Friday, April 3, 2020

VHYes



Síntomas: En 1987, el niño Ralphie (Mason McNulty) juega con la nueva videocámara de su padre, capturando momentos triviales de su vida, y grabando fragmentos de la programación nocturna en la televisión por cable. Pero entre todo ese caos de imágenes podría esconderse algo siniestro que se alimenta de la "video-obsesión" de Ralphie y su generación.

Diagnóstico: Esa sinopsis no es muy precisa, pero creo que refleja la auténtica intención del director Jack Henry Robbins. Sin embargo, hay que esperar mucho tiempo y escarbar cuidadosamente en la ensalada visual de VHYes para encontrar el eje narrativo que sustenta esta deliciosa y confusa parodia de la televisión ochentera.
Afortunadamente para el público apropiado (viejos nostálgicos de los ochentas como yo)(no me refiero a que tengamos ochenta años, sino a que crecimos en la década de los 80s) esa simple parodia bastará para disfrutar VHYes y reír con su acertada reproducción de los ridículos, sublimes y contradictorios arquetipos televisivos de aquella época.
Entre ellos: el canal de ventas por teléfono donde cualquier baratija es presentada como una joya invaluable; la instructora de pintura (obviamente inspirada en Bob Ross) cuyos cuadros muestran cielos azules y montañas felices... junto con otras cosas menos positivas; la película erótica con las escenas "buenas" cortadas ("Hot Winter"); el experto en antigüedades que examina los "tesoros" del público; el noticiero amarillista con todas las crisis del momento; y, desde luego, el canal con la programación del sistema de cable, acompañado por anuncios de próximos estrenos. Ah, y también aparecen de vez en cuando escenas de una fiesta familiar... porque todo esto se grabó encima del video de la boda de los padres de Ralphie.
La sarcástica burla de estas reliquias culturales me pareció acertada y muy graciosa. Todas empiezan como fieles reproducciones del pasado... pero gradualmente se desvían del formato normal para tomar rumbos oscuros y perturbadores. Por ejemplo, los conductores del canal de ventas tienen un amargo pasado romántico, y van incrementando la ponzoña de sus comentarios a lo largo de la noche. Una noche de constantes cambios de canal que eventualmente conducirán a... algo.
Y en esa incertidumbre radica el principal problema de VHYes. La selección de viñetas mantiene un alto nivel de energía durante la primera mitad de la película... pero terminan volviéndose repetitivas, o nunca llegan a una conclusión satisfactoria (la que menos me gustó fue la imitación de Law & Order donde los detectives ven la confesión grabada de un genio criminal... ¿qué demonios fue eso?) Además, el gran misterio que debería consolidar las piezas del rompecabezas llega demasiado tarde en la forma de un "twist" blando y previsible (me recordó Too Many Cooks) que no hace justicia a la imaginación y esmero del director y su equipo técnico (hablando de lo cual: la apariencia "retro" de VHYes no es producto de manipulación digital, sino de grabar la película en auténticas cámaras Betacam y VHS).
Y, para recordarnos la apócrifa naturaleza de esta video-realidad, aparecen de vez en cuando los rostros semi-famosos de comediantes modernos como Thomas Lennon, Charlyne Yi y Kerri Kenney, por no mencionar los padres ejecutivos... perdón, productores ejecutivos Tim Robbins y Susan Sarandon.
Entonces, VHYes es mediocre como thriller, pero muy recomendable como "collage" artístico que rinde tributo a los ochentas con increíble atención al detalle, y con una turbia estética visual que despertó nostálgicos recuerdos de mi adolescencia frente al televisor. Sí, en aquel entonces no eran "pantallas", sino televisiones. Y las cámaras de video eran exóticos lujos que prometían eterna diversión, y solo generaban montones de videocassettes llenos de polvo que nadie volvería a ver. El poder estaba en el acto de grabar; no en la pasividad de reproducir.
Calificación: 8.5

IMDb

2 comments:

  1. Gracias por compartir esta entrada. ¡Saludos!.

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  2. marianciri: Gracias a ti por leerla! Ojalá encuentres útil el blog. Suerte y saludos!

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