Síntomas: En 1969, la NASA recluta a un niño para probar los sistemas que usará la misión Apollo 11 en su histórico viaje a la Luna.
Diagnóstico: ...pero esa no es la historia de Apollo 10½: A Space Age Adventure. De hecho, casi no hay historia. El asunto de la NASA y el niño Stan (Milo Coy) es una simpática excusa (posiblemente alegórica) para conectar la Carrera Espacial con la vida diaria de una familia de clase media en la ciudad de Houston, Texas, a mediados de 1969. En otras palabras: la familia del director Richard Linklater, quien realizó Apollo 10½: A Space Age Adventure como un emotivo relato auto-biográfico dedicado a explorar el "zeitgeist" de aquella época. Y además, Linklater utilizó por tercera vez la técnica de animación por rotoscopio para darle a Apollo 10½: A Space Age Adventure la atmósfera de un entrañable recuerdo infantil, más vivo e idealizado que la fría Realidad Objetiva. Todo lo cual dio como resultado una de mis películas favoritas de este aclamado director (lo cual ya es decir bastante); aunque no sé si funcionará con el público joven que no comparte las mismas memorias del siglo veinte.
Aclaro: mi niñez transcurrió varios años después de la de Linklater; pero las situaciones de Apollo 10½: A Space Age Adventure (disponible en Netflix) fueron suficientemente similares para despertar mi nostalgia e identificarme con el protagonista. Linklater reproduce con extraordinaria fidelidad los detalles del período histórico y las dinámicas de sus personajes, recurriendo a su peculiar habilidad para evocar emociones sinceras con mínimas complicaciones dramáticas.
Hablando de emociones, un ingrediente clave en la receta de Apollo 10½: A Space Age Adventure es la narración de Jack Black, interpretando a Stan en la edad adulta. Aunque nunca aparece en pantalla, Black ofrece una de las mejores actuaciones de su carrera... o al menos la más "normal", ya que no recurre a la maniática energía e hilarantes excesos que el mismo Linklater aprovechó perfectamente en sus previas colaboraciones.
Las demás actuaciones son difíciles de evaluar por sí mismas, pues están íntimamente asociadas al trabajo de los artistas responsables por el "look" animado de la cinta. La técnica rotoscópica (la cual consiste básicamente en dibujar a mano sobre pietaje de actores reales) avanzó considerablemente desde Waking Life y A Scanner Darkly. Algunas etapas del proceso se automatizaron digitalmente; pero aún es necesario el talento humano para preservar la elocuencia de los actores. Lo que se volvió más simple fue la creación de escenarios sintéticos que nos llevan desde un modesto suburbio de Houston hasta la superficie lunar, incluyendo fieles recreaciones (o re-interpretaciones) de las imágenes y eventos que definieron la cultura de 1969.
Los fans de Richard Linklater (como yo) probablemente disfrutarán el casual tono de Apollo 10½: A Space Age Adventure, pues emula las difusas narrativas de obras como Dazed and Confused, Before Sunrise, y Boyhood, donde la espontaneidad de las vivencias cotidianas era más importantes que seguir una rígida estructura narrativa. Y si bien Apollo 10½: A Space Age Adventure parece una aventura infantil, está realmente dirigida a los papás de los niños (o incluso sus abuelos), pues solo ellos compartirán el marco de referencia adecuado para apreciar estas "memorias imaginarias" de Richard Linklater. No es agradable envejecer, pero películas como ésta lo hacen más tolerable.
Calificación: 9
Absolutamente la tengo que ver, acabo de terminar la trilogía antes del amanecer y me confirma por que es uno de los más grandes cineastas vivos.
ReplyDeleteDr. Arturo Pelayo: ¡Ojalá disfrutes esta nueva semi-auto-biografía de Linklater! En lo personal me gustó más que la trilogía "Before", pero solo porque prefiero la nostalgia sobre el romance. Espero sinceramente que no te decepcione. Un abrazo, y feliz semana!
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