Friday, December 11, 2015
Juegos Demoníacos (Ghoul)
Síntomas: Varios jóvenes están filmando un documental sobre el canibalismo a lo largo de la historia, y viajan a Ucrania para entrevistar a Boris Glaskov, un caníbal confeso que acaba de salir de presidio. El mejor lugar para la entrevista, desde luego, es la cabaña abandonada en mitad del bosque donde Boris cometió sus atroces crímenes... y donde dice haber invocado espíritus malignos que lo obligaron a comer carne humana. O al menos esa fue su explicación. Y ahora los jóvenes reporteros tendrán oportunidad de confirmar ese testimonio.
Diagnóstico: Hace apenas unos días expresé mi esperanza de que llegarían mejores películas de terror a cines de México, en vez de la habitual basura pseudo-documental. Y, por supuesto, una semana después se estrena Juegos Demoníacos, una de esas películas de gran calidad.
No, perdón... es otra de esas basuras pseudo-documentales donde los antipáticos personajes graban en video cada segundo de sus inútiles vidas y discuten interminablemente para llenar el tiempo entre momentos "terroríficos" que no inspiran terror, suspenso o siquiera sorpresa, porque todo transcurre exactamente como en cualquier otra película de "found footage" que pretende simular realismo, cuando el resultado es exactamente lo opuesto: una forzada colección de eventos que nunca se integran en una narrativa creíble o coherente.
Por el lado positivo (hay que escarbar bastante para encontrarlo), el director Petr Jákl aprovecha razonablemente bien las locaciones ucranianas, así como algunos "extras" locales que añaden un poco de exótica atmósfera al tedioso drama (y de nuevo vemos que "drama" equivale a gritar añejas frases de cajón como "¿Qué diablos fue eso?", "¿Quien anda ahí?", y la indispensable "¿Qué está pasando?") Por suerte Juegos Demoníacos es bastante corta, así que apenas hay tiempo de aburrirse antes de que nos rescaten los benditos créditos finales.
De los actores, mejor ni hablar... son los mismos estereotipos de siempre, pero sin suficiente personalidad para interesarnos en sus aventuras. Apenas los identificamos como "la rubia", "la traductora", "el camarógrafo" y "el idiota".
En cuanto a los hechos reales que inspiraron la película (sí, es otra de esas), se limitan a la mención del "Holodomor", la hambruna políticamente creada en los años treintas por Joseph Stalin en la (entonces) provincia de Ucrania para sofocar el movimiento revolucionario, con la consecuencia adicional de haber provocado una ola de canibalismo. Por lo demás, el libreto de Petr Bok es un confuso desfile de ideas inconexas que buscan desesperadamente algo para impresionarnos. Por eso, además del caníbal, tenemos manifestaciones fantasmales, posesión demoníaca, sesiones espiritistas, oscuras catacumbas, una bruja post-soviética (probablemente el personaje más sensato de la película), y videos de un asesino serial... cualquier cosa para llenar el tiempo y complicar el insustancial argumento. Hasta un gato negro ronda por la cabaña, para justificar algunos baratos (e ineficaces) sobresaltos. Ese es el nivel general de creatividad de los cineastas, y se nota claramente a lo largo de los interminables ochenta y cinco minutos de Juegos Demoníacos.
¿Habremos llegado al punto más bajo del "found footage"? ¿Podrán mejorar las cosas después de este chasco? No creo. De hecho, dudo que exista un límite para la mediocridad de este subgénero. Solo queda soportarlo y esperar que pase de moda. "La esperanza es un error", como dijo cierto vagabundo post-apocalíptico. Si me disculpan, voy a verlo de nuevo para limpiar mi mente de Juegos Demoníacos.
Calificación: 3
IMDb
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