Síntomas: En el año 2036, el Teniente Harp (Damson Idris) pilotea "drones" para apoyar a la resistencia ucraniana contra las tropas invasoras rusas. Entonces Harp desobedece órdenes en un momento crítico, y es transferido al frente de batalla para apoyar al Capitán Leo (Anthony Mackie) en una misión humanitaria. Sin embargo, nada es lo que parece... empezando por el Capitán Leo.
Diagnóstico: Uno de los retos más difíciles de la ciencia ficción es imaginar tecnología avanzada para nuestro tiempo, pero razonablemente consistente con la era del relato en cuestión. En el caso de Outside the Wire, me costó trabajo tragar su propuesta del "soldado del futuro", no solo por los extraordinarios avances (hipotéticos) que sería necesario realizar en los siguientes quince años, sino por los factores sociales y políticos que permitirían una situación como la que nos presenta el director Mikael Håfström (Escape Plan). Pero, bueno... no me afectó demasiado porque la trama no se enfoca en la tecnología, sino en la relación entre el Teniente Harp (Damson Idris) y el Capitán Leo (Anthony Mackie), soldados cuyas opuestas perspectivas de la guerra generan tensión y desconfianza durante una misión que parece benevolente, hasta que se transforma en algo más peligroso.
Esa batalla ideológica entre Harp y Leo aporta un interesante subtexto a la acción de Outside the Wire, pero tampoco resulta particularmente innovadora. Como piloto de "drones", Harp desarrolló una actitud analítica que le ayuda a resolver situaciones de alto riesgo por medio de lógica y sentido común; por su parte, Leo colabora con la resistencia ucraniana, enfrentando las horribles consecuencias del "daño colateral", y adoptando una "moralidad gris" que le permite salvar vidas aunque tenga que aceptar alianzas con individuos detestables.
Este contraste alimenta el débil drama de Outside the Wire e inspira flojas emociones durante las secuencias de acción, bien realizadas por derecho propio, pero demasiado similares a los tiroteos callejeros, infiltraciones en edificios abandonados, y similares clichés del combate urbano que hemos visto en incontables thrillers modernos.
La única variación son los soldados mecánicos (conocidos como "gumps") de las fuerzas norteamericanas y rusas, que intervienen ocasionalmente para incrementar el peligro y recordarnos que, en efecto, estamos en el futuro. Me gustó mucho el diseño de los robots; y aunque no tienen mucha relevancia narrativa, su potencial podría extenderse en futuras secuelas... suponiendo que Outside the Wire tenga mucho éxito, lo cual dudo.
Anthony Mackie adopta con gran intensidad (y demasiada "actitud") la mentalidad de un soldado rebelde que rompe las reglas para obtener resultados. Y aunque Damson Idris interpreta un personaje similar, sus actuaciones son muy distintas, lo cual demuestra el talento de ambos actores y la volátil química que comparten. Definitivamente no es una "buddy movie" donde se odian al principio y se aprecian al final, sino algo más complicado... al menos para los estándares del cine de acción.
Finalmente, la dirección del sueco Mikael Håfström no es mala, pero tampoco muestra una particular visión artística... simplemente un adecuado manejo de recursos para cumplir su trabajo y entregar un producto de razonable calidad que será popular durante unos días en Netflix, y se olvidará cuando llegue el siguiente gran estreno. En resumen: "Meh" de principio a fin... pero a veces eso basta para pasar un buen rato enfrente del televisor, teléfono o tableta. Si ésta es la evolución de los "blockbusters", no tengo mucha objeción; al menos no tuve que salir de casa, y siempre existe la esperanza de que la siguiente semana nos traerá algo realmente bueno. O la siguiente semana. O la siguiente.
Calificación: 7
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