Wednesday, December 23, 2015

The Keeping Room



Síntomas: Las hermanas Augusta (Brit Marling) y Louise (Hailee Steinfeld), junto con su esclava Mad (Muna Otaru), tratan de sobrevivir en su humilde granja después de que su padre y hermano se fueron a combatir en la Guerra Civil norteamericana. Y, por si no fuera suficiente la escasez de comida y problemas de salud, también deberán enfrentar el acoso de dos sanguinarios soldados "yankees" con un largo historial de violaciones y asesinatos.

Diagnóstico: Para bien o para mal, The Keeping Room pertenece al moderno renacimiento del "western", donde las añejas fórmulas de "vaqueros contra indios" se ven reemplazadas por densas reflexiones sobre la filosofía de la pradera, la simplicidad moral de un mundo menos civilizado, y la fuerza del espíritu humano en las peores circunstancias posibles. Claro, The Keeping Room también incluye balaceras, persecuciones a caballo y visitas al "saloon" local... pero todo ello acompañado por una fuerte atmósfera de melancolía y desesperanza que extingue cualquier "glamour" que pudiéramos guardar por el romántico viejo oeste. En otras palabras: menos John Wayne y más John Boorman.
Creo que The Keeping Room seguiría siendo interesante si solo nos mostrara las diarias penurias de las hermanas, tratando de mantener la decrépita granja familiar con ayuda de Mad. Sin embargo el director Daniel Barber adopta una perspectiva más amplia para mostranos el inevitable colapso de las reglas sociales, donde las hermanas y su "esclava" tienen que trabajar por igual, volviendo obsoleta la cruel jerarquía que controlaba su relación. Augusta, la hermana mayor, acepta tácitamente la situación, mientras que Louise, la hermana menor, se rehúsa a reconocer que ya no es la "niña de la casa", a la que todos tienen que complacer.
En un nivel más básico tenemos el inevitable conflicto entre los psicóticos soldados y las mujeres "indefensas" que fueron educadas para obedecer ciegamente las figuras de autoridad. Esta faceta de la película añade impacto visceral, remitiéndonos a las raíces del western en su entorno violento y primigenio donde el cazador podría convertirse en víctima en cualquier momento (y viceversa); sin embargo The Keeping Room no encaja por completo en esa categoría; por el contrario, su fuerza reside en el elocuente subtexto feminista de independencia y lucha contra la opresión masculina. O contra la simple injusticia, si prefieren verlo desde un punto de vista menos político.
Esta loable misión cuenta con el apoyo de sobresalientes actuaciones por parte del elenco entero. Brit Marling y Hailee Steinfeld (como Augusta y Louise, respectivamente) ofrecen interpretaciones opuestas pero complementarias como "señoritas bien" venidas a menos; y su esclava interpretada por Muna Otaru funciona al mismo tiempo como balance emocional y catalizador que inspira la acción cuando parece segura la derrota. Hasta los villanos, interpretados por Sam Worthington (me preguntaba en dónde estaría ahora) y Kyle Soller, crean personajes realistas cuya disfunción mental va más allá de simples psicópatas libres de castigo en el caos social de la post-Guerra Civil norteamericana. Las razones que el violento Moses (Worthington) ofrece para explicar su comportamiento son al mismo tiempo simples y tremendamente complejas; quizás hubiera sido interesante profundizar un poco en su pasado... pero Barber y la guionista Julia Hart prefieren dejar todo eso a la imaginación del espectador, y no gastan tiempo en escenas que no sean esenciales para la historia.
Con un ritmo más dinámico y mayor énfasis en la acción, The Keeping Room hubiera tenido amplio potencial comercial como western tradicional aderezado por un sólido mensaje. Sin embargo su ritmo pausado y atención al drama interno la separan aún más de la convención, dejando claro que los balazos y persecuciones no deberían ser la parte interesante, sino el conflicto psicológico y evolución de las protagonistas.
Sirva entonces como recomendación y advertencia: The Keeping Room es muy lenta y a veces cansada; pero su desarrollo plantea conceptos que encontré más satisfactorios a largo plazo. Y creo que esa estrategia determinará el destino del western moderno; ¿moda efímera, o vida eterna? La respuesta no estará en las balas, sino en las ideas.
Calificación: 8

IMDb

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