Síntomas: Julia Vázquez (Alex Essoe) y sus hijos se mudan a un viejo monasterio en España con la esperanza de remodelarlo y venderlo, pero encuentran fenómenos que solo podrá explicar el sacerdote Gabriele Amorth (Russell Crowe), exorcista oficial del Vaticano.
Diagnóstico: En vista de su sólida filmografía y afinidad por el género fantástico, tenía la esperanza de que el director Julius Avery (Overlord, Samaritan) encontraría nuevos ingredientes para sazonar la añeja receta de la posesión satánica, o al menos ofrecería un enfoque distinto de esa clásica premisa (como hicieron Agnes y Ava's Possessions). Y en cierto modo así fue... pero no sé si las innovaciones implementadas por Avery y su comité de guionistas (inspirados en las experiencias del auténtico Padre Amorth) bastan para redimir El Exorcista del Papa, o solo fueron excusas para mostrar más efectos especiales y excesos histriónicos.
La historia no podría ser más genérica: Julia Vázquez (Alex Essoe) y sus hijos Amy (Laurel Marsden) y Henry (Peter DeSouza-Feighoney) se mudan a un viejo monasterio en Castilla, España, con la intención de remodelar y vender la propiedad; pero liberan algo maligno oculto en las paredes, y comienza una posesión que podría destruir a la familia. Mientras tanto, en el Vaticano, el Padre Gabriele Amorth (Russell Crowe) es amonestado por romper las reglas del exorcismo... ¡pero obtiene resultados! Entonces el Padre Esquibel (sic) (Daniel Zovatto) solicita ayuda para evaluar el caso de la familia Vázquez, y el Padre Amorth llega en su motoneta para investigar si se trata de una genuina posesión, o de una enfermedad mental.
Y así transcurre la primera mitad de El Exorcista del Papa, siguiendo los clichés obligatorios del sub-género: gritos, contorsiones, y conversaciones con el demonio (o lo que sea) donde se revelan secretos dolorosos que ponen a prueba la fe de los sacerdotes. Las actuaciones son buenas (me dio gusto encontrar a Alex Essoe en una película de alto perfil, después de participar en tantas "B-Movies"), y los valores técnicos son excelentes (incluyendo diseño de producción y el perturbador "maquillaje digital"); pero, francamente, me estaba aburriendo con los mismos trucos de siempre. Entonces el Padre Amorth descubre la procedencia del demonio, y la película empieza a mejorar... o al menos se desvía de la rutina lo suficiente para recuperar nuestra atención y planear un absurdo final que me hizo reír, no porque me estuviera burlando de la película (bueno, tal vez un poco), sino por la audacia del director para "volarse la barda" y demostrar que los exorcismos no siempre terminan como dicta la tradición. Y, bueno, cuando empiezan las explosiones corporales reconocí que estaba en presencia de una obra con potencial "de culto", no solo por su desorbitada resolución, sino por la tragicómica actuación de Russell Crowe, conjurando una mágica fusión de Nicolas Cage y Anthony Hopkins que no estoy seguro si fue intencionalmente satírica, o tan ridículamente seria que debemos admirar su convicción.
Sin embargo, como dije al principio, no sé si los exabruptos creativos justifican una recomendación, especialmente para un estreno en cines. Cuando mucho diré que El Exorcista del Papa (mención especial para el legendario Franco Nero por su interpretación de un Papa "old school") podría disfrutarse cuando llegue a video casero como irreverente alternativa de la posesión tradicional, respetando sus temas clásicos, pero con mayor imaginación para retratar la eterna lucha entre el bien y el mal. O entre el entusiasmo de un actor y las órdenes del director.
Calificación: 6.5
No he encontrado suficiente información, pero en los exorcismos reales, si se requiere que el demonio diga su nombre para poder exorcisarlo? O todo esta basado en lo que hacen en la original El Exorcista? Lo mismo sobre el salto en la posesión demoníaca, que es como termina esa película tomando posesión de Max von Sydow? Porque parece que eso hacen.
ReplyDelete