Monday, June 29, 2020

Irresistible



Síntomas: El consultor Gary Zimmer (Steve Carell) dirige la campaña política de un granjero en un pequeño pueblo de los Estados Unidos para demostrar que los ideales liberales no son incompatibles con las tradiciones conservadoras de las áreas rurales. Entonces la consultora republicana Faith Brewster (Rose Byrne) decide apoyar al candidato opositor, con caóticos resultados.

Diagnóstico: Jon Stewart empezó como comediante, pero gradualmente se transformó en uno de los comentaristas políticos más populares y respetados de los Estados Unidos. Y ahora, en su segunda película como director (la primera fue Rosewater), Stewart intenta combinar sus finos instintos humorísticos y sus poderes analíticos en una farsa política sobre los problemas de las campañas en los Estados Unidos, la desmedida influencia del dinero en el proceso electoral, y la facilidad con la que pueden manipularse los "hechos" para beneficiar o perjudicar a cualquier candidato, de cualquier partido, en cualquier elección.
Sin duda es un noble propósito, y Stewart sabe expresar ideas complicadas con humor y claridad; igualmente supo reunir un carismático reparto que no teme mostrar el lado negativo de sus respectivos personajes. Sin embargo, a fin de cuentas Irresistible (creo que Stewart usó ese título solo para tener una gráfica impactante al final de al película) se queda corta en todos sus aspectos, y básicamente repite lo mismo que hemos visto en obras más elocuentes, tanto en cine (Our Brand is Crisis, Wag the Dog) como en televisión (Veep, Parks and Recreation). Incluso me atrevería a decir que el violento thriller The Hunt satirizó con mayor agudeza la división ideológica del pueblo norteamericano (y de otros países), así como las consecuencias del fanatismo partidista que nubla la razón y transforma cualquier discusión política en una pelea de egos que nadie puede ganar.
Pero, bueno... si dejamos a un lado el aspecto político (bastante difícil, ya que empapa cada escena de Irresistible) podemos encontrar los ingredientes de un aceptable relato "pez fuera del agua", donde el sofisticado protagonista de la gran ciudad enfrenta las realidades económicas y culturales de un pueblo pequeño donde todo es diferente de lo que está acostumbrado, ya sea la calidad de la red "wi-fi" (no hay), las variedades de café disponibles en su "hotel" (solo una), o el entusiasmo por un nuevo candidato a Alcalde (inexistente). Y aquí es donde Steve Carell se gana su sueldo, haciéndonos reír con un personaje inteligente, pero desinformado; arrogante, pero sensible; y, sobre todo, con el potencial de aceptar valores ajenos a su experiencia personal, en vez de imponer los suyos sin pensar en las consecuencias.
En el papel antagónico, Rose Byrne encuentra humor en la exagerada versión de una cínica directora de campaña dispuesta a cruzar cualquier línea ética o legal para darle el triunfo a su candidato... y, por extensión, a una ideología enfocada en miedo, intolerancia y xenofobia (las parodias de los anuncios políticos me parecieron lo mejor de la película). El libreto (escrito por el mismo Stewart) no le da profundidad alguna al personaje de Faith Brewster, pero Byrne tiene suficiente talento para extraer vulnerabilidad que diluye su maldad. Y también encontramos abundante talento en los inocentes ciudadanos del pueblo de Deerlaken, Wisconsin, incluyendo al gran Chris Cooper en el papel del Coronel Jack Hastings, militar retirado cuyo apasionado discurso a favor de los inmigrantes se volvió una sensación viral, y atrajo la atención de Zimmer; Mackenzie Davis, Topher Grace y Natasha Lyonne como colaboradores en la campaña de Hastings; y Brent Sexton como el Alcalde republicano que solo quiere quedar bien con sus vecinos.
El resultado es una comedia política con sólidos chistes sobre los dos lados del problema; pero también es culpable del mismo elitismo que Stewart pretende satirizar con el personaje de Gary Zimmer. Imagino que fue una decisión intencional para reforzar el punto de la película; y tal vez hubiera funcionado si Irresistible pusiera mayor énfasis en la humanidad de los personajes que en su estridente denuncia del proceso electoral. Desafortunadamente faltó balance y sutileza para evitar una retórica forzada. Demasiado mensaje y poca honestidad; malo en política y peor en el cine.
Calificación: 7 (solo por el dúo dinámico de Steve Carell y Rose Byrne)

IMDb

2 comments:

  1. Un comediante convertido en comentarista político, siguió el mismo camino que tomo John Oliver

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  2. Anónimo: ¡No es coincidencia! John Oliver empezó en el programa de Jon Stewart (The Daily Show), al igual que Samantha Bee y Stephen Colbert, quienes también tienen/tuvieron sus propios programas de comentario político. Y, aunque Steve Carell también trabajó en The Daily Show, parece que tomó la ruta de la comedia "normal". Creo que desde Saturday Night Live no salían tantas "estrellas" de un solo programa. Muchos saludos y feliz semana!

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