Síntomas: Documental sobre las sondas robóticas Spirit y Opportunity, cuya misión de noventa días en el planeta Marte se extendió a varios años.
Diagnóstico: Desde niño me interesa la exploración espacial, y he seguido con mayor o menor atención las misiones de la NASA al planeta Marte; pero debo admitir que mi razón principal para ver el documental Good Night Oppy fueron las espectaculares recreaciones de la superficie marciana realizadas por el estudio de efectos especiales Industrial Light & Magic. Y aunque eso fue lo que más me gustó de la película, todo lo demás merece una recomendación como tributo a los ingenieros, científicos y matemáticos que contribuyeron a una de las misiones más exitosas en la historia de la NASA.
Lo que NO hace Good Night Oppy es enumerar los descubrimientos que hicieron las sondas Spirit y Opportunity en su larga vida. Claro, el documental describe momentos clave que revolucionaron nuestras ideas del Planeta Rojo y su posible pasado semi-acuático; pero para eso hay miles de artículos académicos en Internet. En vez de eso el director Ryan White se enfocó en los humanos detrás de los robots, en sus retos personales, y en las consecuencias de su labor en el futuro de la NASA y del programa espacial. De lo íntimo a lo cósmico, todo puede encontrarse en la historia de estos robots.
Habiendo dicho eso, White mantiene un sobrio balance entre hechos y emoción, evitando que el documental se vuelva demasiado cursi, o demasiado seco. El personal del Jet Propulsion Laboratory vierte su entusiasmo en entrevistas arteramente editadas para crear una narrativa con temas comunes, desde los inesperados peligros de la superficie marciana, hasta el gentil conflicto entre científicos que piden milagros, y los ingenieros encargados de recordarles las limitaciones del mundo real. Finalmente, la narración de Angela Bassett añade personalidad a los comunicados digitales, reportes geológicos, y demás miscelánea tecnológica involucrada en la misión.
Pero, más allá de cifras y fórmulas, Good Night Oppy celebra el indomable espíritu de exploración que inspiró a un grupo de visionarios para lograr lo imposible... o al menos para intentarlo a pesar de todas las cosas que podían salir mal en el largo camino a Marte... figurado y literal.
Tal vez Good Night Oppy (disponible en Prime Video) no permanecerá mucho tiempo en mi memoria, pero fue una experiencia inspiradora y optimista que sirve como perfecto antídoto del fatalismo omnipresente en las noticias y los medios de comunicación. Al menos en Marte no hay políticos. La pregunta es, ¿cómo podemos enviarlos para allá?
Calificación: 8
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