Wednesday, December 25, 2019

Klaus



Síntomas: El joven Jesper Johansson (voz de Jason Schwartzman) creció con todos los privilegios de una familia inmensamente rica, y se volvió una persona inútil y caprichosa. Entonces, para enseñarle un poco de responsabilidad, su padre le ordena trabajar como cartero durante un año en la remota isla de Smeerensburg, donde una guerra entre familias hace imposible realizar ese trabajo. O cualquier otro.

Diagnóstico: ¿Cómo se relaciona el castigo de Jesper con el origen de Santa Claus? De manera bastante ingeniosa, aunque no siempre congruente. Pero, bueno, estamos hablando de una divertida fantasía navideña para toda la familia, así que no seré el "Grinch" que señale los agujeros del libreto (¿nadie trabaja por dinero en este universo?), ni las inconsistencias culturales de la cinta (¿ya existía "How You Like Me Now?" en la era victoriana?), y mucho menos la conveniencia de la crisis artificial que pone en peligro el futuro del protagonista. No voy a señalar nada de eso, porque el humor y perfecto balance emocional de Klaus entibió mi corazón robótico y me hizo disfrutar esta cinta original de Netflix más que cualquier pastiche navideño producido por los grandes estudios de Hollywood.
Klaus es una co-producción anglo-española "filmada" en inglés para incrementar su potencial económico; y creo que dio resultado gracias a la combinación del astuto libreto co-escrito por el director Sergio Pablos (ex-animador de Disney y creador de Despicable Me), y a la excelente selección de voces que respetan el carácter individual de los personajes a pesar de los cambios de actitud requeridos por las descabelladas situaciones de la trama.
Al principio de Klaus, Jason Schwartzman se siente un poco irritante en el papel de Jesper, el "junior" malcriado que no toma nada en serio porque sabe que el dinero de su familia lo sacará de cualquier problema; pero eso es exactamente lo que necesita la historia... un protagonista imperfecto con amplio potencial para evolucionar y rectificar su conducta. Su motivación no es necesariamente buena; sus acciones casi siempre son egoístas; y sin embargo podemos notar escena por escena la transformación positiva que ni siquiera él reconoce. Lo mismo aplica a los demás personajes, incluyendo Alva, la vendedora local de pescado, interpretada por Rashida Jones como una mujer práctica e impaciente que no tiene tiempo para explicarle todo al nuevo cartero del pueblo. Will Sasso y Joan Cusack prestan sus voces a los líderes de las familias locales, atrapados desde hace incontables generaciones en un violento conflicto que no solo divide a la población de Smeerensburg, sino que ha impedido el crecimiento económico, tecnológico y social de la isla. Y el gran J.K. Simmons intepreta a Klaus, el lacónico ermitaño con una tragedia en su pasado. Sus gruñidos y respuestas monosilábicas tienen más elocuencia que cualquier discurso de Jesper. Por cierto, Rashida Jones, Jason Schwartzman y J.K. Simmons son veteranos de Parks and Recreation. Y el personaje de Klaus, un leñador experto en todo, es bastante similar a Ron Swanson. Probablemente sea coincidencia, pero solo quería mencionarlo. Por cierto, Parte II: la voz de J.K. Simmons se parece de vez en cuando a la de John Goodman, lo cual me recordó al Robot Santa de Futurama. Eso sí fue coincidencia, pero me gustó el paralelismo.
Regresando al punto, Klaus me pareció una sólida cinta familiar con maravilloso diseño de arte que combina efectos digitales con la apariencia de la animación tradicional. Y, en el plano narrativo, Klaus ofrece múltiples niveles de significado abiertos a la interpretación de cada espectador. Podríamos tomarla como una denuncia de las divisiones ideológicas que arruinan la convivencia humana; o como una metáfora del conflicto entre tradiciones y progreso que frena el avance de la sociedad. O incluso podría ser una fábula post-moderna sobre la moralidad como condición intrínseca del ser humano, que no requiere un marco religioso para guiar nuestro comportamiento (admito que estoy rascando mucho con esta interpretación). Pero si no estamos de humor para entender "mensajes", podemos simplemente disfrutar el humor e ingenio de Klaus, así como los inesperados eventos detrás de un entrañable ícono navideño; y todo ello retratado con una visión artística que podría consagrar a Klaus como clásico familiar para la temporada navideña. No podría asegurar que la veré de nuevo en la siguiente Navidad, pero sin duda añadiría un poco de variedad a mi sesión anual de Die Hard y Santa Claus Conquers the Martians.
Calificación: 9

IMDb

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