Tuesday, July 23, 2019

Head Count



Síntomas: Los hermanos Evan (Isaac Jay) y Peyton (Cooper Rowe) van al desierto a meditar (o algo así), y encuentran un grupo de jóvenes que rentaron una casa para beber y divertirse. Entonces empiezan a ocurrir extraños fenómenos que crean tensiones dentro del grupo.

Diagnóstico: A veces es preferible encontrar una película terrible de principio a fin, porque al menos ofrece el humor involuntario de malas actuaciones, mediocres efectos especiales, y bajos valores de producción. Pero cuando una película muestra calidad y profesionalismo en todos sus aspectos, resulta más decepcionante toparse con una falla fatal que casi arruina la experiencia entera.
Head Count quizás no llega hasta el punto de "arruinarse" por completo, pero su débil tercer acto ciertamente diluye todo lo bueno que la directora Elle Callahan había conseguido hasta ese momento. Entonces, aunque la cinta ofrece suficiente entretenimiento para recomendarla, debo advertir que el final no está a la altura de su intrigante comienzo.
Entre lo bueno: la premisa de Head Count me pareció ingeniosa y deliciosamente siniestra. Las películas que empiezan con "un grupo de jóvenes viaja a un lugar remoto" casi siempre terminan en clichés que conocemos de memoria. Sin embargo, el guión de Head Count (co-escrito por Callahan y Michael Nader) introduce una innovadora amenaza con potencial de extender el horror más allá de cualquier fórmula "slasher" o "fantasma vengativo". No sé si el argumento se basa en algún mito regional o leyenda folclórica, pero el resultado se siente fresco e impredecible, sobre todo cuando las muertes y la angustia no provienen de las causas tradicionalmente asociadas a este género. Y tampoco hay mucha sangre... Head Count no se apoya en el "gore" para impresionar al espectador, sino en el suspenso y paranoia de una insólita situación que desafía la percepción de los personajes... ¿realmente vieron algo raro, o es tan solo el efecto de las drogas y alcohol que consumen con tanto entusiasmo? Y cuando se revela la verdad, naturalmente, es demasiado tarde.
Las actuaciones me parecieron buenas, aunque algunos actores se sienten blandos y genéricos, afectando el esfuerzo conjunto de un competente reparto. Isaac Jay y Cooper Rowe, en los papeles de Evan y Peyton (respectivamente) encajan en esa descripción de "blandos", pero al menos evocan una relación fraternal realista, con ese balance de afecto e irritación que a veces surge entre hermanos con temperamentos contradictorios.
Dentro del grupo de jóvenes que encuentran en el desierto, solo resaltan los que tienen más tiempo en pantalla (obviamente), o los que sufren destinos particularmente grotescos cuando empieza el horror en forma. No identificaré a los personajes para evitar spoilers, pero los actores que capturaron mi atención incluyen a Ashleigh Morghan, Bevin Bru, y Billy Meade.
Finalmente, las locaciones y cinematografía son excelentes, incluyendo las tomas exteriores nocturnas que casi siempre son el "talón de Aquiles" del cine independiente de terror. Claro, es fácil retratar espectaculares vistas diurnas del Parque Nacional Joshua Tree (con sus imponentes formaciones rocosas), pero es más complicado capturar la soledad y tétrica atmósfera del desierto durante la noche. Afortunadamente el director de fotografía Sean Bagley hizo bien su trabajo a cualquier hora del día.
Y entonces llegamos a lo malo... un final apresurado donde los gritos y la confusión reemplazan el tenso desarrollo de un misterio fascinante y perturbador. Quizás no es un final terrible, pero muy lejano de lo que yo esperaba. En fin... al menos intentaron algo diferente, y lo lograron durante gran parte de la película. Un tropiezo al final no niega las virtudes de un viaje interesante... solo nos recuerda que regresamos a la realidad.
Calificación: 7.5

IMDb

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