rechazo sigan controlando su vida?

Diagnóstico: Cometí el error de entrar al cine pensando que Esta Chica es un Desastre sería como un episodio de dos horas de la exitosa serie televisiva Inside Amy Schumer, con el mismo incisivo (a veces vulgar) sentido del humor, y la inagotable energía de su epónima estrella; pero se trata de una película de Judd Apatow (no sólo producida, sino dirigida por él), así que Esta Chica es un Desastre resultó más cercana al monótono melodrama doméstico de This Is 40 y la neurosis "milenial" de Funny People, en las cuales Apatow demostró su evolución como "director serio", y por lo tanto menos gracioso que cuando intentaba hacernos reír sin tantas pretensiones filosóficas.
A pesar de esa decepción Esta Chica es un Desastre me pareció interesante y entretenida, con frecuentes sonrisas inspiradas por la efervescente personalidad de Schumer y por la acertada selección de un brillante elenco secundario que hace más amena la película, incluso cuando sus acertadas intervenciones no tienen mucho que ver con la trama principal.
Además, me dio gusto encontrar una "comedia romántica" que desafía las convenciones del género, no sólo invirtiendo los estereotipos de roles masculinos y femeninos, sino apropiándose de los clichés para alterarlos a su gusto y darles auténtico valor narrativo (desde el trillado concepto de "reportera en apuros" hasta el obligatorio "gran gesto" final que lo resuelve todo).
Las actuaciones me parecieron buenas, trascendiendo la comedia y el conflicto para revelar el lado humano de los protagonistas. No todos los chistes funcionan, y el supuesto "drama" se siente artificial y predecible; pero nunca tuve dudas sobre el carácter de Amy y la paralizante disfunción emocional que le impide cultivar una relación romántica "normal". Su actuación es honesta y audaz, lo cual es extremadamente raro en la comedia romántica (o, para el caso, en el cine contemporáneo). Y lo mismo podría decirse de Bill Hader, uno de los mejores intérpretes cómicos de Saturday Night Live en años recientes, que ahora puede lucir el rango de su talento cuando no tiene que ser el bufón por default (desde luego eso no le impide tener un par de escenas bastante graciosas).
Lo que me entusiasmó un poco menos (aunque para otras personas será lo mejor de la película) fue la abundancia de cameos y actuaciones de diversos atletas famosos, desde LeBron James (quien posee genuino carisma y aptitud para la comedia), hasta John Cena (quien no comparte ese talento; ojalá permanezca en el nicho de acción). La verdad es que no reconocí a muchos de los atletas "invitados", pero los fanáticos del deporte (en especial de los Knicks de Nueva York) sin duda encontrarán más simpáticas las referencias y personalidades que yo no supe apreciar.
Hablando de personalidades... el mencionado reparto secundario incluye a Colin Quinn (probablemente quien más risas provoca), Vanessa Bayer, Brie Larson y Dave Attell; pero mi personaje favorito fue el de Dianna, interpretado por una irreconocible Tilda Swinton en su mejor modalidad de "boss from hell"; creo que la película me hubiera gustado más si estuviera enfocada cien por ciento en ella.
Lo cual no significa que Esta Chica es un Desastre sea mala; simplemente no fue lo que esperaba, e incluso bajo la bandera de melodrama romántico siento que tampoco sacó el máximo provecho de su premisa y sus notables actores. Aún así me hizo sonreír con suficiente frecuencia para sentir que no desperdicié dos horas (aunque hubiera sido mejor con unos veinte minutos menos), y realmente disfruté la actuación de Amy Schumer, a veces agresiva, a veces ingenua, pero siempre realista en su forma y muy humana en su fondo. Después de todo, si quisiera dos horas de Inside Amy Schumer, me hubiera quedado en casa viendo Netflix. Pero entonces no hubiera visto el trasero de John Cena.
Calificación: 7

IMDb

Wednesday, October 14, 2015

Tremors 5: Bloodlines



Síntomas: Después de múltiples confrontaciones con las peligrosas criaturas conocidas como "graboids" (en todas sus variaciones: subterráneas, terrestres y aéreas), el aguerrido Burt Gummer (Michael Gross) es ahora un semi-famoso "cazador de monstruos" en YouTube. Entonces, cuando se declara una epidemia de graboids en Sudáfrica, el filántropo Van Wyk (Daniel Janks) solicita la ayuda de Gummer; pero no será fácil eliminar a las criaturas, pues además del inclemente clima sudafricano y las limitaciones de armamento disponible, Gummer y su camarógrafo Travis (Jamie Kennedy) tendrán que enfrentar un nuevo tipo de monstruo... por no mencionar algunos humanos más traicioneros que los graboids.

Diagnóstico: La original Tremors (dirigida por Ron Underwood allá por 1990) es una de mis "creature features" favorita, elaborada con iguales porciones de humor, suspenso, personajes simpáticos, y excelentes efectos especiales realizados por los legendarios estudios Fantasy II Films y Amalgamated Dynamics; y todo ello ubicado en un entorno agreste y realista que inspiraba terror a plena luz del día, lo cual es raro en este género. Las tres secuelas producidas desde entonces (bueno, dos secuelas y una precuela) fueron generalmente mediocres, aunque introdujeron algunas ingeniosas ideas a la franquicia y establecieron al actor Michael Gross como protagonista por default, añadiendo un poco de dimensión a su monótono personaje de "prepper" paranoico y fanático de las armas. La última cinta de la serie (Tremors 4: The Legend Begins) se estrenó hace once años y se ubicó en el Viejo Oeste, así que no hay que esperar una conexión sustancial con la quinta parte, ni es indispensable haberla visto para apreciar las magras virtudes de esta nueva película.
El trasplante de los graboids a Sudáfrica no aporta mucha novedad a la historia; probablemente fue una estrategia financiera para aprovechar los estímulos fiscales que aquel país ofrece a los productores norteamericanos; pero a fin de cuentas funciona para darnos nuevos escenarios áridos y extensas praderas donde los monstruos pueden atacar en cualquier momento desde el aire o el subsuelo. Desafortunadamente el director Don Michael Paul (especialista en secuelas directas a video) no quiso o no pudo explotar al máximo la premisa, prefiriendo una inocua mezcla de débil suspenso, un poco de sangre y abundantes ideas copiadas de varias obras clásicas (en serio, esa escena en la cocina con el monstruo acechando a dos personas parece copiada cuadro por cuadro de Jurassic Park). Además, Tremors 5: Bloodlines intentar valerosamente reproducir el humor de la original con ayuda del veterano Gross y el recién llegado Jamie Kennedy en el papel del parlanchín e irreverente camarógrafo Travis. Sé que la mera mención de Kennedy probablemente alejará a bastante espectadores, pero su desempeño no fue tan malo como temía. Tampoco fue tan gracioso como esperaban los productores, pero no arruina la película, y hasta consigue algunos momentos (muy breves) de genuina emoción conforme crece su amistad con el irritable Burt, cuyo estricto código de conducta se mantiene tan inflexible como en los noventas. Hablando de lo cual, Michael Gross tiene casi setenta años, pero carga la película con aplomo, incluso durante las escenas de acción. Y aunque el personaje de Burt Gummer sea una exageración humorística, Gross nunca toma el camino fácil de la caricatura, esforzándose por mantener un centro moral que nos permite tomar en serio a Burt y simpatizar con su "misión divina" de destruir monstruos para salvar vidas humanas... aunque resulta difícil justificar algunos de los malos chistes que nos receta el irregular libreto de John Whelpley (como esa larga y tediosa secuencia en la jaula del león).
Sin embargo mi parte favorita de Tremors 5: Bloodlines fueron los efectos especiales del estudio búlgaro Cinemotion, quien dio vida a las nuevas criaturas digitales con calidad de estudio hollywoodense (casi siempre), luciendo notables "shaders" y perfecta integración con los escenarios sudafricanos. Por el lado negativo, las apariciones de los monstruos fueron demasiado esporádicas para mantener vivo el interés y el suspenso a lo largo de la película. Aún así, excelente trabajo de un estudio europeo que fácilmente podría competir con sus colegas norteamericanos.
Como dije antes, ninguna de las secuelas (o precuela) de Tremors se acerca a la original, pero todas tienen valor como entretenimiento desechable de bajo costo y mediana imaginación. Tremors 5: Bloodlines no me pareció ni mejor ni peor que sus predecesoras, lo cual me invita a darle una cauta recomendación como alternativa apta para fans de las películas "B" que entienden estos asuntos y saben de antemano lo que les espera. Por mi parte, esperaré con gusto la siguiente visita al mundo de los graboids, siempre y cuando no se tarden otros once años en producirla; no me gustaría ver a Burt Gummer cazando monstruos en silla de ruedas, a menos que lo empujen Kevin Bacon y Fred Ward. Sería una reunión apoteótica que hasta los "assblasters" podrían apreciar.
Calificación: 7

IMDb

Monday, October 12, 2015

Deathgasm



Síntomas: El joven Brodie (Milo Cawthorne) es un auténtico fanático del heavy metal, lo cual sólo complica más la relación con su familia ultra-cristiana. Entre sus pocos amigos están Dion (Sam Berkley) y Giles (Daniel Cresswell), socialmente ineptos pero expertos en Dungeons & Dragons. Su único escape es la música, y cuando forman una banda llamada Dethgasm con ayuda del bajista/delincuente Zakk (James Blake), las cosas mejoran un poco... hasta que encuentran una partitura perdida del legendario grupo Haxan Sword, y se dan cuenta de que las referencias satánicas en el heavy metal son más reales de lo que imaginaban...

Diagnóstico: En el espacio de un año Nueva Zelanda ha estrenado tres excelentes películas de terror, bajo muy distintos estilos pero con el común denominador de un intenso amor por el género. O tal vez fue el espíritu (en vida) de Peter Jackson lo que inspiró a estos talentosos directores independientes. Lo que haya sido, tenemos suerte de disfrutarlo con esta inusual frecuencia.
Las tres películas son Housebound, What We Do in the Shadows, y la nueva Deathgasm, un delicioso homenaje al cine gore con genuina sensibilidad heavy metal y grandes dosis de humor "kiwi" que la convierten en una de las más divertidas comedias de horror del año... a pesar de sus pequeños problemas narrativos y ocasionales titubeos estructurales.
Debo advertir en este punto que mi (supuesta) objetividad probablemente disminuyó varios grados mientras veía Deathgasm, pues las películas sobre "bandas de garage" siempre despiertan recuerdos del grupo de rock al que pertenecí durante mi adolescencia (yo era el baterista, y puedo asegurar que éramos terribles). Afortunadamente nunca encontramos una misteriosa partitura con el poder de invocar demonios; no necesitábamos estar poseídos para infligir tortura auditiva en quienes tenían la mala suerte de escucharnos. Fin de la remembranza.
Deathgasm es la ópera prima del director Jason Lei Howden, y aunque me gustó mucho su desbordante energía e implacable entusiasmo, se nota de vez en cuando su incapacidad para facilitar el flujo natural de algunas escenas, o para eliminar momentos que no contribuyen a la narrativa, a pesar de ser indudablemente "cool". Por otro lado Howden tiene abundante experiencia como artista de efectos especiales en WETA Digital, lo cual garantiza un eficiente balance de técnicas al construir secuencias deliciosamente exageradas y perversas donde la pantalla se baña de sangre con tanta frecuencia como sea necesaria para satisfacer a los fans del gore. Y les aseguro que es bastante frecuencia.
Los personajes son un poco estereotípicos, pero tienen abundante personalidad gracias a un hábil elenco que sabe cuándo tomar en serio el melodrama, y cuándo volverse cómplices del chiste. Quizás algunos carecen de motivación bien definida (los vaivenes morales de Zakk no tienen mucho sentido), y otros cambian diametralmente de personalidad cuando la situación lo requiere (sobre todo Medina, interpretada por Kimberley Crossman)... pero todos se ganan el cariño del espectador y nos inspiran a desear que sobrevivan, aunque sabemos que algunos no llegarán hasta los créditos finales.
Sin embargo todo sacrificio se vuelve justificable cuando los demonios atacan y los amigos deben cortar cabezas, arrancar brazos y en general pelear por sus vidas durante la delirante media hora final, compensando con creces cualquier supuesto problema que pudiera tener el libreto o la modesta producción. Entonces, es probable que Deathgasm no se convertirá en un "clásico moderno" (o tal vez sí), pero sigue siendo una muy divertida experiencia para aficionados al horror, a la comedia y, desde luego, al heavy metal en sus múltiples subdivisiones y tendencias ideológicas. Después de todo, el tritono del "diabolus in musica" suena igual para todos los fans.
Calificación: 9

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Saturday, October 10, 2015

El Transportador Recargado (The Transporter Refueled)



Síntomas: Frank Martin (Ed Skrein) usa sus expertas habilidades y estricto código moral para transportar paquetes de dudosa legalidad; pero cuando lo contratan para conducir a tres enigmáticas pasajeras, Frank se involucra en una guerra sin cuartel entre un peligroso criminal francés y sus víctimas, que ahora buscan venganza.

Diagnóstico: El Transportador Recargado es el segundo mejor comercial de Audi que he visto este año. El primero fue Hitman: Agent 47... y tampoco fue muy bueno.
Desde luego la selección de automóviles no influye en la calidad de estos comercia... perdón, "películas de acción". El problema son los insípidos personajes y absurdos libretos que solo inspiran apatía en el espectador; y en el caso de El Transportador Recargado (¿en qué está recargado? ¿No debería estar conduciendo?) el problema se multiplica por las altas expectativas de una exitosa franquicia que tal vez necesitaba un reposo de varias décadas antes de intentar revivirse con un actor que no alcanza ni remotamente el nivel de carisma y "badassery" del icónico Jason Statham.
Claro, algunos dirán que El Transportador Recargado no es propiamente un reboot, sino una continuación de la mediocre serie televisiva Transporter: The Series; pero les aseguro que esa explicación tampoco le hace favores a la cinta. Aceptémoslo: no hay ángulo, interpretación o punto de vista desde el que pueda justificarse una nueva película de The Transporter sin Jason Statham. Pero, bueno... decidí verla, así que tendré que escribir un poco más al respecto.
Haciendo un gran esfuerzo por borrar de mi memoria las películas anteriores, podría decir que El Transportador Recargado se siente como cualquier cinta de "euro-acción" producida por Luc Besson y su incansable fábrica de B-Movies, con situaciones y protagonistas prácticamente intercambiables. Algunas de estas obras han logrado destacar por el marginal ingenio de sus premisas (Lucy) o por algún destello de creatividad en su ejecución (Colombiana), pero generalmente emplean los mismos ingredientes, la misma receta, y producen la misma hueca sensación de efímero entretenimiento que se extinguirá en cuanto rueden los créditos. No niego que exista lugar para este tipo de películas en el variado cine contemporáneo (después de todo, no podemos esperar una nueva Mission: Impossible cada semana), pero eso no significa que sean particularmente recomendables o divertidas. En resumen, el supervisor de calidad en la fábrica de Besson debió ponerle la etiqueta "Defectuosa".
A riesgo de revelar "spoilers" diré que la trama de El Transportador Recargado muestra cierta iniciativa al centrarse en varias prostitutas que tratan de derribar el imperio financiero del cruel criminal que las controla. Pero sus métodos parecen excesivamente complicados, y la inclusión de Frank Martin se siente innecesaria y a veces hasta torpe, lo cual jamás deberíamos percibir en el "héroe" de una cinta de acción. Ejemplo: para robar un gas narcótico de un hospital Frank se disfraza de médico; cuando encuentra su objetivo se quita la bata blanca y sale caminando... CON EL TANQUE DE GAS EN LOS BRAZOS. ¿Eso significa que necesitaba el disfraz para entrar al hospital, pero no para salir CAMINANDO CON EL TANQUE EN LOS BRAZOS? Y lo peor es que hay muchas escenas similares. De hecho, varias peleas empiezan más por error que por requerimientos de la historia ("No se puede estacionar aquí" ¡Pow! ¡Biff! ¡Punch!) Es una lástima, pues había genuino potencial en el argumento.
Por el lado de la acción tenemos varias persecuciones, acrobacias automovilísticas y algunos buenos "stunts", pero ya los vimos tantas veces que resulta difícil entusiasmarse por otra dosis de lo mismo. De hecho, se me ocurre que Besson tenía por ahí un libreto de acción pseudo-feminista, y le pareció buena idea introducir a la fuerza al Transportador para reiniciar la serie con un tono menos misógino y más "políticamente correcto". Buenas intenciones pero, como dije, debió esperar unos años más. O, mejor aún, hubiera realizado otra película semi-original que no estuviera sujeta a las expectativas de su más exitosa franquicia. En vez de eso Besson desperdició la fama del nombre "Transporter" en este débil renacimiento que fracasa desde antes de empezar, no solo por la ausencia de su célebre protagonista, sino por la pereza general de la producción. Ahora solo esperaremos el obligatorio reboot de Taken con [ACTOR_GENÉRICO#12] en el papel principal. Veremos entonces si Besson [CHISTE_GENÉRICO#53] de una vez por todas.
Calificación: 5

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Friday, October 9, 2015

Letras Explícitas (Straight Outta Compton)



Síntomas: A fines de los ochentas, cinco jóvenes con diversos talentos (y problemas) forman el grupo musical N.W.A., creando un nuevo sonido y accidentalmente instigando una revolución cultural en la ciudad de Los Ángeles... y quizás en el resto del mundo.

Diagnóstico: Mis escasos conocimientos sobre "hip hop" (o como se llame ahora) se limitan a las ocasionales colaboraciones de rap/metal implementadas durante los ochentas y noventas por grupos como Aerosmith/Run D.M.C., Beastie Boys/Slayer y Anthrax/Public Enemy. Fuera de eso, a veces veía unos minutos de Yo! MTV Raps!, pero no era un género musical que me interesara particularmente. Entonces, no pretendo evaluar la veracidad de Letras Explícitas como "biopic" musical, ni la describiré en función de mis gustos personales o mi nostalgia ochentera. Simplemente diré que me pareció una película sobresaliente gracias a la tremenda labor del director F. Gary Gray, quien captura en la pantalla la contagiosa energía de un nuevo estilo musical cuya influencia llegaría mucho más lejos de lo que todos esperaban... incluyendo sus creadores y detractores.
La estructura de Letras Explícitas sigue más o menos el estándar de cualquier relato sobre "el camino a la fama", con sus obligatorias escalas en Triunfo, Traición, Tragedia y Redención. Pero la historia (a veces muy confusa) no es tan importante como la Historia (con mayúsculas)... el retrato de un momento en el tiempo cuando se sembraron las semillas de un turbulento futuro que desafortunadamente no ha cambiado tanto. O no ha cambiado lo suficiente.
Por eso encontré fascinante presenciar los puntos clave de esta revolución social/cultural, acompañada por dinámica música, buenos actores y la mencionada dirección de Gray, cuya engañosa simplicidad oculta una excepcional atención al detalle en la recreación de hechos (¿Reales? ¿Exagerados?) que resuenan hasta nuestros días, demostrando que, como dijo el crítico Karr, "entre más cambian las cosas, más se quedan igual": el rap y hip-hop dominan la música popular; pero las tensiones raciales en los Estados Unidos siguen tan mal como cuando inspiraron a Ice Cube a escribir su más famosa canción. El mejor halago que puedo hacer es decir que Gray dedicó igual esmero a las secuencias en concierto de N.W.A., y a los choques raciales entre policías y jóvenes en los barrios negros de Los Ángeles.
Los actores son generalmente desconocidos, pero encajan a la perfección en sus papeles; y aunque sería obvio en el caso de O'Shea Jackson Jr. (interpretando a Ice Cube, su padre en la vida real), Corey Hawkins, Jason Mitchell, Neil Brown Jr., Aldis Hodge y R. Marcos Taylor hacen igual honor al espíritu de sus personajes (Dr. Dre, Eazy-E, DJ Yella, MC Ren y Suge Knight, respectivamente). Supongo. Y si no fue así, de cualquier modo entregan actuaciones hipnóticas que rescatan la película de sus frecuentes divagaciones narrativas.
Tal vez mi ignorancia sobre el tema fue lo que me hizo sentir Letras Explícitas más larga de lo necesario. Con dos horas y media de duración cubre mucho terreno, pero no sé si fue necesario pasar tantas veces por eventos tan similares; para la segunda mitad ya no sabía quién estaba peleado con quién, y cuáles miembros aún pertenecían al grupo "oficial". Claro, es "Historia" (como dije antes), y merece el respeto del cineasta... pero una breve visita del editor quizás hubiera hecho la trama más clara sin perder su impacto emocional.
Entonces, no diré que voy a empezar a escuchar rap después de ver Letras Explícitas; sin embargo me gustó la experiencia en todos sus aspectos... didáctico, visceral y musical. Además, por fin entendí como es posible que en el espacio de dos décadas Ice Cube pasara de "Fuck tha Police" a Are We There Yet? Totalmente gangsta.
Calificación: 8.5

IMDb

Wednesday, October 7, 2015

Me and Earl and the Dying Girl



Síntomas: El tímido estudiante Greg (Thomas Mann) y su "socio" Earl (R.J. Cyler) se divierten haciendo versiones caseras de famosas películas de arte. Pero cuando Greg se ve obligado a pasar más tiempo con la joven Rachel (Olivia Cooke), quien sufre de leucemia, empieza a cambiar su perspectiva de la vida.

Diagnóstico: En el 2014 el director Alfonso Gómez-Rejón hizo lo imposible: un re-make de terror (The Town That Dreaded Sundown) con gran calidad visual y narrativa que superaba con creces a la obra original, al mismo tiempo que rendía homenaje a su espíritu de "B-Movie". Y ahora, para su segundo largometraje, Gómez-Rejón cambió abruptamente de género para darnos un excepcional melodrama juvenil de inusual frescura y honestidad que nunca recurre al barato sentimentalismo para congraciarse con el espectador.
La verdad es que no pensé eso desde el principio. En sus cinco minutos iniciales, Me and Earl and the Dying Girl usa varios de los más temidos recursos del cine independiente: animación "cute" en stop motion, un narrador meta-irónico, y abundantes referencias eruditas para validar la "intelectualidad" oculta en su desenfadado tono. En otras palabras, me estaba preparando para aguantar hora y media de auto-indulgencia "indie" y humor hipster.
Afortunadamente Me and Earl and the Dying Girl evoluciona rápidamente hasta convertirse en una experiencia inolvidable. Los personajes ganan dimensión conforme los vamos conociendo, y el asunto de la adolescente moribunda resulta ser parte fundamental de una trama más ambiciosa, en vez de ser un barato "mcguffin" para hacernos llorar. Claro, Me and Earl and the Dying Girl nunca pierde ese barniz "indie" que algunas personas podrían considerar pretencioso; pero es muy fácil disculparlo en vista de sus considerables aciertos narrativos y estilísticos.
Para empezar, me gustó mucho que el libreto de Jesse Andrews (adaptado de su propia novela) no se enfoca en un trágico romance, sino en la sincera amistad de varios jóvenes desadaptados con diversos motivos para rechazar el contacto humano, prefiriendo el aislamiento como mecanismo de defensa contra sus temores y traumas personales. Quizás no sea una premisa muy original, pero bajo la dirección de Gómez-Rejón cobra vida como pocas veces he visto, mezclando humor y drama con agudas observaciones sobre la naturaleza humana que no se sienten como "lecciones de vida", sino como parte natural de la alianza que forjan los personajes... incluso cuando se resisten a ello.
Los actores Thomas Mann, R.J. Cyler y Olivia Cooke realizan un excelente trabajo complementando con su físico y actitudes las respectivas neurosis de Greg, Earl y Rachel, manifestando de sutiles maneras la transformación que gradualmente inspira su relación. El elenco adulto también brilla con breves pero memorables intervenciones de Connie Britton, Molly Shannon y Nick Offerman... por no mencionar un inesperado cameo auditivo de cierto mutante canadiense...
En el aspecto visual Me and Earl and the Dying Girl es un constante deleite gracias a la excelente cinematografía y dirección de cámara, que adopta excéntricos encuadres y movimientos para hacer más ricas e interesantes hasta las más triviales escenas. Y lo mejor es que este derroche de estilo no se siente como una afectación, sino como una propiedad orgánica del bizarro universo que estamos visitando.
Como dije, la cinta no está exenta de clichés, pero generalmente los usa a su favor; por ejemplo, ese asombroso momento cuando Greg describe las diversas facciones escolares: los deportistas, los goths, los hippies, etc. Hemos visto escenas como ésta en incontables películas (entre mis favoritas: Clueless, Mean Girls y Heathers), pero nunca como una larga toma continua con cientos de extras perfectamente coreografiados para lograr una impresionante rebanada de caótica vida estudiantil. Otro ejemplo: el bully/dealer local es un "wigger" con aspiraciones de rapero que no puede dejar de "rimar" ni cuando está peleando (mal) con sus víctimas. Se trata de una grotesca exageración cómica, pero aún así el personaje posee un intuitivo realismo que lo hace perfectamente creíble, y al mismo tiempo ridículamente gracioso.
Tal vez Me and Earl and the Dying Girl no entrará a mi rotación de cintas juveniles favoritas (creo que no fue suficientemente graciosa para garantizar visitas repetidas), pero sin duda se quedará en mi memoria como una obra única en su fondo y forma, dedicada al ideal de la amistad como base fundamental de una vida interna más rica y satisfactoria... incluso para "weirdos" antisociales como los que habitan la película. No puedo negar que me sentí levemente aludido; pero prefiero ignorar la lección y pasársela a otros que sepan aprovecharla mejor.
Calificación: 9

IMDb

Monday, October 5, 2015

Some Kind of Hate



Síntomas: Después de un violento altercado con un "bully" en la escuela, Lincoln Taggert (Ronen Rubinstein) es enviado a un internado rural para "jóvenes con problemas". Desafortunadamente la historia se repite, y Lincoln es acosado por varios patanes que quieren ver si es tan rudo como dicen. Entonces los bullies empiezan a aparecer muertos por aparente suicidio. ¿Estará involucrado Lincoln, o habrá otro factor en las misteriosas muertes?

Diagnóstico: Aunque tiene algunos problemas de tono, mediocres actuaciones y un presupuesto muy reducido, Some Kind of Hate me pareció una agradable sorpresa debido a su ingeniosa fusión de slasher y terror sobrenatural, apoyada por la sólida dirección de Adam Egypt Mortimer, y suficiente sangre "low tech" para complacer a los fans del gore.
Espero que no sea spoiler revelar la existencia de un elemento paranormal en la historia, pues resulta bastante obvio casi desde el principio, y además será esencial mencionarlo para hablar de esta película.
Dicho elemento no es muy innovador... se trata del típico "fantasma vengativo", pero me pareció bien implementado no sólo en relación con las cruentas muertes (el instrumento en todos los "suicidios" son navajas de afeitar, lo cual desde luego promueve el abundante derramamiento de sangre), sino en el núcleo emocional de la historia. Lincoln obviamente quiere algún tipo de venganza, pero su paradójica reacción a los asesinatos revela una inesperada madurez rara vez encontrada en el género de terror (mucho menos en su variedad slasher), que al mismo tiempo alimenta el drama con un conflicto moral, y nos obliga a cuestionar las decisiones de los personajes. En verdad aprecio que una modesta película gore muestra tanta ambición narrativa... y más aún que el primerizo director haya logrado conciliar los numerosos elementos contradictorios de la trama (violencia/pacifismo, venganza/compasión, etc.)
Por otro lado, como dije, hay algunos obstáculos que empañan la experiencia. Las actuaciones tienden a caer en la exageración, y casi arruinan las escenas más dramáticas que terminan convirtiéndose en caricaturas con excesiva gritería y aspavientos. Y, como ocurre con muchas películas de horror estudiantil, se nota demasiada discrepancia entre la edad de los personajes y los actores que los interpretan. Supongo que debe haber barreras técnicas y legales para contratar actores realmente adolescentes, pero valdría la pena intentarlo, pues entonces la violencia sería más impactante y el mensaje anti-bullying más contundente. Ambas cosas tienden a diluirse cuando encontramos adultos de 25 años en roles de "high school". O tal vez la reciente cinta Cooties me dejó con ganas de ver más niños emitiendo chorros de sangre arterial (es broma; no soy un monstruo anti-niños).
Por el lado positivo, Some Kind of Hate tiene buena atmósfera (el rústico entorno me recordó obras de terror indie como Rest Stop y The Wild Man of the Navidad), un ágil ritmo con nula tolerancia al relleno innecesario, y una crispante banda sonora que funciona como adecuado complemento de las intensas emociones adolescentes al centro del relato.
Con todas sus fallas y limitaciones, Some Kind of Hate cumple su objetivo de horrorizar y dejarnos un valioso mensaje, a veces expresado de la manera más perturbadora posible (esa sesión de auto-mutilación que se vuelve casi sensual me dejó impresionado). Durante los créditos finales hay una escena que sugiere una secuela, y creo que sería buena idea llevar esta premisa a diversos entornos escolares, como una típica "high school" urbana, o una elegante academia privada para niños ricos. La verdad es que el "internado rural" de Some Kind of Hate es un poco absurdo, y solo sirve como barata excusa para recluir a los jóvenes en una remota locación de donde no pueden escapar (aunque probablemente podrían hacerlo caminando con toda tranquilidad por el campo, pues no parece haber cercas ni guardias). Sin embargo el auténtico bullying ocurre en sitios más mundanos y "normales", y creo que esta hipotética franquicia funcionaría mejor bajo condiciones más realistas, haciendo más elocuente su mensaje y desafiando expectativas con actos y consecuencias más relevantes para los adolescentes contemporáneos (no, en serio no tengo un fetiche mórbido; las voces en mi cabeza aseguran que es algo perfectamente normal).
Calificación: 8

IMDb