Síntomas: Arthur Curry (Jason Momoa) se esfuerza por balancear su vida familiar en tierra firme y sus deberes diplomáticos como Rey de la Atlántida. Sin embargo, un viejo enemigo lo está buscando para saldar una cuenta pendiente... y acaba de descubrir una poderosa arma que lo ayudará a cumplir su venganza.
Diagnóstico: La "marvelización" de DC Comics continúa con Aquaman y el Reino Perdido; y si no lo creen, esperen a ver el final que rinde tributo a una de las más icónicas escenas de Marvel, por no mencionar los créditos con su correspondiente canción de rock clásico. Sin embargo este alejamiento progresivo del criterio establecido hace una década por Christopher Nolan y Zack Snyder no bastó para salvar la franquicia, en vista del fracaso económico de cintas como Black Adam, Shazam! Fury of the Gods y The Flash. Personalmente disfruté en mayor o menor medida esta "evolución" de DC Comics, pero nunca veremos a dónde conduce, ya que Aquaman y el Reino Perdido es la última cinta del viejo régimen de Warner Bros., antes del debut de la nueva etapa dirigida por James Gunn y Peter Safran. Habiendo dicho eso, creo que Aquaman y el Reino Perdido puede disfrutarse individualmente como una exuberante aventura superheroica con los problemas típicos del género, pero con energéticas actuaciones, vibrante imaginación, y la dinámica dirección de James Wan para mantener nuestra atención durante las partes más cansadas de la película. Mas o menos lo mismo que ocurrió con la original Aquaman hace cinco años (!), pero sin el factor sorpresa ni la refrescante sensación de un nuevo comienzo.
Ya basta de contexto. Pasemos a la película misma.
Al principio de Aquaman y el Reino Perdido encontramos a Arthur Curry (Jason Momoa) tratando de conciliar su doble vida como padre de familia y como rey de la Atlántida, adoptando nuevos valores que reflejan su madurez como persona y como líder. Pero cuando un enemigo ataca con las armas de un legendario Reino Perdido, Curry debe formar una alianza con la última persona que hubiera imaginado... lo cual podría representar nuevos peligros para Aquaman y su reino marino.
Entre lo bueno mencionaría la actuación de Jason Momoa, perfectamente confortable con los vaivenes de un mediocre libreto que pasa de drama a comedia sin ritmo ni estructura. Los actores secundarios cobran su cheque sin pena ni gloria, destacando Temuera Morrison, Martin Short (como la voz de Kingfish), y el inmortal Dolph Lundgren, más animado y físicamente entero que en la reciente Expend4bles.
Por su parte, el director James Wan recurre a todas las excusas imaginables para justificar las secuencias de acción que identifican al cine super-heroico, aunque la repetición y falta de originalidad las han convertido en el aspecto más olvidable del género, en mi humilde opinión. Aún así Wan sabe filmar una buena pelea o una persecución emocionante, aunque sea tomando "prestados" conceptos de sus películas favoritas... como una visita al Palacio de Jabba (con todo y banda musical submarina) (por cierto, el pulpo baterista de la primera película regresa en un papel más sustancioso), un recorrido por la Isla Calavera de King Kong, y un tercer acto ubicado en Mordor. No sé dónde termina el homenaje y comienza el plagio, pero al menos hace la cinta más variada y atractiva.
Otro problema recurrente en la filmografía de DC Comics es la calidad de los efectos especiales. El "hardware" del Reino Perdido me pareció fantástico, evocando los diseños de Julio Verne y el arte de E.C. Comics; pero los efectos "humanos" (en particular el cabello digital que flota bajo el agua) se ven tan falsos que nos distraen en escenas importantes. Afortunadamente es una realidad que ya aprendí a aceptar en este tipo de películas, así que no afectó mi opinión.
La cual, como dije al principio, fue generalmente positiva, aunque desmoralizante por su futilidad como epílogo del agonizante Universo de DC Comics. A pesar de eso puedo recomendar Aquaman y el Reino Perdido como una imperfecta experiencia con suficiente acción, humor y pseudo-drama para distraernos durante dos horas de "cine espectáculo" absolutamente desechable; y además, en un nivel más profundo, podemos tomarla como recordatorio de que las modas pasan... y tal vez estamos presenciando el ocaso de los héroes. ¿Cuál será la siguiente moda? Lo ignoro, pero seguramente incluirá a Randall Park.
Calificación: 7
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