Wednesday, April 29, 2020

The Rhythm Section



Síntomas: La vida de Stephanie Patrick (Blake Lively) se derrumbó por completo cuando su familia murió en un accidente aéreo. Sin embargo, varios años después, Stephanie se entera de que no fue accidente, sino un ataque terrorista, y decide buscar venganza.

Diagnóstico: Como aficionado a las películas sobre mujeres en busca de venganza (algunos ejemplos recientes: Peppermint, A Vigilante y Revenge), tenía altas expectativas sobre The Rhythm Section, sobre todo por la presencia de Blake Lively, una actriz en constante evolución desde aquellos inocentes días de Gossip Girl. Y aunque no siempre encuentra proyectos de buena calidad, al menos se nota su intención de extender su oficio con roles diversos y complicados.
Lo cual nos lleva a The Rhythm Section, una mediana cinta de venganza que no logró conciliar su excesiva ambición dramática con un argumento de B-Movie, resultando en una experiencia razonablemente entretenida pero muy irregular. En resumen, una colección de buenas escenas en busca de una historia coherente.
Parte del problema es que The Rhythm Section está basada en una novela (de Mark Burnell, quien también escribió el libreto), lo cual siempre implica compresión y omisiones de elementos importantes. Tal vez en el libro había más tiempo para profundizar en la investigación de Stephanie, para crear relaciones creíbles con sus aliados, y para justificar los inútiles desplazamientos geográficos. Stephanie empieza su misión en Londres; luego viaja a Escocia; de ahí sigue la pista hacia Madrid, Marruecos, Nueva York, Marsella... demasiadas distracciones para un género que funciona mejor en una forma simple y concisa.
Por el lado positivo, Blake Lively se entrega de lleno a la interpretación de Stephanie Patrick. Y no solo me refiero al obligatorio "afeamiento" para tomarla en serio como actriz (en caso de que existieran dudas después de The Shallows y A Simple Favor), sino a las exigencias físicas del papel. Lively aborda con absoluta convicción las inverosímiles situaciones que le endilga el libreto; y lo mismo aplica a las secuencias de acción, que aspiran a un estándar más realista en concepto y ejecución que cualquier otra película del género.
Ahí es donde aparecen las "buenas escenas" que mencioné hace un momento, y que casi justifican una recomendación para The Rhythm Section... al menos para espectadores dispuestos a aceptar un enfoque distinto de la acción tradicional.
Como ejemplo puedo señalar una pelea entre Stephanie y el ex-agente de MI-6 conocido únicamente como "B" (Jude Law). No es una pelea típica, con un intercambio de golpes y patadas perfectamente coreografiado para máximo dinamismo y lucimiento visual. Por el contrario, es una pelea torpe y "sucia", sin mucho método, pero con gran intensidad emocional. Los oponentes pegan, rasguñan, buscan puntos de apoyo y, sí, a veces cometen errores que podrían costarles la vida. Después de la reciente Extraction, con sus asombrosos "stunts" meticulosamente planeados, fue una sorpresa encontrar una película de similar estilo que tomó un rumbo totalmente distinto. Otro ejemplo que me gustó mucho fue una persecución en automóvil filmada desde adentro del vehículo. La directora Reed Morano (I Think We're Alone Now) nos pone literalmente en el asiento del pasajero para compartir el pánico de Stephanie, la confusión del tráfico, y la angustiante posibilidad de estrellarse en cualquier momento y quedar a merced de sus perseguidores.
En conclusión, The Rhythm Section es una película de "anti-acción" que, lamentablemente, complicó demasiado su desarrollo con espionaje, traiciones, y coincidencias que subrayan la ridiculez general de la premisa (en estos casos la lógica no es una virtud, sino un estorbo para disfrutar la película). Entonces, como fan de Blake Lively, y como aficionado al cine de acción que propone nuevas versiones de viejos trucos, mi opinión de The Rhythm Section se inclina al lado positivo. Pero no todos tendrán la misma paciencia para aceptar las fallas del libreto... o la peluca negra de Lively. En ese caso, mejor vean The Shallows y olviden que The Ryhthm Section existe.
Calificación: 7 (sin Blake Lively probablemente sería 5)

IMDb

Monday, April 27, 2020

1BR



Síntomas: Sarah (Nicole Brydon Bloom) se muda a la ciudad de Los Ángeles para iniciar una nueva vida, y encuentra un departamento en "Asilo del Mar", un complejo habitacional limpio y accesible, con vecinos amistosos que se ayudan mutuamente. Es demasiado perfecto para ser verdad... excepto por esos misteriosos ruidos nocturnos en las paredes. ¿Será la tubería, o algo más siniestro?

Diagnóstico: Debido a mi política de evitar los "trailers", no sabía exactamente qué esperar de la película 1BR. El comienzo me decepcionó un poco, ya que recurre al estereotipo de "mujer inocente tratando de sobrevivir en la gran ciudad", el cual generalmente conduce a historias de tortura que ya me parecían tediosas hace veinte años, cuando gozaba popularidad ese sub-género.
Sin embargo 1BR (abreviatura común en los anuncios clasificados para indicar "departamento con una recámara") toma un camino muy distinto, estableciendo gradualmente un misterio lleno de suspenso, con impredecibles tangentes narrativas, y una protagonista creíble y motivada. Y, bueno, a fin de cuentas sí hubo un poco de tortura, pero sin el sadismo de la "porno-tortura"... fue algo peor, y al mismo tiempo mejor, porque realmente contribuye a la historia.
¿Cuál es la historia? Baste decir que la joven Sarah descubre que el departamento de sus sueños tiene un precio muy elevado; y si decide pagarlo, su vida podría cambiar para siempre. Lo cual, después de todo, era lo que quería cuando dejó a su familia y se mudó a Los Ángeles para seguir su sueño de convertirse en diseñadora de modas.
Por el lado negativo, 1BR pierde intensidad durante un segundo acto lento y repetitivo. Pero es natural que ocurra esto, ya que necesita dedicar tiempo suficiente a la transformación mental de Sarah mientras asimila sus nuevas circunstancias y conoce a sus vecinos, entre los cuales se encuentran Jerry (Taylor Nichols), el afable administrador; Brian (Giles Matthey), el apuesto vecino que podría estar interesado en Sarah; la Sra. Stanhope (Susan Davis), actriz retirada con muchas historias sobre el viejo Hollywood; y Lester (Clayton Hoff), el "weirdo" del edificio que siempre está mirando a Sarah con... ¿envidia? ¿lujuria? ¿desconfianza?
Las actuaciones del reparto secundario reflejan la dualidad del "Asilo del Mar", acogedor en la superficie, pero con una ambigua oscuridad interna... como si todos guardaran un secreto que inevitablemente será descubierto (lo cual, desde luego, es exactamente lo que están haciendo). Sin embargo la película le pertenece a Nicole Brydon Bloom, cuyo excepcional desempeño nos lleva de la chica vulnerable del principio a la mujer segura de sí misma que controla su destino. O al menos eso piensa.
Los valores técnicos de 1BR son excelentes para una cinta independiente. El director y guionista David Marmor siempre busca ángulos nuevos para retratar los mismos pasillos del edificio; aunque en otras ocasiones repite encuadres y movimientos para enfatizar los cambios sutiles que Sarah percibe en su entorno. Parece simple filmar una historia "embotellada" en una sola locación, pero es cuando más creatividad se necesita para mantener una variedad visual que no canse al espectador. Sobre todo tomando en cuenta la monotonía del segundo acto.
Afortunadamente nuestra paciencia se ve recompensada con un desenlace tenso y satisfactorio, aunque no necesariamente feliz. Parecía que se habían extinguido las sorpresas, pero Marmor guarda un as bajo la manga para sorprendernos hasta el último cuadro de la película.
En resumen: 1BR me pareció un thriller recomendable, con algunos problemas de ritmo, pero justificados por su elevada ambición dramática. Y Nicole Brydon Bloom (no confundir con Nichole Bloom de Superstore) fue un gran descubrimiento con gran potencial para cualquier tipo de historia... pero ojalá se quede en el horror. Después de todo, hay material para una secuela. Tal vez con dos recámaras y baño completo.
Calificación: 8

IMDb

Sunday, April 26, 2020

Extraction



Síntomas: El hijo de un poderoso narcotraficante es secuestrado por su rival; entonces la mercenaria Nik Kahn (Golshifteh Farahani) organiza una misión de rescate encabezada por el ex-militar Tyler Rake (Chris Hemsworth), experto en su oficio, pero atormentado por su pasado.

Diagnóstico: A estas alturas, cualquier película que se atreva a reciclar la premisa de "anti-héroe en misión de rescate" debe estar preparada para añadir algo nuevo que capture nuestra atención, o al menos que la distinga de muchas otras versiones existentes de la misma historia (desde cintas de prestigio como Man on Fire y Proof of Life, hasta "B-Movies" como Rambo: Last Blood, In the Blood y Blood Father, sin olvidar la franquicia de Taken). Afortunadamente Extraction reconoce esto y se esfuerza por introducir pequeñas variaciones en la rutina, ninguna de las cuales bastaría individualmente para "rescatar" la película (ja, ja); sin embargo, en conjunto, estos detalles semi-creativos consiguen mantener nuestro interés y distraernos lo suficiente de los clichés para pasar un rato de agradable escapismo que me pareció recomendable por méritos propios, aunque no lo recordaré durante mucho tiempo.
Para empezar, el director de Extraction (no confundir con la otra Extraction) es Sam Hargrave, coordinador de "stunts" en cintas de alto perfil, incluyendo las trilogías de The Hunger Games y Avengers (por cierto, Thor no es la única conexión de Extraction con el Universo de Marvel; Hargrave fue doble de Chris Evans, y la cinta fue producida y co-escrita por los Hermanos Russo, basada en su comic "Ciudad"). Pero, más importante que eso, Hargrave también fue coreógrafo de peleas en algunas excelentes "B-Movies" como Atomic Blonde, Raze, y Blood and Bone, lo cual significa que sabe dirigir y filmar escenas de acción mejor que muchos directores famosos de Hollywood. Y me alegra decir que Extraction cumplió mis expectativas en ese aspecto. La acción es intensa y brutal, con ingeniosas acrobacias, peleas y "stunts" perfectamente filmados para obtener máximo impacto visceral, sin sacrificar claridad visual. La mejor secuencia de la película es una larga persecución que empieza en automóvil y termina a pie, realizada (supuestamente) en una toma continua que me dejó sin aliento. Claro, los cortes podrían estar mejor disimulados, y las consecuencias de los golpes no son exactamente realistas (por ejemplo, cuando atropellan a alguien, solo necesita reposar quince segundos para levantarse y seguir peleando). Sin embargo Hargrave sabe lo que está haciendo, y aprieta el acelerador hasta el fondo para evitar que pensemos más de lo necesario... es decir, nada. Lo importante es mantener un alto nivel de energía y un ritmo implacable, interrumpido de vez en cuando por momentos dramáticos que intentan darle sustancia a toda esa violencia. Y ahí es donde Extraction empieza a flaquear.
Los clichés se pueden pasar por alto cuando Tyler Rake (Chris Hemsworth) está ejecutando diez villanos por minuto, conduciendo como loco por las atestadas calles de Dhaka, Bangladesh, y saltando de un edificio a otro en compañía de Ovi (Rudhraksh Jaiswal), el joven secuestrado; pero se vuelven más notorios cuando el director frena la película para analizar la psicología de los personajes y establecer conexiones emocionales con el espectador. En resumen (para ahorrar tiempo), nunca hubiera imaginado que Hellboy y Thor emborrachándose juntos sería una de las escenas más forzadas y predecibles de la película entera.
Hablando de Hellboy, los actores secundarios ayudan a distribuir el peso de la acción y diversificar su formato. Mis favoritos fueron Golshifteh Farahani (Paterson) como Nik Khan, la "agente" de Tyler que realmente se preocupa por su cliente; Randeep Hooda (Monsoon Wedding) como Saju, guardaespaldas del niño que quiere redimirse por permitir el secuestro; y Suraj Rikame como Farhad, un adolescente reclutado por la mafia que está ansioso por demostrar su valor. Ese fue otro acierto de Extraction... mostrar la perversa atracción del crimen como alternativa para sobrevivir en una región con muchos problemas sociales y pocas oportunidades de empleo legal (un fenómeno que, obviamente, no está limitado a Bangladesh).
A fin de cuentas Extraction me pareció una de las mejores cintas originales de Netflix (categoría: acción sin sentido) gracias al carisma de su protagonista, a sus pintorescas locaciones sud-asiáticas y, sobre todo, a las secuencias de acción orquestadas por un experto en la materia... aunque haya descuidado la parte narrativa de la experiencia cinematográfica. ¿Qué harían los directores sin "Tragedias del Pasado" para motivar a los héroes de acción?
Calificación: 8.5

IMDb

Friday, April 24, 2020

Butt Boy



Síntomas: Después de su primer examen de próstata, Chip Gutchell (Tyler Cornack) descubre que le gusta introducir objetos en su recto. Y también animales. Y personas. Entonces las desapariciones atraen la atención del Detective Russel Fox (Tyler Rice).

Diagnóstico: Con esa premisa, yo esperaba que Butt Boy sería una vulgar comedia de terror en el estilo de Troma Films, regodeándose en situaciones de mal gusto y encontrando cualquier excusa para lucir grotescos efectos especiales; sin embargo, Butt Boy resultó ser una sincera reflexión sobre adicción y colapso familiar, utilizando personajes bien escritos, algunos surrealistas conceptos de ciencia ficción, y un excelente estilo visual que rinde tributo al cine policíaco de los noventas, sin caer en forzados clichés "retro". En serio, no entiendo cómo logró el actor/co-escritor/director/compositor Tyler Cornack meter tantas cosas (¡ja, ja!) en una cinta compacta y eficiente que pudo salirse de control en cualquier momento... y sin embargo, Cornack y su valiente elenco supieron enfocarse en el elemento humano para evitar que los crímenes rectales de Chip tomen precedencia sobre el drama. Si esta película existe (y no la soñé), todo es posible en el cine del siglo veintiuno.
En fin... regresando al punto, Butt Boy emplea un sobrio estilo narrativo para seguir la inevitable colisión entre el oficinista Chip Gutchell (Tyler Cornack) y el Detective Russel Fox (Tyler Rice). Después de su fatídica visita al proctólogo, Chip descubre el placer de las inserciones anales; pero su deleite onanístico se transforma en obsesión, al principio relativamente "inocente" (como la misteriosa desaparición de la placa del Empleado del Mes en su trabajo), y luego creciendo hasta llegar a... ¿secuestros? ¿asesinatos? ¿consumo? de animales y humanos, cuya desaparición involucra al Departamento de Policía local. Entonces entra a escena el Detective Russel Fox, alcohólico, divorciado, y con pocas esperanzas de redención. Pero si tan solo lograra resolver este caso, podría recuperar un poco de su dignidad perdida... y también perdonarse por una Tragedia del Pasado que lo sigue atormentando.
En cierto modo Butt Boy es una sátira de aquellas películas noventeras sobre asesinos seriales, donde un policía venido a menos cazaba al perverso villano que siempre estaba un paso adelante de la Ley. Excepto que, en el caso de Chip Gutchell, no hay cadáveres, ni análisis forense, ni evidencia física. Sin embargo, el humor inherente de la situación no impide que el director tome en serio la integridad de los personajes y la lógica del argumento. En ese aspecto, Butt Boy me recordó Father's Day, otra demencial historia que nunca pierde el respeto por el espectador. Y también podría compararla con la reciente tragicomedia Killer Sofa; pero definitivamente Butt Boy lleva la ventaja por su inflexible compromiso con el realismo emocional.
Hablando de lo cual, Tyler Cornack (en su función de actor) deja que sus silencios y mirada perdida reflejen la depresión interna de Chip, poniendo su manía rectal en un contexto diferente... sus acciones no son maliciosas, sino un desesperado escape de su desoladora existencia. Y lo mismo podríamos decir de Tyler Rice en el papel del Detective Fox; la mencionada Tragedia del Pasado no solo justifica su alcoholismo (al menos en el contexto del cine policíaco), sino que explica su interés en resolver el caso de los secuestros/asesinatos, no tanto para castigar al culpable, sino para aliviar sus propios sentimientos de culpa.
"Sentimientos de culpa", "tormento psicológico", "redención personal"... nunca imaginé asociar esas frases a una película sobre un hombre que "devora" gente por el orificio equivocado. Sin embargo aquí estamos... recomendando Butt Boy porque destruyó por completo mis expectativas al entregar una experiencia graciosa e irreverente (y con un poco de ese "gore" que mencioné al principio), pero sinceramente dedicada a explorar las cavidades más profundas (perdón) de la naturaleza humana. Habiendo dicho eso, me gustaría ver la versión de Troma Films de esta misma historia. Tal vez como secuela de Tales From the Crapper.
Calificación: 8.5

IMDb

Wednesday, April 22, 2020

Blow the Man Down



Síntomas: Después del funeral de su madre, las hermanas Priscilla y Mary Beth Connelly (Sophie Lowe y Morgan Saylor) descubren que su pequeño negocio familiar tiene serias dificultades económicas. Y, por si fuera poco, también enfrentan el inesperado problema de ocultar un cadáver.

Diagnóstico: Son totalmente distintas en tono y estilo, pero Blow the Man Down me recordó mucho The Death of Dick Long, otro tragicómico "noir rural" con protagonistas simpáticos pero ineptos, cuyos torpes esfuerzos por encubrir un crimen desatan una reacción en cadena de revelaciones que sacuden un pueblo donde (por supuesto) nada es lo que parece. La diferencia fundamental es que Blow the Man Down presenta una perspectiva femenina (no necesariamente "feminista") de esta venerable fórmula, ubicada en una remota comunidad costera donde los hombres salen a pescar, y las mujeres se encargan de mantener la estructura social que sustenta al comercio e instituciones del pueblo... por cualquier medio necesario. Es como un atisbo a la compleja red de negociaciones y peligrosas rivalidades que se ocultan en la periferia de la vida cotidiana.
Y, como todo buen "noir", Blow the Man Down también explora la psicología de individuos en momentos de crisis que revelan su fibra moral... o, mejor dicho, su capacidad para aceptar una moralidad flexible según las circunstancias. Muchos de estos personajes no matarían una mosca; pero al mismo tiempo reconocen la ventaja de extirpar una "mala semilla" que hará más daño a largo plazo. Temas clásicos del drama criminal, aunque nunca los había visto en el contexto de dos ingenuas hermanas con una tienda de pescado y un turbio pasado familiar.
Afortunadamente no todo es muerte y corrupción; las directoras y co-guionistas Bridget Savage Cole y Danielle Krudy añaden brillantes momentos de humor negro, así como una agradable atmósfera de pueblo pequeño donde todos se conocen (traducción: todos se meten en los asuntos de los demás). Incluso hay varios números musicales con los pescadores del puerto cantando viejas canciones sobre el hechizo de las olas, la soledad de la pesca, y las ventajas del trabajo duro que convierte a los niños en hombres, y a los hombres en marinos (de ahí viene el título de la película). Es una afectación un poco incongruente, pero funciona bien como "coro griego" que aporta oblicuos comentarios sobre las desventuras de las hermanas Connelly y las sórdidas prácticas de la esfera criminal.
En el aspecto visual, el director de fotografía Todd Banhazl retrata el pueblo de "Easter Cove" con la paleta gris y fría del estado de Maine, pero añadiendo notas de color para representar el fuerte carácter de algunos personajes, o la inminente transformación que les espera. Casi podemos sentir la brisa marina en nuestra piel, y oler los pescados muertos en las redes de los barcos.
Finalmente, merecen aplauso las actuaciones de Sophie Lowe y Morgan Saylor en los papeles protagónicos; pero quienes realmente se roban la película son las "matronas" del pueblo, incluyendo a Marceline Hugot, Annette O'Toole, June Squibb, y la siempre genial Margo Martindale, en uno de esos papeles ambiguos y amenazadores que tan bien le quedan.
Mi única queja es que el argumento recae demasiado en coincidencias para generar suspenso. Entiendo que es un pueblo pequeño, pero parece exagerado que siempre hay alguien en el lugar correcto para escuchar una conversación privada, o presenciar una reunión secreta, o encontrar una pista que los incompetentes policías pasaron por alto, a pesar de que está ahí, perfectamente visible abajo de la mesa.
Pero, bueno... son detalles menores en una historia bien construida y con una textura única dentro del "noir" moderno, donde las mujeres suelen ser víctimas o "femme fatales"; sin embargo, en Blow the Man Down, son simplemente personas tratando de sobrevivir en un mundo complicado. Y si pueden mejorar las cosas descuartizando un cadáver, ¿a quién le puede afectar?
Calificación: 8

IMDb

Monday, April 20, 2020

The Battle of Jangsari (Jangsa-ri 9.15)



Síntomas: En Septiembre de 1950, durante la Guerra de Corea, un batallón de cadetes del Sur sin experiencia en combate intenta tomar la playa de Jangsari, ferozmente defendida por las tropas del Norte.

Diagnóstico: La Batalla de Jangsari fue básicamente una versión a menor escala de la Invasión de Normandía; excepto que los soldados eran jóvenes cadetes de Corea del Sur con mínimo entrenamiento, en una misión suicida que, en el mejor de los casos, serviría como distracción para permitir la incursión de tropas de las Naciones Unidas al otro lado de la península. En otras palabras: perfecto material para un thriller militar lleno de valor, sacrificio y suspenso.
Habiendo dicho eso, The Battle of Jansari no es muy creativa en su interpretación del cine bélico. Los clichés aparecen puntualmente para resumir los retos y aspiraciones del Batallón Myeong... desde el oficial que debe tomar terribles decisiones para cumplir su misión, hasta el general insensible que emite órdenes en su oficina, sin comprender lo que significan para las tropas que pelean en condiciones inhumanas (por si fuera poco, la Batalla de Jangsari ocurrió durante un tifón).
Entonces, en vez de esperar innovaciones dramáticas, es mejor enfocarse en la Historia (con "H" mayúscula), y en la habilidad del director Kyung-taek Kwak para recrear las condiciones del combate, al mismo tiempo que establece personajes realistas cuyas emociones trasciendan los esquemas pre-fabricados. Gracias a eso, The Battle of Jangsari me pareció una recomendable película de guerra que, sin alcanzar el nivel de las grandes producciones norteamericanas, cumple con dignidad su propósito de honrar las vidas perdidas en una batalla olvidada, pero crucial para una guerra que nunca fue tan "comercial" como Vietnam o la Segunda Guerra Mundial. Desde el sangriento desembarque en la playa de Jangsari, hasta las expediciones en territorio enemigo, la acción siempre es clara e impactante, sacando provecho de auténticas locaciones y efectos prácticos para sumergirnos en el caos de la batalla. Y al final me tomó por sorpresa el golpe emocional que remata la película.
Por el lado negativo... Megan Fox. Bueno, estoy exagerando; y realmente no fue su culpa.
La Guerra de Corea fue otro conflicto simbólico entre la Unión Soviética (apoyando a Corea del Norte) y los Estados Unidos (apoyando a Corea del Sur). Pero, en vez de mostrar el avance del General MacArthur en la Batalla de Incheon, el director decidió mostrar la presencia norteamericana por medio de la reportera Maggie (Megan Fox), quien sigue de cerca los comunicados de Jangsari y trata de convencer al General Stevens (George Eads) para enviar refuerzos y salvar las vidas de los jóvenes cadetes. Para ser justos, Megan Fox actúa bien, y hace lo que puede con el material que le asigna el libreto; pero sus escenas parecen injertadas de otra película, y es obvio que su único propósito fue comercial.
Finalmente, The Battle of Jangsari se toma un momento para contemplar la perspectiva del enemigo, revelando una situación similar (y a veces peor) para las tropas comunistas de Corea del Norte, donde los soldados eran reclutados a la fuerza y enviados al frente sin preparación alguna. Al menos los cadetes de Corea del Sur tomaron la decisión de servir a su país; lamentablemente muchas tropas de Corea del Norte eran estudiantes de preparatoria secuestrados directamente de sus clases, aún portando sus uniformes escolares bajo el uniforme militar. Otra atrocidad de la guerra para recordarnos por qué debemos evitarla a toda costa. Excepto en el cine, cuando inspira películas tan entretenidas como The Battle of Jangsari. Aún así, nada justifica las vidas destrozadas.
Calificación: 8

IMDb

Sunday, April 19, 2020

Extra Ordinary



Síntomas: Rose Dooley (Maeve Higgins) dejó de usar sus poderes psíquicos hace muchos años, cuando una investigación paranormal terminó en tragedia. Pero ahora, por razones personales, acepta ayudar al viudo Martin Martin (Barry Ward), cuya esposa lo sigue atormentando después de la muerte.

Diagnóstico: Extra Ordinary empieza como la versión cómica (e irlandesa) de Light From Light... una investigadora paranormal retirada (ahora da clases de manejo) acepta visitar la casa de un hombre para exorcizar al fantasma de la esposa fallecida, quien sigue haciendo la vida imposible para el viudo y su hija Sarah (Emma Coleman). Sin embargo, Extra Ordinary toma esa premisa como punto de partida para desarrollar una historia más complicada que incluye rituales satánicos, ectoplasma, y un cantante "one hit wonder" dispuesto a todo para recuperar la fama perdida. Y si bien los directores Mike Ahern y Enda Loughman pierden de vez en cuando el control de sus disparatadas sub-tramas, al menos saben confiar en la capacidad del reparto para hacernos reír. Además, los elementos paranormales del libreto (co-escrito por Maeve Higgins) funcionan bastante bien por derecho propio, logrando que Extra Ordinary sea una de las escasas "comedias de terror" que toman en serio el horror sin diluir la comedia, y viceversa.
El ingrediente fundamental de esta excéntrica fórmula es la actuación de Maeve Higgins en el papel de Rose Dooley, la hija de un famoso psíquico televisivo que heredó los poderes de su padre, pero se rehúsa a utilizarlos después de un accidente que involucró un portal a otra dimensión y un perro llamado "Beans". Rose es simpática pero solitaria y retraída, más acostumbrada a la compañía de los espíritus que la de los humanos; sin embargo su inesperada aventura podría ayudarle a ganar confianza y seguridad, no solo con el uso de sus "talentos" (como los llamaba su padre), sino en su interacción con el resto del mundo, incluyendo su hermana Sailor (Terri Chandler), el mencionado viudo, y los vecinos que necesitan ayuda con crisis paranormales de variada magnitud.
En el papel de Martin Martin, Barry Ward comparte el peso del drama y la comedia. En cierto modo comprendemos su devoción por su finada esposa; pero también queremos verlo libre de esa carga emocional para que él y su hija puedan continuar sus vidas. No revelaré por qué, pero el personaje de Martin sufre abruptos cambios de actitud que Ward expresa con increíble naturalidad; es como un brillante "performance" de comedia improvisada que complementa la bizarra lógica de Extra Ordinary.
Menos afortunado fue el villano de la película, interpretado por el comediante norteamericano Will Forte (Nebraska). Generalmente me gusta su estilo; e incluso diría que su desempeño en Extra Ordinary es bastante bueno por sí mismo... pero no encaja en la sensibilidad de la película. Forte captura la inmadura arrogancia de un cantante que tuvo un gran éxito al principio de su carrera, y luego cayó en el olvido; sin embargo parece una caricatura superficial en una historia dedicada a celebrar la sustancia de sus personajes y las conexiones forjadas en el caos paranormal. Forte es indudablemente gracioso (y tiene sólido apoyo de Claudia O'Doherty en el papel de su irritante esposa), pero se equivocó de película.
Y, lamentablemente, esa incompatibilidad afecta el tercer acto de Extra Ordinary, llevándonos a un final espectacular y divertido, pero dramáticamente incongruente. Sin embargo, Extra Ordinary me hizo reír lo suficiente para merecer una recomendación, sobre todo después de tantos "dramas de terror" serios e introspectivos que elevan el perfil del género (lo cual aprecio mucho), pero descuidan el simple placer de ver a un hombre poseído por el espíritu de un perro; o una sangrienta explosión durante un ritual satánico. Si no podemos reír con eso, el Diablo ya ganó.
Calificación: 8

IMDb

Friday, April 17, 2020

All is True



Síntomas: En el año 1613, el dramaturgo William Shakespeare (Kenneth Branagh) regresa al pueblo de Stratford-upon-Avon para reconciliarse con la familia que descuidó durante muchos años, mientras seguía su carrera teatral.

Diagnóstico: Todo lo que sé sobre William Shakespeare lo aprendí en los comics de Neil Gaiman y en las películas de Kenneth Branagh... lo cual no es decir mucho. Sin embargo, fue suficiente para disfrutar All is True, una exquisita ficción histórica donde Branagh (como actor y director) deja volar a su "fanboy" interno para rendir tributo a su ídolo, especulando sobre los eventos posteriores al retiro de Shakespeare en el pueblo de Stratford-upon-Avon, donde se reunió con su esposa Anne Hathaway (Judi Dench) y sus hijas Judith (Kathryn Wilder) y Susanna (Lydia Wilson) después de "abandonarlas" durante los años que pasó en el teatro Globe de Londres. En otras palabras, es como Logan para fans del Bardo.
Y, al igual que Logan, All is True no se enfoca en los grandes éxitos del protagonista, sino en la psicología de un notable individuo que intenta adaptarse a la vida "normal" con variables resultados, al mismo tiempo que repara lazos afectivos deteriorados por el tiempo y la negligencia.
A pesar de su irónico título, All is True es un relato ficticio inspirado en hechos reales (el retiro de Shakespeare, el incendio del teatro Globe, sus escándalos familiares), pero con diálogos y detalles creados por el guionista Ben Elton para llenar algunos huecos en la biografía de "el Hombre de Stratford".
Hablando de lo cual, Branagh y Elton también aluden oblicuamente al eterno debate sobre el "auténtico" autor de las obras de Shakespeare. Creo que Branagh no alberga duda alguna sobre la legitimidad de William Shakespeare; pero también nos presenta situaciones hipotéticas (como una larga conversación con el Conde de Southampton, interpretado por Ian McKellen) que responden algunas preguntas comunes sobre su habilidad literaria (por cierto, si a alguien le interesa ese tema, recomiendo el documental Nothing is Truer Than the Truth, de la directora Cheryl Eagan-Donovan; no trago por completo sus conclusiones, pero es una de las teorías más convincentes y mejor documentadas que he visto).
Además de su actuación, Branagh destaca como director, colaborando con el diseñador James Merifield y el director de fotografía Zac Nicholson para capturar los detalles de la vida rural en el siglo diecisiete, así como los extraordinarios paisajes que deleitan nuestros sentidos en casi todas las escenas. Y desde luego, no podemos olvidar las actuaciones de un impecable reparto con amplia experiencia teatral. De Judi Dench e Ian McKellen no podíamos esperar menos (la mencionada escena entre Shakespeare y el Conde de Southampton es ELÉCTRICA, y bastaría por sí sola para recomendar All is True), pero también hay actores y actrices menos conocidos que demuestran estar a la altura de sus célebres colegas. Mis favoritos fueron Kathryn Wilder como Judith, la hija menor de Shakespeare, calificada como "solterona" porque ya cumplió 28 años sin pareja formal; Lydia Wilson como Susanna, la hija mayor, casada con un puritano que odia la frivolidad del teatro y la mala reputación de su suegro; y Phil Dunster en un breve papel como admirador de Shakespeare que lo acosa con las típicas preguntas de cualquier fan... "¿Cómo puedo convertirme en escritor? ¿Cuál es su obra favorita? ¿A qué otros dramaturgos admira?" Es una maravillosa escena que Branagh dirige con pícaro ingenio, satirizando el culto de la fama que ya existía hace cuatrocientos años, y probablemente existirá en cuatrocientos más.
En conclusión, All is True me pareció un sólido drama "de época" con perfectas actuaciones y elegante producción; pero su valor real es como "fan-fiction" de un experto en Shakespeare que humaniza la leyenda por medio de un melodrama digno de su propia pluma (con todo lo bueno y malo que ello implica), combinando drama, humor, y un estudio de carácter cuya fidelidad histórica me tiene sin cuidado. Después de todo, como el mismo Shakespeare dice, "nunca he permitido que la verdad se interponga en el camino de una buena historia".
Calificación: 9

IMDb

Wednesday, April 15, 2020

Sea Fever



Síntomas: Como parte de sus estudios universitarios, la joven Siobhán (Hermione Corfield) viaja a bordo de un barco pesquero para estudiar anomalías en la fauna marina y analizar patrones migratorios en el Mar de Irlanda. Pero lo que encuentra no está en ningún libro de Biología Marina.

Diagnóstico: Sea Fever muestra influencias de Alien, The Abyss, y hasta The Thing; pero la atmósfera náutica y el entorno geográfico añaden un maravilloso realismo que transforma un simple relato de horror en algo más íntimo, como una leyenda irlandesa que se repite en los bares del puerto para advertir sobre los peligros del mar.
Y todo comienza con la estudiante que se une a la tripulación del barco Niamh Cinn-Óir (se pronuncia "Niv Kin-Or") con el fin de estudiar la fauna del Mar de Irlanda. La joven Siobhán es una típica "geek" académica, socialmente inepta y absolutamente enfocada en su trabajo, lo cual complica la interacción con sus compañeros de viaje... por no mencionar que es pelirroja, símbolo de mal agüero para estos supersticiosos pescadores. Entonces el pequeño barco es atacado por un extraño animal que nadie reconoce; y, aunque eventualmente escapan, algunos tripulantes empiezan a actuar erráticamente. ¿Habrán contraído "fiebre marítima"?
La directora Neasa Hardiman aprovecha el choque de culturas entre Siobhán (Hermione Corfield) y los pescadores para elevar el drama a bordo del pequeño navío, y mostrar las diversas opiniones sobre el "monstruo" (o lo que haya sido). Los dueños Gerard (Dougray Scott) y Freya (Connie Nielsen) ven una oportunidad económica, mientras que Siobhán reconoce la importancia de descubrir una nueva especie con extraños mecanismos de cacería y reproducción. Sin embargo no hay tiempo para investigar, ya que la "fiebre" se convierte en algo más grave que pone a todos en peligro. Y así, utilizando los escasos recursos a bordo del barco, Siobhán y el ingeniero Omid (Ardalan Esmaili) intentan encontrar una solución... o al menos evitar la propagación del contagio con una cuarentena voluntaria. Lo cual no será fácil, como estamos viendo en el mundo real.
Ahí es donde entran en juego las influencias de Alien y The Thing: la tripulación aislada que enfrenta una amenaza biológica; la paranoia que los divide y siembra desconfianza; y la improvisación de métodos y herramientas para combatir algo que ni siquiera comprenden. El resultado es una película compacta y bien equilibrada entre el suspenso de un misterio científico y el conflicto moral de los personajes. Y esta dualidad se extiende a los aspectos visuales de Sea Fever (mención especial para la espectacular fotografía submarina de Ruairí O'Brien y Christina Karliczek), obteniendo una sobria visión que respeta ambos puntos de vista. Como ejemplo puedo señalar una escena casi poética, donde Freya admira la estela luminosa que deja el barco en su travesía nocturna. Siobhán identifica de inmediato el fenómeno como fito-plancton luminiscente; pero Freya le explica que es el cabello de Niamh, la diosa acuática que protege a los pescadores de Irlanda. Es una escena breve y aparentemente irrelevante, pero captura la complicada mezcla de "creature feature" y folclor que da como resultado una película recomendable, aunque muy alejada de los estándares del horror convencional. Digamos que el monstruo de Sea Fever no es la criatura misma, sino la ignorancia y el egoísmo del hombre frente a las maravillas de la naturaleza. Claro que estas maravillas pueden exterminarnos sin dificultad alguna.
Calificación: 8

IMDb

Monday, April 13, 2020

We Summon the Darkness



Síntomas: En el verano de 1988, las jóvenes Alexis (Alexandra Daddario), Val (Maddie Hasson) y Beverly (Amy Forsyth) asisten a un concierto de heavy metal, donde conocen a tres "metalheads" con una buena provisión de cerveza. Entonces deciden continuar la fiesta en la casa de Alexis... pero la diversión se interrumpe por un culto satánico que ha estando cometiendo asesinatos rituales en la región.

Diagnóstico: Aunque no tienen conexión alguna, We Summon the Darkness haría una buena "doble función" con Satanic Panic, otra reciente película dedicada a satirizar el pánico mediático de los cultos satánicos en los ochentas, así como las bandas de rock pesado que corrompían a la juventud y la inspiraban a vender su alma al Diablo. O quizás a Ozzy Osbourne.
En ese nostálgico marco cultural se desarrolla We Summon the Darkness, una cinta entretenida y bien realizada, pero con algunas fluctuaciones de tono que confunden las expectativas del público... no necesariamente para bien. La premisa sugiere un travieso desfile de sangre y violencia a ritmo de heavy metal para satisfacer a los fans del "gore"; sin embargo un inesperado "twist" cambia la perspectiva de la cinta y nos lleva a un territorio más serio e introspectivo donde toma predominancia el comentario social. En resumen: We Summon the Darkness empieza con un pícaro guiño y termina con un sermón, reflejando las buenas intenciones de sus realizadores, y al mismo tiempo el error de combinar objetivos tan distintos en una película demasiado ligera para resistir el peso de su ambición.
Por el lado positivo, We Summon the Darkness emplea un reparto carismático y atractivo, con un alto nivel de energía para mantener nuestra atención cuando el libreto flaquea. En los papeles de las chicas "rockers" tenemos a Maddie Hasson (God Bless America) como Val, alegre e impulsiva, y siempre dispuesta a llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias; Amy Forsyth (Hell Fest) es Beverly, la joven cauta y retraída que desconfía inmediatamente de sus nuevos "amigos"; y Alexandra Daddario (We Have Always Lived in the Castle) interpreta a Alexis, rebelde y desafiante del sentido común... como cuando invita a su casa a los tres "metaleros" que acaban de conocer. Estos jóvenes son Ivan (Austin Swift), Mark (Keean Johnson), y Kovacs (Jogan Miller), un poco irritantes, pero inofensivos. Y, como genuinos devotos del rock, pueden hablar durante horas sobre el despido de Dave Mustaine de Metallica, la falacia del "hair metal", y su melancolía por la muerte de Cliff Burton. Entonces la situación se complica, y los seis jóvenes deberán luchar por sus vidas... y tal vez sus almas. Pero principalmente sus vidas.
Posteriormente llega el mencionado "twist", y We Summon the Darkness se transforma en un thriller de "invasión doméstica" que intenta denunciar el peligro del extremismo religioso (sin importar la deidad que se adore) y la hipocresía de líderes que no temen romper sus propias reglas para proteger sus intereses económicos. Como dije, nada nuevo (y mucho menos en el género de terror), pero razonablemente bien ejecutado, y con ese barniz cultural de los ochentas que hace todo más irónico y abstracto.
Hablando de ironía; la banda sonora de We Summon the Darkness no incluye clásicos del metal ochentero (lo más cercano es un corte de Mercyful Fate), pero hay dos canciones "pop" que me hicieron sonreír por el absurdo contraste con la cultura metalera. Ah, y otro componente post-moderno es la presencia del ex-Jackass Johnny Knoxville como un predicador cuya estridente retórica cristiana oculta una vida privada menos piadosa.
We Summon the Darkness es el resultado de una volátil combinación de mensajes e ideas que no siempre "pegan" bien; pero, a fin de cuentas, los actores rescatan la película y la transforman en una experiencia recomendable, aunque menos satisfactoria de lo que sería con menos aspiraciones dramáticas. A veces lo simple funciona mejor; y no todo necesita "decir algo" para justificar su existencia.
Calificación: 7.5

IMDb

Sunday, April 12, 2020

Light From Light



Síntomas: El viudo Richard Barnes (Jim Gaffigan) cree que el espíritu de su esposa está tratando de comunicarse con él, y le pide ayuda a Shelia Garvin (Marin Ireland), ocasional "cazafantasmas" con posibles habilidades extrasensoriales.

Diagnóstico: Light From Light fue producida por David Lowery, cuya cinta A Ghost Story me pareció un extraordinario relato de fantasmas que se alejó por completo del horror para explorar el aspecto filosófico de la muerte en una pareja de clase media. Y ahora Light From Light se encuentra en la misma situación... la sinopsis sugiere una típica historia de "casa embrujada", pero en realidad es un melancólico estudio de carácter sobre individuos frágiles y solitarios que encuentran alivio espiritual en una actividad de grupo... en este caso, la búsqueda de un fantasma en una supuesta casa embrujada. Es irrelevante si el fantasma es real o no. Lo importante es presenciar la transformación de estos vulnerables individuos, cuya desdicha existencial evoca emociones universales de aislamiento, tristeza, e incertidumbre sobre el futuro.
En una película tan corta y relativamente simple como Light From Light es mejor saber lo menos posible sobre el argumento. Entonces, solo describiré a los personajes que participan en esta excéntrica misión pseudo-científica, ostensiblemente para resolver un misterio paranormal, pero en realidad para enfrentar sus conflictos internos.
Hace un año Richard Barnes (Jim Gaffigan) perdió a su esposa en un accidente, y no ha superado la tragedia; sin embargo existen otros factores que complican su reacción al "espíritu" que se manifiesta por medio de perturbaciones eléctricas y objetos que cambian de lugar. Shelia (no "Sheila") Garvin (Marin Ireland) adoptó el pasatiempo de detective paranormal por ciertos eventos en su niñez que sugerían "sensibilidad" extrasensorial. Pero, más allá de un simple "hobby", Shelia busca algún estímulo que la saque de su depresión; y tal vez la existencia de la vida después de la muerte hará más tolerable su soledad actual. Owen (Josh Wiggins) es el hijo adolescente de Shelia, y la ayuda con la parte técnica de la pesquisa... aunque está más preocupado por la relación con su amiga Lucy (Atheena Frizzell), quien obviamente busca una conexión más íntima y duradera.
Entonces comienza la investigación, y vemos cómo influye en la psicología de los personajes. Incluso podríamos decir que el "fantasma" representa distintas cosas para cada uno de ellos; y cada pieza de evidencia ofrece un nuevo paso en su aprendizaje emocional (además de A Ghost Story, también podríamos comparar Light From Light con Personal Shopper).
Para lograr este pequeño milagro de eficiencia narrativa, el director y guionista Paul Harrill reunió un reparto que se pierde por completo en la esencia de los personajes. Marin Ireland explica sin palabras la opresión de Shelia en su rutina laboral, y el persistente dolor de un corazón roto; Jim Gaffigan es más conocido por sus rutinas cómicas, pero su desempeño dramático es excelente en el papel de Richard. Y aunque Josh Wiggins y Atheena Frizzell tienen papeles secundarios como Owen y Lucy, capturan sin dificultad la inseguridad de la adolescencia y el tímido desarrollo del primer amor.
Todo esto significa que Light From Light es otro melodrama "indie" lento e introspectivo, libre de sobresaltos, y sin efectos especiales. Pero ese es el punto... no se trata de cazar fantasmas, sino de encontrarle sentido a la vida; y tal vez descubrir en la muerte la razón para vivir.
Calificación: 8.5

IMDb

Friday, April 10, 2020

The Room



Síntomas: El pintor Matt Dewitt (Kevin Janssens) y su esposa Kate (Olga Kurylenko) se mudan a una vieja casa de campo con la intención de renovarla; entonces descubren un cuarto secreto que concede deseos, y todas sus dificultades económicas desaparecen. Pero, desde luego, sus problemas apenas empiezan.

Diagnóstico: The Room (sin relación alguna con la famosa atrocidad de Tommy Wiseau, afortunadamente) es una película de altibajos. Empieza bien, y luego decae; después renace con un fascinante "twist", pero el "twist" se vuelve monótono; luego mejora con una nueva revelación, pero la novedad dura poco; y así va de arriba hacia abajo hasta llegar a un final mejor de lo que yo esperaba... pero solo porque se detuvieron a tiempo. Diez minutos más, y probablemente The Room hubiera tropezado de nuevo.
Lo mismo ocurre con los personajes, quienes alternan arbitrariamente entre personas normales e idiotas irracionales, repitiendo el ciclo hasta que perdí interés en su relación.
Aún así, The Room me pareció un... ¿thriller? ¿misterio? ¿drama familiar? con mayor imaginación y creatividad que muchas otras historias ubicadas en la proverbial "mansión abandonada". El director francés Christian Volckman (The Room es una producción francesa filmada en inglés para promover las ventas internacionales, lo cual supongo que funcionó, ya que fue adquirida por Amazon) podría haber realizado una genérica historia de horror sin ambición alguna; pero decidió hacer algo más profundo e innovador que incluye interesantes reflexiones sobre la condición humana, responsabilidad individual, y el riesgo de aceptar el instinto como motivador único de nuestras acciones.
Solo faltó un libreto más enfocado, sin tantas vueltas ni desviaciones de la premisa principal (los créditos listan cinco escritores, lo cual explica bastante). Los ingredientes básicos de una buena película están presentes, y son de alta calidad... pero el comité de guionistas siguió añadiendo relleno hasta que perdieron el "sabor" original.
Kevin Janssens y Olga Kurylenko hacen buena pareja como jóvenes profesionales (con una tragedia en su pasado, naturalmente) que buscan un nuevo comienzo reparando una mansión abandonada lejos de la civilización. Matt es pintor, y siente un nuevo ímpetu creativo en su nuevo hogar; y Kate es traductora con muchas ofertas de trabajo, pero poco tiempo para aceptarlas. Entonces descubren el cuarto secreto que concede deseos, y básicamente se vuelven temporalmente locos, satisfaciendo todos sus caprichos y sumergiéndose en un miasma de excesos que, como bien sabemos, eventualmente tendrán un precio muy elevado.
Y dicho precio no solo es elevado, sino deliciosamente irónico. Es como un episodio de The Twilight Zone con una sensibilidad moderna y astutas observaciones sobre la cultura consumista y la falacia de la opulencia (conviene recordar que The Twillight Zone tuvo bastantes episodios sobre "ten cuidado con lo que deseas, porque puedes obtenerlo").
Sin embargo, como dije, el camino al excelente final está plagado de inútiles tangentes y forzadas situaciones para complicar el conflicto entre la pareja. También hay un poco de especulación sobre el funcionamiento del cuarto, rodeado de exóticas instalaciones "steampunk"; pero el director prefirió dejar esas preguntas sin respuesta para conservar el misterio, lo cual me pareció muy sensato. Y también disfruté las diatribas de "John Doe" (John Flanders), un hombre que vivió en la misma casa, y terminó en un hospital psiquiátrico. ¿Tendrá las respuestas que buscan Matt y Kate? Tal vez, aunque no son las que querían escuchar.
Las partes "buenas" de The Room me gustaron lo suficiente para disculpar sus partes "malas"; pero hace falta paciencia para sobrellevar tantas digresiones antes de llegar al impactante final. Y, desde luego, no puedo dejar de mencionar la presencia de Olga Kurylenko, una de mis actrices favoritas (categoría: dominatrix rusa)(es broma; la categoría es "B-Movies"), que en esta ocasión lleva sobre sus hombros la carga emocional de la película. Por cierto, deseo sinceramente que se recupere del COVID-19; ya fue bastante malo perder a Adam Schlesinger.
Calificación: 7.5

IMDb

Wednesday, April 8, 2020

Brahms: The Boy II



Síntomas: Después de un evento traumático, el niño Jude (Christopher Convery) deja de hablar, y sus padres lo llevan a una casa de campo para disfrutar un entorno más tranquilo. Entonces Jude encuentra un muñeco de porcelana llamado Brahms, y su condición empieza a mejorar... pero eventualmente se desarrolla una enfermiza relación entre el niño y el muñeco que pone a todos en peligro.

Diagnóstico: En el 2016, la cinta The Boy me pareció una competente variación del subgénero "muñeco maldito" con una tenebrosa premisa, buenas actuaciones, y un excelente twist que, francamente, no dejaba muchas opciones para una segunda parte. Pero eso nunca ha detenido a Hollywood, y el resultado es Brahms: The Boy II, una tediosa e innecesaria secuela que no conservó un solo acierto de la cinta original, y además cometió todos los errores que su predecesora logró evitar. En resumen: una "tormenta perfecta" de codicia e incompetencia, realizada por el mismo director (William Brent Bell) y el mismo guionista (Stacey Menear). Sospecho que aceptaron el proyecto porque pagaba bien, y no porque tuvieran una buena idea para continuar la historia.
The Boy era misteriosa y llena suspenso, mientras que la secuela es obvia, directa, y libre de tensión. Una vez que Jude y sus padres (interpretados por Owain Yeoman y Katie Holmes) llegan a la obligatoria "casa de campo", la cinta se instala en una monótona rutina de eventos paranormales cuyo desarrollo podemos predecir prácticamente desde el primer "susto" (más bien bostezo). Los problemas emocionales de Jude y su madre añaden un poco de melodrama para llenar el tiempo y justificar el cliché de "padre escéptico que no le cree a su esposa, hasta que es demasiado tarde". Owain Yeoman y Katie Holmes no se esfuerzan mucho en sus respectivas actuaciones; y el niño Christopher Convery es demasiado blando para asustarnos con su precoz malicia. Al menos el diseño de Brahms sigue siendo sutilmente perturbador, pero no basta para sustentar cien minutos de pseudo-terror. Necesita tomar clases con Annabelle, o algo así.
Sin embargo, todo esto sería disculpable si el director mostrara mayor convicción para retratar el colapso físico y mental de una familia disfuncional. Lamentablemente lo único que se le ocurrió fueron travesuras infantiles (¿quién prendió el televisor?), un accidente bastante absurdo, y el deplorable cliché del "perro víctima", nada de lo cual inspira horror, interés, o simple curiosidad.
Por el lado positivo... tiene que haber algo... las locaciones son buenas, supongo, y el personaje de Joe (Ralph Ineson) añade un poco de textura como el ermitaño que sabe más de lo que aparenta. Pero eventualmente todo se derrumba por la incertidumbre del director, las apáticas actuaciones, y el "anti-twist" que intenta sorprendernos con uno de los trucos más añejos del cine fantástico.
Ojalá pudiera mencionar algo realmente positivo sobre Brahms: The Boy II. La primera película, sin ser un clásico, me pareció ingeniosa y entretenida. Pero la secuela fue producto de la ambición, y probablemente borrará cualquier futuro que pudiera tener esta franquicia. Nunca sabremos si ese futuro incluía un "team-up" con Chucky.
Calificación: 5

IMDb

Monday, April 6, 2020

Never Rarely Sometimes Always



Síntomas: La joven estudiante Autumn Callahan (Sidney Flanigan) quedó accidentalmente embarazada, y quiere hacer un aborto, pero necesita consentimiento paterno por ser menor de edad. Entonces, en compañía de su prima Skylar (Talia Ryder), Autumn viaja a la ciudad de Nueva York, donde el procedimiento puede realizarse legalmente sin aprobación de sus padres.

Diagnóstico: Es impresionante todo lo que Never Rarely Sometimes Always logra decir casi sin diálogos, y con una historia simple y lineal que se limita a mostrar los banales eventos del viaje de Autumn y Skylar a la ciudad de Nueva York. Desde luego surgen algunas complicaciones a lo largo del camino, y las condiciones no son ideales... Autumn y Skylar apenas tienen dinero, y todo es caro en la gran ciudad, por no mencionar la burocracia involucrada en el procedimiento. Pero aún así el viaje transcurre sin grandes contrariedades. El conflicto es casi inexistente, y la dirección de Eliza Hittman es simple y natural... casi austera.
Sin embargo, todo aquello que no se dice, todas las pausas y silencios, expresan emociones más impactantes que cualquier exabrupto dramático. Never Rarely Sometimes Always es un poderoso ejemplo de una narrativa donde "menos es más", confirmando la capacidad del medio cinematográfico para trascender su forma. Espero sinceramente que Never Rarely Sometimes Always no quede olvidada a fin de año, cuando "La Academia" busque una o dos cintas pequeñas para disimular su obsesión con el dinero de Hollywood. Será un gesto hueco, pero ayudará a que más gente descubra esta extraordinaria joya "indie".
Y ni siquiera he mencionado el escabroso tema de Never Rarely Sometimes Always, seguramente más controversial que sus atributos artísticos. Las películas sobre aborto siempre dividen al público, y sin duda ocurrirá lo mismo con Never Rarely Sometimes Always, aunque la película misma se abstiene de comentar o politizar el tema. La directora y guionista no pierde tiempo en debates; simplemente insinúa las circunstancias de un embarazo no deseado, y las consecuencias de la decisión de Autumn. El resto de la historia se escribe en nuestra imaginación, influenciada por nuestras creencias personales. Incluso diría que no hace falta una postura militante (en uno u otro sentido) para apreciar el razonamiento de la protagonista, y compartir la frustración de los obstáculos (prácticos, psicológicos, humanos e institucionales) que encuentra durante su crisis personal.
Lo cual nos lleva a las fenomenales actuaciones de Sidney Flanigan y Talia Ryder como Autumn y Skylar, respectivamente. El libreto no establece su carácter ni su relación. Como todo lo demás en la película, tenemos que descifrar las pistas en forma de miradas, lenguaje corporal y codificación de términos adolescentes ("It was whatever"). Pero todo radica en el subtexto, y "whatever" basta para entender la represión de sentimientos demasiado abrumadores para expresarse abiertamente. El mejor ejemplo es la escena que le da título a la película, donde Autumn responde un cuestionario clínico. Fueron los minutos más intensos que he visto en una película este año, y justifican una efusiva recomendación para Never Rarely Sometimes Always, un modesto proyecto con más sustancia y emoción que cualquier drama "de prestigio". Como siempre he dicho, el cine realmente avanza en el espacio independiente; todo lo demás es refrito e imitación. Lo cual no tiene nada de malo; a veces el refrito y la imitación son muy satisfactorios; pero nada se compara con la fuerza de una voz original.
Calificación: 10

IMDb

Sunday, April 5, 2020

The Divine Fury (Saja)



Síntomas: Un sacerdote del Vaticano y un campeón de artes marciales se unen para combatir una secta criminal satánica en Seúl.

Diagnóstico: Sí, The Divine Fury es tan descabellada como suena, pero también me pareció muy entretenida (aunque un poco larga), bien actuada, y curiosamente espiritual, sin volverse excesivamente religiosa.
The Divine Fury nunca alcanzó los orgiásticos excesos de horror y artes marciales que yo imaginaba. Por el contrario, el director Joo-hwan Kim trata de mantener la historia en un nivel "realista" (dentro de lo posible), poniendo más atención en el drama individual de los personajes, y en la transformación del protagonista, Yong-hu Park (Seo-joon Park), un famoso campeón de Artes Marciales Mixtas que renunció a la religión después de una tragedia en su infancia.
Sin embargo, cuando Yong-hu empieza a sufrir el fenómeno de "stigmata", el benevolente Padre Ahn (Sung-Ki Ahn) reconoce el conflicto interno del joven, y lo invita a re-evaluar su ideología... ayudándolo a exorcizar demonios controlados por una agrupación criminal que sacrifica almas inocentes para obtener poder supremo (o algo así).
Como dije: un poco absurdo, pero con una sólida base emocional que aporta adecuada motivación a los personajes, y suficiente lógica al argumento. En resumen: The Divine Fury no fue lo que yo esperaba, y aún así me gustó porque tomó una ruta distinta para llegar a las mismas conclusiones.
En el papel principal, Seo-joon Park muestra igual talento para el drama que para la acción. No hay muchas peleas en The Divine Fury, pero cuentan con sólida coreografía y buena edición. Lo mismo aplica a los efectos especiales, juiciosamente utilizados para incrementar los síntomas de posesión (me gustó el fuego blanco), añadir deformaciones faciales, y eventualmente revelar la macabra deidad que adora la secta satánica.
Aclaro: estoy usando el adjetivo "satánico" como genérica descripción de espíritus malignos y religión profana... sin embargo existen indicios de una entidad transdimensional/lovecraftiana que manipula al líder de la pandilla criminal. La cinta no profundiza mucho en esta mitología, pero desde luego prefiero pensar que todo fue un homenaje al horror cósmico de uno de mis autores favoritos.
Por el lado de "los buenos", The Divine Fury utiliza cien por ciento iconografía cristiana, con crucifijos, rosarios, y hasta ropa bendecida por el Papa como "armadura" contra ataques sobrenaturales. The Divine Fury es una producción surcoreana y, en mi ignorancia, yo creía que la población era principalmente budista... pero resulta que la mayoría es cristiana, lo cual aprovecha el director/escritor Joo-hwan Kim para establecer un marco cultural compatible con el mercado internacional de la película, y para transmitir un mensaje positivo de compasión y tolerancia que nunca se siente como panfleto religioso.
Hablando de mercado internacional, lamentablemente la versión de The Divine Fury exhibida en servicios de streaming está doblada; y aunque no es un mal doblaje, hubiera preferido una alternativa subtitulada, sobre todo para escuchar el audio original durante los exorcismos.
Entonces, The Divine Fury no fue "El Exorcista con patadas voladoras", como yo esperaba, sino un denso melodrama espiritual con un poco de acción, buenos efectos, y la promesa de una secuela ("The Green Exorcist") que sin duda me gustaría ver. El cine surcoreano sigue sorprendiendo; y si bien The Divine Fury no alcanza el nivel "clásico" de Train to Busan o Parasite, definitivamente ejemplifica las sorpresas que puede darnos el "filtro cultural" asiático cuando se aplica a géneros muy gastados en Hollywood. Y ahora, por favor, quiero ver una mezcla de thriller policíaco y "creature feature"... pero mejor que Sgt. Kabukiman N.Y.P.D.
Calificación: 8

IMDb

Friday, April 3, 2020

VHYes



Síntomas: En 1987, el niño Ralphie (Mason McNulty) juega con la nueva videocámara de su padre, capturando momentos triviales de su vida, y grabando fragmentos de la programación nocturna en la televisión por cable. Pero entre todo ese caos de imágenes podría esconderse algo siniestro que se alimenta de la "video-obsesión" de Ralphie y su generación.

Diagnóstico: Esa sinopsis no es muy precisa, pero creo que refleja la auténtica intención del director Jack Henry Robbins. Sin embargo, hay que esperar mucho tiempo y escarbar cuidadosamente en la ensalada visual de VHYes para encontrar el eje narrativo que sustenta esta deliciosa y confusa parodia de la televisión ochentera.
Afortunadamente para el público apropiado (viejos nostálgicos de los ochentas como yo)(no me refiero a que tengamos ochenta años, sino a que crecimos en la década de los 80s) esa simple parodia bastará para disfrutar VHYes y reír con su acertada reproducción de los ridículos, sublimes y contradictorios arquetipos televisivos de aquella época.
Entre ellos: el canal de ventas por teléfono donde cualquier baratija es presentada como una joya invaluable; la instructora de pintura (obviamente inspirada en Bob Ross) cuyos cuadros muestran cielos azules y montañas felices... junto con otras cosas menos positivas; la película erótica con las escenas "buenas" cortadas ("Hot Winter"); el experto en antigüedades que examina los "tesoros" del público; el noticiero amarillista con todas las crisis del momento; y, desde luego, el canal con la programación del sistema de cable, acompañado por anuncios de próximos estrenos. Ah, y también aparecen de vez en cuando escenas de una fiesta familiar... porque todo esto se grabó encima del video de la boda de los padres de Ralphie.
La sarcástica burla de estas reliquias culturales me pareció acertada y muy graciosa. Todas empiezan como fieles reproducciones del pasado... pero gradualmente se desvían del formato normal para tomar rumbos oscuros y perturbadores. Por ejemplo, los conductores del canal de ventas tienen un amargo pasado romántico, y van incrementando la ponzoña de sus comentarios a lo largo de la noche. Una noche de constantes cambios de canal que eventualmente conducirán a... algo.
Y en esa incertidumbre radica el principal problema de VHYes. La selección de viñetas mantiene un alto nivel de energía durante la primera mitad de la película... pero terminan volviéndose repetitivas, o nunca llegan a una conclusión satisfactoria (la que menos me gustó fue la imitación de Law & Order donde los detectives ven la confesión grabada de un genio criminal... ¿qué demonios fue eso?) Además, el gran misterio que debería consolidar las piezas del rompecabezas llega demasiado tarde en la forma de un "twist" blando y previsible (me recordó Too Many Cooks) que no hace justicia a la imaginación y esmero del director y su equipo técnico (hablando de lo cual: la apariencia "retro" de VHYes no es producto de manipulación digital, sino de grabar la película en auténticas cámaras Betacam y VHS).
Y, para recordarnos la apócrifa naturaleza de esta video-realidad, aparecen de vez en cuando los rostros semi-famosos de comediantes modernos como Thomas Lennon, Charlyne Yi y Kerri Kenney, por no mencionar los padres ejecutivos... perdón, productores ejecutivos Tim Robbins y Susan Sarandon.
Entonces, VHYes es mediocre como thriller, pero muy recomendable como "collage" artístico que rinde tributo a los ochentas con increíble atención al detalle, y con una turbia estética visual que despertó nostálgicos recuerdos de mi adolescencia frente al televisor. Sí, en aquel entonces no eran "pantallas", sino televisiones. Y las cámaras de video eran exóticos lujos que prometían eterna diversión, y solo generaban montones de videocassettes llenos de polvo que nadie volvería a ver. El poder estaba en el acto de grabar; no en la pasividad de reproducir.
Calificación: 8.5

IMDb

Wednesday, April 1, 2020

Frances Ferguson



Síntomas: Frances Ferguson (Kaley Wheless) está cansada de la apatía de su esposo, de las humillaciones en su trabajo, y de las críticas de su madre. Entonces Frances inicia una cuestionable relación romántica cuyas consecuencias jamás imaginó. O tal vez sí las imaginó, y las encontró preferibles a su situación actual.

Diagnóstico: No sé si Frances Ferguson representa la evolución del cine "mumblecore", o una tardía mutación de Dogme 95, o simplemente es la consecuencia natural de vivir en una época tan surrealista que es difícil distinguirla de una sátira. Por eso no voy a perder tiempo tratando de "clasificarla"; simplemente diré que Frances Ferguson me hizo reír mucho con su abstracta fusión de anti-humor y meta-parodia del matrimonio, las instituciones gubernamentales, y la capacidad humana para adaptarse a cualquier situación, por absurda que parezca. Y logró hacer todo eso en 74 eficientes minutos libres de relleno y rebosantes de carácter.
Por el lado negativo, Frances Ferguson tiene personajes desagradables y momentos de mal gusto; creo que quiere ser demasiado "alternativa" para su propio bien. En algunos aspectos me recordó la serie Arrested Development, no solo por la presencia de un narrador sarcástico, sino por el estilo de "humor incómodo" que no intenta generar carcajadas, sino diseccionar la hipocresía de individuos y grupos sociales que dicen una cosa y hacen otra. A veces sin saberlo.
En el caso de Frances, su infierno personal es el pequeño pueblo de North Platte, Nebraska, donde todos se conocen. Es el tipo de pueblo donde las parejas se casan demasiado jóvenes, tienen un hijo demasiado rápido, y quedan atrapados en huecas existencias de convivencia forzada, porque es más fácil seguir la corriente que encontrar motivación para escapar. Por eso es posible especular que las decisiones de Frances no fueron "accidentales", sino una rebelión inconsciente contra la rutina para ver qué existía más allá de su vida diaria.
Y, de paso, las consecuencias de esas malas decisiones nos muestran los problemas inherentes de las instituciones públicas que quieren hacer algo bueno por la comunidad, pero son incapaces de lograrlo porque cada persona es diferente, y no todos responden igual a los genéricos programas de ayuda que solo buscan cubrir apariencias sin ofender a nadie.
En el papel de Frances, Kaley Wheless es prácticamente inexpresiva; siempre tiene la misma cara, sin importar la situación. Y sin embargo podemos adivinar la amplia gama de emociones que atraviesa en su odisea burocrática. Ah, y Wheless también co-escribió el libreto, apoyando mi teoría de que casi todas las escenas de Frances Ferguson fueron improvisadas para obtener una maravillosa naturalidad que desafía los estándares del cine comercial... ya no digamos las comedias tradicionales. Por eso mencioné la hipotética influencia de Dogme 95, aunque Frances Ferguson incorpora música para afirmar su bizarro tono y traviesa actitud.
Y, finalmente, la cereza del pastel es la narración de Nick Offerman (más conocido como Ron Swanson en Parks and Recreation, una de mis series favoritas de toda la vida, lo cual podría haber afectado mi opinión de Frances Ferguson), muy formal y solemne, pero con ocasionales comentarios personales ("Estoy a favor de las monjas que golpean niños con una regla") o pistas sobre el rumbo que tomará la película ("Esta es la última vez que veremos a este personaje").
En resumen, Frances Ferguson es una oblicua sátira social donde el humor se oculta en los detalles; y por lo tanto podría aburrir al público demasiado impaciente para encontrar pequeñas joyas en la árida narrativa de la película. Sinceramente creo que el director Bob Byington podría ser el siguiente Wes Anderson, lo cual expresa mejor que nada la curiosa naturaleza de Frances Ferguson. Cada quién sabrá si eso es recomendación o advertencia.
Calificación: 8.5

IMDb