Thursday, August 23, 2018

Sequence Break



Síntomas: El joven Oz (Chase Williamson) trabaja restaurando videojuegos antiguos. Entonces recibe un misterioso juego que empieza a alterar su mente, y tal vez hasta la realidad misma.

Diagnóstico: Lo diré desde ahora: Sequence Break es básicamente Videodrome, pero con videojuegos en vez de televisores. Lo cual no me pareció malo.
El director Graham Skipper (más conocido como actor en las cintas The Mind's Eye y Beyond the Gates) rinde tributo al "body horror" de David Cronenberg explorando la línea divisoria entre máquina y humano, así como la simbiosis entre tecnología viviente e individuos tan reprimidos que se comportan como autómatas.
Al menos esa fue mi interpretación de Sequence Break, la cual puede funcionar igualmente como metáfora de la obsesión por los videojuegos, o como advertencia contra las máquinas que controlan nuestras vidas... o como un simple romance "geek" con valiosas lecciones sobre la importancia de separar la realidad de la fantasía. Como quiera que la veamos, Sequence Break es una experiencia audaz e innovadora (bueno, tan innovadora como puede serlo una copia de Videodrome) que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la tecnología en un mundo cada vez más conectado, y al mismo tiempo más impersonal que nunca. O algo así.
Curiosamente, lo mejor de Sequence Break (en mi humilde opinión) no es el horror, ni los efectos especiales, ni el misterio del videojuego maligno, sino el romance entre Oz (Chase Williamson) y Tess (Fabianne Therese), la más realista "geek girl" que he visto jamás, precisamente porque no se parece al estereotipo de "geek girl" que siempre se maneja en cine y televisión. Williamson (Siren) interpreta al clásico nerd socialmente inepto que ni siquiera voltea cuando entra una atractiva mujer a su taller; pero Therese (Starry Eyes) compensa esa apatía con una espontánea energía que nunca se siente forzada ni artificial. Por el contrario, las conversaciones sobre Shigeru Miyamoto, King's Quest y un finado Tamagotchi fluyen con tal naturalidad que resulta imposible no congraciarse con este par de "geeks" hechos el uno para el otro.
Y, desde luego, ese es el momento perfecto para la crisis que podría destruir a la pareja con una psicodélica manipulación de la realidad. Así entramos de lleno al terreno de Cronenberg, donde Oz manipula con malsana sensualidad los controles del juego, y su cerebro empieza a sufrir los estragos de... lo que sea que está ocurriendo. El único que podría tener respuestas (o más preguntas) es el desequilibrado individuo que invade ocasionalmente el taller de reparaciones... ¿será una previa víctima del juego, o un lunático indigente?
En cuanto al mencionado juego, me gustó mucho su diseño de coloridos gráficos vectoriales que sugieren una fusión de Asteroids, Tempest y Star Castle. El "gameplay" es incomprensible, pero los patrones geométricos que forma en la pantalla resultan hipnóticos, como mandalas electrónicas o runas lovecraftianas.
Desafortunadamente los efectos prácticos arruinan un poco la intención "tecno-erótica" del director. En vez del voluptuoso televisor y la perturbadora ranura abdominal de Videodrome, Sequence Break básicamente usa gelatina vertida sobre una motherboard que alguien empuja desde abajo para simular que está respirando. Y, aunque la escena sexual entre Oz y la máquina es apropiadamente grotesca, se nota la procedencia casera de los materiales y las técnicas semi-amateur empleadas en su ejecución.
A fin de cuentas son más importantes las surrealistas ideas del argumento y la honestidad de sus emociones... pero la ausencia de recursos nos recuerda constantemente la humilde procedencia de una B-Movie tan independiente que ni siquiera pueden mostrar gabinetes de videojuegos reales en el taller donde trabaja Oz. Bueno, al principio hay un "cameo" de Galaga, uno de mis juegos favoritos de los ochentas (y uno de los pocos en los que era medianamente bueno)(Los otros eran Frogger y Tempest).
Fue una sorpresa descubrir que, en una película de terror sobre videojuegos poseídos y mutaciones biomecánicas, lo que terminé disfrutando más fue el romance y la dinámica entre los personajes. Pero todo lo demás funciona en mayor o menor medida para ofrecernos una experiencia bastante creativa, un poco confusa, y definitivamente satisfactoria para cualquier adicto a los videojuegos de antaño. Aunque todos sabemos que el auténtico juego diabólico fue "E.T. The Extraterrestrial".
Calificación: 7.5

IMDb

3 comments:

  1. Hola Pablo

    Hablando de Juegos malditos, otra posible influencia para esta película pudo ser la leyenda urbana de Polybius que de seguro debes de haber escuchado

    https://www.youtube.com/watch?v=x4hktqhBpzY

    Saludos

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  2. Me hizo sonreír varias veces tu análisis de esta película. A mi me gustó la cinta y sobre todo llamó mi atención por las referencias a esos antiguos videojuegos Arcades o de consolas que están en nuestra memoria.

    P.D. Curiosamente, esta película fue estrenada en el canal "Pánico" apenas hace unos días.

    John: Nunca había escuchado sobre el Polybius. Interesante. Voy a investigar más sobre eso.

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  3. John: ¡Es verdad! Había olvidado esa leyenda. Y hasta los gráficos se parecen un poco (al menos en la versión apócrifa para PC). La trama de Sequence Break sigue un camino muy distinto, pero definitivamente hay elementos en común. Muchas gracias por mencionarla, y saludos!

    Psico: Gracias por el dato! Me da gusto que Sequence Break esté ganando difusión. Y te aseguro que esos juegos antiguos dominaron gran parte de mi adolescencia ;-) Muchos saludos y suerte!

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