Síntomas: Siguiendo la tradición familiar, Sam (Karen Gillan) trabaja como asesina para una misteriosa organización conocida como "La Firma". Entonces algo sale mal en su más reciente trabajo, y La Firma decide eliminarla.
Diagnóstico: No sé cuántas veces he escrito variaciones de esa sinopsis, pero son suficientes para reconocer que "asesino traicionado por sus jefes" ya se convirtió en un cliché tan común como "hombre en busca de venganza" y "criminal sale del retiro".
Lo cual no es intrínsecamente malo. Estas fórmulas son populares porque ofrecen emociones y objetivos pre-fabricados, facilitando el trabajo de guionistas y directores que no tienen que imaginar nuevas situaciones ni gastar tiempo en explicaciones antes de entrar a la acción. Sin embargo, esa estrategia solo funciona cuando los cineastas tienen talento para rebasar los límites de los clichés y establecer su propia visión... como, afortunadamente, fue el caso de Gunpowder Milkshake.
Sí, Gunpowder Milkshake es una historia más sobre una asesina traicionada, con clara influencia de otras películas, desde John Wick hasta los coloridos psico-dramas de Nicolas Winding Refn (por no mencionar el "neo-noir" británico y la oleada de imitaciones tarantinescas). De hecho, Gunpowder Milkshake es como una copia de la copia de la copia... y sin embargo, el director israelí Navot Papushado añadió suficiente carácter y drama para darle una personalidad distintiva, generando entretenimiento de alto impacto que me dejó satisfecho, e incluso con ganas de una secuela, para pasar más tiempo con estos excéntricos personajes.
No hay mucha originalidad en la premisa de Gunpowder Milkshake: una asesina con legendaria habilidad (probablemente heredada de su madre, quien desapareció hace quince años) comete dos errores en rápida sucesión: primero mata a alguien que no debía, y luego deja que sus sentimientos interfieran con su trabajo. Entonces su "agente" (Paul Giamatti) le informa que La Firma decidió eliminarla... y así empieza una desesperada persecución por la ciudad. Pero Sam (Karen Gillan) no solo lucha por su vida, sino por una nueva causa que la inspira a reflexionar sobre el abandono de su madre, al mismo tiempo que la pone en contacto con algunas figuras del pasado.
Gracias a eso Gunpowder Milkshake tiene un subtexto más rico y emocional que la simple supervivencia. Desde el principio sabemos que Sam tiene "mommy issues", lo cual justifica (hasta cierto punto) las decisiones que complican más y más su situación, e involucran a otras personas que deben tomar sus propias decisiones sobre justicia y lealtad. Y todo eso con un travieso sentido del humor que complementa el suspenso y adereza las secuencias de acción (por ejemplo, la pelea en el hospital).
Karen Gillan ya tenía experiencia como "mujer de acción" en el Universo de Marvel (donde interpretó a Nebula, la hija de Thanos), pero Gunpowder Milkshake presenta nuevos retos a su desempeño físico, con peleas dinámicas y brutales que, afortunadamente, no recurren a la micro-edición y confusa "shaky cam" de otras cintas de acción. Y si bien Gillan no está al nivel de Charlize Theron o Gina Carano, creo que tiene potencial para alcanzarlas (otra razón para realizar una secuela).
El resto del elenco es impresionante... pero trágicamente desperdiciado durante gran parte de la película. Claro, Michelle Yeoh, Angela Bassett y Carla Gugino tienen buenos momentos en el tercer acto, pero no fueron suficientes para disipar la sensación de "oportunidad desperdiciada".
Todo lo cual significa que Gunpowder Milkshake no es una cinta perfecta, ni novedosa, ni particularmente emocionante. Pero la conjunción de actores y estilo capturó mi atención, y puedo recomendarla como una adecuada versión femenina de John Wick, no tan buena, pero bastante entretenida. Por cierto, Gunpowder Milkshake se estrenó en Netflix... pero solo en el catálogo norteamericano, así que será necesario un buen VPN para disfrutarla, o esperar a que los Dioses de la Distribución se compadezcan de los países hispanos. Estoy seguro de que Sam no esperaría al capricho de algún oligarca para satisfacer su curiosidad.
Calificación: 8
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