Monday, December 9, 2019

I Lost My Body (J'ai Perdu Mon Corps)



Síntomas: Una mano cercenada despierta en el hospital, y empieza a buscar el cuerpo al que perteneció.

Diagnóstico: Suena como una historia de horror, pero en realidad I Lost My Body es un poema visual sobre el eterno conflicto entre destino y voluntad individual, todo ello envuelto en un romance juvenil para hacer más digerible su mensaje y compleja filosofía. En resumen: una de las mejores películas animadas del año, y un deleite para los sentidos (no solo la vista).
Lo primero que me impresionó en I Lost My Body fue su sensibilidad artística. Solo por medio de la animación sería posible crear la etérea atmósfera que transforma cada escena en una visión onírica, sin sacrificar los principios físicos del mundo real. I Lost My Body parece inicialmente confusa y surrealista, hasta que empezamos a dilucidar las conexiones entre sus dispares elementos, y se revela la motivación de la mano para encontrar su cuerpo perdido.
Para bien o para mal, el "misterio" de la mano se resuelve demasiado rápido, gracias a los "flashbacks" que recuentan los eventos previos a su amputación. Y así es como conocemos a Naoufel (voz de Hakim Faris), un joven repartidor de pizzas en París con una infeliz existencia; pero todo cambia cuando lleva un pedido a un edificio de departamentos, y encuentra una razón para cambiar su vida. Entonces, tomando la iniciativa por primera vez, Naoufel reconoce el poder de su voluntad para desafiar el destino que él consideraba inmutable por culpa de una tragedia en su pasado (ni en Francia se escapan de ese venerable cliché).
La evolución de Naoufel es ciertamente inspiradora, y ofrece por igual momentos introspectivos, graciosos y emotivos. El libreto de Guillaume Laurant (frecuente colaborador de Jean-Pierre Jeunet, lo cual explica el tono general de esta película) mantiene la clásica sobriedad del melodrama europeo que no requiere gestos exagerados para expresar los sentimientos de los protagonistas. Por el contrario, las mesuradas actuaciones (me refiero igualmente a las voces y los dibujos) son más elocuentes por su minimalismo y precisión. Sin embargo, creo que la película funciona mejor cuando el director Jérémy Clapin deja que el "lenguaje" de la mano y el maravilloso diseño de producción se encarguen de contar la historia. La trama de Naoufel sirve para capturar la atención del espectador y establecer un rumbo concreto; pero yo hubiera preferido seguir durante más tiempo la macabra "road movie" de la mano viviente, porque ahí es donde brilla con mayor intensidad la visión del cineasta, y el trabajo de los artistas que colaboraron en la creación de esta joya cinematográfica.
I Lost My Body se estrenó sin mucha fanfarria en Netflix, pero merece la atención del público en busca de experiencias nuevas e inusuales. Cada aspecto de la producción está impecablemente realizado, desde las voces de Hakim Faris, Victoire Du Bois y Patrick d'Assumçao, hasta la música de Dan Levy, por no mencionar varias canciones "pop" francesas que nos transportan de inmediato al contexto cultural del joven protagonista. Frozen II y The Lion King podrán ganar millones, pero creo que I Lost My Body es un logro más significativo porque refleja el potencial de la animación y su evolución como herramienta narrativa. Todo los demás son simples caricaturas.
Calificación: 9

IMDb

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