Síntomas: En el mundo salvaje de la "Tierra Hueca", el gorila Kong se siente solo, y además tiene un dolor de muelas. Mientras tanto, en la superficie del planeta, Godzilla combate los "titanes" que ocasionalmente amenazan a la humanidad. Sin embargo ese frágil balance podría romperse cuando la Organización Monarch recibe un mensaje de algo o alguien pidiendo ayuda...
Diagnóstico: En todas las películas del "Monsterverso" (Godzilla, Kong: Skull Island, Godzilla: King of the Monsters y Godzilla vs. Kong) lo que menos me gustó fueron los personajes humanos, siempre ocupados en tediosos e irrelevantes melodramas personales que intentaban darle profundidad al argumento, pero solo nos distraían de la acción que medianamente rescataba estas películas. Afortunadamente el director Adam Wingard por fin perdió el miedo de transformar a los monstruos en los protagonistas indiscutibles de Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio, y el resultado es la entrada más divertida de la franquicia... aunque aún arrastra problemas narrativos que reducen su impacto y dimensión como genuino "cine kaiju".
Wingard y su comité de guionistas construyeron un libreto bien balanceado entre los "titanes" principales y los científicos de la Organización Monarch, dividiendo el gran misterio de la película en tres sub-tramas desarrolladas independientemente, pero lógicamente conectadas hasta culminar en la delirante batalla final que todos estábamos esperando.
La primera sub-trama sigue al gorila Kong en la jungla salvaje bajo la superficie de la Tierra, donde descubre un área inexplorada que oculta tremendas revelaciones para el futuro de Kong mismo y del reino subterráneo. Gracias a la expresividad de las actuaciones digitales y los excelentes efectos visuales de Double Negative y Weta Workshop, podemos "sentir" las emociones del gorila y apreciar la motivación de las criaturas que encuentra en su cruzada personal.
La segunda sub-trama, ubicada en las grandes ciudades de Europa, sigue a Godzilla mientras pelea con titanes invasores; pero el auténtico propósito de su gira europea es acumular energía con algún ambiguo fin. Casi parece que se está preparando para algo grande... ¿qué podrá ser? Esta fue la historia más floja de la película, pero también la más espectacular por las monumentales batallas que evocan el "Período Showa" de Godzilla (las clásicas películas japonesas realizadas en los sesentas y setentas), donde era el guardián de la Tierra, aunque causaba tanta destrucción como sus oponentes. En otras palabras, no conviene pensar demasiado, y simplemente dejar que nuestro niño interno disfrute las peleas por sus propios méritos.
Y así llegamos a la sub-trama humana. La Dra. Ilene Andrews (Rebecca Hall), su hija Jia (Kaylee Hottle), el Dr. Trapper (Dan Stevens), el "podcaster" Bernie Hayes (Brian Tyree Henry), y el piloto Mikael (Alex Ferns) se internan en el mundo subterráneo para buscar el origen de una misteriosa señal que está afectando los sistemas de la Organización Monarch, poniendo en peligro su precario control sobre los titanes. Tampoco es una sub-trama particularmente apasionante, pero forma una agradable simetría con la aventura de Kong, al mismo tiempo que insinúa nuevos horizontes para explorar en futuras secuelas.
Por el lado negativo... no tengo quejas específicas, sino una sensación general de ligereza (literal y metafórica) sobre todos los eventos de la película. Las peleas son ciertamente descomunales, y el "drama" de Kong y los humanos adquiere cierta resonancia emocional... pero todo se siente tan frívolo y desechable que cuesta trabajo mantener el interés durante escena tras escena de acción artificial y locaciones sintéticas. Pero, bueno... como dije al principio, no puedo negar que Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio me pareció muy divertida (aunque no pude evitar un par de bostezos durante la batalla final), y representa una marginal mejoría sobre sus predecesoras. Habiendo dicho todo eso: definitivamente me quedo con Godzilla Minus One. Las imitaciones americanas están mejorando, pero no hay comparación con el genuino artículo japonés.
Calificación: 8.5