Síntomas: Riley McKendry (Odessa A'zion) y su novio Trevor (Drew Starkey) roban una misteriosa reliquia que los pone en contacto con entidades infernales en busca de almas para torturar, o algo así.
Diagnóstico: Voy a empezar con una blasfemia: después de ver el nuevo reboot Hellraiser (2022), creo que me gustó más Hellraiser: Judgement (2018), la última secuela de la saga original. Claro, en términos prácticos Judgement fue una mediocre película con todas las fallas del horror independiente (actuaciones irregulares, bajo presupuesto, ritmo errático, etc.); pero el libreto ofreció interesantes ideas para extender la mitología en nuevas direcciones que no dependían exclusivamente de "Pinhead" (el personaje interpretado originalmente por Doug Bradley), sino de la exploración de la burocracia infernal, su gradual incursión de la esfera humana, y el frágil balance entre el Bien y el Mal en una sociedad hambrienta de excesos carnales. Nada mal para la décima parte de una saga en peligro de extinción.
Bueno, pues para bien o para mal, alguien decidió "cortar por lo sano" (no muy sano) y reiniciar la historia con ayuda de un talentoso director y suficiente dinero para crear impresionantes secuencias de sangre y horror que superan todo lo realizado en la serie original... al menos desde el punto de vista técnico. Desafortunadamente ahí terminan los aciertos de Hellraiser, y comienza el desfile de malas decisiones que transformaron uno de los más creativos universos del Horror en otro refrito de drama familiar y demonios vengativos. En resumen: lo mismo de siempre, pero con clavos en la cabeza.
Para empezar, Hellraiser (2022) eliminó el subtexto psico-sexual de Hellraiser (1987) y reemplazó sus temas de obsesión y hedonismo por una cansada sub-trama de adicción. La joven Riley McKendry (Odessa A'zion) no ha logrado controlar su drogadicción, y pelea constantemente con su hermano Matt (Brandon Flynn). Entonces, para escapar la tensa situación doméstica, Riley participa en el robo de una bodega perteneciente al millonario Roland Voight (Goran Visnjic)... pero lo único que encuentra es una pequeña caja-acertijo. Y cuando Riley juega con la caja, provoca una tragedia que solo podrá reparar haciendo un trato con la malévola entidad (Jamie Clayton) que le exige más víctimas para cumplir su deseo. Eventualmente Riley se infiltra en la mansión de Voight, y Hellraiser adopta un clásico escenario de "casa embrujada", donde Riley y sus amigos recorren los pasillos de una mansión abandonada mientras tratan de evadir a los "cenobitas" que los persiguen.
El problema más grande de Hellraiser no es esa estructura de cajón, sino la falta de coherencia entre concepto y ejecución. La motivación de Riley no podría ser más genérica. La actuación de Odessa A'zion es buena, pero los personajes son tan antipáticos que cuesta trabajo compartir su desesperación; y los "cenobitas" nunca duplican la majestuosa autoridad de Doug Bradley, quedando como arbitrarios villanos en vez de representar la siniestra clerecía del Infierno mismo. En lo que respecta al "drama", el libreto de Ben Collins y Luke Piotrowski (basados en ideas de David S. Goyer, lo cual explica muchas cosas) vaga sin rumbo durante dos horas, inventando nuevas reglas cuando necesita crear obstáculos, y luego rompiéndolas cuando no sabe resolverlos. El resultado es una cinta difusa y aburrida, a pesar de los esfuerzos del director David Bruckner (The Night House, The Ritual) por crear secuencias de grotesco surrealismo (como los virtuosos minutos finales) que no bastaron para compensar los clichés.
Habiendo dicho eso, es posible que la riqueza visual y el excelso "gore" dejen satisfechos a algunos fans, lo cual no tiene nada de malo. Pero personalmente sentí una gran decepción con esta flojísima reinterpretación de una de mis películas de horror favoritas, sobre todo considerando el calibre del director, y el despliegue de tecnología utilizada para dar vida a los horrores del más allá. Veremos si Hellraiser inicia otra procesión de secuelas directas a video... o si alguna vez se cumple mi pesadilla sueño de ver una fiel adaptación de la novela de Clive Barker "The Scarlet Gospels", la genuina continuación de la historia original. Si tuviera la caja de LeMarchand tal vez podría hacer un trato con alguien para cumplir ese anhelo.
Calificación: 7 (solo por los efectos)
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