Sunday, July 31, 2016

La Vida Secreta de tus Mascotas (The Secret Life of Pets)



Síntomas: El perro Max (voz de Louis C.K.) vive feliz en un departamento de Nueva York. Entonces su dueña Katie (voz de Ellie Kemper) adopta otro perro llamado Duke (voz de Eric Stonestreet), y Max siente tantos celos que trata de deshacerse del recién llegado... pero ambos terminan extraviados en las peligrosas calles de la ciudad, donde deberán aprender a cooperar si es que quieren regresar a su hogar.

Diagnóstico: Una de las razones por las que no veo con frecuencia películas familiares es que me cansé de sus torpes argumentos, aparentemente justificados por la terrible excusa de "no importa; es para niños" (otra razón es que prefiero verlas en su idioma original, lo cual rara vez es posible en mi país). La animación de Asia y Europa (y de vez en cuando Pixar) ha demostrado que la calidad no es incompatible con el público infantil; simplemente hay que esforzarse por crear una buena historia, sin importar a quién va dirigida.
Desafortunadamente La Vida Secreta de tus Mascotas eligió el camino fácil de complacencia e indiferencia narrativa, aunque logra congraciarse con el público gracias a sus simpáticos personajes, colorido diseño, y ocasionales destellos de ingenio humorístico que serán particularmente apreciados por las personas amantes de las mascotas (como yo).
La historia de Max y Duke tratando de regresar a casa consiste en una serie de arbitrarias escenas sin mucho flujo orgánico. Las cosas pasan porque se les ocurrieron a los escritores en ese orden, y no porque obedezcan un orden lógico o dramático. Y, claro, las escasas escenas donde empieza a formarse algo más sustancial se ven interrumpidas por inverosímiles secuencias de acción para que los niños no se duerman (y yo me quejaba del pulpo manejando un camión en Finding Dory).
Sin embargo, como dije, la trama es tan sólo un pretexto para disfrutar a los simpáticos protagonistas, cuyos diálogos e interacción mantienen a flote la película durante sus breves noventa minutos de duración.
Esto, desde luego, es consecuencia de la perfecta química entre los actores que prestaron sus voces a los animales animados. Louis C.K. y Eric Stonestreet expresan con gran humor y elocuencia la evolución en la relación de Mike y Sulley... perdón, Max y Duke. Jenny Slate prácticamente se roba la película como Gidget, la mimada perrita de inofensiva apariencia que emprende su propia investigación cuando nota la ausencia de sus vecinos. Y, completando el elenco, tenemos una abundancia de pintorescos roles secundarios, incluyendo una pandilla de gatos callejeros (con voces de Steve Coogan y Chris Renaud, entre otros), un bizarro culto "underground" (literalmente) de mascotas rechazadas por sus dueños (dirigido por Kevin Hart), y la banda de temerosas mascotas reclutada por Gidget para ayudarla en su búsqueda (Albert Brooks, Lake Bell, Dana Carvey y Bobby Moynihan, por mencionar unos cuantos). En otras palabras, siempre hay alguien gracioso o parlanchín en la pantalla, de modo que la superficialidad de la historia es fácil de ignorar.
Yo hubiera preferido un argumento sólido y bien estructurado, con tanto esmero dedicado al contenido emocional como a la fantástica animación y efectos especiales (como siempre, las simulaciones líquidas me provocaron envidia digital, aunque no me gustaron los ojos de los personajes, que carecen de volumen y profundidad; parecen de papel adhesivo... curiosa decisión de los directores Yarrow Cheney y Chris Renaud). Sin embargo la multitud de voces y exuberantes personalidades bastaron para distraer mi atención, y terminé disfrutando La Vida Secreta de tus Mascotas más de lo que hubiera imaginado. O quizás fue mi predilección por los perros (y demás animales) lo que logró el milagro. Como sea, siento que puedo recomendarla como fugaz entretenimiento en temporada de vacaciones, apto para pasar un rato divertido con los niños, sin grandes complicaciones ni esfuerzo para "entenderle", porque no hay nada que entender. Comida chatarra en formato visual... perfecto acompañamiento de las palomitas.
Calificación: 7.5

IMDb

Saturday, July 30, 2016

Cuando las Luces se Apagan (Lights Out)



Síntomas: La joven Rebecca (Theresa Palmer) trata de rescatar a su madre Sophie (Maria Bello) y a su hermano menor Martin (Gabriel Bateman) de una amenaza sobrenatural que solo se manifiesta en la oscuridad. Pero si no pueden verla, ¿cómo podrán combatirla?

Diagnóstico: ¿Otra película sobre una familia acechada por un fantasma vengativo? Bostezo. Pero... ¡un momento! Cuando las Luces se Apagan fue ligeramente superior al promedio. No tanto en ejecución, pero sí en concepto.
La situación se establece con rapidez y elocuencia desde el tenebroso prólogo, donde vemos al padre de Rebecca enfrentar una entidad que solo aparece en la oscuridad. Luego viene el melodrama doméstico de la familia fracturada por la negligencia de la madre, quien descuida al pequeño Martin hasta el punto en que las autoridades están listas para intervenir. Entonces Rebecca acepta cuidarlo... y accidentalmente se involucra en la venganza del fantasma, o lo que sea.
El director sueco David F. Sandberg ganó fama con el corto Lights Out, y lo expandió a largometraje con el apoyo del venerable estudio New Line Cinema ("la casa que Freddy construyó"). El resultado me pareció bastante entretenido, siempre y cuando no intentemos analizar las arbitrarias reglas del fantasma, ni cuestionemos su confuso origen (creo que le hubiera venido muy bien un toque de ciencia ficción, pero ni hablar).
Además de su creativo concepto, el principal acierto de Cuando las Luces se Apagan radica en el gradual incremento de tensión y angustia, acompañado por sólida caracterización de los protagonistas. Ninguno rebasa la categoría de cliché, pero los actores muestran adecuado talento y convicción para engancharnos en la narrativa... aunque eso no garantiza un final feliz para todos (estamos en territorio PG-13, así que tampoco esperen milagros, ni demasiada sangre).
Sandberg genera buenos niveles de suspenso y nos recompensa con sobresaltos que se sienten consistentes con la premisa de la cinta. En otras palabras, Cuando las Luces se Apagan está llena de "jump scares", pero forman parte integral de la historia, en vez de ser trucos desesperados (estilo "gato saltando") para simular miedo donde no lo hay. Tal vez no sea una gran excusa, pero funciona dentro de los modestos parámetros de la película.
Además, con ochenta minutos de duración (incluyendo créditos), no hay tiempo de aburrirse ni enfocarse en las incongruencias del libreto (¿una lámpara que mantiene su carga eléctrica después de años de almacenamiento en un sótano?) El director lo sabe y no intenta engañarnos con huecas explicaciones. Simplemente acelera el paso y nos remite al siniestro diseño de la criatura, al pánico de los personajes, y al temor ancestral que inspira la oscuridad.
Hace poco vi From the Dark, una cinta sobre vampiros que también usaba una mecánica de luz y sombras para dictar la presencia de su monstruo, pero Cuando las Luces se Apagan me gustó un poco más a pesar de su blanda atmósfera y elemental estructura. Al mismo tiempo debo elogiar la cinematografía "real" de Marc Spicer. Dudo que hubiera sido posible filmar en digital una película con tantas escenas en oscuridad casi total, pero manteniendo perfecta claridad sobre lo que ocurre. Y la textura de las tomas con luz negra... bueno, no quiero revelar demasiado. Baste decir que admiré por igual el estilo visual y los ingeniosos efectos del fantasma. O lo que haya sido.
Cuando las Luces se Apagan nunca será considerada un clásico, ni una "joya oculta"; pero tomando en cuenta su origen y bajo costo resultó mejor de lo que esperaba, y con eso me conformo. Por cierto, David F. Sandberg tiene otros atractivos cortometrajes de terror en su página de Vimeo (Closet Space me gustó mucho), y no me molestaría verlos adaptados a largometrajes, siempre y cuando muestren igual esmero por respetar los básicos requerimientos del género: buen manejo del miedo a lo desconocido, y personajes agradables que nos acompañen en la experiencia.
Calificación: 7.5

IMDb

Friday, July 29, 2016

La Última Ola (The Wave - Bølgen)



Síntomas: En 1905, el deslave de una montaña produjo un tsunami que destruyó un pequeño pueblo asentado a orillas de un lago noruego. Y ahora, más de un siglo después, la catástrofe está a punto de repetirse, aunque nadie le cree al geólogo Kristian Eikjord (Kristoffer Joner), hasta que es demasiado tarde.

Diagnóstico: Tal vez entré a ver La Última Ola con expectativas irreales, contaminadas por tantos años de "cine de catástrofe" norteamericano, repleto de exagerados efectos especiales, patrióticos héroes infalibles, y tanta profundidad como las hojas sueltas de sus unidimensionales libretos.
Espero que no constituya un spoiler revelar que La Última Ola resultó ser una cinta muy diferente, pues aunque emplea fórmulas y arquetipos similares al mencionado cine norteamericano, la sensibilidad noruega del director Roar Uthaug inspiró un cambio fundamental en el balance de la narrativa. Para empezar, Uthaug deja los efectos especiales como adorno menor, y dirige su atención al drama humano que genera el cataclismo en un pequeño pueblo costero, incapaz de comprender la escala del evento, ni la rapidez con la que cambiará su apacible rutina.
De hecho, en vez de encasillar La Última Ola en la misma categoría de San Andreas o The Day After Tomorrow, creo que un punto de comparación más apropiado sería la película sueca Force Majeure (alias "Turist"), acerca de una avalancha que cambia la vida de una familia. Ambas usan una catástrofe como catalizador de intensas emociones personales, y no como morboso espectáculo de muerte y destrucción. Pero La Última Ola es mucho más entretenida y dinámica.
Además, su libreto se distingue por una abundancia de detalles que enriquecen el desarrollo de la historia; aunque de vez en cuando terminan abrumando al espectador (al menos a mi). Los mejores momentos (en mi humilde opinión) son los que preceden la ola. Durante la primera mitad de la película nos sumergimos en el trabajo de los geólogos que supervisan minuciosamente la actividad telúrica en la montaña Åkerneset, con el fin de detectar minúsculos movimientos y predecir su mayor pesadilla... el desprendimiento de un gran trozo de roca que podría caer al lago Geirangerfjord y causar otra ola gigante como la de 1905. Esa larga introducción a veces se siente como lección escolar, pero los personajes consiguen explicarnos las partes técnicas de manera más o menos natural.
Los detalles que menos me gustaron fueron justamente los de la familia de Kristian Eikjord. Entiendo la necesidad de compenetrarnos con ellos, asimilar sus dinámicas, y sembrar las semillas del drama que florecerá durante la segunda mitad de la película... pero dichas dinámicas son muy elementales, y los miembros de la familia no son suficientemente interesantes para garantizar tantas vueltas del libreto y repeticiones del estrés que les está provocando su nueva situación (el padre cambió de trabajo y pronto se mudarán a otra ciudad).
Pero, bueno... supongo que todo se justifica con el tenso desenlace donde, obviamente, seguiremos los esfuerzos de varios personajes para salvar sus vidas, rescatar sobrevivientes, o encontrar a sus seres queridos. Sin embargo creo que La Última Ola hubiera mejorado si extendiera el rango de personajes y locaciones para incorporar un poco de variedad, en vez de endilgarnos a la misma familia durante casi dos horas. Al menos los actores son buenos, y logran mantener el realismo hasta en las más forzadas situaciones (ejemplo: el rebelde hijo adolescente elige el peor momento posible para desobedecer a su madre y escaparse en su patineta).
Los efectos especiales (básicamente lo que vende toda la publicidad de la película) me parecieron sobresalientes; pero, como dije antes, apenas tenemos unos cuantos minutos de ola digital; el punto no es la destrucción, sino la tenacidad de un pequeño grupo de personas con el destino en su contra.
Para ser justos, La Última Ola es la primera "disaster movie" realizada en Noruega, y el resultado fue bastante bueno, siempre y cuando no esperemos espectáculo sino melodrama familiar. Vale mencionar que el director Roar Uthaug también realizó Fritt Vilt (2006), la primera cinta "slasher" de Noruega, con resultados positivos. Merece aplauso su visionaria ambición; pero no sé si necesita alejarse más del cine norteamericano, o abrazar sus clichés sin vergüenza alguna. El punto cultural intermedio donde reside La Última Ola genera una experiencia razonablemente recomendable... pero le faltó ese indescriptible "algo" para consagrarla como triunfo cinematográfico. Lo malo es que no sé si le faltó más "Roland Emmerich", o más "Werner Herzog".
Calificación: 8

IMDb

Wednesday, July 27, 2016

Batman: The Killing Joke



Síntomas: Cuando Batgirl (voz de Tara Strong) se convierte en la obsesión de un peligroso criminal, Batman (voz de Kevin Conroy) empieza a dudar si fue buena idea aceptarla como aliada en su cruzada contra el crimen. Entonces Joker (voz de Mark Hamill) escapa del hospital psiquiátrico Arkham, y Batman estará demasiado ocupado para pensar en otras cosas.

Diagnóstico: Voy a empezar con una vergonzosa confesión: la aclamadísima novela gráfica The Killing Joke no me gusta tanto como al resto del mundo.
No me malinterpreten; el arte de Brian Bolland me parece fenomenal, y la historia escrita por el venerado Alan Moore (cuyo nombre no aparece en los créditos de esta película, fiel a su convicción anti-Hollywood) representa un hito del arte secuencial, mostrando increíble madurez, consistencia dramática e insólito ingenio para transformar los clichés de la relación Batman/Joker en brutales revelaciones sobre la psicología de ambos personajes, hasta llegar a un final inesperado y perturbador... por no mencionar el horrible ataque contra uno de los más populares miembros de la "bati-familia". Perdón; dos miembros.
Lo que no me gusta es que el libro es demasiado corto, superficial en algunos aspectos, y con una "historia de origen" de Joker torpe e innecesaria... incluso perjudicial para la mística del personaje. Tras cincuenta años de historia (en 1988, cuando se publicó la novela) los personajes ya estaban perfectamente definidos en la conciencia colectiva de los fans; no hacía falta detallar sus orígenes ni introducir incongruente ret-con. Y aunque Alan Moore es uno de mis escritores favoritos, y me gusta casi todo lo que hace, siento que su origen de Joker fue una mala decisión creativa y editorial de DC Comics. Pero, bueno... es sólo mi opinión.
En lo que respecta a la película animada Batman: The Killing Joke, el guionista Brian Azzarello (veterano escritor de comics más conocido por 100 Bullets, Wonder Woman, y The Dark Knight III: The Master Race) realizó un buen trabajo expandiendo la historia con la sub-trama de Batgirl y el criminal "Paris France" (voz de John DiMaggio), que está obsesionado con ella. No es un villano particularmente interesante, pero representa un buen reto para la incipiente heroína, y de paso sirve para denunciar el inevitable sexismo que enfrentaría una mujer en el hiper-masculino mundo de los súper-héroes. Es un mensaje algo añejo, pero funciona para justificar ciertos cambios en la dinámica de Barbara y Bruce Wayne (cambios que, por cierto, están provocando considerable controversia entre los fans).
Otro punto positivo fue la selección de voces. Al tratarse de una historia "clásica", resulta apropiado traer de regreso a Kevin Conroy y Mark Hamill en sus icónicas interpretaciones de Batman y Joker, respectivamente. Tara Strong es una Batgirl fuerte y decisiva, pero sin perder la inteligencia y compasión de Barbara Gordon. El que me decepcionó fue Ray Wise como un anémico y monótono Comisionado Gordon. Generalmente me gusta mucho este actor en "acción viva", pero como locutor no logró transmitir su tradicional energía, lo cual afectó negativamente algunas escenas que deberían ser devastadoras, y solo se sienten "meh".
En lo que respecta a la animación, fue mejor que en las típicas cintas animadas de DC Comics; aunque no hay mucha oportunidad de lucirla, pues Batman: The Killing Joke tiende a ser una historia más íntima e introspectiva, con más diálogos que peleas, y pocas escenas de acción.
A fin de cuentas me gustó Batman: The Killing Joke, pero no la "sentí" con la misma intensidad de Batman: Year One o Batman: The Dark Knight Returns; ni con la detallada caracterización de Son of Batman o Batman Vs. Robin (claro, son historias tan distintas que no debería compararlas, pero eso no explica el indolente tono que de vez en cuando empaña Batman: The Killing Joke).
Entonces, para enfatizar el punto: tanto la novela gráfica The Killing Joke como la película Batman: The Killing Joke me gustaron; pero comparten problemas similares (en mi humilde opinión) que disminuyeron mi entusiasmo e hicieron la experiencia menos épica y trascendental de lo esperado. Por otro lado, el final me inspiró inmensos deseos de ver una película animada de Birds of Prey... sobre todo si utilizan alguna de las historias escritas por Gail Simone a principios de este siglo. Ya vimos bastante Batman en el Universo Animado. Es hora de abrir las puertas a otros miembros de la mitología, con nuevos temas, habilidades y melodramas personales. Y con nuevas "voces", enfrente y detrás de las cámaras.
Calificación: 8

IMDb

Monday, July 25, 2016

Los Ilusionistas 2 (Now You See Me 2)



Síntomas: Un año después de robar millones de dólares y desaparecer como por arte de magia, el cuarteto de ladrones/magos conocidos como "Los Jinetes" reciben una nueva misión: sabotear el lanzamiento de una tecnología que pondrá en peligro la privacidad del mundo entero. Pero, desde luego, nada es lo que aparenta.

Diagnóstico: Y esa fue la razón por la que odié la película Now You See Me (2013), una buena muestra de "nada es lo que parece" llevado hasta el extremo de la incoherencia total. Y no solo me refiero a los trucos de "magia" que el cuarteto usó para cometer sus rimbombantes crímenes, sino a cada uno de sus ridículos planes, que requieren inmensas coincidencias, situaciones inverosímiles, y la estupidez universal de todas las personas que intentan detenerlos.
Pero lo peor fue que, en una película teóricamente inspirada por el auténtico arte del ilusionismo, todos los actos de magia eran efectos especiales... "trucos de cámara", como decíamos en el siglo pasado.
Y, bueno, mejor ni mencionar la odiosa actitud de los personajes, imposiblemente "cool" y casuales, pero de una manera tan estudiada y artificial que no podían tomarse en serio, ni crear el menor interés por sus particulares motivos para rebelarse contra la ley.
Estoy gastando mucho espacio refiriéndome a la primera película... ¡porque nada es lo que parece en esta crítica! ¡En realidad estoy hablando de la secuela, Los Ilusionistas 2! El gran truco en este caso es que son idénticas; quizás no en argumento, pero sí en abuso de improbabilidades y mediocridad narrativa. La misión es distinta; se revelan nuevos aliados, nuevos retos, y regresan algunos antiguos enemigos. Pero los métodos son los mismos: básicamente está permitida cualquier cosa que quieran escribir los guionistas, porque: ¡Magia! Ah, y también experimenté el mismo aburrimiento e indiferencia cuando llegaron las revelaciones "sorpresivas" que esperábamos desde el inicio mismo. ¿Mencioné que nada es lo que parece?
Algo que realmente no esperaba fue la sustitución de Isla Fisher como la integrante femenina de los Jinetes; pero me gustó que el remplazo fuera Lizzy Caplan, una actriz que aprecio bastante y siento menospreciada por Hollywood. Desafortunadamente su actuación no es muy buena porque necesita imitar las exageraciones de sus compañeros, lo cual de paso desperdicia el talento del elenco entero. ¿Cómo podemos conciliar el trabajo serio de Woody Harrelson con este doble papel bufonesco? Ah, sí... perdón. Spoilers. (Nada es lo que parece).
De cualquier modo sé que Now You See Me tiene un buen número de fans, y desde luego Los Ilusionistas 2 cuenta con los mismos elementos, atmósfera y estilo que le dieron éxito a la original, así que por favor disculpen mi amargura (otra vez), y disfruten esta secuela a su gusto. Por mi parte, sigo pensando que "banda de magos que usan trucos para burlar la ley" es una idea brillante; sin embargo los excesos estilísticos establecidos por Louis Leterrier en la cinta previa, y ahora continuados por Jon M. Chu, extirparon toda la "magia" de dicho concepto, y lo convirtieron en un confuso desfile de distracciones con mucho movmiento, abundante palabrería y uno que otro tema de moda (los peces gordos de Wall Street están "out"; los peces gordos de Silicon Valley están "in") que no basta para darle sustancia a tanto espectáculo sin fondo ni forma.
Elijan una carta, cualquier carta... y luego jueguen solitario durante dos horas. Probablemente será más divertido que ver Los Ilusionistas 2. Aunque, recuerden... nada es lo que perece. ¿Parece? Olvidé cuál era. Los dos funcionan. ¡Magia!
Calificación: 6

IMDb

Saturday, July 23, 2016

Mente Implacable (Criminal)



Síntomas: El agente secreto Bill Pope (Ryan Reynolds) murió en Londres antes de revelar la ubicación de un peligroso terrorista español. Entonces, con la esperanza de recuperar esa información, la CIA contrata al Dr. Franks (Tommy Lee Jones) para trasplantar las memorias de Pope a otra persona. Desafortunadamente el único receptor viable es un violento criminal llamado Jericho Stewart (Kevin Costner). Y, aunque el experimento tiene éxito parcial, la situación empeora rápidamente, como siempre ocurre con la ciencia fuera de control.

Diagnóstico: Es curioso: en la reciente película Self/less, Ryan Reynolds recibió las memorias de otro hombre. Y ahora, en Mente Implacable, le toca el papel de donador póstumo. Ambas historias comparten el mismo nivel de credibilidad (entre baja y nula) en lo que respecta a la pseudo-ciencia enarbolada por sus respectivos científicos locos; pero el gran problema de Mente Implacable no consiste en tragar la premisa del trasplante de memorias, sino en aceptar las cada vez más inverosímiles situaciones en las que se mete Jericho, empujado por la volátil combinación de su personalidad psicópata y los impulsos cerebrales de un agente de la CIA, que lo motivan a hacer el bien (porque la CIA siempre hace el bien).
En el fondo se trata de un clásico debate de ciencia ficción: ¿Como se define la identidad? ¿Es el resultado de una colección de recuerdos, o existe algún elemento indescriptible, casi espiritual, que modela nuestra conciencia? Desafortunadamente el director Ariel Vromen y los guionistas Douglas Cook y David Weisberg apenas tienen tiempo de explorar esos temas, pues le dan preferencia a los clichés reciclados de cualquier thriller moderno, incluyendo la confusa búsqueda de un genérico terrorista, la intervención de un hacker mágico que controla todo desde su laptop, y las obligatorias personas inocentes en peligro mortal (sí, incluyendo una adorable niña que automáticamente considera a Jericho como su mejor amigo... a pesar de que hace un momento intentó violar a su madre, interpretada por Gal Gadot).
A pesar de todo eso, Mente Implacable alcanzó el Nivel Mínimo de Entretenimiento Recomendado® para no sentir que perdí mi tiempo; y aunque me exasperaron las frecuentes incongruencias de su argumento, de vez en cuando mostró inesperados aciertos que podrían acreditarle una parcial recomendación.
El mayor acierto es el reparto, naturalmente. Se nota la experiencia y el empeño invertido en la creación de personajes más o menos creíbles en el aspecto emocional, incluso cuando sus actitudes sean absolutamente irracionales. Kevin Costner se divierte como el desalmado psicópata que empieza a experimentar sentimientos por primera vez; Gary Oldman grita y gesticula con gran entusiasmo como el Director de Operaciones de la CIA en Londres; Tommy Lee Jones adopta una actitud de pragmática curiosidad ante el monstruo que acaba de crear (los guionistas seguramente pensaron que fue un gran chiste darle el nombre de "Dr. Franks"); y el español Jordi Mollá sufre el mismo destino de tantos actores "étnicos" que ahora ocupan roles de terroristas o euro-villanos en los thrillers norteamericanos.
Entonces, Mente Implacable fue una irregular combinación de ideas ingeniosas, malas decisiones creativas, y escenas intencionalmente graciosas/perturbadoras. Dentro del sub-género "Kevin Costner anti-héroe", la ubicaría ligeramente por encima de 3 Days to Kill: suficientes elementos positivos para darle una tenue recomendación, acompañada por la advertencia de que no conviene esperar demasiado. Y estoy temiendo que también así describiremos la carrera futura de Kevin Costner.
Calificación: 6

IMDb

Friday, July 22, 2016

Conexión Mortal (Cell)



Síntomas: El dibujante de comics Clay Riddell (John Cusack) está esperando su vuelo en el aeropuerto de Boston cuando una misteriosa señal electrónica infecta a todas las personas que están usando teléfonos celulares, convirtiéndolos en maniáticos asesinos... pero extrañamente coordinados por algún tipo de inteligencia colectiva. Entonces, en compañía de otros sobrevivientes, Clay abandona su refugio para encontrar a su familia.

Diagnóstico: Stephen King, uno de los escritores más exitosos de la historia, ha tenido mala suerte cuando se adaptan sus libros a películas. Unas cuantas han sido excelentes (The Dead Zone, The Shawshank Redemption, Creepshow); algunas sólo buenas (Christine, Silver Bullet, Misery); y muchas otras variando entre mediocres e intolerables (Firestarter, The Running Man, Dreamcatcher). La nueva cinta, Conexión Mortal, ocupa un sitio entre las mediocres; su argumento es adecuado para llenar noventa minutos con un provocativo misterio, algo de violencia y un par de imágenes memorables; pero la superficialidad de los personajes y la gran cantidad de preguntas que deja sin respuesta hicieron que la experiencia fuera más frustrante que satisfactoria.
Entre las cosas positivas señalaría que los "infectados" no son zombies, lo cual ya es ganancia. Desafortunadamente nunca sabemos exactamente qué son ni a qué se debe su arbitrario comportamiento. A la mitad de la película uno de los personajes dice: "Es demasiado temprano para conocer las reglas"; y esa ignorancia forzada se extiende hasta el ambiguo final. Se me ocurre que la única regla fue: "Voy a hacer lo que quiero porque soy Stephen King".
El autor mismo co-escribió el libreto de Conexión Mortal, pero eso no exime de culpa al director Tod Williams (Paranormal Activity 2), cuya plana y perezosa dirección dista mucho de crear tensión o aprovechar a los actores que logró atraer a este blando proyecto. Entre ellos: John Cusack, creíble como siempre, aunque con un bajo nivel de energía que no inspira gran interés en el protagonista. Samuel L. Jackson como sólido aliado que podría haber sido interpretado por cualquier otro actor, pues no hay nada en su carácter que explote los talentos de Jackson. Y desde luego hay otros personajes, pero son simples víctimas, mcguffins humanos, o generadores de melodrama instantáneo cuando hace falta un momento introspectivo para "engancharnos" en el lado personal de esta catástrofe... ¿local? ¿nacional? ¿global? ¡No sabemos! Una de tantas incógnitas cuya respuesta tal vez hubiera hecho más atractiva la película. O al menos no tan floja.
En cuanto a "terror" y efectos especiales, no hay mucho que admirar. Como dije antes, podemos ver una o dos imágenes impactantes (aunque no muy realistas), algunos balazos, y varias peleas cuerpo a cuerpo con sangrientas consecuencias. Pero definitivamente no es una cinta "gore", y tampoco es un relato apocalíptico a gran escala; tan sólo es la difusa historia de un sobreviviente recorriendo el desolado país en busca de su familia y de algún propósito detrás de la tragedia. Al menos eso creo; uno de los muchos problemas de Conexión Mortal es que nunca encontré sentido de tiempo o distancia. ¿Pasan días o semanas desde la llegada ser la misteriosa señal? ¡Tampoco lo sé! Pero de algún modo debemos aceptar que los sobrevivientes se bañan, se afeitan, y mantienen una imagen pulcra durante el fin del mundo. Yo solo necesito pasar una noche en vela para parecer que escapé de un campo de prisioneros en Vietnam.
Hablando de lo cual, existe la posibilidad de que el libro Cell (en el cual se inspiró Conexión Mortal, aunque no lo he leído) tuviera una intención satírica, como rancia denuncia de la obsesión global por los teléfonos móviles y la saturación de "comunicaciones" que solo terminan aislando más a la gente. Eso no disculpa la tremenda pereza de Tod Williams y Stephen King, pero al menos explicaría por qué no se tomaron la molestia de resolver el misterio central de la premisa. Cuando se trata de crítica social, no hace falta ofrecer respuestas; sólo señalar problemas, ¿cierto?
Finalmente, no puedo dejar de mencionar la notable película The Signal, que en el año 2007 contó una historia similar, pero de una manera más creativa y sustancial. Y sin necesidad de actores famosos ni del prefijo "Stephen King's..."
Por eso, aunque no fue estrictamente terrible, me cuesta trabajo encontrar razones para recomendar Conexión Mortal. Sería mejor ver The Signal, o incluso un par de episodios de Black Mirror en Netflix, para apreciar una sólida sátira de nuestra adicción informática. Y, para los fans de Stephen King (yo lo fui durante mi adolescencia, de manera obsesiva), mejor suerte para la próxima. Quizás The Dark Tower será una de esas sobresalientes adaptaciones del autor. O quizás será lo mismo de siempre. En fin... al menos quedan muchas otras novelas y cuentos por adaptar.
Calificación: 6

IMDb

Wednesday, July 20, 2016

Sing Street



Síntomas: A mediados de los ochentas, durante una fuerte depresión económica en Dublín, Irlanda, el joven Cosmo Lalor (Ferdia Walsh-Peelo) forma una banda de rock con amigos de su escuela secundaria. Así comienza su arduo camino a la madurez, y al descubrimiento de que la música puede llegar más allá de impresionar chicas.

Diagnóstico: ¿Una banda amateur en Dublín durante una depresión económica? ¿Será acaso un re-make de The Commitments? No, Sing Street no es un re-make, pero se nota la influencia de aquella icónica cinta de Alan Parker en muchos aspectos de este nuevo musical de John Carney... lo cual no tiene nada de malo. Sing Street comparte elementos culturales con The Commitments, pero encuentra de inmediato su propia personalidad, además de adoptar un estilo musical suficientemente distinto para evitar injustas comparaciones con cualquier otro relato sobre "bandas de garage".
Otra gran diferencia es que el aspecto musical de Sing Street pasa gradualmente a segundo plano, dándole mayor importancia a la historia "coming of age" que forma el eje emocional de la película. Y aunque el recorrido del joven Cosmo hacia la madurez vale la pena por sí mismo, yo hubiera preferido mayor equilibrio con la evolución de su grupo musical. En otras palabras, algo similar a Once y Begin Again, donde Carney mostró intensas historias de crecimiento personal sin perder de vista la música como parte esencial de la experiencia. Sing Street fue realizada con la misma intención... pero favoreciendo el melodrama romántico de Cosmo, lo cual reduce el tiempo que pasamos con el resto de la banda (llamada "Sing Street" en honor a la calle Synge, donde está su escuela).
A pesar de eso disfruté las múltiples sub-tramas de la cinta; y aunque no se ajustan específicamente a mi gusto personal, ciertamente aprecié el ingenio y talento detrás de las canciones originales interpretadas por estos jóvenes estudiantes. El período histórico, ubicación geográfica y entorno socio-económico justifican la fuerte influencia de los "new romantics" populares en aquella década, dando como resultado canciones que imitan el estilo de Duran Duran, Joy Division, The Cure y Spandau Ballet, con algunas referencias norteamericanas como Hall & Oates (yo hubiera preferido Garfunkel & Oates); pero, sea cual sea su origen, todas las canciones me parecieron fantásticas (varios días después aún tengo "The Riddle of the Model" dando vueltas en mi cabeza).
Quizás para justificar ese inusitado nivel de talento, el libreto incorpora la clásica figura del mentor en la forma de Brendan (Jack Reynor), el hermano mayor de Cosmo. Brendan es un "dropout" universitario, cínico e inteligente, pero sin ambición para hacer algo con su vida... excepto orientar a su hermano sobre las diferencias entre bandas británicas y americanas, sobre la trampa del comercialismo y, desde luego, sobre el genuino espíritu del rock, que debe trascender las limitaciones mismas de los músicos que se atreven a interpretarlo.
Todos los actores son excelentes, y aún más creíbles por ser rostros desconocidos; los únicos "nombres" son Aidan Gillen (Game of Thrones) y Maria Doyle Kennedy (Orphan Black, The Commitments... ¡qué coincidencia!) como los padres de Cosmo, sumidos en su propio drama marital de infidelidad y crisis económica. La "musa" del grupo es Raphina, interpretada por Lucy Boynton con iguales porciones de dulzura y candor sobre las realidades de la inmisericorde industria musical; y Jack Reynor como Brendan se roba todas las escenas con sus acertados diálogos e irónicos comentarios. Me gustaría ver una secuela sobre su historia personal, quizás cubriendo la música de los noventas...
Cualquiera que sea el siguiente proyecto del director John Carney, quedó demostrada su capacidad para crear historias honestas e interesantes que utilizan la música como genuino complemento de la narrativa, y no como simple adorno o apoyo mercadológico. Quizás Sing Street no fue su mejor película (esa sería Once, en mi humilde opinión), pero aún así merece una efusiva recomendación, sobre todo para quienes algunas vez tocamos (mal) en el garage (o azotea) de alguna casa, haciendo más ruido que "música". Sing Street entiende la magia de aquellos momentos y los acompaña con un sutil eco de comentario social, dando como resultado una memorable experiencia que combina nostalgia con cruda realidad. Y enorme amor por la música.
Calificación: 8.5

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Monday, July 18, 2016

Night of the Living Deb



Síntomas: La aspirante a reportera Deb Clarington (Maria Thayer) finalmente encontró al hombre de sus sueños; desafortunadamente está comprometido con otra mujer. Sin embargo Deb podría encontrar la oportunidad de ganar su afecto gracias al apocalipsis zombie que está devastando la ciudad de Portland... si es que logran permanecer vivos y libres de la infección.

Diagnóstico: Al principio parecían anomalías de difícil clasificación en el género de terror, pero poco a poco las "comedias románticas con zombies" (también conocidas como "zom-rom-coms") ganaron un nicho digno en el cine fantástico. Y ahora Night of the Living Deb se incorpora a esa categoría con buen humor y una afable narrativa que pone mayor énfasis en el romance que en la crisis de los zombies... lo cual terminó gustándome más de lo que esperaba.
Como toda comedia romántica que se precie de serlo, Night of the Living Deb incluye numerosos clichés, pero el director Kyle Rankin (más conocido por la menospreciada Infestation) supo darles un pequeño giro para hacerlos menos predecibles; por ejemplo, el obligatorio triángulo romántico entre Deb, Ryan Waverly (Michael Cassidy) y su prometida Stacy (Syd Wilder) se conecta tangencialmente con el origen de la infestación de zombies, creando una dinámica interesante donde también se involucra la poderosa familia de Ryan, que no quiere ver al hijo mayor (y posible heredero del imperio familiar) en una relación con una humilde camarógrafa de clase media. Como dije: clichés, pero bien implementados como catalizador de la narrativa. Ah, y además, Ray Wise como el padre del novio. ¿Qué podría fallar?
Otro acierto fue el excéntrico humor de la protagonista, interpretada por Maria Thayer como la clásica "adorable atolondrada" que automáticamente queremos ver triunfar sobre la adversidad (algo así como Phoebe de Friends, pero con mayor inteligencia y menos ganas de ahorcarla).
Me gustó ver a Thayer ocupando por fin un rol estelar después de incontables apariciones como "estrella invitada" en múltiples sitcoms y series televisivas (entre mis favoritas: 30 Rock, The Mindy Project y New Girl). Su exuberante actuación complementa la bizarra personalidad de Deb sin volverse irritante o afectada (bueno, en un par de ocasiones hubiera preferido un poco menos de estridencia). Y si bien Maria Thayer es una pelirroja atractiva, no llega al irreal estándar de belleza hollywoodense que automáticamente nulifica la premisa de "chica normal con mala suerte para el amor". Perdón si suena sexista, pero estoy cansado de todos aquellos roles con actrices deslumbrantes que intentan "afearse" para convencernos de que son incapaces de atraer hombres. Si tan solo se quitaran los anteojos...
Ya estuvo bien de romance. ¿Dónde están los zombies? Para bien o para mal, Night of the Living Deb no toma muy en serio la amenaza de los muertos vivientes; sí, se derrama un poco de sangre, tenemos algunos "head shots" (casi siempre digitales), y algunas desafortunadas mordidas en personajes que no esperábamos ver infectados; pero en general los zombies son fuente de humor en vez de terror. El mejor ejemplo es Ruby (Julie Brister), la vulgar y parlanchina "mejor amiga" que siempre quiso encontrarle un buen novio a Deb... y su misión continuará incluso después de la muerte. Por suerte el libreto de Andy Selsor no recurre a tediosos conflictos artificiales para complicar la relación de Deb y Ryan, así que los zombies deben cubrir también esa función de obstáculo que la pareja deberá superar para ser felices. No hay malos entendidos, ni revelaciones sorpresivas, ni noviazgos que empiezan como una apuesta para luego volverse reales, ni similares tonterías. Solo hay una pareja simpática con mutua atracción, atrapada en medio del apocalipsis zombie.
En mi opinión funcionó bastante bien. No espero verla de nuevo, ni recordarla durante largo tiempo, pero Night of the Living Deb me pareció una sólida zom-rom-com de bajo presupuesto que no necesita grandes trucos para divertirnos durante escasos ochenta minutos (incluyendo créditos). La simpática interacción de los personajes es el plato fuerte; los zombies son simple aderezo del romance.
Calificación: 8

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Saturday, July 16, 2016

Miedo Profundo (The Shallows)



Síntomas: La joven Nancy Adams (Blake Lively) viaja a México para visitar la playa favorita de su madre, quien falleció recientemente. Lo que no sabe es que un voraz tiburón acecha en esas aguas, y su intención no es surfear, sino alimentarse.

Diagnóstico: Es fácil comparar Miedo Profundo con otras cintas de terror/suspenso como Open Water, su pseudo-secuela Open Water 2 (también conocida como Adrift), o la australiana Black Water, no sólo por compartir entornos acuáticos y elencos mínimos, sino porque todas manejan temas de aislamiento, desaliento y búsqueda de fortaleza interna, generalmente inspirada por circunstancias adversas que ponen a hombres y mujeres en conflicto con la naturaleza. En el caso de Miedo Profundo, dichas circunstancias incluyen un feroz tiburón empeñado en devorar a una surfista que quedó varada en una roca a corta distancia de una playa que no puede alcanzar por las heridas que sufrió durante el primer ataque del escualo... y porque el tiburón no deja de acechar sus cautos intentos de escape.
Es una idea simple, pero el libreto (escrito por Anthony Jaswinski) complica hábilmente la narrativa con múltiples variables que influyen de manera positiva o negativa en la tortuosa experiencia de Nancy. Desde luego no mencionaré tales variables, pero sí puedo decir que Miedo Profundo evita arteramente la monotonía para transformarse en un astuto y competente thriller repleto de acción, suspenso y excelentes efectos especiales que se mantienen dentro del límite impuesto por la clasificación PG-13, pero sin perder impacto por ello. La dirección de Jaume Collet-Serra es fluida y económica (su mejor película hasta el momento, en mi humilde opinión), apoyada por excelente cinematografía que captura claramente, y con gran belleza visual, hasta las más agitadas escenas; nunca perdemos la noción de tiempo y espacio, lo cual es esencial para engancharnos a la experiencia de Nancy.
Hablando de lo cual, Blake Lively destaca en el papel principal, pero la ocasional presencia de otros surfers o buenos samaritanos añade variedad y, sobre todo, contribuye a desarrollar el personaje de Nancy, revelando gradualmente su pasado, su educación, y los detalles de su personalidad que hacen más creíble su ardua lucha por la supervivencia. Lively siempre me ha parecido buena actriz, pero rara vez ha tenido oportunidad de demostrarlo (incluso en Gossip Girl las escenas interesantes siempre eran de Blair; pero eso es discusión para mi otro blog)(Es broma, no tengo un blog sobre Gossip Girl)(En serio, no lo busquen por favor).
Miedo Profundo no exige actuaciones de premio; sin embargo aprecié la naturalidad con la que Lively expresa por igual el temor y angustia que atraviesa (lo cual es relativamente fácil para cualquier actor), junto con las maquinaciones de su cerebro para escapar, o al menos mejorar sus probabilidades de supervivencia (nada fácil para muchos actores, como podemos confirmar en incontables thrillers con héroes-títeres incapaces de simular inteligencia). Por otro lado, el tiburón también está bastante motivado para devorar a Nancy, así que no hay garantías de final feliz; excepto para "Steven" Seagull, la gaviota herida que acompaña a Nancy en la pequeña roca que le sirve de refugio. Spoiler: la gaviota sobrevive.
Tal vez Miedo Profundo fue un poco superficial (ja, ja) en su contenido emocional; y desde luego no hay que tomarla como un documental sobre fauna marina, pues el comportamiento del tiburón no corresponde a ninguna realidad zoológica. Pero no me importó en lo más mínimo. Es un tiburón de película, más "monstruo" que "animal", y fui perfectamente capaz de aceptar todas las incongruencias que Jaswinski y Collet-Serra tienen que endilgarnos para acelerar la historia y mantenernos en constante expectativa, a pesar del engañosamente pasivo papel de la protagonista, herida y postrada en una roca a punto de ser cubierta por la marea (por cierto, tampoco tiene sentido el asunto de las mareas... pero es marea de película, así que meh). Siempre digo que las mejores películas de terror (o thrillers, según sea el caso) son las que tienen una historia interesante incluso antes de que entren los elementos del género. Miedo Profundo es la excepción que confirma la regla. El terror es lo único que la define y, aunque no haya sido una experiencia particularmente profunda o trascendente, me entretuvo mucho y puedo recomendarla por igual para espectadores casuales y para fans del cine "hombre (o mujer) contra naturaleza". Lo único que faltó fue un tema musical memorable para identificar al tiburón. Algo como: ba-dum... ba-dum... ba-dum. Bueno, ya pensaré en otra alternativa.
Calificación: 8.5

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Friday, July 15, 2016

Buscando a Dory (Finding Dory)



Síntomas: Un año después de los eventos de Finding Nemo, Dory (voz de Ellen DeGeneres) decide emprender un nuevo viaje por alta mar para encontrar a sus padres. Marlin (voz de Albert Brooks) y Nemo (voz de Hayden Rolence) saben que es muy olvidadiza, y deciden ayudarla; pero terminan metiéndose en problemas y enfrentando peligros que deberán superar para cumplir una misión de dudoso resultado.

Diagnóstico: Parece mentira que hayan pasado trece años desde el estreno de Finding Nemo. Eso significa que muchos de los niños que la vieron en el 2003 ahora son adultos que llevarán a sus propios niños a ver Buscando a Dory. Estoy bromeando. Espero.
El punto es que Buscando a Dory enfrenta dos grandes retos: capturar la imaginación de una nueva generación de niños saturados de información y gráficos digitales; y satisfacer las nostálgicas expectativas de quienes disfrutamos la sobresaliente cinta original (probablemente mi favorita de Pixar después de The Incredibles). ¿Logrará cumplir en ambos niveles? La respuesta es: solo de vez en cuando (en mi humilde opinión).
Primero lo malo, para salir rápido del paso: la primera hora de Buscando a Dory me pareció lenta y mediocre. La motivación de Dory para emprender su viaje es bastante arbitraria; más como una excusa para realizar una secuela, y menos como genuina continuación en la evolución del personaje. Hablando de lo cual, las visitas con los viejos conocidos de la primera película (por ejemplo Crush, la tortuga surfer, y Ray, el profesor mantarraya) se sienten secas y forzadas, como escalas obligatorias para complacer a los fans y evitar un levantamiento colectivo con gritos de "¡Arruinaron mi infancia!"
La verdad es que durante esa hora inicial me estaba aburriendo, y veía con frecuencia el reloj en espera del final.
Afortunadamente Buscando a Dory mejora considerablemente durante los últimos treinta minutos. La historia encuentra renovado propósito y, al igual que la olvidadiza heroína, deja de deambular sin rumbo para tomar una ruta concreta hacia un desenlace emocionante, imaginativo y satisfactorio en muchos niveles.
Curiosamente eso fue lo mismo que pensé de Monsters University: un principio lerdo y carente del talento narrativo de Pixar, redimido por un despliegue de ingenio en la recta final, justo a tiempo para salvar el día (o al menos los noventa minutos que ocupan ambas cintas).
Y ese divertido final de Buscando a Dory será lo que recordará el público saliendo del cine (no olviden la escena durante los créditos), creando la impresión de que la película fue mejor de lo que parecía. Pero mi gélido corazón de viejito amargado me impidió olvidar el tedio que experimenté durante el resto de la cinta.
Algo que por suerte no cambió fue el excepcional desempeño de los actores que prestaron sus voces a los coloridos personajes de Buscando a Dory. Albert Brooks y Hayden Rolence (como Marlin y Nemo, respectivamente) quedaron relegados a caracteres secundarios, pero conservan su entrañable interacción de padre e hijo con inflexible convicción sobre el poder de la unidad familiar. Los recién llegados a este universo animado también hicieron un excelente trabajo, incluyendo a Ed O'Neill, Idris Elba y Diane Keaton, por no mencionar cierta célebre actriz con un simpático papel "meta" que me hizo reír (este es buen momento para aclarar que vi la versión subtitulada; muchas gracias a Cinemex por darnos esa alternativa, que rara vez encontramos en el cine infantil). Pero la película pertenece por completo a Ellen DeGeneres; la personalidad que imprime en sus diálogos nos atrapa en la inocente realidad de Dory desde su primera escena. Algunas de sus gracias me irritaron un poco (como cuando usa el lenguaje de las ballenas), pero fuera de eso fue un placer acompañarla en esta aventura... incluso cuando el libreto flaquea, lo cual ocurre con frecuencia. Y ya que estamos hablando del guión, también señalaría algunos momentos altamente inverosímiles en el desenlace; sin embargo... ¿quien busca realismo en una película sobre un pez parlante cuyo principal aliado es un pulpo con la voz de Al Bundy?
Ese personaje, Hank el pulpo (voz de Ed O'Neill), fue lo que más me impresionó de Buscando a Dory. Su apariencia e increíble movilidad trasciende cualquier "set-up" de animación tradicional que pueda imaginarme; no tengo idea cómo lograron algo así.
Por el lado menos técnico podemos deleitarnos con extraordinarios escenarios marítimos y terrestres, cuidados hasta en el más pequeño detalle para simular asombroso realismo. Mi favorito creo que fue el "acuario interactivo", por la interacción (ahem) de tantos elementos físicos y atmosféricos, acompañados por una virtuosa dirección de cámaras que nos hacen sentir el peligro de la situación. Ah, y qué tal la secuencia "point of view" cuando... bueno, ya la verán.
A fin de cuentas me gustó Buscando a Dory, pero repitió muchos de los vicios y errores presentes en similares secuelas de Pixar (o cualquier otro estudio, para el caso). Sin embargo el pequeño fragmento de "magia Pixar" que lograron invocar compensó parcialmente lo malo y, como dije, salí del cine razonablemente satisfecho. Sólo queda esperar que dentro de trece años los hijos de los hijos de los hijos que vieron Finding Nemo puedan seguir admirando obras originales de Pixar, en vez de secuelas producidas por razones mercantiles, y no para explorar los límites infinitos del cine animado, como alguna vez soñaron los animadores de Disney... y también los fundadores de Pixar. Ojalá nunca lo olviden.
Calificación: 7.5

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Thursday, July 14, 2016

Carnage Park



Síntomas: Después de asaltar un banco en un pequeño pueblo de California, Scorpion Joe (James Landry Hébert) y su cómplice Lenny (Michael Villar) escapan con una aterrada rehén llamada Vivian Fontaine (Ashley Bell). Su plan es llegar a la frontera atravesando el desierto... pero rápidamente descubren que por ahí rondan algunos individuos más peligrosos que ellos.

Diagnóstico: Carnage Park toma elementos prestados de muchas fórmulas populares en el cine de suspenso y terror, desde "cacería humana" hasta "maniáticos rurales", pasando por "asesino enmascarado" y "revancha femenina". Pero, más que cualquier otra cosa, el director Mickey Keating realizó un sincero (e imperfecto) homenaje al cine "grindhouse" de los años setentas. Y aunque parecía que esos homenajes ya habían pasado de moda (luego de que Quentin Tarantino y Robert Rodriguez los instituyeron a principios de siglo), admito que me sigue gustando la atmósfera retro y afectaciones estilísticas de estos pastiches culturales. Sobre todo cuando logran capturar, al menos parcialmente, la energía de las obras que los inspiraron (hablando de lo cual, Carnage Park está supuestamente "inspirada en hechos reales", pero no he logrado confirmarlo... a menos que los "hechos reales" se refieran a todas las demás historias ficticias que se han creado sobre maniáticos asesinos persiguiendo víctimas sin motivo aparente).
Carnage Park no es una gran película, pero cumple su propósito de entretener al espectador con adecuadas dosis de suspenso, crueldad y violencia, apoyadas por un elenco entusiasta que no busca crear gran arte, sino inspirarnos el deseo de ver a los malos brutalmente eliminados, mientras que los buenos sobreviven hasta los créditos finales gracias a que encontraron la fuerza interna para romper las cadenas de la civilización y liberar su ira primigenia. No diré si Carnage Park nos concede ese deseo; después de todo, el cine "grindhouse" se distinguía por sus finales amargos y nihilistas... pero el simple hecho de que nos importe el destino de los personajes demuestra el sólido desempeño de actores como Ashley Bell (The Last Exorcism), Pat Healy (Cheap Thrills, The Innkeepers, Starry Eyes... vaya, Healy se está convirtiendo en el Dick Miller del horror moderno) y Alan Ruck (Ferris Buller's Day Off y muchas otras cosas, pero principalmente Ferris Buller's Day Off).
En cuanto a efectos, acción y violencia, fueron menores de lo que esperaba; creo que Carnage Park me hubiera gustado más si hubiera puesto mayor énfasis en el "carnage"; sin embargo la dinámica dirección de Keating y su eficiente narrativa (no exenta de malas decisiones y errores absurdos) acumulan suficiente intensidad para disculpar la ausencia de excesos viscerales (con excepción de un jugoso "head shot" y algunas sangrientas torturas... incluyendo extirpación de oreja, por si faltaban referencias a la obra de Tarantino).
Finalmente merece mención la bizarra banda sonora (quizás el elemento más tarantinesco de la cinta), con inusuales canciones folk, zydeco y hasta pop vietnamita. Extrañas elecciones para acompañar una historia situada en California, en el año 1978... pero de algún modo funcionan. Y probablemente costaron la misma cantidad de dinero que Tarantino hubiera invertido en adquirir los derechos de una sola obra clásica de Morricone, o algo así.
Entre mis muestras favoritas de cine "pseudo-grindhouse" señalaría aquellas obras que se sienten más auténticas, como Dear God, No!, Hobo With a Shotgun y Manborg; pero también disfruto cintas que tomaron la ruta de la parodia exagerada, como Black Dynamite, Turbo Kid y la saga de Machete. Carnage Park se ubica en algún difuso lugar entre ambos extremos, lo cual resulta a veces frustrante; pero no me impide recomendarla como una obra menor en este sub-sub-género, realizada con buenas intenciones e inusual coherencia... para los estándares del horror independiente. Creo que ya llegué al nivel de quedar satisfecho con el simple hecho de entender lo que está pasando. No es lo ideal, pero tenemos que adaptarnos a la triste realidad cinematográfica.
Calificación: 7

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Tuesday, July 12, 2016

Zero Days



Síntomas: Fascinante documental dirigido por Alex Gibney sobre el famoso virus Stuxnet, incluyendo las circunstancias de su descubrimiento, especulación sobre su posible origen, y proyecciones de las consecuencias que podría tener para los gobiernos del mundo... así como para sus millones de habitantes.

Diagnóstico: En junio del 2010, varios expertos de seguridad trabajando para empresas como VirusBlokAda, Symantec y Kaspersky descubrieron una misteriosa infección que había contagiado a miles de computadoras alrededor del mundo. Y después de estudiarla un poco, quedó claro que no se trataba de un simple virus o "malware" creado por hackers o ciber-criminales, sino una sofisticada colección de precisas instrucciones para ejecutar un devastador ataque. Pero, ¿cuál era el blanco? ¿Y qué efecto tendría sobre las computadoras infectadas?
Las respuestas a estas y muchas otras preguntas son metódicamente presentadas por el director Alex Gibney (Going Clear, We Steal Secrets), por medio de entrevistas con los mismos expertos en seguridad que descubrieron Stuxnet, y lo analizaron línea por línea para revelar su sorprendente propósito, y la perturbadora escala de sus implicaciones tecnológicas y políticas. También se entrevistan militares retirados, espías internacionales, y representantes de los gobiernos afectados (de una u otra forma) por el escándalo de Stuxnet.
No revelaré más porque vale la pena seguir el laberíntico sendero narrativo creado por Gibney, claramente organizado desde minúsculos detalles técnicos hasta sus efectos globales, y siempre accesible a pesar de tocar temas bastante complejos, no sólo en lo referente a tecnología informática, sino a espionaje, inteligencia militar e ideología política (y, por cierto, Zero Days es un excelente preludio a la segunda temporada de Mr. Robot; ¿me pregunto si la cercanía de sus estrenos habrá sido mera coincidencia?)
Estas densas dosis de información van acompañadas de un atractivo estilo visual (cortesía del estudio Framestore) que presta dinamismo a las ideas, al mismo tiempo que complementa las entrevistas con gráficas ilustrativas y video de referencia para dar vida a los monólogos de los entrevistados. Sí, tal vez ese estilo visual sea similar a las absurdas representaciones del ciber-espacio que usaban en los tecno-thrillers de los noventas (como Hackers y The Net), pero aún así resulta apropiado y visualmente estimulante mientras digerimos explicaciones sobre certificados de seguridad, isótopos radioactivos y frecuencias de rotación radial. También me gustó mucho la creativa solución (DepthKit) para proteger la identidad de un "soplón" que revela cosas sobre Stuxnet que nadie se había atrevido a confirmar.
En sus mejores momentos Zero Days se siente como un relato ciber-punk de William Gibson o Rudy Rucker (por favor no les digan que sigo usando el término "ciber-punk"). Pero su realidad supera muchas fantasías, y nos imparte una sobria e importante lección sobre las oscuras estrategias de la próxima guerra digital, cuyos efectos serán tangibles en vez de “virtuales”... cuando unas cuantas líneas de código pueden definir la vida o muerte de individuos reales. Quién hubiera pensado que Crash Override y Acid Burn tenían más razón de la que suponíamos.
Calificación: 9

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Sunday, July 10, 2016

El Exorcismo de Anna Waters (The Faith of Anna Waters - The Offering)



Síntomas: La reportera Jamie Waters (Elizabeth Rice) viaja a Singapur cuando se entera del fallecimiento de su hermana mayor Anna (Rayann Condy). El reporte oficial indica suicidio, pero Jamie no lo acepta y comienza su propia investigación, que revelará vagas conexiones con antiguas profecías religiosas. Mientras tanto Katie (Adina Herz), la pequeña hija de Anna, asegura que su madre regresará en siete días...

Diagnóstico: El Exorcismo de Anna Waters (cosa que nunca ocurre en la película) es una co-producción singapurense-americana, lo cual parece apropiado, pues su argumento está construido con piezas prestadas (y bastante gastadas) del horror cinematográfico de ambos hemisferios.
En otras palabras: los fantasmas digitales y ruidos estridentes del cine americano, torpemente combinados con los espíritus pálidos y confusas estructuras narrativas del cine asiático, exacerbados por mediocre dirección y malos actores que no logran atraparnos en el "terror" de sus experiencias... lo cual empeora conforme descubrimos de que la película no tiene mucho sentido.
Vamos a ver... tenemos el sospechoso suicidio de Anna Waters. Su hija Katie se comunica con una presencia sobrenatural usando clave Morse. Jamie investiga otros suicidios inexplicables, ligados a un símbolo satánico. Dos sacerdotes están obsesionados con el nuevo levantamiento de la Torre de Babel. También hay algo sobre código binario, "el lenguaje del Internet" (pensé que el lenguaje del Internet era "leet speak"); una niñera misteriosa de inciertas intenciones; una escafandra embrujada (no estoy bromeando); y el obligatorio uso de tecnología como conducto de fuerzas sobrenaturales (bueno, eso es más creíble; Outlook fue programado por demonios, y no por humanos).
¿A dónde conduce todo esto? Buena pregunta. Quisiera decir que la multitud de sub-tramas se conjuga armoniosamente en un argumento lógico y consistente, pero no fue así. Incluso cuando llegamos a las "explicaciones" del tercer acto, parecen improvisaciones de último minuto que no resolvieron mis dudas. Pero al menos sirvieron como excusa para orquestar un exorcismo que inyecta un poco de energía en la tediosa experiencia de El Exorcismo de Anna Waters.
El director coreano Kelvin Tong tiene experiencia en el género de terror, pero no logró adaptar su estilo a este irregular híbrido que no supo definir su tema ni su estructura, y ya no digamos su mensaje (¿la Torre de Babel es mala?)
Creo que tengo un mensaje más útil: eviten a toda costa gastar noventa minutos de sus vidas en El Exorcismo de Anna Waters (¡Precaución! También se le conoce como "The Offering"). Mejor vean Last Shift, si aún está en cartelera, o quédense en casa y vean alguna de las películas que Kelvin Tong copió sin ambición ni vergüenza, como The Exorcist, The Conjuring, o cualquier mediano J-Horror de principios de siglo. O simplemente vean las noticias, donde desafortunadamente yace el mayor horror en estos días.
Calificación: 4

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Saturday, July 9, 2016

La Leyenda de Tarzán (The Legend of Tarzan)



Síntomas: Para aliviar las tensiones entre los nativos del Congo y el gobierno belga, la Corona inglesa quiere que Lord John Clayton (Alexander Skarsgård), más conocido como Tarzán, participe en una expedición conjunta con el emisario norteamericano George Washington Williams (Samuel L. Jackson). Sin embargo la expedición resulta ser parte de un plan diseñado por el malévolo traficante Leon Rom (Christoph Waltz) para apoderarse de las riquezas del Congo.

Diagnóstico: Durante mi infancia vi muchas películas de Tarzán, con Johnny Weissmuller en el papel principal y Maureen O'Sullivan como Jane. A mi mamá le gustaban mucho de niña y quería compartirlas conmigo, lo cual agradezco infinitamente, pues entre ella y su padre (mi abuelo materno) me inculcaron el gusto por el cine. Sin embargo, incluso a esa corta edad, las películas de Tarzán me parecían simples y repetitivas. Y, después de ver La Leyenda de Tarzán, sigo pensando lo mismo, sin importar lo mucho que hayan gastado en escenarios y animales digitales.
No obstante, para demostrar su modernidad, La Leyenda de Tarzán incorpora a su historia todos los temas de corrección política pertinentes a África, incluyendo imperialismo europeo, "diamantes de sangre", esclavitud, tráfico de marfil y racismo. Eso, combinado con la intriga política de los gobiernos que quieren poseer las riquezas del Congo, contribuye a que el argumento se vuelva confuso, dando tantas vueltas que no siquiera sirve como simple vehículo de la acción. Afortunadamente tenemos a Samuel L. Jackson (como emisario norteamericano, de modo que no necesita fingir un acento inglés) para resumir los puntos importantes de la historia y adaptarlos al lenguaje del siglo veintiuno. Algunos de sus diálogos: "You Tarzan, me Jane", "Let's get this show on the road!", y "Ham sandwich!". No estoy bromeando.
A pesar de las buenas intenciones del director David Yates, algunas personas están acusando a La Leyenda de Tarzán de ser racista por reforzar las arcaicas fantasías del héroe blanco como libertador de los africanos oprimidos. Pero, bueno... los relatos de Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán) eran bastante racistas, así que técnicamente esta nueva película sólo emula el espíritu del material literario que la inspiró. Quizás sería más apropiado preguntarle a Yates por qué pensaron que sería buena idea hacer otra película de Tarzán, cuando todas las adaptaciones relativamente modernas (Tarzan the Ape Man, 1981; Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes, 1984; Tarzan and the Lost City, 1998) han fracasado (con excepcion de la de Disney, aunque sospecho que su éxito se debió más a sus innovaciones visuales que a su "disneyficación" del añejo relato).
En el papel principal Alexander Skarsgård se siente hueco e inexpresivo. Desde luego tiene el físico de Tarzán, pero nada del carisma o fuerza interna que nos convencería de su noble cuna, su compromiso con las criaturas de la jungla, o su validez como líder de las tribus africanas. Perdón; olvidé que es un hombre blanco; con eso basta para justificar ese último punto. El mencionado Samuel L. Jackson se esfuerza por aligerar la situación y hacerla más amena, pero no basta para contrarrestar la apabullante banalidad de la película. Y Margot Robbie, en el ingrato papel de Jane, trata de hacer creíble su romance con el acartonado Lord John Clayton (sin mucho éxito). Desde luego Jane se rehúsa a convertirse en "damisela en peligro", pero el libreto no coopera y le asigna exactamente ese papel. Aunque la dejan participar en un par de escenas de acción, la mayor parte del tiempo es rehén del genérico villano Leon Rom (Christoph Waltz), sirviendo como señuelo para que Tarzán caiga en una trampa, o algo así.
En cuanto a los efectos, los animales se ven razonablemente realistas mientras están quietos, o en actitudes naturales. Pero cuando empiezan las rebuscadas escenas de acción, con vertiginosos movimientos de cámara a través de la jungla, se vuelve penosamente obvio su origen digital... sobre todo después de haber visto los fenomenales efectos de The Jungle Book hace apenas unos meses.
En resumen, La Leyenda de Tarzan me pareció uno de los más blandos y olvidables "blockbusters" en años recientes. Por otro lado, encaja perfectamente en la mediocre y desangelada temporada cinematográfica veraniega que atravesamos en el 2016, así que quizás el problema sea más con la industria entera que con este particular fiasco. En vez de gastar dinero en animales digitales poco convincentes, deberían arreglar la maquinaria creativa de Hollywood, que antes generaba historias novedosas e ideas frescas, en vez de regurgitar éxitos del pasado sin cuestionar su validez contemporánea. Necesitamos un re-make de aquella época.
Calificación: 5

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Friday, July 8, 2016

Dos Tipos Peligrosos (The Nice Guys)



Síntomas: Los Ángeles, 1977: el detective Holland March (Ryan Gosling) y el "fixer" Jackson Healy (Russell Crowe) se ven obligados a cooperar para encontrar a una famosa actriz pornográfica llamada Misty Mountains (Murielle Telio). Pero, desde luego, lo que parecía una fácil investigación se complica más de lo que esperaban.

Diagnóstico: Creo que mi aprecio por la obra del guionista Shane Black se remonta al año 1987, cuando escribió The Monster Squad. Casi veinte años después me sorprendió con Kiss, Kiss, Bang, Bang, su debut como director. Y desde entonces ha escrito y dirigido otras películas que me han gustado en mayor o menor medida (Iron Man 3, Edge), pero la verdad es que nunca alcanzaron aquella exuberante energía y caótico estilo narrativo que comienza difuso, para luego enfocarse con sorprendente elegancia y precisión.
Su nueva película como director y co-guionista, Dos Tipos Peligrosos (uf), aspira a duplicar la magia de Kiss, Kiss, Bang, Bang, pero se queda corta por culpa de algunas cuestionables decisiones dramáticas y un sentido del humor demasiado indulgente que rara vez armoniza con los temas "serios" de la película.
A pesar de todo Dos Tipos Peligrosos me pareció entretenida y, aunque no cumplió mis expectativas, fue considerablemente más ingeniosa y emocionante que  todos los thrillers policiacos/cómicos que se han producido recientemente (el ejemplo que tengo más fresco en la memoria es Central Intelligence, la fatalmente mediocre "comedia de acción" con Kevin Hart y Dwayne Johnson).
Para empezar, Dos Tipos Peligrosos se apoya en dos excelentes actores con perfecta química al interpretar un par de "losers" que trabajan en los más sórdidos estratos de la ciudad de Los Ángeles en 1977, aunque con grandes diferencias en sus particulares motivaciones y ética profesional. Eso genera una simpática interacción donde Ryan Gosling y Russell Crowe pueden explotar sus respectivas habilidades para encontrar nuevos ángulos en la amistad/antagonismo de Holland March y Jackson Healy, logrando que sus escenas se sientan frescas y naturales, en vez de parecer el mismo chiste reciclado una y otra vez (señalo de nuevo Central Intelligence como punto de comparación... un poco injusto, pero inevitable debido a la cercanía de sus estrenos en México).
Y no puede faltar una merecida mención de la niña Angourie Rice en el papel de Holly, la hija de Holland, que es mejor detective que su padre y más audaz cuando se trata de enfrentar situaciones peligrosas. Claro, su personaje no es muy creíble, pero no por culpa de la joven actriz, sino porque el director la pone en situaciones altamente inverosímiles, donde la trama sólo puede avanzar por medio de ridículas coincidencias que revelan las pereza de Black en su edad madura. Ahora que lo pienso, eso aplica a todos los personajes, no sólo a Holly. En vez de diseñar algún método creativo para salvar a la niña y los detectives de una muerte segura, o para encontrar una nueva pista que contribuya a la investigación, Black prefiere que la respuesta les caiga del cielo por arte de magia (a veces literalmente). Eso fue lo que menos me gustó de Dos Tipos Peligrosos; su tendencia a resolver todo con un chiste para ocultar la falta de ideas. Ah, y tampoco tragué algunas rutinas cómicas de Ryan Gosling. Sin duda es un actor excepcional, pero la comedia no es su fuerte. O quizá le falta experiencia. Como ejemplo puedo señalar la escena donde prende un cigarro y el resplandor del encendedor revela algo que no esperaba.
Me estoy quejando mucho pero, como dije al principio, la verdad es que Dos Tipos Peligrosos sostuvo mi atención sin un asomo de aburrimiento a lo largo de casi dos horas, porque la historia es interesante y Shane Black es un director inteligente, seguro de su estilo y visualmente ambicioso, pero sin descuidar la sustancia de la película. Esto se manifiesta en los decorados, música y locaciones que nos transportan a Los Ángeles de 1977. Desde "Rock and Roll All Nite" hasta detalles como la marquesina del club The Comedy Store, que anuncia entre sus "nuevos" comediantes a Richard Lewis y Tim Allen; cada escena es un placer para los sentidos, y un sutil recordatorio de mareas culturales cuyo efecto persiste hasta la época actual.
Completando el rompecabezas "retro-noir" tenemos actores como Matt Bomer, Keith David, Gil Gerard (¡Buck Rogers!) y Kim Basinger en roles cortos pero rebosantes de personalidad. Y, a fin de cuentas, eso rescata Dos Tipos Peligrosos de sus ocasionales tropiezos: una honesta personalidad ligera y traviesa a primera vista, pero con múltiples estudios de carácter gestándose bajo su engañosa superficie. Esa es la especialidad de Shane Black, y por eso seguirán interesándome sus películas. Pero ojalá ponga más cuidado en su próximo libreto. Si tiene que copiar de Raymond Chandler o Dashiell Hammett, no hay problema; no será la primera vez, y casi nadie los recuerda, porque nunca escribieron "buddy comedies". Como, por ejemplo, Central Intelligence.
Calificación: 8

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Wednesday, July 6, 2016

Green Room



Síntomas: Los integrantes de la banda punk The Ain't Rights están al borde de la bancarrota, y por eso aceptan tocar en un bar frecuentado por "skinheads" neo-nazis. Pero cuando descubren accidentalmente la escena de un asesinato, comienza una lucha por sus vidas, pues los nazis no pueden permitir testigos sobrevivientes.

Diagnóstico: Después de tantos comentarios positivos dudé que Green Room fuera tan buena como decían... sin embargo resultó ser un excelente thriller perfectamente actuado y dirigido, con un libreto inteligente que nos mantiene a la expectativa en todo momento, gracias a su económico estilo narrativo y a los bien definidos personajes (tanto protagonistas como antagonistas) que nos atrapan de inmediato en la realidad y drama de su terrible situación.
Si tuviera una queja sería que Green Room no fue tan sangrienta como esperaba... pero a fin de cuentas no importa, pues el punto de la cinta no es el gore, sino el suspenso que el director Jeremy Saulnier exprime de cada escena, tomando audaces decisiones en una trama simple en la superficie, pero repleta de subtexto que enriquece la experiencia.
Para empezar, me encantó la actitud "punk rock" de los integrantes del grupo, que aman la música y están acostumbrados a tocar en inmundos escenarios, totalmente ajenos al estrellato con el que sueñan tantas bandas. Los Ain't Rights tienen excelente química sobre el escenario (donde desafortunadamente los vemos muy poco tiempo), y en sus interacciones cotidianas, donde los actores reflejan sin esfuerzo alguno la larga amistad que los une. Son más una familia que un grupo musical, con Sam (Alia Shawkat) como figura materna/manager y Pat (Anton Yelchin, lamentablemente en una de sus últimas actuaciones) como el "padre" por default, algo pusilánime, pero racional y tolerante.
Del lado de los "malos", Patrick Stewart (sí, el mismísimo Capitán Picard... o el Profesor Charles Xavier, para las generaciones más jóvenes) interpreta a Darcy, el líder de los neo-nazis, y entrega una de las más amenazadoras actuaciones de su carrera (probablemente la primera como villano, ahora que lo pienso), transmitiendo desde su primera escena un aura de amenaza e implacable propósito, respaldado por una fría inteligencia más temible que cualquier acto de violencia.
Y vaya que hay violencia... pero no es la violencia exagerada y "cinemática" que vemos con frecuencia en este género. Por el contrario, cada golpe, balazo, puñalada, etc. (no quiero revelar spoilers) impacta al espectador por sentirse real, con brutales consecuencias para el atacado y el atacante. Como ejemplo señalaría la escena donde dicen la frase "Avísame cuando se desmaye".
También me gustaron mucho los escenarios boscosos del estado de Oregon, y los decrépitos bares donde tocan los Ain't Rights... llamarlos bares "honky tonk" sería hacerles un favor. Y desde luego merece mención la música, fuerte y agresiva para complementar la atmósfera fatalista y perturbadora de Green Room (obviamente ya estoy viejo, pues solo reconocí un par de canciones de Slayer, Dead Kennedys y Napalm Death; todo lo demás debe ser muy nuevo, pero aún así resulta sobresaliente como acompañamiento de las imágenes).
Sin embargo lo mejor es el cuidado con el que el director/guionista Jeremy Saulnier construye gradualmente el antes mencionado subtexto. Sin necesidad de explicaciones entendemos la precaria situación de los protagonistas, al mismo tiempo que se revela la escala del plan de Darcy y su motivación. En cualquier otra película le hubieran asignado un largo monólogo de exposición para beneficio del público, pero Saulnier confía en que las actuaciones se encargarán de informarnos todo lo que necesitamos para comprender sus acciones.
En resumen, Green Room es uno de los mejores thrillers que he visto en mucho tiempo (quizás desde The Raid: Redemption, aunque son muy distintos), y probablemente la contaré entre mis favoritas del año (a menos que tengamos una racha dorada en los próximos seis meses, lo cual es tan probable como una literal lluvia de oro). Altamente recomendada no solo para fans del suspenso y el horror (no es realmente horror, pero ciertamente es terrorífica), con la advertencia de que algunas de las escenas con perros son un poco perturbadoras... aunque (hasta donde recuerdo), no les pasa nada a los animalitos. De hecho es todo lo contrario. Supongo que ya era hora... pero no fue tan catártico como yo esperaba. Fue simplemente desolador, como todo lo que ocurre en Green Room.
Calificación: 9

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Monday, July 4, 2016

The Last Heist



Síntomas: Los empleados de un pequeño banco están finalizando el cierre de la sucursal. El edificio está casi vacío; ya no hay dinero, ni cámaras, ni guardias. Sólo algunos clientes vaciando sus cajas de seguridad. Pero en una de esas cajas se oculta algo muy valioso, y un equipo de criminales pretende robarlo ese día. Lo que no saben es que uno de los clientes es un implacable asesino serial conocido como "Ventanas".

Diagnóstico: Después de la excelente Big Ass Spider! y la mediana pero entretenida Lavalantula, el director Mike Méndez cambió de rumbo con este híbrido de thriller criminal y horror visceral, aprovechando una ingeniosa idea y un sólido reparto integrado por veteranos del cine independiente.
Quizás sea prudente aclarar que The Last Heist no resistiría comparaciones con thrillers hollywoodenses de alto calibre; pero en el modesto nicho de las "B-Movies", sin duda cumple con los mínimos requerimientos de coherencia, acción y violencia para ofrecer ligero entretenimiento durante noventa minutos sin sentir que perdimos el tiempo.
Por otro lado, The Last Heist sufre múltiples problemas que se acumulan para opacar la experiencia, y casi todos pueden atribuirse al micro-presupuesto de la cinta. Algunas escenas de acción parecen demasiado ambiciosas para los magros recursos que Méndez tuvo a su disposición; las locaciones son blandas y ordinarias (aunque incluso eso funciona a favor de la historia en ciertos momentos que no revelaré); y tampoco pueden faltar las inevitables fallas técnicas que a veces me "sacaron" de la historia (el más obvio ejemplo: los fogonazos digitales de las armas, que solo subrayan las pésimas pantomimas de los actores disparando rifles y pistolas; casi esperaba ver chorros de agua saliendo de los cañones).
Afortunadamente la originalidad de la premisa ayuda a disculpar algunas de esas inconveniencias. Hemos visto incontables robos bancarios fuera de control, pero la adición del asesino serial rompe la monotonía y añade una variable impredecible que nos hace cuestionar hasta la más inocua decisión de los policías y los criminales. Claro, hay que tragar la inmensa coincidencia de que ambas cosas ocurran el mismo día (el robo y la visita del asesino), pero la encontré tolerable como catalizador de la trama.
Ah, y cuando el asesino serial está interpretado por Henry Rollins, sabemos que exudará intensidad y amenaza... aunque su actuación no sea tan buena como la que vimos recientemente en He Never Died. De hecho, se antoja posible que Rollins haya diseñado al asesino "Ventanas" (le llaman así porque colecciona los ojos de sus víctimas, y los ojos son "las ventanas del alma") copiando los manerismos y afectaciones de Dolph Lundgren en Johnny Mnemonic (donde Rollins apareció como un médico ilegal llamado "Spider"). Y no solo me refiero a las constantes letanías pseudo-religiosas sobre la voluntad de Dios y la purificación de los pecadores, sino a la expresión semi-catatónica de ambos asesinos, aderezada con un socarrón sentido del humor para hacernos cómplices de sus peculiares manías.
Al menos así interpreté algunas bizarras decisiones de Rollins (¿o habrá sido Méndez?) durante el desarrollo de The Last Heist.
El resto del elenco funciona generalmente bien, destacando Victoria Pratt (una de mis actrices favoritas, categoría "B-Movies") como la Agente Pascal, quien descubre el robo y trata de controlar la situación antes de que empiecen a morir los rehenes; Torrance Coombs como el líder de los ladrones, con motivos ocultos para la realización del golpe; y Guy Stevenson (también el guionista) como el "consultor de seguridad" que preferiría entrar el banco echando balazos, sin importar la vida de los inocentes. No son papeles que requieran gran pericia histriónica, pero ayuda mucho que los actores estén bien seleccionados y muestren mayor convicción de la que el material merecería en otras circunstancias.
Creo que The Last Heist es una película mediocre bajo un criterio convencional, pero sus elementos individuales (Rollins, Pratt, la fusión de géneros, la dirección de Méndez) me gustaron lo suficiente para pasar un rato ameno, no exento de frustración, que podría recomendar para conocedores del cine "B" que sepan apreciar una película no tanto por lo que hizo bien, sino por evitar el mayor pecado de este nicho cinematográfico: ser aburrida. The Last Heist no lo fue, y eso basta para validar mi tiempo. Eso, y el deleite de ver a Henry Rollins en modo de "asesino ultra-religioso que mata en el nombre de Dios".
Calificación: 7

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Sunday, July 3, 2016

La Niña de la Mina



Síntomas: Los profesores universitarios Mateo Medina (José Ángel Bichir) y Sara Sanromán (Regina Blandón) son contratados para evaluar la seguridad de una mina abandonada en las afueras de Guanajuato, México, donde han ocurrido algunos graves accidentes... y varias misteriosas desapariciones que se atribuyen a una presencia sobrenatural.

Diagnóstico: Mina embrujada: la premisa es atractiva y tiene potencial. Lamentablemente los creadores de La Niña de la Mina no supieron qué hacer ni con la mina ni con la niña (quien solo aparece unos segundos en pantalla), y prefirieron darle vueltas al asunto durante ochenta minutos, sin generar interés ni lograr que nos preocupemos por los insípidos personajes. Y, bueno, ya no digamos sentir temor... La Niña de la Mina carece de atmósfera y suspenso, además de que pertenece a la generación del sobresalto; pero ni siquiera aprendió a implementarlos de manera correcta. En dos ocasiones una persona le dice "¡bú!" a otra, revelando que los escritores no se esforzaron demasiado. O no sabían mucho de terror, y simplemente les pareció un género rentable con fórmulas bien establecidas que es fácil copiar. O quizás encontraron la oportunidad de filmar en una mina abandonada, y escribieron el guión en un fin de semana para aprovechar la locación.
Y, sí, "la niña de la mina" aparentemente es una genuina leyenda de Guanajuato. Lo malo es que no me quedó claro su concepto básico: la cinta nos arroja fantasmas, asesinos seriales, síntomas de posesión, y hasta misas satánicas, sin mucho método ni visión; al fin y al cabo algo quedará pegado en las mentes del público y cada quién sacará sus propias conclusiones. Por cierto, los asesinatos, fantasmas y rituales mencionados no aparecen en pantalla; solo se describen con voces trémulas en momentos arbitrarios de la historia, así que no esperen efectos especiales ni escenas de violencia (excepto, desde luego, el obligatorio perro muerto); todo es hablar, hablar, hablar, con unos segundos más de "¡bú!" al final, y listo... pasemos a los créditos finales, donde aparece hasta el Honorable Cuerpo de Bomberos de Guanajuato.
Tampoco quiero atribuir toda la culpa al libreto. Los actores muestran curiosas inconsistencias a lo largo de la película, cambiando de actitud en casi cada escena sin aviso ni justificación. Probablemente fue consecuencia de un largo e irregular proceso de filmación; o por revisiones de un guión que cambiaba todos los días; no sé ni me interesa averiguarlo. Sólo puedo decir que La Niña de la Mina me pareció aburrida a pesar de las múltiples digresiones narrativas que prometían algo interesante, para ser olvidadas casi de inmediato. Así es muy difícil encontrar "terror", o miedo, o aunque sea leve alarma. Cualquier emoción hubiera sido mejor que la continua indiferencia que sentí de principio a fin.
Por otro lado, veo tantas películas de terror que probablemente mi (escaso) criterio está contaminado por esas mismas fórmulas que mencioné hace un momento. Tal vez haya espectadores casuales que encontrarán La Niña de la Mina entretenida, o incluso tensa. Bien por ustedes; respeto su opinión aunque no la comparto.
Para no terminar en una nota tan negativa, mencionaré un par de cosas que me gustaron de esta cinta: las locaciones guanajuatenses; y una inesperada escena con un anciano que sufre Alzheimer. Si La Niña de la Mina hubiera tenido más indicios de ingenio como ese, quizás sería una experiencia recomendable. Pero en su forma actual parece un desfile de oportunidades desperdiciadas. La mina, la leyenda de la niña, los pintorescos paisajes de Guanajuato... ingredientes decentes empleados en una receta confusa y mal cocinada. Es tan difícil hacer cine fantástico en México que resulta doblemente decepcionante encontrar una obra que sin duda superó incontables obstáculos, para fallar en el nivel más básico: contar una historia coherente.
Calificación: 5

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