Síntomas: Durante los días finales de la Segunda Guerra Mundial, un viejo minero encuentra oro en los ríos de Laponia, al norte de Finlandia; pero un pelotón de soldados nazis quiere apoderarse del tesoro.
Diagnóstico: No veo mucho cine de Finlandia, pero cuando una película escapa sus fronteras y adquiere distribución internacional, generalmente hay una buena razón. Y, en el caso de Sisu, la razón es su perfecta mezcla de sangre, acción, y un negrísimo sentido del humor que hace más tolerable la crueldad de los villanos... y las inverosímiles proezas del héroe. O anti-héroe.
Todo empieza con el anciano Aatami Korpi (Jorma Tommila) buscando pepitas de oro en la solitaria región de Laponia mientras escucha los estertores de la Segunda Guerra Mundial. Para ese momento los invasores nazis habían sido derrotados, pero aun causaban estragos en su escape de Finlandia hacia países vecinos. Entonces una caravana de soldados alemanes detiene a Korpi y descubre su cargamento de oro... pero afortunadamente el viejo no es tan indefenso como parece.
Y así comienza la batalla entre el minero y la banda de nazis codiciosos y desmoralizados. La acción es brutal, sorpresiva, y deliciosamente sangrienta (punto menos por lo que le ocurre al caballo) (no diré si el perro sobrevive, porque es un factor importante del argumento), empezando con un aceptable nivel de realismo que eventualmente se transforma en hilarante exageración. Y ahí es donde interviene el sentido del humor que mencioné al principio, indicando que no debemos tomar en serio los excesos de Sisu, pero sin diluir la intensidad de una batalla que no es solo por riqueza material, sino por el legado cultural de una nación, por el sufrimiento de una guerra en la que no querían participar, y por el triunfo de la libertad frente a la opresión. En otras palabras, una jugosa dosis de simbolismo ideológico acompañado por tremendas peleas y secuencias de acción que me mantuvieron entretenido de principio a fin (punto extra por la breve duración de la película: noventa minutos plenamente aprovechados, sin rastro alguno de relleno).
En el papel principal, Jorma Tommila (aparentemente una institución en Finlandia) encarna con inflexible convicción al minero que habla poco pero dice mucho con gestos y miradas que cuentan una trágica historia de dolor. Por el lado de los nazis, Aksel Hennie, Jack Doolan y Onni Tommila revelan diferentes aspectos de la deshumanización en el campo de batalla, dirigiendo su odio y frustración contra víctimas indefensas, contra sus propios líderes, y hasta contra la naturaleza misma.
La dirección de Jalmari Helander es fantástica, creando secuencias de grotesca belleza visual y gran impacto visceral (mención especial para el director de fotografía Kjell Lagerroos). Y los efectos especiales son igualmente impresionantes, combinando toda clase de técnicas para crear escenas realistas... pero con un un tenue barniz de surrealismo para complementar las hazañas del protagonista.
Podríamos decir que Sisu es "John Wick geriátrico" (incluyendo al perro en peligro), pero eso no describe adecuadamente el sabor cultural de la película, sus espectaculares escenarios naturales, y el peso de un momento histórico rara vez explorado en el cine bélico tradicional. Solo espero que Sisu gane mayor difusión en su versión original, antes de que algún genio trate de hacer un remake con Liam Neeson o Sylvester Stallone. Aunque no estaría mal uno con Danny Trejo...
Calificación: 9
IMDb
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