Friday, December 31, 2021

The Novice



Síntomas: La estudiante Alex Dall (Isabelle Fuhrman) se inscribe al club de remos de su universidad, y hace un esfuerzo sobrehumano para convertirse en la mejor remera del equipo.

Diagnóstico: En los primeros minutos de The Novice, el Entrenador Pete (Jonathan Cherry) le pregunta a Alex Dall (Isabelle Fuhrman) por qué quiere participar en un deporte tan difícil... pero alguien los interrumpe, y nunca escuchamos su respuesta. Ese detalle crucial fue lo que me faltó durante toda la película para comprender (y quizás apreciar) las decisiones cada vez más irracionales que toma Alex en la implacable búsqueda de su meta. Incluso pensé que la directora y guionista Lauren Hadaway estaba guardando esa información para golpearnos con un "twist" en el tercer acto que cambiaría nuestra opinión de la protagonista, o añadiría una nueva dimensión a su manía... pero nunca llegó esa revelación. Simplemente presenciamos la lucha de una mujer dispuesta a sacrificar su salud, sus estudios, y sus relaciones con los demás para convertirse en la mejor atleta del equipo.
Todo lo cual significa que The Novice tampoco es un "drama deportivo" con la clásica estructura de entrenamiento-crisis-triunfo que sustenta este popular género. En vez de eso The Novice es un potente estudio de carácter enfocado en la obsesión de Alex... pero sin explicaciones sobre la psicología del personaje.
Aún así The Novice me pareció recomendable por la actuación de Isabelle Fuhrman, a quien algunos recordarán como la "niña malvada" de Orphan (2009) (por cierto, ya viene la secuela). Bueno, pues ya pasaron más de diez años, y esa niña se convirtió en una talentosa actriz que sostiene la película con su carisma e intensidad, mientras explora un personaje interesante, pero a fin de cuentas superficial por las mencionadas omisiones del libreto.
También me gustó conocer un poco más sobre las reglas de los remos y sus fundamentos matemáticos, mucho más complejos de lo que imaginaba. Además, el entorno universitario introduce variedad y nuevas perspectivas para extender la gama emocional de la cinta, incluyendo a la Entrenadora Edwards (Kate Drummond) que quiere apoyar a Alex, aunque reconoce los indicios de una malsana fijación; y Amy Forsyth (Hell Fest) como la estudiante con habilidad natural que forma una complicada amistad/rivalidad con Alex.
Por el lado negativo, algunas escenas revelan el bajo presupuesto de la cinta, incluyendo el final que se desarrolla de noche y lloviendo, de modo que no entendí bien lo que estaba pasando.
Afortunadamente la actuación de Fuhrman y su honesto retrato de una personalidad obsesiva me mantuvieron interesado durante The Novice, y podría recomendarla como un thriller deportivo que rompe las reglas para encontrar su propia versión del triunfo... aunque algunos podrían interpretarlo como fracaso. Pensándolo bien, quizás esa sea la respuesta al misterio de Alex... el punto no es ganar, sino nunca darse por vencido. Lo cual significa que yo hubiera perdido desde antes de empezar.
Calificación: 8

IMDb

Wednesday, December 29, 2021

Cordero (Lamb - Dyrid)



Síntomas: Ingvar (Hilmir Snær Guðnason) y Maria (Noomi Rapace) tienen una granja ovejera en las colinas de Islandia. Entonces nace un cordero con extrañas características, y transforma la vida de la pareja. O tal vez la completa.

Diagnóstico: El tema ovejero me remitió de inmediato a la clásica neo-zelandesa Black Sheep, pero en realidad Cordero tiene más en común con la cinta danesa Border: una etérea fantasía folclórica que utiliza elementos sobrenaturales para inspirar la redención de individuos rechazados por la sociedad.
Y, al decir "elementos sobrenaturales" no me refiero a fantasmas, sino a leyendas nórdicas que cobran espeluznante vida en la granja de Ingvar (Hilmir Snær Guðnason) y María (Noomi Rapace), durante una noche que cambiará sus vidas.
El cordero que nace posteriormente es adoptado por la pareja y criado como una hija a la que nombran "Ada", bajo el mutuo entendimiento de que no hace falta buscar explicaciones para este pequeño milagro. Las cosas son así, y no necesitamos cuestionar su origen. Entonces llega a la granja Pétur (Björn Hlynur Haraldsson), el hermano de Ingvar, y su intolerancia siembra discordia y amenaza la felicidad de la familia.
Como es habitual en el cine europeo, Cordero expresa ideas complejas casi sin palabras, apoyándose en las sobrias actuaciones de un brillante reparto, y en la melancólica atmósfera conjurada por la cinematografía de Eli Arenson y la música de Þórarinn Guðnason. Creo que no hay diálogos durante los primeros diez minutos de la película (por lo menos), y sin embargo entendemos lo que está pasando, a pesar de que el director Valdimar Jóhannsson solo nos muestra colinas nevadas, ovejas nerviosas, y una áspera respiración de algo o alguien que se aproxima a la remota granja. Por cierto, la primera escena con los caballos salvajes me dejó pasmado... no porque sea llamativa, sino porque requiere genuinas actuaciones equinas que no sé cómo obtuvieron. Y lo mismo aplica a los demás actores cuadrúpedos, ya sean las ovejas, o el perro y el gato de Ingvar. Spoiler: El perro no sobrevive. El gato... no estoy seguro.
Lo cual nos lleva a Ada, una maravillosa creación de sorprendente realismo. No esperaba este nivel de sofisticación en una modesta producción sueco-islandesa, pero después descubrí que Jóhannsson trabajó en los efectos especiales de grandes producciones hollywoodenses, incluyendo Prometheus, Rogue One y The Tomorrow War, lo cual explica muchas cosas.
Imagino que algunas personas podrían encontrar Cordero un poco absurda, o hasta ofensiva por su cándido retrato de una familia muy "alternativa"; pero en lo personal disfruté su delicioso sabor cultural, visión artística, y manejo del "realismo mágico" para prestar credibilidad a una incongruente situación. Después de todo, lo más importante es que Ada sea feliz.
Calificación: 9

IMDb

Monday, December 27, 2021

Don't Look Up



Síntomas: Los astrónomos Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) y Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubren un cometa que chocará con la Tierra en seis meses, y tratan de informar al gobierno sobre la inminente catástrofe... pero la Presidenta Orlean (Meryl Streep) rechaza la advertencia porque afectará su popularidad en las próximas elecciones.

Diagnóstico: El director Adam McKay (The Big Short, Vice) realizó la película Don't Look Up como respuesta a la apatía global sobre el cambio climático y la inacción gubernamental (no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo) que, en el mejor de los casos, está "heredando" el problema a las siguientes generaciones que tal vez tendrán tecnología superior y motivación más inmediata para resolverlo; o, en el peor de los casos, está destruyendo el futuro de una población que habitará un mundo muy distinto al que conocemos ahora, sufriendo crisis similares, pero a una escala catastrófica. Bueno, más catastrófica de lo que vemos actualmente.
Para hacer su mensaje más impactante (ja, ja), McKay utiliza la metáfora de un cometa gigante que chocará con la Tierra en seis meses... una emergencia clara y tangible que afectará a cada ser vivo de nuestro planeta. Y entonces procede a ilustrar cómo reaccionarían los políticos, los medios de comunicación, y el público general en esa situación, basándose en el irracional extremismo que hemos visto durante crisis reales como la pandemia de Covid-19 y la proliferación del totalitarismo a nivel mundial.
Todo lo cual significa que Don't Look Up (disponible en Netflix) es una sátira social burda y estridente, que no cambiará las opiniones de las personas que ataca porque ni siquiera se preocupa por humanizarlas o entender su punto de vista. En vez de eso los reduce a caricaturas que sirven como blanco fácil de nuestras burlas... lo cual es indudablemente gracioso, pero contraproducente desde el punto de vista didáctico.
Habiendo dicho eso, reí bastante con Don't Look Up, y me pareció muy acertada su visión de una sociedad dividida que no puede reconocer las amenazas reales a su existencia porque está muy ocupada con discusiones triviales y rivalidades fomentadas por instituciones dedicadas a su propio beneficio, y no al de las masas anónimas que manipulan sin escrúpulo alguno. Nada nuevo, pero hoy más peligroso que nunca por la creciente complicidad de las autoridades que les permiten actuar impunemente.
Y no solo es culpa del gobierno y del "uno por ciento", sino de individuos normales que se dejan engañar por las distracciones que compiten por su atención. O al menos así interpreté los papeles del Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) y Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), astrónomos inteligentes y meticulosos que obedecen el método científico para confirmar la existencia de un cometa "asesino de planetas". Pero cuando el descubrimiento los hace famosos, su actitud cambia y revela la fragilidad de la naturaleza humana... o su capacidad para adaptarse a su entorno.
En papeles secundarios tenemos un desfile de celebridades que representan diversas facetas de la sociedad, exagerando sus rasgos básicos (a veces mucho, a veces poco) para aumentar el humor y hacer más elocuente el mensaje de la cinta. Entre ellos: Meryl Streep como la mercenaria Presidenta Orlean; Jonah Hill como el inepto Jefe del Gabinete; Tyler Perry y Cate Blanchett como conductores de un noticiero que pone más énfasis en entretenimiento que en información; Mark Rylance como un líder tecnológico que podría salvar al mundo; Rob Morgan como director de la Oficina Coordinadora de Defensa Planetaria (un departamento real de la NASA); y Ron Perlman como el noble héroe militar dispuesto a sacrificarse por su planeta... o al menos por su país. Todos hacen un valiente esfuerzo por añadir emoción al discurso satírico de McKay, y crear un poco de textura a sus planos personajes.
Entonces, creo que Don't Look Up es mediocre como propaganda, pero muy divertida como comedia ácida que me hizo reír lo suficiente para ignorar su elitismo. Desde luego estoy de acuerdo con su mensaje e ideología; pero también reconozco que un berrinche partidista no convencerá a nadie. Por otro lado, a estas alturas es mejor reír que llorar, así que no debería quejarme.
Calificación: 8

IMDb

Sunday, December 26, 2021

Matrix: Resurrecciones (The Matrix: Resurrections)


Síntomas: Hace veinte años Thomas Anderson (Keanu Reeves) diseñó "The Matrix", una exitosa trilogía de videojuegos; y ahora, mientras trabaja en la cuarta parte, Anderson empieza a cuestionar su futuro... y la realidad misma.

Diagnóstico: The Matrix (1999) es una de mis películas favoritas de ciencia ficción, y creo que ha "envejecido" bastante bien gracias a su perfecto balance entre drama, acción, y temas filosóficos que se mantienen relevantes a pesar de las décadas transcurridas desde su estreno. Incluso diría que se volvió profética en nuestro presente, controlado por algoritmos e inteligencias artificiales que nos esclavizan de una manera distinta a la propuesta por la película, aunque igualmente perniciosa y abusiva.
Lamentablemente las secuelas (The Matrix: Reloaded y The Matrix: Revolutions) no alcanzaron esa óptima fusión de intelecto y emoción. En vez de eso se sumergieron en confusa palabrería, "mcguffins" improvisados, y una historia cada vez más complicada para disimular la ausencia de las ideas que impulsaron la brillante original.
Y ahora, The Matrix: Resurrections combina las fallas y aciertos de aquella trilogía, ofreciendo algunos conceptos interesantes, sólida acción y adecuado melodrama... pero también más palabrería, incomprensibles decisiones sobre ciertos personajes, y un "look" curiosamente genérico que ignora el distintivo estilo visual de la trilogía para adoptar la estética insípida e intercambiable de los "blockbusters" contemporáneos.
En mi opinión, el balance final de The Matrix: Resurrections se inclina ligeramente hacia el lado positivo... pero fue mucho menos de lo que yo esperaba para el regreso de esta icónica franquicia que merecía algo más ambicioso en su fondo y más audaz en su forma para dejar su marca en el cine de acción, como hizo The Matrix hace veinte años.
En fin... supongo que pudo ser peor.
Entre los conceptos interesantes destacaría la primera media hora de The Matrix: Resurrections, donde la directora Lana Wachowski y sus co-guionistas David Mitchell y Aleksandar Hemon emplean una especie de "meta-nostalgia" repleta de referencias y traviesos "easter eggs" para explicar la situación de Thomas Anderson (Keanu Reeves) y resolver algunas incógnitas (pero no todas) sobre la primera trilogía, al mismo tiempo que satirizan la industria del cine, y aluden al origen de esta secuela (aparentemente el estudio Warner Bros. estaba dispuesto a hacer una nueva película de The Matrix con o sin la colaboración de Wachowski). El humor se siente un poco forzado, pero refleja la intención de desafiar expectativas y jugar con nuestra percepción de The Matrix como fenómeno cultural, lo cual me pareció un buen punto de partida para "deconstruir" la mitología de la saga.
Desafortunadamente la novedad se evapora cuando regresan los clichés (como monólogos incomprensibles y conflictos arbitrarios), junto con algunas "resurrecciones" literales que me parecieron insultantes. En serio, si no pudieron contratar a los actores originales, hubiera sido mejor crear roles nuevos para llenar las mismas funciones, en vez de "rebootearlos" con irritantes ajustes de imagen y "actitud".
Por el lado positivo: Neo y Trinity (Carrie-Ann Moss). Sin profundizar demasiado en sus arcos dramáticos, diré que mantienen la química de antaño, y su relación sigue siendo el eje emocional de la película, ayudándola a librar los agujeros del libreto, y a consolidar sus torpes digresiones en un propósito concreto que me dejó razonablemente satisfecho al final de la película. También merecen mención Jessica Henwick (Love and Monsters) en el papel de "Bugs"; Neil Patrick Harris (Downsizing) como "El Analista" (mediocre papel, excelente actuación), y los espectaculares escenarios futuristas diseñados por Hugh Bateup y Peter Walpole que realmente se sienten como una evolución del mundo que visitamos hace tantos años.
A pesar de tantas quejas, reconozco que The Matrix: Resurrections tiene suficientes virtudes para justificar su existencia (aunque desde luego habrá opiniones divididas), y para despertar nuestro interés por nuevas historias en este universo, suponiendo que tenga suficiente éxito para garantizar más secuelas. Digamos que fue un "re-nacimiento" difícil, con algunas complicaciones y momentos de pánico; pero logró establecer las bases de un futuro próspero y lleno de posibilidades que me gustaría ver, incluso si nunca es tan bueno como el pasado. Acepto la píldora roja... pero voy a guardar una azul en el bolsillo, solo por si acaso...
Calificación: 8

IMDb

Friday, December 24, 2021

¡Feliz Día de la Vida!


¡Feliz Día de la Vida para todos los lectores de Cápsulas de Cine! Que el Capitel Negro les traiga incontables bendiciones para festejar en compañía de su familia y seres queridos, disfrutando abundante fruta shi-shok y raíz de orga. Ya sea que estén en Kashyyyk o en un planeta de otra galaxia, reciban mis mejores deseos de salud y prosperidad. ¡El próximo año nos vemos en Batuu!

Sinceramente, Pablo "Lumpy" Del Moral
Diciembre, 2021

Being the Ricardos



Síntomas: La comediante Lucille Ball (Nicole Kidman) es acusada de comunismo en 1953, poniendo en peligro su popular serie televisiva, y también su matrimonio con el músico cubano Desi Arnaz (Javier Bardem).

Diagnóstico: En la película The Trial of the Chicago 7 (2020), el guionista y director Aaron Sorkin transformó un modesto evento histórico del siglo veinte en un potente manifiesto político con gran relevancia para la época actual. Y ahora en Being the Ricardos, Sorkin intenta hacer lo mismo con una crisis televisiva que involucra temas tan importantes como persecución ideológica, feminismo, y la influencia del dinero en la expresión artística. Desafortunadamente esta vez falló la magia de Sorkin (en mi humilde opinión), y ni sus grandilocuentes diálogos ni su virtuosa dirección despertaron mi interés por el insípido melodrama de Being the Ricardos... aunque eso no significa que sea una mala película. Simplemente no pertenezco al segmento del público que podría apreciarla mejor.
¿Cuál es ese segmento? No estoy seguro. Probablemente fanáticos de Lucille Ball y I Love Lucy, el icónico "sitcom" de los años cincuentas que rompió récords de popularidad (60 millones de espectadores semanales, lo cual ni siquiera podrían soñar los éxitos modernos como Friends o Seinfeld), derribó barreras culturales (empezando por un actor cubano invadiendo el "Prime Time" norteamericano*), y estableció el proceso creativo, metodología técnica, y las fórmulas narrativas que sustentaron la comedia televisiva hasta nuestros días (solo ahora, con la popularidad del "streaming" y la disrupción de los viejos esquemas del patrocinio, estamos viendo un poco de innovación en los "sitcoms" del siglo veintiuno).
Perdón por esa digresión tan larga, pero vale la pena recordar la importancia de I Love Lucy en la cultura popular, y las repercusiones que hubiera tenido su cancelación en el momento cumbre de su fama por culpa del "pánico comunista" que sacudió a la sociedad norteamericana en los años cincuentas.
Entiendo por qué Sorkin se interesó en este pasaje del folclor televisivo; pero su difuso libreto da muchas vueltas, trata de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo, y no logra encontrar el enfoque dramático hasta el tercer acto, cuando la cinta mejora considerablemente. Sin embargo ya pasó mucho tiempo, y el demoledor final apenas funciona como premio de consolación.
Las acusaciones de comunismo no solo afectaron a Lucille Ball (Nicole Kidman) y su esposo Desi Arnaz (Javier Bardem), sino a todos los trabajadores de I Love Lucy, incluyendo al sufrido productor Jess Oppenheimer (Tony Hale), los escritores Madelyn Pugh (Alia Shawkat) y Bob Carroll (Jake Lacy), el reparto secundario que incluye a Vivian Vance (Nina Arianda) y William Frawley (J.K. Simmons), los ejecutivos de CBS Howard Wenke (Clark Gregg) y Joe Strickland (Nelson Franklin), y hasta la empresa Philip Morris, patrocinadora del programa. Ahí es donde Sorkin fragmenta nuestra atención con múltiples sub-tramas que nunca "pegan" correctamente, a pesar de compartir un mismo origen. Solo cuando regresamos al conflicto básico de Lucille y Desi Being the Ricardos alcanza la intensidad emocional que debió encontrar desde el principio. Pero, como dije, ya es muy tarde.
Por el lado positivo tenemos el increíble diseño de producción y la fenomenal actuación de Nicole Kidman en el papel de Lucille Ball. Además de la transformación física (el maquillaje prostético es excelente, aunque no perfecto), Kidman captura los retos y contradicciones de una visionaria artista/empresaria con absoluta dedicación por todos los aspectos del programa... incluso los que no le correspondían. Ball preparó el camino para futuras luminarias como Tina Fey, Amy Sherman-Palladino y Mindy Kaling... pero algunos obstáculos claramente persisten a pesar del progreso social obtenido.
A fin de cuentas puedo recomendar Being the Ricardos como una interesante recreación histórica apoyada en una memorable actuación; pero sus ideas se pierden en un libreto indulgente y pretencioso que dice más sobre Aaron Sorkin que sobre los individuos que retrata. Hay una buena película de hora y media escondida en Being the Ricardos; solo es cuestión de paciencia para tolerar los cincuenta minutos sobrantes.
Calificación: 7.5

IMDb

* Por cierto, esa "invasión cubana" tardó casi setenta años en repetirse, hasta el estreno en 2019 de la serie Abby's, estelarizada por la actriz cubana-americana Natalie Morales; naturalmente se canceló en la primera temporada.

Wednesday, December 22, 2021

Spencer



Síntomas: A principios de los 90s, las tensiones crecen entre la Princesa Diana (Kristen Stewart) y la Familia Real británica durante las vacaciones navideñas que comparten en la fastuosa Casa Sandringham.

Diagnóstico: Es muy difícil encapsular la vida de una figura histórica en dos horas de película. Por eso algunas "bio-pics" (como Judy, Shirley y Colette) han adoptado la innovadora estrategia de enfocarse en un evento específico para capturar el carácter de la persona, en vez de gastar tiempo en datos y fechas que probablemente olvidaremos al terminar la película.
Y ahora Spencer hace lo mismo, pero mejor que las demás, en mi humilde opinión.
En vez de mostrarnos el modesto origen de Diana Spencer (Kristen Stewart), su romance con el Príncipe Charles (Jack Farthing), y su meteórico ascenso a celebridad global, el director Pablo Larraín se limita a seguir a Diana y sus hijos William (Jack Nielen) y Harry (Freddie Spry) durante la Navidad que celebran con la Familia Real en una enorme mansión inglesa. En otras palabras, una tensa reunión familiar que revela con devastadora elocuencia la brecha cultural entre la nueva Princesa de Gales y los miembros de una rancia dinastía obsesionada con tradiciones y protocolo.
Es obvio que Diana no pertenece a esa jaula dorada, y quiere evitar que sus hijos caigan en la trampa del privilegio que les ofrece su posición social. Por eso Diana se rebela constantemente contra la tradición, creando conflictos con sus parientes para recobrar un pequeño grado de control en una vida dominada por opiniones ajenas.
El único respiro de Diana en ese sofocante entorno es Maggie (Sally Hawkins), su vestidora personal, amiga y confidente. Larraín utiliza sus conversaciones para explorar la crisis existencial de Diana, y para resolver algunas dudas sobre su situación... ¿son válidas sus quejas sobre una vida que muchas personas envidiarían? ¿Cuál es su función específica en el laberinto de la Monarquía? Y, sobre todo, ¿dónde termina la Princesa y comienza Diana?
Hace algunos años el director chileno Pablo Larraín implementó una estructura similar en la cinta Jackie (sobre la viuda de John F. Kennedy), pero Spencer es una obra superior en todos los sentidos. La experiencia visual es impresionante, con opulentas locaciones que no son un simple adorno, sino la manifestación física de una economía severamente desequilibrada. Los famosos vestidos que transformaron a Diana en un ícono de la moda británica representan otro aspecto del control que la Corona ejerce sobre su persona. Y, finalmente, la extraordinaria actuación de Kristen Stewart trasciende la simple mímica (aunque en ese nivel también es sorprendente) para explicar la angustia de la Princesa por medio de diálogos metafóricos (como su obsesión con el espantapájaros), gestos sutiles pero contundentes, y escenas surrealistas que borran la línea entre realidad y fantasía (como el asunto de las perlas, o las visitas de un hipotético fantasma). Genuinamente me sorprendió el trabajo de Stewart, una actriz que muchas veces subestimé en el pasado. O tal vez Larraín supo canalizar su peculiar estilo de actuación para expresar la ambivalencia del personaje. Como sea, aplausos para todos.
Mi única queja sobre Spencer es que Larraín, Stewart, y el guionista Steven Knight (Woman Walks Ahead) hicieron tan bien su trabajo que en media hora ya entendimos perfectamente el carácter de Diana y sus tribulaciones mentales y domésticas; lo cual deja hora y media adicional para reciclar las mismas ideas, pero con distintos vestidos.
Aún así Spencer merece una entusiasta recomendación como una "bio-pic" experimental que encuentra emociones universales en una situación ajena a nuestra comprensión; y además con altos valores de producción, impecable visión artística, y una de las mejores actuaciones del año. Créanme, yo fui el más sorprendido.
Calificación: 8.5

IMDb

Tuesday, December 21, 2021

Castle Falls



Síntomas: Una organización criminal ocultó una fortuna en el hospital abandonado Castle Heights, y tres individuos con muy distintos motivos harán hasta lo imposible por encontrarla. El problema es que el edificio será demolido en un par de horas.

Diagnóstico: Después de disfrutar durante varias décadas el trabajo de Dolph Lundgren enfrente de las cámaras (a veces irónicamente, no lo niego), sentí curiosidad por Castle Falls, su nueva película como director, donde además colabora con Scott Adkins, una de las figuras más grandes en la acción contemporánea... al menos en las "B-Movies" directas a video (o streaming). ¿Lograrían duplicar la maravillosa dinámica de Universal Soldier: Day of Reckoning? ¿O sería Castle Falls otra genérica producción barata y desechable?
La respuesta es: ni lo uno, ni lo otro. Castle Falls no es perfecta, pero ofrece suficiente suspenso y personalidad para separarla del montón, gracias a su ingeniosa premisa y a la divertida interacción entre Lundgren y Adkins como rivales que necesitan cooperar no solo para cumplir su mercenaria misión, sino para salir con vida del edificio antes de la explosión que lo reducirá a escombros.
Como director Dolph Lundgren muestra buen instinto narrativo y un poco de estilo visual para hacer más interesante la persecución en el hospital abandonado, aprovechando la derruida arquitectura para orquestar peleas breves pero brutales donde siempre existe el riesgo de caer al vacío por las ventanas sin cristales, o detonar accidentalmente los explosivos que cubren las columnas del edificio.
Pero antes de llegar a "lo bueno", Lundgren tropieza un poco cuando establece los melodramas personales de los protagonistas: Mike Wade (Scott Adkins) es un boxeador de Artes Marciales Mixtas que fue obligado a retirarse por su edad, y por algunas lesiones que redujeron su desempeño físico. Por eso busca empleo en la cuadrilla de trabajadores que desmantelan el hospital antes de la demolición definitiva... y descubre accidentalmente varias bolsas de dinero que también está buscando Deacon Glass (Scott Hunter), el líder de una organización criminal. Finalmente, el tercer interesado en el botín es Richard Ericson (Dolph Lundgren), un guardia penitenciario con una hija enferma que necesita una costosa operación. Y así, cada uno por su cuenta se infiltra al hospital clausurado, sin saber que encontrarán competencia muy peligrosa... por no mencionar la inminente explosión que se aproxima.
Las sub-tramas de Glass y Wade funcionan razonablemente bien, pero la de Ericson y su hija se siente como un gran cliché diseñado para generar simpatía sin esforzarse demasiado (por cierto, la adolescente enferma está interpretada por Ida Lundgren, la hija real de Dolph). Y aunque Dolph Lundgren (Don't Kill It) es un adecuado "actor de acción", sus escenas dramáticas constituyen el eslabón más débil de Castle Falls. Afortunadamente son breves y solo sirven para recordarnos el altruismo de su misión. Por su parte, Scott Adkins (Avengement) actúa con los puños, y eso es más que suficiente para mi. Y Scott Hunter ("stunt-man" en muchas cintas de Marvel) es un villano cruel, impulsivo, y siempre dispuesto a sacrificar a sus esbirros para mantenerse con vida hasta el gran final.
Dentro del catálogo reciente de Scott Adkins definitivamente recomendaría One Shot, una cinta más creativa y ambiciosa en todos los niveles. Sin embargo, Castle Falls tiene lo suyo, incluyendo la presencia de Dolph Lundgren, buenas peleas, y el suspenso de la demolición. Nada memorable, pero perfectamente funcional para una tarde perezosa de balazos y patadas. He visto peores.
Calificación: 7.5

IMDb

Sunday, December 19, 2021

Spider-Man: Sin Camino a Casa (Spider-Man: No Way Home)



Síntomas: La vida de Peter Parker (Tom Holland) se complica aún más cuando se revela su identidad secreta. Y, para colmo, no lo aceptan en la Universidad.

Diagnóstico: A pesar de mi obsesión con evitar "spoilers", fue inevitable enterarme de que Spider-Man: Sin Camino a Casa (?) incluiría algún tipo de "crossover" con las previas películas del arácnido... lo cual, francamente, me dio mala espina. Sonaba como forzado "fan service", potencialmente catastrófico para la continuidad del Universo Cinemático, y como un truco desesperado para distraernos de los recientes altibajos de Marvel y las reacciones negativas hacia Black Widow y Eternals (hasta Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings tuvo sus propios detractores). En resumen: parecía confirmar el fin de "los buenos tiempos".
Sirva este excesivo pesimismo para explicar por qué Spider-Man: Sin Camino a Casa me pareció un triunfo narrativo (no exento de problemas), así como un impresionante cambio de dirección que encontré inmensamente divertido, y con amplia libertad para romper las reglas y refrescar la fórmula de Marvel.
No voy a hablar del argumento porque es un placer seguir el laberinto de sorpresas, conflictos, e impredecibles revelaciones del libreto escrito por Chris McKenna y Erik Sommers. Baste decir que Spider-Man: Sin Camino a Casa funciona simultáneamente como conclusión satisfactoria, como un comienzo lleno de posibilidades, y como consolidación del Multiverso que ya se había insinuado en recientes proyectos de Marvel (o adyacentes a Marvel), desde la excelente cinta Spider-Man: Into the Spider-Verse, hasta la serie animada What If...?
Lo cual me recuerda... no olviden quedarse durante los créditos finales (¡Ja, ja! Como si a estas alturas alguien fuera a "olvidar" esa tradición de Marvel) para ver dos escenas adicionales. O, mejor dicho, una escena (ubicada en México, nada menos) y un "trailer" que confirmó algunas de mis teorías sobre dicho Multiverso, y me dejó con grandes esperanzas sobre el regreso de uno de mis directores favoritos al Universo de Marvel. Ya era hora; y, francamente, no sé por qué tardaron tanto en llamarlo.
Otra cosa que puedo decir sin peligro de "spoilers" es que Spider-Man: No Way Home (voy a usar el título original porque la traducción mexicana me hace rechinar los dientes) revela que la trilogía (cuyas dos primeras partes fueron Spider-Man: Homecoming y Spider-Man: Far From Home) representa en cierto modo un "origen" alternativo de Spider-Man, formando una historia "coming of age" donde Peter Parker (Tom Holland) adquiere nueva madurez al enfrentar situaciones que hasta ahora reconocí como el clásico "Viaje del Héroe" (descrito por Joseph Campbell). Me pareció una brillante estrategia del director Jon Watts y del productor Kevin Feige para evitar otra repetición del "origen" que todos conocemos, pero sin sacrificar las lecciones morales y el crecimiento personal que son indispensables para forjar un Héroe (con mayúsculas) digno de nuestra devoción, y respetuoso del espíritu de los comics. En particular me conmovieron las escenas que nos regresan al auténtico Spider-Man de Stan Lee y Steve Ditko, lo cual abre las puertas para retomar todas aquellas historias que parecían obsoletas bajo el complejo contexto post-Blip. Y ni siquiera fue necesario recurrir al Multiverso para lograr este milagro; bastó con recordar la esencia del personaje, y el frágil equilibrio que siempre ha existido entre Peter Parker y Spider-Man.
Ya dije mucho sin decir nada, así que terminaré con un par de quejas menores sobre Spider-Man: No Way Home: el evento que introduce el Multiverso me pareció inconsistente con el carácter de los personajes; y aunque admiré la intención de restaurar la dignidad de algunos mediocres villanos... no todos tuvieron suerte. Ni hablar; como dice Stephen Strange (Benedict Cumberbatch), no se puede salvar a todos.
Calificación: 9.5

IMDb

Saturday, December 18, 2021

The Card Counter



Síntomas: William Tell (Oscar Isaac) aprendió a "contar cartas" en presidio, y ahora gana suficiente dinero en los casinos para mantener una vida modesta, sin llamar la atención de los demás. Entonces la enigmática La Linda (Tiffany Haddish) le ofrece patrocinarlo para competir en torneos de póquer con apuestas más elevadas; pero el pasado de William regresa a arruinar sus planes.

Diagnóstico: Después de una ilustre carrera como guionista (Taxi Driver, Rolling Thunder, The Last Temptation of Christ) y director (American Gigolo, Cat People), el veterano Paul Schrader sigue encontrando proyectos independientes donde puede expresar su voz creativa sin obedecer los caprichos mercadológicos de Hollywood. Y ahora, después de la aclamada First Reformed, Schrader regresa con The Card Counter, un denso estudio de carácter enfocado en la redención de un protagonista que eventualmente sigue tangentes más oscuras y perturbadoras... pero no por ello menos honestas y satisfactorias. Aunque la opinión de los personajes podría variar.
Todo empieza en la prisión militar donde William Tell (Oscar Isaac) cumple una condena de ocho años, durante los cuales se vuelve experto en juegos de naipes y desarrolla una estricta disciplina que le permite vivir como jugador profesional cuando recobra la libertad; pero Will tiene cicatrices psicológicas que lo aíslan de los demás y le impiden formar lazos emocionales. Entonces conoce a dos personas muy distintas que necesitan algo de él: La Linda (Tiffany Haddish) lo ha estado observando y reconoce su potencial para competir en torneos de póquer más grandes y lucrativos; y el joven Cirk Baufort (Tye Sheridan) sabe que Will sirvió en el ejército con su padre, y quiere algunas respuestas. Y así, las interacciones con La Linda y Cirk empiezan a transformar a Will, hasta que debe tomar difíciles decisiones sobre su futuro... y su pasado.
Las actuaciones de Tiffany Haddish (The Oath) y Tye Sheridan (Ready Player One) se integran orgánicamente al complicado tapiz dramático de The Card Counter, pero la película le pertenece a Oscar Isaac, quien probablemente encontró el mejor papel de su carrera (hasta el momento), lo cual es decir bastante después de cintas como Ex Machina, A Most Violent Year y Dune. En cada escena de The Card Counter Isaac añade detalles que revelan el trauma de "Will Tell" (un pseudónimo significativo por su precedente literario, y simbólico en el contexto del póquer); pero, como buen jugador, Will reprime lo que siente para impedir que los demás adivinen sus reacciones en diversas circunstancias, ya sea compitiendo con los "peces gordos" de un casino, o cuando surge la oportunidad de vengarse por una transgresión del pasado. The Card Counter es una de esas películas engañosamente pasivas que generan altos niveles de suspenso y ansiedad. Tal como me gustan.
Por su parte, Schrader experimenta con un estilo visual sucio y abigarrado para retratar el sórdido infra-mundo del póquer profesional y sus pintorescos habitantes. Y, por el lado del libreto, introduce paralelos metafóricos entre la mesa de juego y la filosofía personal de Will, donde sus sencillos preceptos ("Apuesta poco, pierde poco") cobran inesperada relevancia cuando se aplican a situaciones de vida o muerte.
Habiendo dicho eso, advierto que el final de The Card Counter se siente anti-climático y contradictorio al arco dramático del protagonista. Pero también demuestra el compromiso de Schrader con los valores que sustentan la narrativa... y con las implacables realidades del póquer, donde las cartas altas no siempre son ganadoras.
Calificación: 9

IMDb

Wednesday, December 15, 2021

Agnes



Síntomas: El Padre Donaghue (Ben Hall) y su asistente llegan al convento de Santa Teresa para evaluar la condición de Agnes (Hayley McFarland), una joven monja con síntomas de posesión satánica.

Diagnóstico: Todos los clichés están presentes: el sacerdote con un pasado turbulento; el seminarista susceptible a la tentación; y la inocente víctima que grita blasfemias bajo influencia demoniaca. Sin embargo, Agnes no es una típica película sobre exorcismos... lo cual será bueno o malo, dependiendo de nuestras expectativas sobre este tipo de historias.
Para empezar, Agnes no inspira miedo ni tensión. De hecho, ni siquiera la clasificaría como Horror, sino como una especie de drama teológico que hace un examen crítico (y en ocasiones satírico) del fenómeno de la posesión y la controversial práctica del exorcismo.
El director Mickey Reece construye la premisa con las piezas tradicionales del sub-género, y luego procede a desmantelarlas por medio de conversaciones entre el Padre Donaghue (Ben Hall) y su asistente, el seminarista Benjamin (Jake Horowitz), cuya inexperiencia se compensa con su sincera devoción católica. Adicionalmente Reece denuncia la intriga eclesiástica detrás del exorcismo, y subraya el riesgo de la "fatiga espiritual" que reemplaza la fe por cinismo. O por cosas peores.
En este complejo entorno emocional el exorcismo de Agnes (Hayley McFarland) no es el foco narrativo, sino un catalizador de reflexiones y cambios de actitud que afectan a todos los involucrados en el rito, desde la Madre Superiora (Mary Buss) que desconfía de los motivos de Donaghue, hasta la Hermana Mary (Molly C. Quinn), la mejor amiga de Agnes, cuya particular percepción de la crisis eventualmente la lleva a cuestionar su vocación.
Y ahí es donde Agnes abandona el horror para convertirse en un drama existencial sobre una joven mujer que redefine su destino. No sé si este súbito cambio de enfoque fue una buena decisión, pero admiré la audacia del director y su honesta intención de explorar ideas que trascienden el repertorio del terror, planteando preguntas filosóficas que apenas empieza a responder cuando llega el abrupto final que casi me hizo enojar. Generalmente disfruto los finales ambiguos que nos ponen a pensar; pero el de Agnes pertenece a la categoría de "se llenó la tarjeta de memoria de la cámara, y no tenemos dinero para comprar otra".
Entonces, Agnes es más de lo que aparenta... pero también fue menos de lo que pudo ser. Y aunque no podría recomendarla con absoluta confianza, creo que sus ambiciosos temas, su sarcástico sentido del humor, y el fantástico estilo visual (claramente inspirado en el horror setentero), reúnen suficiente potencial para atraer al público curioso que puede tolerar algunas fallas estructurales a cambio de una perspectiva fresca de una fórmula muy gastada. Y también conviene aclarar que Agnes no ataca a la religión; simplemente señala las fallas humanas que contaminan su búsqueda de ideales demasiado puros para nuestro imperfecto mundo.
Calificación: 7

IMDb

Monday, December 13, 2021

Encounter



Síntomas: Un micro-organismo extraterrestre empieza a extenderse por la Tierra, alterando el comportamiento de los humanos; pero el ex-soldado Malik Khan (Riz Ahmed) hará hasta lo imposible para proteger a sus hijos.

Diagnóstico: Así como ocurrió con otras fórmulas populares del cine fantástico (como zombies y "slashers"), la invasión extraterrestre está experimentando un renacimiento creativo que deja atrás los clichés de las naves gigantes y el combate global para ofrecer perspectivas más íntimas y hasta filosóficas del choque entre culturas (o biologías) alienígenas y terrestres. Algunos ejemplos recientes incluyen Captive State, Save Yourselves! y Fried Barry; y ahora podemos añadir Encounter (disponible en Amazon Video), donde la invasión ocurre a un nivel tan sutil y específico que casi podría ignorarse... si no fuera por las consecuencias para una familia rural en Estados Unidos.
Encounter empieza con una maravillosa secuencia donde vemos la transmisión de esporas (o algo así) por la cadena alimenticia de la Tierra, llegando hasta los insectos que pueden contagiar a la humanidad sin despertar sospechas. Sin embargo alguien ya se dio cuenta: Malik Khan (Riz Ahmed) tiene información sobre una base militar en el área de Groom Lake (un nombre que resultará familiar para aficionados a la "ufología") donde se llevan a cabo experimentos para combatir esta invasión invisible; pero antes de llegar a su destino, Malik visita la granja de su ex-esposa para recoger a sus hijos Jay (Lucian-River Chauhan) y Bobby (Aditya Geddada), pues sabe que están en peligro.
Y así empieza una tensa "road movie" donde Malik y los niños enfrentan diversas amenazas mientras fortalecen sus lazos familiares y aprenden cosas nuevas que los ayudan a madurar (incluyendo a Malik). Entonces descubren que alguien los está siguiendo, y las cosas se complican.
Además de la secuencia inicial, Encounter no tiene efectos especiales, ni acción, y solo un poco de violencia. Sin embargo, el suspenso crece en cada escena conforme se plantean nuevas incógnitas, aparecen personajes de incierto propósito, y se incrementa la paranoia del protagonista (y la nuestra).
Así llegamos a un "twist" que no es una súbita sorpresa, sino una sucesión gradual de eventos que desafían nuestra percepción de lo que estamos viendo. En cierto modo esto reduce la intensidad de la película, pero también la hace más ambiciosa e impredecible, pues el protagonista no sabe en quién confiar, ni la extensión de la conspiración que parece perseguirlo.
Riz Ahmed expresa la crisis interna de Malik mientras mantiene una apariencia serena para no asustar a sus hijos. Es un papel ideal para este actor que confirma su capacidad para conducir una película a base de talento y carisma. Los niños Lucian-River Chauhan y Aditya Geddada hacen un trabajo excepcional en los papeles de Jay y Bobby, esforzándose por adaptarse a una caótica situación, pero sin perder la ingenuidad propia de su edad, la cual podría ser el mayor peligro que enfrenta la familia.
Y si el melodrama familiar no fuera suficiente, Encounter maneja múltiples temas debajo de la superficie, denunciando problemas más reales y concretos que cualquier espora extraterrestre. El director Michael Pearce sugiere que ya existe una infección de agresión e intolerancia; pero no tiene nada que ver con micro-organismos alienígenas, sino con las profundas divisiones en la sociedad contemporánea. En resumen: ya perdimos la guerra por no reconocer al enemigo.
Calificación: 8.5

IMDb

Sunday, December 12, 2021

Amor Sin Barreras (West Side Story)



Síntomas: En la década de los cincuentas, la rivalidad entre dos pandillas neoyorquinas explota en violencia cuando la joven María (Rachel Zegler) se enamora de Tony (Ansel Elgort), desafiando las órdenes de su hermano Bernardo (David Álvarez).

Diagnóstico: Me gustan ALGUNAS películas musicales (como Jesus Christ Superstar, The Rocky Horror Picture Show y Pitch Perfect), pero no soy devoto del género. Sin embargo admiro al director Steven Spielberg, y sentía curiosidad por su versión de Amor Sin Barreras, basada en la exitosa obra teatral que fue previamente adaptada a cine en 1961. Independientemente de mi opinión sobre los musicales, Spielberg es garantía de interés por la influencia que ha ejercido en la cultura popular desde hace casi cincuenta años, redefiniendo el cine comercial y creando el concepto del "blockbuster" mismo. Casi nada.
Sirvan esos halagos para compensar mi apatía por Amor Sin Barreras, una cinta ocasionalmente cansada, emocionalmente estéril, e irremediablemente anticuada a pesar de las modificaciones realizadas por el guionista Tony Kushner para adaptarse a las realidades del siglo veintiuno (casi puedo imaginar las reuniones de "brainstorming" entre Spielberg, Kushner, y los abogados de 20th Century Studios para decidir el número máximo de insultos raciales en el libreto, y cuánto "girl power" necesitaban añadir para atenuar el sexismo de la premisa).
Vamos por partes.
El principal problema que tengo con los musicales es que las canciones interrumpen el flujo narrativo. Cuando la música forma parte integral del argumento (como en The School of Rock o Phantom of the Paradise) no hay problema; pero si se sienten como interrupciones forzadas, invariablemente me "sacan" de la trama. Por otro lado, reconozco que los fans del teatro musical tendrán una opinión muy distinta de esa práctica, la cual sin duda respeto.
El argumento de Amor Sin Barreras es como Romeo y Julieta con pandillas callejeras en lugar de familias enemigas. Incluso tiene la escena del balcón, y la tragedia que detona la violencia en el tercer acto. Sin embargo, el drama rara vez alcanza el nivel que necesita el director para humanizar a los personajes y contrarrestar su frivolidad general. Es difícil tomar en serio el conflicto familiar de María (Rachel Zegler) cuando se expresa con una canción romántica. Al mismo tiempo, la música es ágil, contagiosa, y con maravillosos arreglos post-modernos.
Lo cual nos lleva a un problema más abstracto: Amor Sin Barreras se escribió originalmente en los años cincuentas, aludiendo temas candentes de aquella época como delincuencia juvenil, inmigración, y las grietas que aparecieron en el "Sueño Americano" cuando se volvió evidente que no aplicaba a todas las personas. En otras palabras, Amor Sin Barreras es un producto de su tiempo, y la película de 1961 puede disfrutarse en esos términos... como un ligero musical romántico con un poco de conciencia social. Pero reciclar esa historia en el año 2021 con unas cuantas alteraciones para satisfacer la corrección política no basta para disipar el anacronismo de su existencia misma. Aunque, repito, habrá espectadores que disfrutarán el anacronismo como nostalgia, lo cual me parece perfecto. Simplemente no comparto esa experiencia.
Y ahora, habiendo dicho todo eso... tengo que aclamar Amor Sin Barreras como una experiencia visual impresionante. La cinematografía de Janusz Kaminski, la pasmosa recreación del "West Side" en los años cincuentas, y la dirección de Spielberg se conjugan en una fastuosa "puesta en escena" que rebasa cualquier musical moderno en escala y ejecución. Esa riqueza sensorial y meticulosa atención al detalle fue lo que me mantuvo despierto durante casi tres horas de olvidable melodrama y digresiones musicales. Y, desde luego, es mejor apreciar Amor Sin Barreras en un cine con buen sonido, lo cual me deja indeciso sobre mi recomendación. Creo que Amor Sin Barreras me hubiera gustado más en "streaming", donde podría verla en dos o tres sesiones para no cansarme tanto; pero no sería lo mismo en una pantalla casera. En fin... al menos diré esto: Amor Sin Barreras me hizo apreciar más In the Heights, su heredera espiritual. Tal vez Spielberg eligió el musical equivocado.
Calificación: 8

IMDb

Friday, December 10, 2021

The Summit of the Gods (Le Sommet des Dieux)



Síntomas: El primer ascenso a la cima del Everest fue en 1953; pero el fotógrafo Makoto Fukamachi (voz de Damien Boisseau) cree que existe evidencia de un explorador que realizó la misma hazaña treinta años antes. Sin embargo, para confirmar su teoría, Fukamachi debe encontrar primero a Habu Joji (voz de Eric Herson-Macarel), un misterioso alpinista que desapareció después de una tragedia en los Alpes Suizos.

Diagnóstico: ¿Es "anime" una película francesa basada en un "manga" japonés? No estoy seguro. Afortunadamente no hace falta conocer el nicho cultural de The Summit of the Gods para apreciar su melancólica atmósfera, profundo drama humano, y sus observaciones sobre la obsesión que nos impulsa a enfrentar retos imposibles... porque es la única opción aceptable.
El director Patrick Imbert y la co-guionista Magali Pouzol (basados en el manga de Jirô Taniguchi y Baku Yumemakura) crearon una obra de espectacular belleza y resonancia emocional que aprovecha el medio de la animación para crear los escenarios naturales donde se desarrolla la historia; pero, fuera de eso, The Summit of the Gods (disponible en Netflix) no tiene acción, fantasía, ni demás elementos asociados al "anime" tradicional. De hecho, en algunos momentos olvidé que estaba viendo una película animada gracias a una historia que nos envuelve en la psicología de dos personajes cuyas diferencias superficiales ocultan una similar determinación por cumplir lo que se proponen sin preocuparse por las consecuencias.
El reportero gráfico Makoto Fukamachi (voz de Damien Boisseau) se especializa en fotografiar expediciones en los picos más difíciles del mundo; y por eso se interesa en una vieja cámara fotográfica que podría contener evidencia de un ascenso al Everest realizado en 1924... casi treinta años antes de la conquista "oficial" de esa legendaria cima. El problema es que la evidencia (si es que existe) está en poder de Habu Joji (voz de Eric Herson-Macarel), un enigmático montañista que se retiró después de algunos devastadores fracasos. Y así, mientras seguimos la investigación de Fukamachi en el presente, vemos "flashbacks" que muestran el ascenso (literal y figurado) de Habu Joji en el deporte del alpinismo, donde sus instintos y habilidad natural lo convirtieron en un prodigio... aunque no necesariamente en un individuo feliz.
Esta narrativa paralela dibuja el carácter de los protagonistas y establece sus respectivas obsesiones, que eventualmente conducen a una misión de gran significado histórico y enorme riesgo personal. Los peligros del alpinismo, desde el paralizante frío hasta la falta de oxígeno, palidecen frente a la turbulencia interna que define la actitud de Joji y Fukamachi, ya sea que estén colgando en el flanco de una montaña, o reflexionando en un bar sobre los errores del pasado.   
Hablando del pasado, The Summit of the Gods se inspiró en hechos históricos (George Mallory y Andrew Irvine realmente se perdieron en la cara noreste del Everest en 1924); pero el sobrio estilo del director y la espectacular belleza de las imágenes trascienden la realidad objetiva para crear una onírica experiencia fundamentada en emociones universales que todos hemos sentido, ya sea enfrentando la montaña más alta del mundo, o algún obstáculo en nuestra vida cotidiana.
Existen muchas películas sobre la conquista del Everest, desde la clásica The Conquest of Everest (1953) hasta modernas interpretaciones como Everest (2015) y The Climbers (2020); pero The Summit of the Gods ofrece una sensibilidad artística que la separa de cualquier drama existencial o genérica aventura deportiva. Porque, a fin de cuentas, lo importante no es el tamaño de la montaña, sino la fuerza del espíritu. O su inagotable terquedad; a veces es lo mismo.
Calificación: 9

IMDb

Wednesday, December 8, 2021

One Shot



Síntomas: Un escuadrón de Marines llega a una prisión secreta con la misión de trasladar un valioso prisionero a los Estados Unidos; pero son atacados por terroristas que quieren detenerlos por cualquier medio necesario.

Diagnóstico: El título de One Shot se refiere a la única oportunidad que tienen los protagonistas para detener una catástrofe en la capital de los Estados Unidos; pero también se refiere a la técnica de "plano secuencia" utilizada por el director James Nunn para filmar este ambicioso thriller que excedió mis (modestas) expectativas.
Esto significa que One Shot se desarrolla en tiempo real a lo largo de una toma continua que comienza en el helicóptero donde viajan el Teniente Jake Harris (Scott Adkins) y la analista de la CIA Zoe Anderson (Ashley Greene). Su destino es un "sitio negro" ubicado en una remota isla balcánica (o algo así), donde el gobierno de los Estados Unidos recluye terroristas y otros criminales de guerra. Pero, ¿será Amin Mansur (Waleed Elgadi) realmente un terrorista, o un empresario inocente que fue erróneamente identificado por sus frecuentes viajes al Medio Oriente? Anderson está segura de su culpabilidad; Harris empieza a dudar; y Jack Yorke (Ryan Phillippe), el paranoico administrador de la prisión, ni siquiera quiere entregarles al prisionero por alguna cuestión burocrática. Entonces, mientras discuten, llega un grupo terrorista bien equipado con la misión de rescatar a Mansur... o al menos asegurarse de que no revele sus secretos.
Con esos ingredientes Nunn inicia una clásica situación de "estado de sitio" que combina acción militar con mucho suspenso, un poco de intriga política, y las peleas que son la especialidad de Scott Adkins.
La sinergia del director James Nunn y el cinematógrafo Jonathan Iles es simplemente espectacular (para los estándares de las B-Movies), moviendo la cámara con pasmosa precisión entre balazos y explosiones, pero sin sacrificar el caos del combate y los detalles de las actuaciones. Ocasionalmente se notan las "costuras" de la edición en esta apócrifa "toma continua"; y desde luego Nunn no tiene recursos para competir con la épica escala de la aclamada cinta 1917; pero eso solo hace más admirable la creatividad del director que encontró un ángulo fresco y estimulante para elevar una trama genérica.
Cambiando un poco de tema, las constantes balaceras de One Shot me pusieron a pensar en el horrible accidente que ocurrió recientemente durante el rodaje de la película Rust. Algunas personas están proponiendo el uso exclusivo de "fogonazos digitales" para eliminar armas funcionales y balas de salva en el proceso de filmación; y aunque esa solución sería viable para grandes producciones con presupuestos ilimitados, sin duda afectaría al cine independiente que no puede pagar tantos efectos especiales. Para eso existen especialistas entrenados en el manejo de armas, y estrictos procedimientos para garantizar la seguridad de actores y personal técnico. En otras palabras: el inexcusable error de algunos individuos irresponsables no debería afectar a la industria entera. En mi humilde opinión. Fin del comentario editorial.
Pasando a asuntos más ligeros, terminaré con un detalle que despertó mi entusiasmo "geek". One Shot se filmó en el Parque Bentwaters, de Suffolk, Inglaterra... ¡pero en 1980 era la base militar Bentwaters-Woodbridge, donde ocurrió uno de los avistamientos de OVNIs más enigmáticos y mejor documentados en la "ufología" moderna! Desde luego eso no tiene nada que ver con la película, pero se me erizó la piel al ver el sitio original de un legendario misterio que persiste hasta nuestros días.
Entonces, One Shot me pareció un thriller recomendable y muy entretenido, cuyo rutinario argumento se compensa con buenas actuaciones, altos niveles de tensión, y una vistosa presentación visual diestramente ejecutada. Entre tantas mediocres cintas de acción directas a "streaming", fue un placer encontrar una obra que hizo un genuino esfuerzo por capturar nuestra atención... y lo logró con una sola toma. Supuestamente.
Calificación: 8

IMDb

Monday, December 6, 2021

Bruised



Síntomas: Después de una brutal derrota, Jackie Justice (Halle Berry) abandonó su carrera como luchadora profesional de Artes Marciales Mixtas; y ahora, varios años después, Jackie encuentra la motivación adecuada para regresar al octágono, vencer sus temores, y tal vez recuperar su dignidad.

Diagnóstico: Cuando una película de acción dura más de dos horas es común que incluya relleno o tangentes innecesarias que intentan ocultar un libreto mal construido. Esa era mi expectativa cuando empecé a ver Bruised. Sin embargo, rápidamente descubrí que Bruised no es una película de acción, sino un intenso drama con temas más complejos que trascienden el contexto deportivo. La directora y actriz Halle Berry construyó un vibrante estudio de carácter donde la violencia psicológica puede ser más dañina que los golpes en el ring; y donde las peleas sirven como catártica expresión del trauma de Jackie, no solo como atleta, sino como persona.
Para lograr esto, el libreto de Michelle Rosenfarb toma prestados todos los clichés imaginables de cintas como Rocky y The Wrestler, lo cual significa que Bruised no es particularmente creativa en su desarrollo general; pero lo importante es la ejecución, y ahí es donde Berry encuentra la oportunidad de lucir su talento enfrente y detrás de la cámara.
A pesar de mi absoluta ignorancia sobre Artes Marciales Mixtas, no me costó trabajo entender las dificultades que enfrenta Jackie Justice (Halle Berry) en su retorno al octágono, sobre todo a una edad que la pone en desventaja respecto a las luchadoras jóvenes y agresivas que dominan el circuito. Pero antes, Berry nos muestra por qué Jackie se retiró, y cuál es la razón que podría tener ahora para regresar al deporte que casi la destruyó.
Y ahí es donde encontramos material para ocupar las dos horas de la película. Indudablemente está presente el relleno que mencioné hace un momento (por ejemplo, la sub-trama romántica que no conduce a nada); pero la sobresaliente actuación de Halle Berry y su tremendo desempeño físico compensan las ocasionales indulgencias de la directora, tejiendo un tapiz de retos externos e internos que definen la evolución de Jackie. Y, bueno, aunque Bruised es similar a Rocky, no revelaré si el final es de Rocky o Rocky II, porque lo importante no es el resultado de la gran pelea, sino la redención de una mujer abatida que se rebela contra la adversidad para descubrir su potencial.
Durante ese proceso Berry abandona todo glamour de estrella de cine para afrontar escenas y emociones que no le piden nada a sus más distinguidos roles... aunque desde luego los elitistas premios de Hollywood nunca prestarán atención a una cinta tan modesta como Bruised.
En papeles secundarios encontramos a Adriane Lenox y Danny Boyd Jr. como la familia disfuncional que podría apoyar a Jackie... o rechazarla por sus errores pasados; Adan Canto es el "manager" inútil y abusivo; y Shamier Anderson es el promotor que tiene fe en Jackie... o solo quiere explotar su fama. Pero el mejor papel de la película (después de Jackie, obviamente) corresponde a Sheila Atim como Buddhakan, la enigmática entrenadora cuyas lecciones van desde lo práctico hasta lo espiritual para inspirar una nueva actitud en la luchadora.
Entonces, Bruised me pareció un drama deportivo genérico pero recomendable (disponible en Netflix). Afortunadamente no hace falta re-inventar la rueda para contar una historia emotiva y satisfactoria que podemos disfrutar por méritos propios, y como el auspicioso inicio de una nueva fase en la carrera de Halle Berry. Después de todo, nadie sobrevive Catwoman sin aprender cosas nuevas.
Calificación: 8

IMDb

Sunday, December 5, 2021

Rey Richard: Una Familia Ganadora (King Richard)



Síntomas: El visionario Richard Williams (Will Smith) diseña un plan maestro para convertir a sus hijas Venus (Saniyya Sidney) y Serena (Demi Singleton) en campeonas mundiales de tenis. Pero su hipotético camino al éxito incluye múltiples obstáculos sociales, económicos y culturales que podrían arruinarlo todo.

Diagnóstico: Voy a empezar por la pregunta obvia que me estuve haciendo durante las dos horas y media de Rey Richard: Una Familia Ganadora: ¿por qué una película sobre las tenistas más famosas del mundo no se enfoca en ellas? No negaré que Richard Williams (Will Smith) tuvo un papel importantísimo en el desarrollo de sus hijas Venus (Saniyya Sidney) y Serena (Demi Singleton), inculcándoles desde muy temprana edad los valores éticos, conocimientos prácticos y, sobre todo, la inquebrantable motivación para alcanzar su pleno potencial y hacer cosas que el resto del mundo consideraba imposibles. Pero, ¿no hubiera sido mejor conocer la perspectiva de Venus y Serena sobre su propia carrera?
Personalmente me pareció una decisión muy extraña, pero bueno... tal vez el productor Will Smith quería lucir su talento interpretando al enigmático Richard, un padre de familia noble y afectuoso que se preocupaba primero por el bienestar de su familia, y después por el desempeño atlético de sus hijas; pero al mismo tiempo las sometía a despiadadas rutinas de entrenamiento que algunas personas interpretaban como abuso infantil.
Sin embargo, la actuación de Smith no me pareció particularmente buena; y aunque el personaje de Richard presenta un reto actoral muy atractivo por las contradictorias facetas de su carácter, tampoco lo sentí tan interesante como para ocupar el papel principal en una historia sobre dos brillantes deportistas que quedaron relegadas a roles secundarios en su propia biografía.
En fin... no voy a hablar más de eso, a menos que se me ocurra otra cosa.
Rey Richard: Una Familia Ganadora se perfila como candidata ideal para los grandes premios cinematográficos de este año, no porque sea una buena película, sino porque cumple las condiciones que le gustan a "la Academia": es una biografía, es una cinta "de época" (aunque la época sean los noventas), y contiene amplias dosis de drama inspirador, balanceando triunfos y tragedias para crear una narrativa amena y comercial que puede disfrutarse como simple entretenimiento familiar para espectadores casuales, o como arte cinematográfico para el público más "sofisticado" que quiere un poco de cultura como aderezo de sus palomitas (lo cual no tiene nada de malo).
El director Reinaldo Marcus Green mantiene un ritmo lento pero seguro para asimilar las desviaciones inesperadas que toma el argumento... casi siempre como resultado de los irracionales caprichos de Richard para mantener el "plan maestro" que escribió antes de que nacieran sus hijas. El otro actor notable de la película (en mi humilde opinión) es Jon Bernthal como el entrenador Rick Macci, cuya dedicación a las hermanas Williams estaba ligeramente empañada por su ambición económica. En una película tan insípida, Bernthal aporta humor y energía para mantenernos despiertos. ¿Mencioné que dura dos horas y media? Y además (no voy a llamarlo "SPOILER", sino "ADVERTENCIA"), Rey Richard: Una Familia Ganadora termina en el año 1994, mucho antes de Wimbledon, el Grand Slam, los juegos Olímpicos, y demás momentos clave en la historia de las hermanas Williams. Pero supongo que era más importante mostrar las negociaciones de Richard para usar instalaciones deportivas de buena calidad.
Siempre he dicho que las mejores biografías no se limitan a enumerar hechos históricos, sino que nos muestran a la persona detrás de la leyenda. Y, para bien o para mal, Rey Richard: Una Familia Ganadora fue un paso más allá, examinando a la persona detrás de las personas detrás de la leyenda. Tal vez este será el nuevo "gimmick" de las bio-pics, siempre en busca de formas más creativas (y lucrativas) para condensar un artículo de Wikipedia en dos horas de película. Ya quiero ver la biografía de Elvis Presley con el Coronel Parker como protagonista.
Calificación: 6.5 (cuando gane muchos Óscares la voy a cambiar a 8.5 para no parecer ignorante)

IMDb

Friday, December 3, 2021

The Power of the Dog



Síntomas: En 1925, los hermanos Phil y George Burbank (Benedict Cumberbatch y Jessie Plemons) administran un próspero rancho ganadero en Montana, pero su relación personal siempre ha sido áspera por tener muy distintos temperamentos. Entonces George se casa con la viuda Rose Gordon (Kirsten Dunst), y Phil decide hacerle la vida imposible a la recién llegada y a su hijo adolescente Peter (Kodi Smit-McPhee).

Diagnóstico: Por su ubicación geográfica y período histórico, The Power of the Dog podría clasificarse como un "western" de impecable manufactura y virtuosa dirección. Sin embargo la directora Jane Campion (The Piano, Bright Star) no está interesada en las aventuras de los vaqueros, sino en la turbulencia interna de una familia atrapada entre las tradiciones de su época y la realidad que intentan ocultar.
La actitud y apariencia de los hermanos Burbank reflejan el choque cultural de la civilización moderna y el "viejo oeste". Phil (Benedict Cumberbatch) es un vaquero burdo y vulgar, pero muy competente gracias al mentor que no solo le enseñó a cabalgar y sobrevivir en la pradera, sino a ser un "hombre de verdad" listo para enfrentar los retos de la nueva frontera en el Oeste norteamericano.
Su hermano George (Jessie Plemons) es lo opuesto... un refinado "dandy" con talento para los negocios, pero débil de cuerpo y alma, lo cual aprovecha Phil para molestarlo constantemente. Entonces, cuando George se casa con la viuda Rose Gordon (Kirsten Dunst), Phil siente que está perdiendo el control de su hermano, y responde con agresiones psicológicas que también se extienden a Peter (Kodi Smit-McPhee), el hijo adolescente de Rose.
Y así, la metáfora de los mundos en colisión se transforma en una denuncia de la "masculinidad tóxica" que deforma la conducta de algunos hombres, perpetuando divisiones e intolerancia que pueden tener graves consecuencias en la sociedad de cualquier época. Claramente Campion alude al presente mientras explora las costumbres del pasado, porque las cosas no han cambiado mucho a lo largo de cien años. Por ejemplo, Phil se burla de Peter por actividades que considera "afeminadas" (como hacer flores de papel para adornar el restaurante de su madre); y eso le impide reconocer el talento del joven en áreas propias del nuevo mundo, donde el respeto y la razón serán más importantes que la habilidad de castrar toros con un cuchillo.
Y, bueno, The Power of the Dog encuentra más niveles narrativos y sorpresas que es mejor descubrir a la par de los personajes. Baste decir que Campion escribió una película (basada en una novela de Thomas Savage) donde las cosas no son lo que aparentan... hasta que encontramos el ángulo correcto para descubrir su forma verdadera. Igual que el perro del título, el cual no es real, sino una ilusión óptica (y también una cita bíblica que no entendí).
Como corresponde a una película "de prestigio" (que seguramente obtendrá múltiples nominaciones para Netflix), todas las actuaciones son buenas, destacando Benedict Cumberbatch como el tosco vaquero que desprecia todo lo que contradiga su arcaica visión del mundo; y Kodi Smit-McPhee en el papel de Peter, cuyo impasible rostro parece ignorar los insultos de Phil, aunque le afectan más de lo que demuestra.
The Power of the Dog incluye valiosas ideas, extraordinarias imágenes, y uno de los conflictos más electrizantes del año. Pero también es una película lenta, a veces desagradable, y curiosamente insustancial, con mucho drama en la superficie para ocultar su vacío emocional. Aún así, el poderoso final valida la experiencia y me permite recomendar The Power of the Dog como otro interesante "neo-western" que utiliza los ingredientes del género para contar historias inesperadas e importantes. Creo que John Wayne hubiera odiado The Power of the Dog, lo cual es algo muy bueno, en mi humilde opinión.
Calificación: 8

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Wednesday, December 1, 2021

The Feast (Gwledd)



Síntomas: Un prominente político y su esposa preparan una cena para varias personas importantes en su casa de campo, y contratan a Cadi (Annes Elwy), una joven local, para ayudar en la cocina. Entonces la velada se torna extraña.

Diagnóstico: Con esa sinopsis yo esperaba otra dosis de "horror social" sobre lucha de clases, disparidad económica y similares temas de moda en el cine contemporáneo. Y, en efecto, The Feast incluye esos elementos... pero la trama toma siniestras desviaciones que me dejaron intrigado de principio a fin, al mismo tiempo que añaden genuino horror como complemento de su mensaje. O mensajes.
Por el lado negativo, The Feast es una película muy lenta que nunca se detiene a dar explicaciones ni definir exactamente lo que estamos viendo. Cuando mucho presenta fragmentos del contexto político y cultural donde se desarrolla la historia, y queda de nuestra parte armar el rompecabezas para asimilar sus múltiples aspectos.
Sin revelar demasiado (espero), voy a ofrecer mi versión de esos aspectos:
Como crítica social tenemos el contraste entre la poderosa familia de un político galés y la sencilla muchacha que los ayuda a preparar la cena. No solo es un típico relato de "pobres contra ricos", sino una exploración de los efectos psicológicos del privilegio y su influencia en las dinámicas familiares. No es sorpresa cuando todos son altaneros y condescendientes con Cadi (Annes Elwy); pero cuando se revelan los problemas internos de la familia empezamos a comprender la escala del problema.
Como fábula ecológica, The Feast ignora el panorama global para enfocarse en una pequeña crisis local: una empresa minera está interesada en extraer minerales del subsuelo de Gales, pero necesita permiso de las personas que viven en las colinas de la región. El problema es que no todos los granjeros están dispuestos a olvidar sus tradiciones milenarias en aras del progreso económico.
Lo cual nos lleva al horror que (igual que todo en esta película) se manifiesta en pequeños detalles de engañosa relevancia. ¿Por qué está sucio el mantel? ¿De dónde viene ese zumbido? ¿Para qué quiere ese trozo de vidrio? Oh. Ya veo. No debí preguntar.
El director Lee Haven Jones y el escritor Roger Williams construyen un tenebroso misterio con las pueriles rutinas de una velada social... y el resultado es deliciosamente perturbador cuando por fin entendemos lo que está pasando. O al menos esa fue mi percepción porque, como dije, no hay muchas explicaciones para confirmar nuestras teorías. Hablando de teorías, mis respetos por filmar la película en lenguaje galés, repleto de bizarras consonantes y fricativos que probablemente se originaron en el mismo planeta del finlandés y la lengua vasca.
En el papel principal, Annes Elwy ofrece un virtuoso ejemplo de "menos es más", pues con mínimos diálogos debe expresar las emociones que Cadi siente en situaciones incómodas y totalmente ajenas a su experiencia cotidiana; sin embargo hay algo en su mirada que indica un entendimiento más profundo de su entorno. Porque, a fin de cuentas, no importa si son ricos o pobres; todos comparten los mismos defectos de la naturaleza humana.
Me costó trabajo asimilar la ambigua parsimonia de The Feast durante la primera mitad; pero mi paciencia se vio recompensada por un contundente desenlace que complementa su discurso social y satisface con amplio margen la promesa del "horror rural", trascendiendo la superstición para concretarse en los fundamentos de la vida real. El problema no es la riqueza o el poder, sino la erosión de valores que casi siempre incitan.
Calificación: 9

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