Síntomas: La familia Spengler y Gary Grooberson (Paul Rudd) se mudaron a Nueva York para trabajar como "cazafantasmas", pero causan demasiada destrucción y el gobierno quiere clausurarlos. Entonces un terrible espectro escapa de su prisión, y amenaza con destruir la ciudad.
Diagnóstico: Hace un par de años Ghostbusters: Afterlife estableció una sólida "historia de origen" para el nuevo equipo de cazafantasmas que tomaría el lugar de sus ilustres predecesores, combinando humor y curiosidad científica con amplias dosis de "fan service" para los devotos de la franquicia (entre los cuales yo NO me cuento). Y ahora la secuela Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma hace su mejor esfuerzo por reciclar la misma receta... pero ya no se siente tan divertida por dividir su atención entre demasiados personajes, y por recurrir a la misma premisa de "entidad sobrenatural amenaza Nueva York" que ya repitieron en tres películas (estoy contando la menospreciada Ghostbusters del 2016).
Afortunadamente algunos elementos de Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma funcionan mejor que otros, y bastaron para capturar mi atención con drama personal más interesante que la actividad paranormal. Pero aún así el director Gil Kenan (escritor de Afterlife) tiene problemas para justificar tanto relleno que solo "infla" la película y nos distrae de sus mejores sub-tramas.
Entre esas sub-tramas: Phoebe Spengler (Mckenna Grace) es el cerebro del grupo, pero su juventud impide que la tomen en serio, provocando frustración y rencor que motivan algunas malas decisiones. Mientras tanto Ray Stantz (Dan Aykroyd) disfruta su retiro buscando objetos "poseídos"; y cuando investiga la procedencia de una misteriosa esfera metálica descubre que el millonario Winston Zeddemore (Ernie Hudson) fundó un laboratorio para estudiar a los fantasmas y diseñar un mejor método de captura y almacenamiento, pues el viejo depósito de la estación de bomberos está a punto de reventar. O algo así. Finalmente, Callie Spengler (Carrie Coon) y Gary Grooberson (Paul Rudd) tratan de balancear su responsabilidad como cazafantasmas y padres de familia con dos adolescentes rebeldes. Y desde luego hay más personajes y situaciones para complicar la narrativa; pero, como dije, es básicamente una repetición de los mismos errores y aciertos de la saga.
La calidad general de la producción es excelente, incluyendo efectos digitales de notable realismo, sobre todo cuando simulan eventos "prácticos" (como la bolsa de basura poseída); y aunque el diseño de los fantasmas muestra adecuada creatividad, rara vez provocan "terror" con su apariencia y conducta. Esa siempre ha sido mi queja principal sobre Ghostbusters: los fantasmas no asustan, y la comedia no es particularmente graciosa (los únicos que me hicieron reír en esta secuela fueron Patton Oswalt y Kumail Nanjiani). Entonces la única salvación son los actores, su carácter, y las dinámicas que desarrollan... y en ese aspecto, Ghostbusters siempre me ha dejado satisfecho. Pero todo lo demás se convierte en ruido y movimiento que ya vimos demasiadas veces, sin suspenso o novedad. Parece mentira que lo mejor de Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma sea la telenovela juvenil que añade un poco de emoción a un argumento inerte; y también me gustó la nostalgia de la "vieja guardia" interactuando con la nueva generación. Ojalá la acción y los fantasmas fueran capaces de inspirar el mismo interés. Pero, bueno... me conformo con las migajas de sustancia en el malvavisco Stay Puft® lleno de aire.
Calificación: 7
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