Sunday, December 15, 2019

Secretos de Estado (Official Secrets)



Síntomas: En el año 2003, Katharine Gun (Keira Knightley) trabaja en el Cuartel de Comunicación Gubernamental, analizando mensajes interceptados para detectar grupos terroristas en el Reino Unido. Entonces su equipo recibe órdenes de extorsionar a varios delegados de las Naciones Unidas para obligarlos a aprobar la guerra en Irak, y Katharine decide revelar a la prensa británica este abuso de poder, lo cual no solo podría destruir su carrera, sino llevarla a presidio por largo tiempo.

Diagnóstico: En realidad la trama de Secretos de Estado es mucho más complicada, pues detalla la complicidad de Tony Blair, George W. Bush, y múltiples instituciones en ambos lados del Atlántico para justificar una guerra posiblemente ilegal, iniciada bajo falsas pretensiones de defender la paz, cuando todo se reducía al control del petróleo en el Medio Oriente. Son temas bastante secos que se expresan por medio de conversaciones en estacionamientos, casas y oficinas... nada de lo cual obedece los clichés de un moderno thriller de espionaje. Y sin embargo el director Gavin Hood (Eye In the Sky, X-Men Origins: Wolverine) encuentra el volumen exacto del melodrama para mantenernos en suspenso durante casi dos horas, apoyado por un excelente libreto (basado en el libro "The Spy Who Tried to Stop a War", de Marcia y Thomas Mitchell) que nos explica las complejidades de la diplomacia internacional con suficiente claridad para seguir la trama, pero sin sacrificar la gravedad de los eventos que estamos presenciando; y con la ayuda de un brillante elenco que destila la intriga política en intensas emociones para engancharnos en las experiencias de Katharine Gun, de los periodistas que revelaron la noticia, y de los abogados que eventualmente intentaron defenderla de los cargos de espionaje levantados por la Corona de Inglaterra (esto último no es "spoiler", ya que la cinta empieza durante el juicio de Katharine). Por lo tanto, Secretos de Estado me pareció una cinta muy recomendable, de impecable manufactura y potente mensaje sobre la manipulación de la verdad para satisfacer los caprichos de las minorías que pisotean los derechos de las mayorías que juraron defender.
Habiendo dicho eso... al principio de Secretos de Estado no pude evitar la sensación de que Gavin Hood llegó tarde a la fiesta. La primera década del siglo veintiuno generó incontables dramas políticos sobre el conflicto en Irak, las malas decisiones del gobierno norteamericano, y las horribles consecuencias del "complejo militar-industrial" fuera de control, tal como advirtió Eisenhower en 1961. Y ahora, en la víspera del año 2020, ¿vale la pena reciclar las crisis del pasado, cuando hay tantos nuevos problemas en el mundo actual?
La respuesta es: ¿creo que sí? A pesar del inevitable anacronismo, los eventos (reales) que retrata Secretos de Estado conservan su relevancia hoy en día; y el uso inapropiado de información sigue siendo una herramienta clave en el panorama sociopolítico contemporáneo. Además, como dije, Secretos de Estado es una película fascinante por derecho propio, con excelentes actuaciones y lecciones que siguen vigentes... desafortunadamente.
En el papel principal, Keira Knightley es simplemente espectacular, manejando el conflicto moral entre la conciencia de Katharine y todo lo que puede perder en su vida personal. La acompañan Ralph Fiennes como el abogado que organiza su defensa; Matt Smith como el reportero con suficiente fe en sus fuentes para escribir la noticia; y Rhys Ifans como un iracundo investigador inglés en Washington, absolutamente cansado de documentar los tratos sucios entre ambas naciones. Es un ensamble idealmente diseñado para amenizar las "bombas de información" que explotan regularmente en el libreto, un poco obtusas, pero indispensables para comprender la escala de las acciones de Katharine y sus consecuencias políticas. En resumen: una cinta de espías "a la antigua", sin balazos, explosiones literales, ni persecuciones. Solo diálogos y actuaciones que, en mi humilde opinión, son más interesantes que cualquier escena de acción. Y con un Doctor Who retirado para mantener el sentido del humor.
Calificación: 9

IMDb

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