Tuesday, December 29, 2015

Anguish



Síntomas: Tess (Ryan Simpkins) y su madre Jessica (Annika Marks) se mudan a una nueva casa donde la niña empieza a notar cosas extrañas, incluyendo ruidos en las paredes y visiones inexplicables. Desafortunadamente Tess tiene un historial de trastornos emocionales, y no sabe si está experimentando una nueva crisis mental, o efectos secundarios de las medicinas que toma... o algo más siniestro.

Diagnóstico: Anguish empieza como una típica historia de fantasmas, pero rápidamente nos damos cuenta de que el director Sonny Mallhi planea algo distinto, más trascendente que otra dosis de simples sobresaltos y espíritus digitales.
A decir verdad, no estoy seguro si "distinto" significa automáticamente "mejor"; pero puedo asegurar que Anguish mantuvo mi atención durante sus breves noventa minutos, y resultó más satisfactoria que muchas películas independientes de terror... aunque tampoco podría afirmar que pertenece a ese género.
Ojalá fuera posible conservar las sorpresas de Anguish, pero Mallhi se encarga de revelarlas desde el principio mismo con un prólogo que básicamente nos adelanta el origen de los fenómenos que experimenta Tess. Si hubiéramos recibido gradualmente esa información (quizás como parte de los flashbacks que acompañan el relato), la película nos obligaría a pensar un poco más, atando cabos sueltos y deduciendo nuestras propias teorías. Pero al mostrar el "secreto" tan temprano se diluye el misterio, y solo nos queda presenciar pasivamente la confusión de personajes con buenas intenciones que contribuyen a la "curación" de Tess con procedimientos erróneos: los doctores quieren internarla y el sacerdote quiere someterla a un exorcismo, mientras su madre Jessica busca una solución en WebMD.
Lo que realmente no esperaba fue el súbito cambio de tono hacia lo espiritual que eventualmente adopta Anguish... tal vez un poco más "new age" de lo que yo hubiera preferido. Afortunadamente las actuaciones imprimen suficiente peso emocional para evitar que la trama se descarrile y termine como una versión indie de una película Hallmark.
Ryan Simpkins luce un impresionante desempeño como la taciturna Tess, introvertida y aislada en un nuevo pueblo que no conoce, y además sufriendo extraños síntomas que no puede explicar. Annika Marks, en el papel de su madre Jessica, muestra adecuada compasión por su hija, así como escepticismo natural sobre los motivos de su voluble comportamiento; con el historial de problemas mentales que tiene su hija, lo último que una madre responsable consideraría serían factores sobrenaturales. Finalmente, Karina Logue tiene el ambiguo papel de Sarah, la mujer con una tragedia en su pasado que podría resolver el acertijo sobre la condición de Tess.
Es cierto que Anguish es bastante lenta y escasa en sustos o suspenso. Como su título bien indica, su estrategia consiste en desarrollar una creciente sensación de angustia y melancolía que no requiere clichés terroríficos para conectarnos con la protagonista. De hecho, creo que Anguish jamás pretendió asustarnos, sino engancharnos en la espiral psicológica de tres mujeres conectadas por inesperadas circunstancias (bueno, no tan inesperadas por aquello del prólogo), creando una tensa atmósfera y emociones que, con suerte, se transmitirán al espectador paciente que esté dispuesto a aceptar esta versión alternativa del "terror", más existencial y menos visceral de lo acostumbrado. Admiro el valor de Sonny Mallhi al intentar algo tan distinto en su primera película, pero tampoco puedo recomendarla universalmente debido al exótico nicho narrativo que eligió. Quizás necesitamos una categoría específica para fantasmas que son más tristes que terroríficos; algo así como "melhorror" o "ectodrama".
Calificación: 7.5

IMDb

Monday, December 28, 2015

Lost After Dark



Síntomas: En camino a un baile estudiantil, ocho jóvenes quedan varados en la carretera y buscan refugio en una vieja casona abandonada, donde planean hacer su propia fiesta... pero descubren que no están tan solos como esperaban.

Diagnóstico: ¡Otro homenaje "retro" al cine slasher de los ochentas! Lo cual será bueno o malo dependiendo del gusto de cada espectador, así como su tolerancia al cine que pretende ser intencionalmente malo... o que así resultó por incompetencia de sus realizadores.
Yo pertenezco a ese selecto grupo de fans (algunos dirían "ingenuos")(o quizás una palabra más explícita), y aún así Lost After Dark me pareció plana, olvidable, y mucho menos ingeniosa de lo que el director Ian Kessner supone. Sin embargo no dejé de apreciar su honesta intención y sincero amor por el género, así como el potencial de una sencilla historia filtrada por una sensibilidad muy canadiense... aunque los productores se empeñen tanto en negarla.
Los actores pertenecen a la categoría de "adolescentes de veinticinco años", pero interpretan sus papeles con refrescante naturalidad, libres de esa forzada ironía o meta-humor que arruina (en mi humilde opinión) retro-homenajes más cínicos, como las series televisivas Scream y Scream Queens. Además, como se trata de una cinta juvenil canadiense, el reparto incluye no sólo uno, ni dos, ni tres, sino cuatro veteranos de Degrassi. Digo, por si a alguien le interesan esas cosas. No a mi, desde luego. Yo estoy demasiado viejo para ver Degrassi. Y no estoy esperando ansiosamente su estreno en Netflix (Enero 15, 2016).
¿En qué estaba? Ah, sí; Degrassi. ¡No! Lost After Dark. Esta naturalidad en las actuaciones evoca más realismo ochentero que los falsos rayones en el "celuloide", o la corrección de color que emula la textura Kodachrome del siglo pasado. Y, claro, cuando comienza la matanza (incluyendo un par de "kills" bastante creativos) podemos esperar el obligatorio gore realizado con efectos prácticos de razonable calidad.
Por el lado negativo, el libreto de Bo Ransdell tarda mucho en llegar a lo bueno, y gasta demasiado tiempo en insípido melodrama romántico entre los jóvenes, quienes vagan interminablemente por los corredores de la mansión, cuando deberían buscar la salida a la primera señal de peligro ("¿No vivía por aquí una legendaria familia de caníbales?") Afortunadamente esa monotonía se compensa de vez en cuando con simpáticas referencias a la década de los ochentas y momentos humorísticos bien planteados como balance del tenue suspenso que el director logra generar con estos clichés del cine slasher. También ayuda la participación de Robert Patrick como el estricto director escolar/veterano de Vietnam; su sutil sentido del humor denota amplia experiencia en el cine B, y presta un poco de credibilidad a esta modesto proyecto semi-amateur.
Entonces, creo que Lost After Dark hubiera funcionado mucho mejor si no negara su naturaleza canadiense, y si tuviera más sangre y menos discusiones sobre quién besó a quién. Indudablemente existen mejores réplicas modernas del cine slasher, tanto en fondo (GirlHouse) como en forma (The Sleeper); Lost After Dark falla en ambos niveles y la olvidaré en unos días, pero definitivamente me entretuvo con su sinceridad y esporádicos atisbos de imaginación. Y para fans de Degrassi: recomendada si siempre quisieron ver a Becky decapitada por una trampa para osos.
Calificación: 6.5

IMDb

Saturday, December 26, 2015

Ya Te Extraño (Miss You Already)



Síntomas: Jess (Drew Barrymore) y Millie (Toni Collette) son inseparables amigas desde la infancia. Y ahora, en su edad adulta, enfrentarán retos muy difíciles cuando una de ellas contraiga una grave enfermedad al mismo tiempo que la otra intenta formar una familia.

Diagnóstico: Quizás como artera "contra-programación" de Star Wars: The Force Awakens se estrenó en México Ya Te Extraño, cuyo póster podría ilustrar la definición de "chick flick" en algún diccionario. No digo esto como insulto (de hecho me gustan muchas “chick flicks” como Mean Girls y Bridget Jones' Diary), sino como identificación de género que no justifica la limitada ambición de la directora Catherine Hardwicke, quien contaba con suficientes elementos para llevar la historia más lejos en todos los sentidos.
Entre esos elementos destacan las actrices Drew Barrymore y Toni Collette, formando una dinámica pareja de amigas suficientemente distintas para complementar sus virtudes y atenuar sus neurosis; y suficientemente similares para hacer creíble esa larga relación que las ayuda a superar momentos difíciles en sus vidas, y a compartir los eventos gozosos. Como sus respectivas parejas masculinas, Paddy Considine y Dominc Cooper estuvieron bien seleccionados y hacen lo que les pide el libreto, pero a fin de cuentas son meros engranes de la historia, unas veces generando conflicto y otras apoyo, según lo que dicte la guionista Morwenna Banks (más conocida en su natal Inglaterra por su trabajo en series infantiles).
Cierto, la amistad femenina sirve como base de muchas películas, pero Ya Te Extraño añade a la receta una grave enfermedad como ingrediente catalizador de la narrativa... y ahí es donde perdí un poco de interés.
Antes de que se malinterprete ese comentario, diré que las situaciones que retrata Ya Te Extraño son realmente trágicas y desgarradoras: la terrible enfermedad de una de las amigas, las consecuencias del agresivo tratamiento, y la lucha por superar los estragos físicos y psicológicos de su aflicción no son material que pueda tomarse a la ligera. Sin embargo creo que cualquier PELÍCULA que explote dichas situaciones debería ofrecer algún elemento dramático complementario, o algún punto específico para evitar que se convierta en hora y media de hueco masoquismo. Eso fue lo que sentí parcialmente durante el cruel desarrollo de Ya Te Extraño. Tal vez (como dije al principio) el "punto" de la película sea examinar la evolución de la amistad entre Jesse y Millie cuando entra en juego un factor más oneroso que "nuevo novio" o "nuevo trabajo"; pero aún así sentí muchas escenas como "pornotortura" de una variedad más artística y respetable que la del cine de horror. No hay sangre ni vísceras en Ya Te Extraño... pero definitivamente percibí esa sensación de sufrimiento como un fin por sí mismo.
Para ser justos, quizás Catherine Hardwicke solo quería reflejar la vida real, donde las enfermedades no siempre tienen final feliz, ni imparten obligatorias lecciones de vida; aún así la película se siente como una experiencia incompleta... igual que las cintas de terror donde torturan a alguien sin razón ni consecuencia. Perfecto... ya lograron que me sintiera mal; ¿cuál fue la moraleja?
Tal vez mi cerebro troglodita requiere un contexto narrativo más normal para quedar satisfecho; sin embargo reconozco que Ya Te Extraño posee virtudes dignas de recomendación, incluyendo el mencionado trabajo de las actrices y la dirección de Hardwicke, jamás empalagosa, y apropiadamente madura en su manejo de temas adultos muy distintos de su faceta juvenil (Thirteen, Lords of Dogtown). En resumen, Ya Te Extraño no fue mi tipo de película, pero aprecié su devastadora honestidad, su fino manejo de una amistad realista, y hasta los momentos de humor que alivian fugazmente el dolor emocional. Nueva evidencia para combatir el estigma de las "chick flicks".
Calificación: 7.5

IMDb

Friday, December 25, 2015

Steve Jobs



Síntomas: La vida y obra de Steve Jobs (Michael Fassbender) expresada en tres momentos clave de su carrera: el lanzamiento de la computadora Macintosh en 1984; el debut de la compañía Next en 1988; y el estreno de la revolucionaria iMac en 1998.

Diagnóstico: Por lo que han comentado algunos reporteros de tecnología como John Dvorak y Leo Laporte (ambos de la "vieja escuela", que vivieron personalmente muchos de los eventos retratados en esta película) parece que Steve Jobs es más ficción que realidad; afortunadamente es una ficción perfectamente actuada, muy bien escrita, y dirigida con la habitual energía de Danny Boyle, todo lo cual se conjuga para compensar sus curiosas decisiones estilísticas y narrativas. Pero, ¿realmente nos ofrece una visión "real" del genuino Steve Jobs? Probablemente no; pero para eso están los numerosos libros y documentales realizados con ese fin. Lo que Boyle y su temperamental guionista Aaron Sorkin intentaron (supongo) fue capturar la esencia del hombre y su momento en el tiempo, examinando su carácter a través de la interacción con amigos, parientes y colegas durante tres momentos de gran estrés y relevancia emocional. Como dije, "curiosas decisiones narrativas"... pero con un atractivo resultado, incluso para quienes no tragan la supuesta genialidad de Jobs.
La inusual estructura diseñada por Sorkin exige excesiva manipulación cronológica, sugiriendo que todos los problemas personales y laborales de Steve Jobs explotaban (o se resolvían) en los minutos previos a sus famosas presentaciones... no sólo una, sino tres veces. Hasta Jobs mismo lo menciona (bueno, la versión idealizada que interpreta Michael Fassbender), pero eso no excusa los forzados malabares dramáticos del libreto.
Afortunadamente tenemos un excepcional elenco que trasciende esos trucos y entrega actuaciones fluidas, con el equilibrio justo de exageración teatral y calidez humana para integrarnos al voluble mundo de alta tecnología y descomunal mercadotecnia que Jobs obviamente comprendía (o creía comprender) mejor que el resto del mundo. Además, entre otras cosas, Steve Jobs captura mejor que en cualquier otra ficción (por ejemplo Jobs o The Pirates of Silicon Valley) la separación ideológica y compatibilidad fraternal entre Steve Jobs y Steve Wozniak, el adorado santo patrón de los hackers que sabía lo que el público quería... pero no lo que necesitaba. Y ahí es donde Jobs brillaba... en imponer su gusto y voluntad en los consumidores, aunque pasaran varias décadas antes de que el éxito económico validara esa arrogante actitud.
Sin embargo mi actuación favorita fue la de Kate Winslet como Joanna Hoffman, ostensiblemente la directora de mercadotecnia de Apple, pero en realidad la única aliada, confidente leal y hasta psicóloga de Steve Jobs, que tampoco lo comprendía por completo, pero al menos confiaba (parcialmente) en sus inusuales ideas... incluso si de vez en cuando terminaban en catástrofe. También merecen mención Jeff Daniels como el odiado John Sculley (¿dónde quedó Gil Amelio? ¿No merecería mayor odio que Sculley?), y el trío de Makenzie Moss, Ripley Sobo y Perla Haney-Jardine, quienes interpretan a Lisa, la hija de Jobs, en tres etapas distintas de su vida.
A fin de cuentas creo que que Steve Jobs no es muy buena como apócrifa lección de historia sobre la revolución digital que disfrutamos/sufrimos actualmente; sin embargo su exuberante melodrama la transforma en una de las más interesantes "biopics" que he visto en años recientes, no sólo por el fenomenal trabajo del reparto y la elegante dirección de Danny Boyle, sino por ese intencional rechazo de los clichés biográficos que casi siempre se sienten superficiales e incompletos. Claro, Steve Jobs también es incompleta y superficial (con esa caprichosa estructura no podría esperarse otra cosa); y ni Michael Fassbender ni Seth Rogen guardan parecido físico con los Steves; sin embargo la complejidad emocional que evocan llega más allá de los simples individuos, y consiguen que los fragmentos de un retrato se vuelvan más interesantes que el cuadro completo. Aún así, continúa mi indiferencia ante los productos de Apple.
Calificación: 8.5

IMDb

Thursday, December 24, 2015

Felices Fiestas



"Después de buscar toda mi vida, descubrí la terrible verdad. No hay doctrina secreta o correcta. Solo existe una devastadora indiferencia cósmica. Los Dioses existen, pero no somos nada para ellos. Ni siquiera para odiarnos".

Helena Petrovna Blavatsky
(1831-1891)

¡Feliz Navidad y Muy Próspero Año Nuevo!



Wednesday, December 23, 2015

The Keeping Room



Síntomas: Las hermanas Augusta (Brit Marling) y Louise (Hailee Steinfeld), junto con su esclava Mad (Muna Otaru), tratan de sobrevivir en su humilde granja después de que su padre y hermano se fueron a combatir en la Guerra Civil norteamericana. Y, por si no fuera suficiente la escasez de comida y problemas de salud, también deberán enfrentar el acoso de dos sanguinarios soldados "yankees" con un largo historial de violaciones y asesinatos.

Diagnóstico: Para bien o para mal, The Keeping Room pertenece al moderno renacimiento del "western", donde las añejas fórmulas de "vaqueros contra indios" se ven reemplazadas por densas reflexiones sobre la filosofía de la pradera, la simplicidad moral de un mundo menos civilizado, y la fuerza del espíritu humano en las peores circunstancias posibles. Claro, The Keeping Room también incluye balaceras, persecuciones a caballo y visitas al "saloon" local... pero todo ello acompañado por una fuerte atmósfera de melancolía y desesperanza que extingue cualquier "glamour" que pudiéramos guardar por el romántico viejo oeste. En otras palabras: menos John Wayne y más John Boorman.
Creo que The Keeping Room seguiría siendo interesante si solo nos mostrara las diarias penurias de las hermanas, tratando de mantener la decrépita granja familiar con ayuda de Mad. Sin embargo el director Daniel Barber adopta una perspectiva más amplia para mostranos el inevitable colapso de las reglas sociales, donde las hermanas y su "esclava" tienen que trabajar por igual, volviendo obsoleta la cruel jerarquía que controlaba su relación. Augusta, la hermana mayor, acepta tácitamente la situación, mientras que Louise, la hermana menor, se rehúsa a reconocer que ya no es la "niña de la casa", a la que todos tienen que complacer.
En un nivel más básico tenemos el inevitable conflicto entre los psicóticos soldados y las mujeres "indefensas" que fueron educadas para obedecer ciegamente las figuras de autoridad. Esta faceta de la película añade impacto visceral, remitiéndonos a las raíces del western en su entorno violento y primigenio donde el cazador podría convertirse en víctima en cualquier momento (y viceversa); sin embargo The Keeping Room no encaja por completo en esa categoría; por el contrario, su fuerza reside en el elocuente subtexto feminista de independencia y lucha contra la opresión masculina. O contra la simple injusticia, si prefieren verlo desde un punto de vista menos político.
Esta loable misión cuenta con el apoyo de sobresalientes actuaciones por parte del elenco entero. Brit Marling y Hailee Steinfeld (como Augusta y Louise, respectivamente) ofrecen interpretaciones opuestas pero complementarias como "señoritas bien" venidas a menos; y su esclava interpretada por Muna Otaru funciona al mismo tiempo como balance emocional y catalizador que inspira la acción cuando parece segura la derrota. Hasta los villanos, interpretados por Sam Worthington (me preguntaba en dónde estaría ahora) y Kyle Soller, crean personajes realistas cuya disfunción mental va más allá de simples psicópatas libres de castigo en el caos social de la post-Guerra Civil norteamericana. Las razones que el violento Moses (Worthington) ofrece para explicar su comportamiento son al mismo tiempo simples y tremendamente complejas; quizás hubiera sido interesante profundizar un poco en su pasado... pero Barber y la guionista Julia Hart prefieren dejar todo eso a la imaginación del espectador, y no gastan tiempo en escenas que no sean esenciales para la historia.
Con un ritmo más dinámico y mayor énfasis en la acción, The Keeping Room hubiera tenido amplio potencial comercial como western tradicional aderezado por un sólido mensaje. Sin embargo su ritmo pausado y atención al drama interno la separan aún más de la convención, dejando claro que los balazos y persecuciones no deberían ser la parte interesante, sino el conflicto psicológico y evolución de las protagonistas.
Sirva entonces como recomendación y advertencia: The Keeping Room es muy lenta y a veces cansada; pero su desarrollo plantea conceptos que encontré más satisfactorios a largo plazo. Y creo que esa estrategia determinará el destino del western moderno; ¿moda efímera, o vida eterna? La respuesta no estará en las balas, sino en las ideas.
Calificación: 8

IMDb

Monday, December 21, 2015

Pod



Síntomas: Después de recibir un enigmático mensaje del ex-militar Martin (Brian Morvant), sus hermanos Ed (Dean Cates) y Lyla (Lauren Ashley Carter) deciden visitarlo en su remota casa de campo, pues temen que esté sufriendo una crisis nerviosa o una recaída de las adicciones con las que regresó del combate. Sin embargo lo que encuentran en la solitaria cabaña es un misterio que podría amenazar sus vidas... o revelar la auténtica locura de Martin.

Diagnóstico: La idea que fundamenta la película Pod me pareció fascinante; es un concepto sencillo pero con inmensas posibilidades... que el director Mickey Keating no logró explotar por falta de ambición.
Pod integra a su minimalista narrativa varias conspiraciones que siempre me han interesado, incluyendo experimentación ilícita, control mental, y algunas más que prefiero callar para conservar los secretos de la historia. La mezcla es muy atractiva (al menos para "conspiracy geeks" como yo), pero el reducido presupuesto de Pod y su breve duración apenas permiten un tenue esbozo de un gran misterio, interrumpido por uno de esos abruptos finales que no parecen producto de una decisión creativa, sino de una súbita escasez de ideas... o del temor de no encontrar una resolución más satisfactoria.
Aún así Pod me mantuvo bastante entretenido gracias a la económica dirección de Keating y a las vehementes actuaciones del minúsculo elenco, limitado la mayor parte del tiempo a los tres hermanos cuya disfuncional relación empaña sus emociones y dificulta la comunicación.
Lauren Ashley Carter y Dean Cates interpretan a Lyla y Ed (respectivamente), los hermanos "sensatos" que deben lidiar con la crisis mental del volátil Martin. La química entre el trío me gustó bastante, aunque su tendencia a sobre-actuar termina cansando un poco; quizás una actitud más mesurada hubiera logrado que la crisis familiar tuviera mayor impacto en el espectador. Pero si gritan por cualquier cosa desde el principio, sus reacciones no tienen espacio para evolucionar orgánicamente conforme la situación se complica.
También me gustó el acertado uso de locaciones reales, aprovechando la claustrofóbica cabaña y el bosque nevado para simbolizar el aislamiento que Martin se impuso para no lastimar a los demás con sus traumas mentales. Y, claro, cuando se revela el peligro, no hay mucha oportunidad de pedir ayuda ni regresar a la civilización...
Otro obstáculo que encontré para disfrutar plenamente Pod fueron los mediocres efectos especiales, todos ellos de la variedad práctica, pero bastante primitivos. Como dije, las ideas son buenas y la dirección mantiene el suspenso durante el mayor tiempo posible; sin embargo el momento de la gran revelación resulta bastante decepcionante.
Afortunadamente Pod no es una película visual sino psicológica (y quizás un poco política), de modo que sus limitaciones técnicas no me impidieron apreciar su eficiente argumento (a veces un poco repetitivo), y su habilidad de añadir nueva perspectiva al clásico cliché de "cabaña en el bosque". Las actuaciones pecan de exageración, y no estaría de más un poco de humor para balancear el drama familiar; pero en lo que respecta al cine independiente de terror, Pod es una buena muestra de iniciativa semi-amateur que al mismo tiempo entretiene, nos pone a pensar, y no nos quita un minuto más de lo necesario. Ojalá más directores compartieran esa virtud.
Calificación: 7.5

IMDb

Friday, December 18, 2015

Star Wars: El Despertar de la Fuerza (Star Wars: The Force Awakens)



Síntomas: De las cenizas del antiguo Imperio Galáctico se levantó la Primera Orden, una organización militar dedicada a la esclavización de la galaxia. Y, para lograrlo, la Primera Orden necesita exterminar al gobierno de la República que ha mantenido la paz con ayuda de la Rebelión. Pero antes, ambas facciones harán hasta lo imposible por capturar un mapa de inmenso valor estratégico, que casualmente llegó a manos de Rey (Daisy Ridley), una "chatarrera" del árido planeta Jakku.

Diagnóstico: Solo tomó treinta y dos años, pero por fin recibimos la bendición de una buena película de Star Wars. Buena, pero no perfecta.
Prepárense para la diatriba del "fanboy" frustrado porque el Sublime Redentor J.J. Abrams no alcanzó el angélico virtuosismo que todos esperábamos. Bueno... prometo evitar ese "fanboyismo" y ser tan objetivo como me sea posible... tomando en cuenta que Star Wars influyó todos los aspectos de mi vida. Sí... seré objetivo.
Para empezar, la dirección de Abrams me pareció perfecta, muy bien balanceada entre las secuencias de acción, las escenas dramáticas con genuino peso emocional (sí, me conmovió en más de una ocasión), y la épica sensación de que presenciamos el renacimiento de la saga.
La selección de actores fue brillante, dividiendo acertadamente la carga de la historia entre algunos viejos conocidos y los rostros nuevos que heredarán la franquicia. Desde luego hay abundantes referencias a la trilogía original, y gran esmero dedicado a los múltiples homenajes (je, je... "parsecs"), pero la labor primordial de Abrams fue prepararnos para el futuro, y lo hizo sin perder de vista los fundamentos de Star Wars, tanto en el sentido figurado (la lucha entre el Bien y el Mal, la función de la Fuerza) como práctico (las batallas espaciales, los creativos aliens y exóticos planetas). Más aún, Abrams y sus guionistas crearon el intrigante inicio de una trilogía que además cuenta una buena historia por derecho propio. Y aunque el final se siente inevitablemente inconcluso, nos deja con una satisfactoria nota emocional que presagia el enorme potencial de las secuelas.
Los mencionados "viejos conocidos" cargan con plena confianza sus icónicos papeles; y los "rostros nuevos" consiguen atraparnos de inmediato en sus tribulaciones personales. Daisy Ridley y John Boyega comparten roles protagónicos con excelente química y muy natural interacción; Oscar Isaac tiene relativamente pocas escenas como el piloto Poe Dameron, pero se gana rápidamente la simpatía del público; y Adam Driver expresa sin dificultad la terrible lucha interna de Kylo Ren, provocada por el conflicto entre su pasado y su presente. Y si bien el nuevo robot BB-8 nunca reemplazará a R2-D2, su expresividad compensa con creces el ocasional exceso de "cuteness".
Finalmente merece un párrafo completo el extraordinario diseño de producción de Rick Carter, Darren Gilford y Alastair Bullock, continuando el estilo general establecido en los setentas por Ralph McQuarrie y Norman Reynolds, pero forjando su propia estética retro-moderna, siempre respetuosa de la continuidad y sin caer en el fetichismo digital que tanto empañó la trilogía de las Precuelas. Y los efectos especiales de Industrial Light & Magic son tan realistas como siempre, aunque hay un par de personajes digitales que no logré tragar por completo.
Y ya que empecé con las quejas, solo tengo dos comentarios adicionales. La nostalgia interfiere de vez en cuando con el flujo del relato, sobre todo cuando no se limita a chistes o detalles visuales, sino a grandes segmentos de la estructura dramática (un ejemplo inofensivo: empezamos en un planeta desértico, luego pasamos a uno boscoso, y finalmente llegamos a uno nevado). Quizás no sea realmente nostalgia, sino paralelismos intencionales con la fórmula de Lucas... pero aún así parece que Abrams tenía una lista de pendientes por cumplir para tranquilizar a los fanboys, y terminó restando individualidad a su excelente película. No sé... quizás no existe la proporción exacta para alcanzar ese equilibrio entre lo nuevo y lo viejo.
Finalmente, mi segunda objeción sería sobre algunos aspectos del libreto co-escrito por Abrams, Lawrence Kasdan y Michael Arndt. El argumento es interesante, profundo y divertido, pero de vez en cuando asoman algunas irritantes coincidencias que me costó trabajo aceptar (aunque podrían explicarse por medio de "la Fuerza", o algo así). Y un par de personajes desperdiciados como torpes mecanismos de la trama, cuando merecían una función más relevante (en particular me decepcionó la Capitán Phasma, interpretada por Gwendoline Christie). Ah, y tampoco hay suficientes discusiones sobre embargos comerciales y tratados tarifarios.
Afortunadamente estas supuestas "quejas" no me impidieron disfrutar El Despertar de la Fuerza tanto como cuando vi la original Star Wars en Enero de 1978 (llegó a mi país hasta esa fecha). O quizás más, pues la carga nostálgica y el temor a la desilusión se combinaron en esta ocasión para hacer la experiencia más intensa y catártica. Entonces, aunque sea "buena" y no perfecta, tengo que darle una perfecta y muy subjetiva calificación. La mera existencia de aquellos pequeños problemas solo subraya el fenomenal triunfo de este renacimiento. O, mejor dicho, continuación, pues mientras veía El Despertar de la Fuerza sentí que el tiempo no había pasado desde Return of the Jedi en 1983... hasta que se prendieron las luces y regresó el dolor de rodillas al pararme de la butaca. Pero durante dos horas y cuarto regresé a la infancia. Exactamente lo que esperaba de una película de Star Wars.
Calificación: 10

IMDb

Wednesday, December 16, 2015

Mistress America



Síntomas: La joven Tracy Fishko (Lola Kirke) se mudó a Nueva York para continuar sus estudios universitarios, pero se siente incómoda y aislada porque no conoce a nadie. Entonces, por insistencia de su madre, Tracy contacta a Brooke Cardinas (Greta Gerwig), su futura hermanastra, y se hacen amigas al instante. Al principio esta relación parece muy benéfica para Tracy, pues la ayuda a superar su introversión y a experimentar las maravillas de la gran ciudad; sin embargo también puede ser muy complicada debido a la caótica energía de Brooke, cuya "perfecta" vida oculta algunas graves neurosis.

Diagnóstico: Hace apenas unas semanas se estrenó en mi país la película While We're Young, del cineasta Noah Baumbach, y ahora descubrí que su nueva película, Mistress America, ya se encuentra disponible en algunas plataformas de Video On Demand. Me alegra mucho que la espera haya sido tan corta, pues Mistress America resultó ser mi película favorita de Baumbach, quien gradualmente se ha convertido en una de las más importantes voces del cine independiente, con una sensibilidad única y diferente de los demás exponentes del género (entre mis favoritos: los Hermanos Duplass, Joe Swanberg y Lynn Shelton).
Cierto, Baumbach empezó como protegido de Wes Anderson, cuya influencia se nota bastante en sus primeras obras (por ejemplo The Squid and the Whale); sin embargo Mistress America lo encuentra en un punto más maduro y personal, conjuntando un sólido argumento, una estructura bien definida y, más importante, un astuto sentido del humor que fluye naturalmente de las situaciones y excéntricas personalidades del reparto.
En este punto debo hacer la obligatoria advertencia sobre los temas y clichés que frecuentemente se manejan en esta particular faceta del cine "indie": sí, se trata de otra mirada a "los problemas de la gente bonita" que parecerían ridículos en cualquier otro contexto (por no mencionar diálogos como "Parece que estamos en una canción"). Para apreciar este tipo de películas hace falta volverse cómplice de los personajes y aceptar sus frívo... perdón, "complicadas" vidas como algo digno de contemplación. Algunos espectadores serán incapaces de dar ese salto, lo cual es perfectamente válido (me ha pasado cuando el director no logra sumergirnos en su elitista micro-universo de pseudo-sofisticación y pretencioso intelectualismo... ejemplo: White Bird in a Blizzard). Pero cuando la narrativa trasciende esos obstáculos y expresa genuina sustancia, la experiencia puede ser muy divertida e interesante, como fue el caso de Mistress America.
Ya fueron demasiadas advertencias y apologías. El núcleo de Mistress America reside en la relación entre Tracy y Brooke, cuya orgánica evolución depende del maravilloso trabajo de Lola Kirke y Greta Gerwig (respectivamente). Su temperamento y peculiaridades les otorgan una atractiva universalidad sin perder individualismo, y sus acciones siguen una progresión lógica que no requiere hacer trampas ni traicionar su carácter (con una posible excepción al final). Las acompaña un brillante elenco secundario que incluye a Heather Lind, Michael Chernus, Matthew Shear y Jasmien Cephas Jones; todos ellos prácticamente desconocidos pero tan seguros y honestos en sus interpretaciones que se sienten de inmediato como personas reales que ya conocíamos. Nunca se vuelven simples engranes del argumento, ni títeres de la guionista (la misma Gerwig, por cierto).
Lo único que empañó un poco mi entusiasmo fue una tardía revelación, al mismo tiempo previsible y muy artificial, cuyo fin fue introducir el clásico conflicto de último momento para crear un poco de drama y suspenso sobre su resolución... algo así como la típica pareja enamorada que descubre un grave secreto que los separa; excepto que en este caso no hay romance de por medio, sino algo más valioso (en mi humilde opinión).
Como punto de comparación diría que Mistress America me gustó más que Frances Ha y la mencionada While We're Young (las dos previas cintas de Baumbach), y un poco menos que Drinking Buddies (una de mis cintas "indie" favoritas en años recientes, de Joe Swanberg). Creo que merece una sincera recomendación, no solo para fans del cine independiente, sino para la gente decepcionada por las blandas y repetitivas comedias "de estudio". No sé si Noah Baumbach alguna vez incursione en "las grandes ligas", pero siento que podría darnos una agradable sorpresa... o también podría arruinarse su genial estilo. Mejor no averiguarlo; prefiero más cintas modestas que una costosa decepción.
Calificación: 9

IMDb

Monday, December 14, 2015

Las Sufragistas (Suffragette)



Síntomas: A principios del siglo veinte se gesta un movimiento de resistencia pasiva en Londres para convencer al gobierno de otorgar el derecho de voto a las mujeres. Y un pequeño grupo particularmente militante, integrado por la Dra. Edith Ellyn (Helena Bonham Carter) y las obreras Maud Watts (Carey Mulligan) y Violet Miller (Anne-Marie Duff) podría encontrar la clave para ganar el favor del público e influenciar al Parlamento... si es que el implacable Inspector Steed (Brendan Gleeson) no las encarcela para siempre.

Diagnóstico: Fui a ver Las Sufragistas el mismo día en el que Arabia Saudita levantó finalmente la prohibición del voto para mujeres en las elecciones nacionales (Diciembre 12, 2015). Sirva esta cósmica coincidencia para enfatizar la desgracia de una historia que empezó hace cien años y aún no termina.
Como muchas otras cintas "basadas en hechos reales", Las Sufragistas se toma amplias libertades con los hechos históricos para refinar la narrativa y simplificar los complejos factores que influenciaron este movimiento socio-político en Londres; sin embargo la directora Sarah Gravon empleó la astuta estrategia de no enfocarse en celebridades históricas, sino en una mujer común, ajena a la política, cuya indiferencia se transforma en activismo conforme reconoce la importancia de un gobierno elegido por la totalidad de la población, y no solo la mitad masculina.
Carey Mulligan entrega otra de sus emotivas actuaciones, repleta de detalle y resonancia dramática, pero sin caer en excesos propagandísticos. El personaje de Maud Watts representa el despertar político de la población oprimida por la tradición del "patriarcado" (o como quieran llamarle), dispuesta a luchar a pesar de las inevitables consecuencias de su rebeldía, que podían llegar en forma de simple presión social o graves sanciones legales.
El resto del elenco realiza también un excelente trabajo, incluyendo a Helena Bonham Carter como la Dra. Ellyn, líder de la "célula anarquista" que ampara a Maud; Anne-Marie Duff como la sufrida Violet, cuya inagotable esperanza no logra extinguirse ante las desventuras de su vida; y Meryl Streep como Emmeline Pankhurst, fundadora y figura principal del movimiento sufragista en Londres. La participación de Streep es muy breve (básicamente un cameo extendido), pero su presencia energiza la película y se convierte en el catalizador ideológico de Maud.
Mi única queja sería que la directora abusa de acercamientos y cámara en mano durante algunos momentos dramáticos. Entiendo el valor de esa técnica para subrayar las exaltadas emociones de los personajes, pero al mismo tiempo sentí que le restó fuerza a las actuaciones y claridad a las escenas; creo que el eficiente libreto de Abi Morgan no requería tanta floritura visual para comunicar elocuentemente su mensaje, y sobre todo con actrices tan competentes.
Fuera de eso, Las Sufragistas me pareció una experiencia muy recomendable, no solo por su noble intención y profundas ideas, sino por sus valores técnicos y artísticos. Su principio crítico trasciende los sencillos personajes para dejar muy claro que se ganó una batalla, pero la guerra por los derechos de la mujer sigue activa. En otras palabras, es más valioso para Gravon mostrar aquello que NO ha cambiado. La película llega a su fin, pero la lucha persiste hasta nuestros días.
No sé si Las Sufragistas sea el tipo de película destinada para los grandes premios de la industria, pero sin duda los merece... aunque sea para elevar su perfil y ampliar su distribución. Su estreno probablemente se perderá entre la competencia navideña, pero confío en que eventualmente encontrará a su público, aunque sea en video casero. Un mensaje tan importante es imposible de ignorar.
Calificación: 9

IMDb

Sunday, December 13, 2015

Una Señal en la Tormenta (White Bird in a Blizzard)



Síntomas: A fines de 1988 Eve Connors (Eva Green) desaparece misteriosamente, dejando a su esposo Brock (Christopher Meloni) en un profundo estado de depresión, y a su hija adolescente Kat (Shailene Woodley) en una especie de apática negación que la impulsa a comportarse de manera errática y hasta peligrosa. ¿Sobrevivirá la familia Connors sin la presencia de Eve?

Diagnóstico: No soy muy afecto a las películas del director Gregg Araki (The Doom Generation, Kaboom), pero aprecio la sensibilidad indie de sus obras, así como su audaz subversión de estilos tradicionales (desde la comedia juvenil hasta el cine "stoner"). Desafortunadamente Una Señal en la Tormenta me pareció aburrida y superficial... una hueca imitación ochentera de American Beauty, cuyo denso simbolismo y obtuso mensaje sobre represión suburbana se siente menos relevante que en aquella obra maestra... o en cualquier otra cinta de Araki, para el caso.
No sé si el problema fue la selección de actores (todos ellos talentosos pero atrapados en roles planos), o la dirección de Araki (desinteresada y carente de enfoque emocional), o el libreto integrado por arbitrarias viñetas, impredecibles saltos temporales, y momentos supuestamente dramáticos que apenas provocan la menor reacción en el espectador. O quizás el problema es que ni siquiera me interesa definir cual fue el problema. La trama se desarrolla con irritante monotonía, libre de textura o empuje narrativo. Ni el misterio de la madre desaparecida basta para sazonar el insípido melodrama... por no mencionar que su sorpresiva resolución se siente absolutamente forzada. Y esas escenas imaginarias que le dan nombre a la película... ¿en qué estaban pensando? Parece un sketch de Saturday Night Live burlándose del más pretencioso cine "de autor".
Al menos los actores muestran genuina convicción, particularmente Shailene Woodley en una faceta más madura y profunda que en sus franquicias juveniles (y no solo me refiero a los inesperados desnudos, sino al sutil manejo de una disfunción familiar que contamina sus relaciones románticas). Christopher Meloni sorprende con su inusual retrato de un padre pusilánime que no sabe afrontar su nueva situación, y prefiere ignorarla. Finalmente, Eva Green siempre me ha parecido una actriz excepcional, pero no sé si encaja en el papel de ama de casa frustrada. Sus mejores interpretaciones son las que explotan su talento para la locura y excentricidad, y aunque aquí tiene abundantes escenas de ese estilo, la sentí ajena al contexto de la trama (posiblemente una decisión intencional del director). De cualquier modo fue uno de los mejores elementos de la película, pues su interacción con Kat (Woodley) resulta hipnótica y desgarradora.
Otro elemento sobresaliente fue la banda sonora, que afortunadamente no abusa del pop ochentero para recordarnos que estamos viendo una historia ubicada en aquella década. Para ello Araki prefirió usar bandas más "alternativas", como Siouxie and the Banshees, Cocteau Twins y The Psychedelic Furs... básicamente lo que tocaban en 120 Minutes, cuando MTV aún transmitía videos musicales (las personas de mi generación sabrán a qué me refiero).
Entonces, Una Señal en la Tormenta podría clasificarse como mediano drama doméstico con un fuerte componente "coming of age" en la forma de la hija abandonada por sus padres (la madre por desaparición y el padre por cobardía). El talento de los actores y las agudas reflexiones del argumento (probablemente heredadas de la novela original de Laura Kasischke) ayudan a superar la rutinaria ejecución de la cinta y su gris panorama emocional, de modo que Una Señal en la Tormenta se gana una tenue recomendación como experiencia de vez en cuando interesante que necesitaba una transfusión de energía y un director más comprometido con los personajes y menos temeroso de parecer cursi o sentimental. A veces la honestidad funciona mejor que lo “cool”
Calificación: 7

IMDb

Saturday, December 12, 2015

Krampus: El Terror de la Navidad (Krampus)



Síntomas: La familia Engel recibe en su casa a varios parientes indeseables que pasarán la Navidad con ellos. Y, por si la situación no fuera suficientemente incómoda, una fuerte tormenta de nieve los deja sin electricidad, sin teléfono... y a la merced de un mítico demonio navideño llamado Krampus, que sólo debería existir en las leyendas de la abuela nórdica.

Diagnóstico: Mis expectativas sobre Krampus fueron completamente erróneas. Pensé que sería una genuina película de "terror navideño", al estilo de Black Christmas o Silent Night; pero, resultó ser una fantasía "dark" fuertemente influenciada por obras tan diversas como Gremlins, Labyrinth, Troll y El Laberinto del Fauno. Bueno, hasta tiene referencias a Calvin and Hobbes. Entonces, aunque Krampus no fue lo que yo esperaba, cuenta con suficiente humor y aciertos técnicos para ofrecer una amena experiencia familiar, imperfecta pero entretenida y más "siniestra" de lo que comúnmente encontramos en esta temporada.
El humor de la cinta a veces contribuye a los aspectos de terror, y a veces los diluye accidentalmente, pues si bien el libreto incluye sólidas muestras de ingenio subversivo, también abundan los chistes bobalicones y previsibles. Solo de vez en cuando asoman algunos intentos de sátira social sobre la excesiva comercialización de la Navidad y el torcido mensaje que ello transmite al público joven. Supongo que sigue siendo un mensaje válido, pero suena un poco hipócrita cuando lo imparte un inmenso estudio hollywoodense (Universal Pictures) que es propiedad de un vasto emporio de comunicaciones (Comcast), el cual a su vez está asociado con la corporación más grande del mundo (General Electric)... pero, bueno, ¿qué otra cosa podrían decir?
El competente elenco muestra adecuada convicción al interpretar personajes prefabricados que no requieren gran esfuerzo histriónico; sin embargo se nota que se están divirtiendo y logran transmitir esa exuberante energía al espectador. Adam Scott funciona bien como el ocupado padre de familia que no puede prestar mucha atención a sus hijos. Toni Collette es el ama de casa puntillosa y exigente, pero sin caer en la antipatía. Y los niños Emjay Anthony y Stefania LaVie Owen consiguen una acertada química fraternal con la mezcla justa de afecto/irritación, como ocurre con los hermanos en la vida real. David Koechner y Allison Tolman interpretan a los parientes visitantes, totalmente opuestos a sus anfitriones en actitud e ideología, lo cual promueve un poco de inocuo humor político que podría haberse explotado mejor. Y lo mismo diría de la premisa misma, ubicada en un incómodo punto entre realidad y fantasía que nunca tragué por completo: la nostalgia de un niño por las perfectas Navidades de antaño conjura de algún modo al demonio Krampus y sus hordas de duendes malignos (o algo así) que ponen en peligro a las dos familias. La mecánica de la "invocación" se siente forzada, y las consecuencias parecen excesivas para algo tan trivial.. pero, obviamente, no conviene buscar mucha lógica en esta fábula familiar que solo busca entretenernos durante hora y media, y recordarnos el auténtico espíritu de la Navidad (el cual nunca definen específicamente... buena estrategia para no ofender la sensibilidad de las audiencias políticamente correctas).
Antes de transformarme por completo en el Grinch, diré que Krampus tiene abundantes aciertos técnicos, empezando por el excelente trabajo de efectos prácticos y criaturas físicas. El diseño del Krampus y sus vasallos no parece muy original (obviamente inspirado en el estilo de Tim Burton y Guillermo del Toro), pero la ejecución me pareció excelente, así como los vastos escenarios nevados que evocan una gélida versión del típico vecindario spielbergiano azotado por la peor tormenta de la historia. Desafortunadamente este despliegue de talento artesanal se desperdicia en escenas blandas y poco imaginativas cuyo único atributo es el contraste entre el "horror" y los temas navideños: osos de peluche con colmillos, galletas de jengibre con colmillos, arlequines con colmillos, etc. Y aunque el director Michael Dogherty (cuya previa cinta, Trick 'r Treat, encontró un balance más afortunado entre humor y terror) obtiene algunos buenos momentos de suspenso, Krampus mantiene una inherente superficialidad que me impidió experimentar auténtico temor o angustia por los personajes. Ah, y ¿mencioné que Krampus recibió la temida clasificación PG-13? Esto se traduce en un mínimo de sangre, violencia de caricatura, y el inevitable conocimiento de que las cosas nunca serán tan trágicas como aparentan. Aunque me alegra decir que el agridulce final fue deliciosamente macabro, y mucho más apropiado de lo que esperaba.
En este punto debo recomendar para fans del terror la sólida antología A Christmas Horror Story. No diré más para evitar comparaciones injustas.
En fin... me da gusto que el nicho del "horror familiar con tema navideño" siga vigente, y si bien Gremlins lo hizo mucho mejor hace treinta años, es posible que Krampus encuentre  resonancia entre los niños del nuevo siglo, sobre todo los que sean demasiado jóvenes para el Santa Claus asesino de Tales from the Crypt, y demasiado grandes para el episodio de Halloween de iCarly (o lo que sea que esté de moda en los canales infantiles). Entonces, Krampus no me dejó muy satisfecho en el nivel narrativo, pero admiré algunas audaces decisiones creativas del director, y el "look" general de la cinta. Quizás valdrá la pena si un solo niño recupera su fe en el espíritu navideño. Sea cual sea su significado actual.
Calificación: 7.5

IMDb

Friday, December 11, 2015

Juegos Demoníacos (Ghoul)



Síntomas: Varios jóvenes están filmando un documental sobre el canibalismo a lo largo de la historia, y viajan a Ucrania para entrevistar a Boris Glaskov, un caníbal confeso que acaba de salir de presidio. El mejor lugar para la entrevista, desde luego, es la cabaña abandonada en mitad del bosque donde Boris cometió sus atroces crímenes... y donde dice haber invocado espíritus malignos que lo obligaron a comer carne humana. O al menos esa fue su explicación. Y ahora los jóvenes reporteros tendrán oportunidad de confirmar ese testimonio.

Diagnóstico: Hace apenas unos días expresé mi esperanza de que llegarían mejores películas de terror a cines de México, en vez de la habitual basura pseudo-documental. Y, por supuesto, una semana después se estrena Juegos Demoníacos, una de esas películas de gran calidad.
No, perdón... es otra de esas basuras pseudo-documentales donde los antipáticos personajes graban en video cada segundo de sus inútiles vidas y discuten interminablemente para llenar el tiempo entre momentos "terroríficos" que no inspiran terror, suspenso o siquiera sorpresa, porque todo transcurre exactamente como en cualquier otra película de "found footage" que pretende simular realismo, cuando el resultado es exactamente lo opuesto: una forzada colección de eventos que nunca se integran en una narrativa creíble o coherente.
Por el lado positivo (hay que escarbar bastante para encontrarlo), el director Petr Jákl aprovecha razonablemente bien las locaciones ucranianas, así como algunos "extras" locales que añaden un poco de exótica atmósfera al tedioso drama (y de nuevo vemos que "drama" equivale a gritar añejas frases de cajón como "¿Qué diablos fue eso?", "¿Quien anda ahí?", y la indispensable "¿Qué está pasando?") Por suerte Juegos Demoníacos es bastante corta, así que apenas hay tiempo de aburrirse antes de que nos rescaten los benditos créditos finales.
De los actores, mejor ni hablar... son los mismos estereotipos de siempre, pero sin suficiente personalidad para interesarnos en sus aventuras. Apenas los identificamos como "la rubia", "la traductora", "el camarógrafo" y "el idiota".
En cuanto a los hechos reales que inspiraron la película (sí, es otra de esas), se limitan a la mención del "Holodomor", la hambruna políticamente creada en los años treintas por Joseph Stalin en la (entonces) provincia de Ucrania para sofocar el movimiento revolucionario, con la consecuencia adicional de haber provocado una ola de canibalismo. Por lo demás, el libreto de Petr Bok es un confuso desfile de ideas inconexas que buscan desesperadamente algo para impresionarnos. Por eso, además del caníbal, tenemos manifestaciones fantasmales, posesión demoníaca, sesiones espiritistas, oscuras catacumbas, una bruja post-soviética (probablemente el personaje más sensato de la película), y videos de un asesino serial... cualquier cosa para llenar el tiempo y complicar el insustancial argumento. Hasta un gato negro ronda por la cabaña, para justificar algunos baratos (e ineficaces) sobresaltos. Ese es el nivel general de creatividad de los cineastas, y se nota claramente a lo largo de los interminables ochenta y cinco minutos de Juegos Demoníacos.
¿Habremos llegado al punto más bajo del "found footage"? ¿Podrán mejorar las cosas después de este chasco? No creo. De hecho, dudo que exista un límite para la mediocridad de este subgénero. Solo queda soportarlo y esperar que pase de moda. "La esperanza es un error", como dijo cierto vagabundo post-apocalíptico. Si me disculpan, voy a verlo de nuevo para limpiar mi mente de Juegos Demoníacos.
Calificación: 3

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Wednesday, December 9, 2015

MI-5 (Spooks: The Greater Good)



Síntomas: El escape de un peligroso terrorista previamente capturado por el Servicio de Seguridad Británico (también conocido como MI-5) desata una investigación interna que podría disolver la institución... sobre todo porque Harry Pearce (Peter Firth), director de la Unidad Contra-Terrorismo, desapareció al mismo tiempo que el terrorista. ¿Será posible que el leal Pearce haya traicionado a su gobierno? ¿O habrá otra razón para su inexplicable ausencia?

Diagnóstico: Hace casi quince años me volví aficionado a la serie británica Spooks (conocida fuera del Reino Unido como MI-5), cuyos creadores obviamente se inspiraron en el éxito de 24 para producir su propia versión europea, retratando las aventuras y drama personal de los agentes de la agencia MI-5. Claro, como es común en la televisión inglesa, no había mucho dinero para filmar grandes secuencias de acción ni efectos especiales, así que el énfasis del programa siempre estuvo en el espionaje tradicional y la intriga política. Pero lo que siempre lo distinguió fue el realismo de los argumentos y la impredecible crueldad de los libretos, que en cualquier momento podían matar (o eliminar por otros métodos) a cualquier personaje, desde "invitados" de un solo episodio hasta las ostensibles estrellas de la serie. En otras palabras, todo podía pasar, y nadie tenía garantía de supervivencia. Y ahora la película Spooks: The Greater Good retoma esa estrategia para graduarse a cine después de diez temporadas en la pantalla chica.
Conviene advertir que yo solo vi las primeras cuatro temporadas de Spooks, y luego la novena (porque salía Sophia Myles). Quizás por eso me sentí ocasionalmente perdido durante Spooks: The Greater Good. El director Bharat Nalluri reunió un sólido elenco de rostros nuevos y viejos conocidos, pero también asume que recordamos muchos elementos de la mitología y continuidad del programa. Afortunadamente hay suficientes pistas y contexto para deducir la información faltante; y además el argumento maneja temas relevantes que parecen salir de los noticieros actuales, así que no sentí que fuera absolutamente indispensable conocer la serie para disfrutar la película.
Lo que sí hace falta es un poco de paciencia. Spooks: The Greater Good mantiene un ritmo lento y metódico que nos obliga a poner atención y realizar las conexiones del laberíntico libreto al mismo tiempo que los personajes. Las escasas escenas de acción son breves pero intensas y brutales, y siempre llegan como satisfactorio remate del drama... nunca como relleno ni distracción para el público impaciente.
A pesar de tantas advertencias disfruté bastante de esta modesta película (bajo sus propios términos), y quedé satisfecho con el apropiado final que justifica diez años de suspenso, a lo largo de los cuales la situación política en el mundo real ha cambiado considerablemente, llevándonos del simple conflicto entre "buenos y malos" hacia algo más difícil de definir, donde la moralidad es un obstáculo para obtener resultados de cuestionable virtud. ¿Vale la pena sacrificar 10 personas para salvar 11? ¿Quién podría decidirlo?
Los actores realizan un excelente trabajo, en particular Peter Firth como el eternamente atormentado Harry Pearce; y Keith Harington como Will Holloway, ex-agente retirado que debe regresar a cumplir una última misión. Su relación de mentor-estudiante/aliado-enemigo es muy interesante, y hasta ahora me estoy dando cuenta de que Homeland probablemente la tomó prestada para los personajes de Saul y Peter.
Ya basta de comparaciones injustas. Spooks podrá haber nacido como respuesta a 24, pero nunca fue una simple copia. Y Spooks: The Greater Good hace lo mismo en el cine, evitando las fórmulas de Hollywood para enfocarse en la motivación de los espías y la ideología de las fuerzas políticas que los controlan... o intentan manipularlos. Solo espero que sean tan competentes en la vida real como Harry Pearce y sus colegas.
Calificación: 8.5

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Monday, December 7, 2015

American Ultra



Síntomas: Mike Powell (Jesse Eisenberg) y su novia Phoebe (Kristen Stewart) son una joven pareja cuyas ambiciones no llegan más allá de fumar marihuana y mantener sus modestos empleos... para poder comprar más marihuana. Sin embargo su pacífica existencia se ve bruscamente interrumpida cuando Mike se convierte en el blanco de expertos asesinos gubernamentales que no se detendrán hasta eliminarlo. ¿Qué motivo podría haber para desatar esta implacable cacería? ¿Y cómo es posible que Mike se esté defendiendo con increíble habilidad?

Diagnóstico: Parece que la especialidad del escritor Max Landis (hijo del legendario director John Landis) es tomar fórmulas bien establecidas y encontrar un giro inusual para darles una perspectiva fresca que nunca habíamos contemplado. Podemos confirmar esto en sus guiones de Chronicle (super-héroes realistas) y Victor Frankenstein (la venerable historia examinada desde el punto de vista de Igor). Respeto y admiro esa estrategia... pero no siempre da como resultado buenas películas.
Francamente me encuentro un poco indeciso sobre American Ultra, la más reciente cinta escrita por Landis, y dirigida por Nima Nourizadeh (Project X), cuya inestable combinación de acción y comedia "stoner" ofrece algunas graciosas actuaciones, incontrolables fluctuaciones de tono y tenues momentos emocionales. Es como si Seth Rogen hubiera dirigido The Bourne Identity; desafortunadamente la creativa mezcla de géneros no logra disimular que, efectivamente, estamos viendo una serie de clichés vagamente integrados a una mediocre historia cuyos detalles podrán parecer novedosos, aunque su estructura sigue siendo añeja y previsible.
Así tenemos a Jesse Eisenberg como el "loser" Mike, eternamente drogado e indolente hasta que se transforma en un invencible agente secreto con amnesia, gracias a un programa secreto que la CIA implementó hace muchos años, y ahora quiere eliminar porque nunca funcionó como esperaban. Topher Grace interpreta al arrogante burócrata que no teme abusar de su poder gubernamental para borrar las huellas de su error. Connie Britton es el benévolo rostro de la ciencia, y la única persona que trata de ayudar a Mike... o al menos explicar lo que está ocurriendo. Walt Goggins es el obligatorio maniático asesino producido por el mismo programa secreto (básicamente Joker sin maquillaje); y Kristen Stewart es la novia apática que quizás sepa más de lo que aparenta (no puede negarse que seleccionaron a la actriz correcta).
Si todo eso suena familiar es porque Nourizadeh y Landis no intentan disimular las múltiples fuentes que "inspiraron" su relato, incorporando referencias y chistes visuales como homenaje a sus predecesoras (por ejemplo, el pueblo donde se desarrolla la acción se llama Liman... igual que Doug Liman, el director de The Bourne Identity). Pero, como dije antes, aceptar las influencias no disculpa su desvergonzado plagio, de modo que las escasas sorpresas de American Ultra se ven opacadas por la constante sensación de que ya vimos todo esto... y no una sola vez, sino muchas veces. Al menos la reciente comedia Spy se esforzó en incorporar la personalidad de su protagonista (Melissa McCarthy) a la fórmula de espías. Claro que Spy no tenía tanta sangre y violencia como American Ultra, lo cual le confiere una identidad más subversiva, aderezada con macabro humor negro que ayuda a mantenernos despiertos mientras esperamos el avance del prefabricado melodrama.
Como dije antes, no estoy seguro si eso basta para recomendar American Ultra como una buena película de espías, o una competente comedia "stoner". Me gustaron los actores (aunque no todas las actuaciones), la satírica actitud general de la narrativa (en vez de exóticas locaciones internacionales, todo ocurre en los más mundanos lugares del pueblo), y la mencionada hiper-violencia (bueno, no tan extrema como yo hubiera preferido, pero sin duda más de la que usaron en cintas más convencionales... Jason Bourne jamás se vio tan físicamente lastimado como Mike Howell). Al menos puedo afirmar que American Ultra no aburre y merece atención por ofrecernos una versión "alt" del clásico "espía con amnesia", marginalmente más creíble y con una sub-trama romántica menos forzada de lo acostumbrado. O, en el peor de los casos, podríamos tomar American Ultra como secuela extra-oficial de Adventureland, donde Jesse Eisenberg y Kristen Stewart se conocieron antes de convertirse en blancos de la CIA. Tal vez debieron quedarse en el parque de diversiones.
Calificación: 7

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Sunday, December 6, 2015

Dulces Sueños, Mamá (Goodnight Mommy - Ich Seh, Ich Seh)



Síntomas: La madre de Lukas y Elias regresa a casa después de una operación, con vendajes que ocultan su rostro. Pero los niños sospechan que no es su auténtica madre, y deciden investigar por su cuenta. ¿Será una simple fantasía infantil inspirada por la bizarra apariencia de su madre, o realmente habrá llegado una impostora a su hogar?

Diagnóstico: Dulces Sueños, Mamá se siente un poco lenta al principio, pero eventualmente gana energía y se convierte en uno de los mejores thrillers psicológicos del año... aunque no puedo negar que los directores Veronika Franz y Severin Fiala hicieron un trabajo tan bueno que me dejó un amargo sabor, y no tengo interés en verla de nuevo. Suena como queja, pero es un halago.
Será difícil escribir sobre Dulces Sueños, Mamá sin revelar los perturbadores eventos del último acto, así que quizás conviene ajustar expectativas mencionando lo que NO ocurre.
Aunque Dulces Sueños, Mamá recibió abundantes elogios en publicaciones dedicadas a la fantasía y horror, no hay que esperar un típico relato sobrenatural ni un espectáculo sangriento (aunque podría decirse que hay tenues rastros de ambos estilos); y si bien el demoledor "twist" final no es muy novedoso, está increíblemente bien implementado, de tal forma que nunca lo vi venir.
Los actores realizan un fantástico trabajo desarrollando sus respectivos personajes y revelando la complejidad de sus relaciones sin necesidad de muchas palabras o grandes gestos dramáticos. La historia se ubica en una remota casa de campo habitada por tres personas (bueno, llega uno que otro "invitado", pero funcionan como simples auxiliares de la trama que no requieren gran definición). Ese minimalista elenco define el tono general de la película, filmada con elegante austeridad (típica del cine europeo) que también se refleja en los escuetos diálogos y fría cinematografía, retratando con igual indiferencia los juegos de los niños y los... eh... momentos menos felices del final.
Mi única queja sería la que mencioné al principio: la historia tarda bastante en encontrar su ritmo. Podría pensarse que fue una decisión intencional de los directores para incrementar el suspenso (lo cual, por cierto, funciona muy bien); sin embargo al mismo tiempo nos deja durante muchos minutos a la deriva emocional, sin pistas para sacar nuestras propias conclusiones, ni suficientes eventos para impulsar la narrativa. Y la verdad es que los niños, aunque sean muy buenos actores, tampoco son protagonistas muy interesantes. Afortunadamente la parsimonia inicial se ve ampliamente compensada por el fascinante misterio central, auxiliado por la opresiva atmósfera que conjura la música incidental de Olga Neuwirth.
Entonces, me alegra recomendar Dulces Sueños, Mamá como una excelente experiencia de inquietante suspenso que merece verse en la pantalla grande, no sólo para apreciar mejor sus virtudes, sino para estimular el estreno en México de más películas con similar calidad (ya estuvo bien de basura pseudo-documental, ¿no?) Dulces Sueños, Mamá podrá ser terror, thriller o drama familiar; pero su análisis de traumas psicológicos y disolución familiar no necesita comprometerse con un género específico para impactar al espectador. En estos casos podemos hablar de "buen cine", y punto; el nicho cultural sale sobrando.
Calificación: 9

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Friday, December 4, 2015

En el Corazón del Mar (In the Heart of the Sea)



Síntomas: A mediados del siglo diecinueve el escritor norteamericano Herman Melville (Ben Whishaw) entrevista al anciano Sr. Nickerson (Brendan Gleeson), último sobreviviente del barco ballenero Essex, perdido en alta mar varias décadas atrás. Entonces Nickerson relata los pormenores de la última travesía del Essex, incluyendo los conflictos entre el Capitán Pollard (Benjamin Walker) y el Primer Oficial Chase (Chris Hemsworth)... así como el fatídico encuentro con una feroz ballena, que Melville eventualmente incorporaría a su más famoso libro: Harry Potter y la Ballena Blanca, o algo así.

Diagnóstico: Antes que nada, permítanme tranquilizar a los puristas de Melville: En el Corazón del Mar no tiene mucho que ver con la venerable novela Moby Dick. Sí, la película está oblicuamente relacionada con el origen de ese libro, pero está basada en OTRO libro ("In the Heart of the Sea: The Tragedy of the Whaleship Essex", de Nathaniel Philbrick), y no resultó ser una de esas "reimaginaciones literarias" como la reciente Victor Frankenstein o Alice in Wonderland, que era lo que yo temía. Habiendo dicho eso, tampoco me pareció una cinta particularmente buena, aunque sus sobresalientes valores de producción y accesible libreto ofrecen suficiente entretenimiento para no sentir que desperdiciamos dos horas viendo rudos fulanos matando ballenas.
Quizás exagero. Solo vemos a los tripulantes del Essex matar una ballena, y el director Ron Howard encuentra un buen balance entre el tono heroico de dicha "hazaña" y el remordimiento de una atrocidad tan grande contra el mundo natural (desde luego yo me opondría totalmente a tal actividad, pero estoy tratando de ser imparcial). Además, el punto de la cinta no es la cacería de escualos, sino la posterior venganza por parte de una enorme ballena, magníficamente creada por los magos de efectos especiales y "retratada" por el director de fotografía Anthony Dod Mantle, cuyas impresionantes vistas del océano poseen tal consistencia y naturalidad que dejé de preocuparme por cuáles serían reales y cuáles simuladas. En el Corazón del Mar se ve fantásticamente bien, y mucho más creíble que la obvia artificialidad de Life of Pi (mis disculpas para fans de aquella película; me gustaron muchas partes de la historia pero jamás logré tragar el exceso de "CGI" que satura sus escenas).
En fin, regresando a la película pertinente, En el Corazón del Mar acomoda los supuestos "hechos reales" en una fórmula perfectamente inocua y previsible, empezando por el protagonista, Owen Chase, interpretado por Chris Hemsworth como el clásico héroe cinematográfico, rudo pero sensible, y dividido entre su familia y las exigencias del difícil trabajo que debe realizar para mantenerla. Además, tiene el físico de Thor, así que no podría ser más heroico. Luego vienen los villanos corporativos, hambrientos (figurativamente) de aceite de ballena, para lo cual financian el viaje del Essex con un capitán novato al timón, cuando es obvio que nuestro héroe estaría mejor capacitado para guiar la peligrosa travesía. Y, bueno, para no revelar más de la cuenta, así procede En el Corazón del Mar, con pocas sorpresas, nulo suspenso y apenas un poco de drama durante la segunda mitad, cuando la historia toma un rumbo distinto (aunque no muy inesperado), dejando atrás la aventura para examinar los eventos que Nickerson (el anciano narrador) mantuvo en secreto durante varias décadas, hasta que la curiosidad y ferviente interés de Melville lo inspiraron a confesar la verdad. Parece que estoy revelando demasiado, pero no es así. De hecho, con excepción de un par de eventos, no hay mucho que revelar. Como dije, el libreto está firmemente basado en los estereotipos de Hollywood, y la dirección de Howard no hace mucho para distinguir la cinta en modo alguno, además de los antes mencionados logros técnicos.
Las actuaciones son igualmente adecuadas para interesarnos en los personajes, pero sin compenetrarnos demasiado con ellos. Apoyando a Hemsworth tenemos algunos sólidos actores de carácter como Benjamin Walker, Brendan Gleeson y Tom Holland, por no mencionar a Cillian Murphy en un papel tan superficial que apenas rebasa la categoría de "extra". Y de las mujeres mejor ni hablar... Charlotte Riley tiene dos minutos en pantalla como la sufrida esposa de Chase, y ahí terminó su labor (otra cinta que no pasa la "prueba Bechdel").
Ya mencioné el mejor atributo de En el Corazón del Mar: no fue una versión revisionista de Moby Dick. Como aventura marítima por derecho propio me pareció medianamente entretenida y olvidable. Como historia de "hombre contra la naturaleza" apenas despierta la menor tensión; necesitaba una catástrofe más grande, o un monstruo con más personalidad. En la primera categoría me gustó más Master and Commander (o, para el caso, la serie televisiva Black Sails); y en la segunda recomiendo Deep Rising o la original 20,000 Leagues Under the Sea. Y, finalmente, dentro de la filmografía de Ron Howard, prefiero Backdraft y Apollo 13. En el Corazón del Mar aspiraba a la emoción de la primera y el drama humano de la segunda, pero falló en su intento. En resumen, Howard acuarteló bien las velas con la escota a barlovento; sin embargo lo desarboló la floja narrativa y terminó fondeando en calma chicha.
Calificación: Picada a 7

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Thursday, December 3, 2015

Beasts of No Nation



Síntomas: Durante la guerra civil de un país africano, el pequeño Agu (Abraham Atta) y su familia tratan de llevar una existencia más o menos normal, evitando las zonas de combate. Pero cuando el conflicto llega a su pequeño pueblo, Agu tratará de escapar por su cuenta... hasta que es reclutado como soldado del temible Comandante (Idris Elba), quien no se detendrá hasta eliminar al ejército enemigo, sin importar cuántas vidas arruine en el proceso.

Diagnóstico: En lo que va del siglo veintiuno se han producido muchas películas que pretenden denunciar las terribles condiciones sociales y económicas en África (por ejemplo Hotel Rwanda, Blood Diamond y hasta cierto punto Lord of War). Y ahora Beasts of No Nation llega para recordarnos que el problema sigue vigente... aunque nunca revela en dónde se desarrolla la historia o cuáles son las ideologías de las facciones en conflicto.
Es una estrategia audaz del director Cary Joji Fukunaga (basándose en una novela de Uzodinma Iweala), pues al omitir detalles geográficos o temporales la narrativa gana universalidad y nos evita las disyuntivas morales del conflicto entre "buenos" y "malos". No importa quién tiene la razón; las consecuencias son las mismas para las más inocentes víctimas que son absorbidas por la maquinaria militar (o para-militar) que requiere constante renovación de tropas para perpetuar una hueca cruzada donde la violencia parece haberse convertido en un fin por sí misma.
Claro que solo pensé esto hasta que terminó Beasts of No Nation. Mientras la veía me encontré frecuentemente confundido, con la sensación de que me había perdido de algo importante porque no entendía quién peleaba contra quién, ni conocía la motivación de los rebeldes o tropas defensoras. Pero conforme nos sumergimos en las vivencias de Agu y presenciamos las atrocidades que debe cometer para mantenerse vivo, me di cuenta de que el punto de la película no es la difusión política (o propaganda, según sea el caso), sino compartir la ingenua perspectiva del protagonista, un día enfrascado en juegos imaginarios, y al día siguiente blandiendo un rifle de asalto para dispararle a gente que no conoce, por motivos que no comprende. El efecto es al mismo tiempo devastador y curiosamente lejano, examinando fríamente los eventos sin contaminarlos con juicios morales o racionalizaciones culturales... tal como haría un niño.
Hablando de lo cual, Fukunaga se sacó la lotería con el niño actor Abraham Atta, quien carga la película entera sobre sus hombros y nos ofrece una de las más honestas y naturales actuaciones del año, no solo cuando aparece en la pantalla, sino en su brutalmente reveladora narración. Ese atisbo al diálogo interno de Agu contribuye a ilustrar su carácter y evolución más que las balaceras y angustiantes emboscadas que sufren entre la selva.
Por otro lado tenemos al célebre Idris Elba como el implacable Comandante que se muestra interesado en Agu, pues tal vez percibe potencial para convertirlo en futuro líder de la rebelión... o en otro simple soldado/esclavo obediente y desechable que jamás cuestionará las órdenes de sus superiores. Los demás actores realizan también un excelente trabajo, pero Beasts of No Nation gira en torno a la relación entre Agu y el Comandante, y afortunadamente no hay un solo paso en falso a lo largo de las dos horas y cuarto de la cinta.
La cinematografía y demás aspectos técnicos son igualmente sobresalientes, contrastando el horror de la guerra con la belleza de los escenarios africanos. La música de Dan Romer subraya algunas escenas pero, al igual que la dirección de Fukunaga, nunca trata de exaltar artificialmente las emociones del espectador.
De hecho, ese parece ser el mandato de la cinta entera: reflejar una triste realidad sin buscar soluciones u ofrecer falsas esperanzas. La situación existe, y sería irrespetuoso buscar fórmulas de Hollywood que pudieran resolverla. No hay final feliz, pero al menos hay final. A veces esa es la mayor bendición.
Calificación: 9

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