Friday, October 26, 2018

La Casa con Un Reloj en Sus Paredes (The House With a Clock in Its Walls)



Síntomas: Cuando queda huérfano, el niño Lewis Barnavelt (Owen Vaccaro) se muda con su excéntrico Tío Jonathan (Jack Black) en una vieja mansión con fama de estar embrujada... aunque Lewis descubrirá que los secretos de la casa son aún más extraños.

Diagnóstico: Hay dos razones por las que me interesaba ver La Casa con Un Reloj en Sus Paredes: Jack Black, repitiendo sus bufonerías habituales, aunque con un tono más místico y misterioso; y el director Eli Roth, especialista en películas de terror (recomiendo su serie documental Eli Roth's History of Horror), tomando una inusual desviación por el cine infantil que resultó apropiada para su tétrica sensibilidad.
El experimento no fue particularmente exitoso ni memorable, pero cuenta con elementos ingeniosos y personajes entretenidos que hicieron tolerable está copia barata de Harry Potter, cuyos orígenes literarios se perciben en su torpe estructura narrativa (aclaro: la novela "The House With a Clock in Its Walls", de John Bellairs, se publicó en 1973, pero la manufactura de la película muestra clara influencia del "potterverso"). Tal vez los niños que crecieron con la obra de J.K. Rowling podrán ahora llevar a sus hijos a ver La Casa con Un Reloj en Sus Paredes, y les dirán después: "En mis tiempos la magia se hacía mejor"... así como yo decía: “Neil Gaiman lo hizo primero”. El círculo de la vida continúa
En fin... regresando al punto, La Casa con Un Reloj en Sus Paredes no pasa de ser otra inocua fantasía infantil sobre un niño retraído e inseguro que encuentra confianza en sí mismo por medio de la magia, cometiendo algunos errores durante el camino, ganando amigos, y reconociendo que sus peculiaridades pueden convertirse en virtudes gracias a sus inusuales mentores.
"Mentores", en plural. Además de Jack Black en el papel del Tío Jonathan ("el cisne negro de la familia"), Lewis cuenta con las irreverentes lecciones de la Sra. Zimmerman, nada menos que Cate Blanchett, en el papel de una poderosa bruja que colabora en la búsqueda del "mcguffin" que le da nombre a la película (un reloj mágico con poderes muy peligrosos que alguien ocultó en algún lugar de la mansión).
Todo ese asunto del reloj, la búsqueda, la llave mágica, etc., no me pareció muy interesante, pero funciona como excusa para introducir aparatosos efectos especiales que tal vez mantendrán despiertos a los niños somnolientos por la baja energía de la película y su nulo impacto dramático. Entre más rimbombante es la música, más tediosa es la acción. Le voy a llamar a esa ecuación "el Coeficiente Bay".
En lo personal, lo único que encontré rescatable de La Casa con Un Reloj en Sus Paredes fue la colaboración de Jack Black y Cate Blanchet, cuya inesperada química y contrastante sentido del humor insinúan una mejor película (menos infantil y más tenebrosa) que quizás exista en un universo alterno. Son como Jonathan Strange y Mr. Norrell, pero con menos sátira política y más tensión sexual.
Fuera de eso, La Casa con Un Reloj en Sus Paredes ofrece una experiencia mediocre y rutinaria (incluyendo un confuso desenlace repleto de "deus ex machinas"... más influencia de Rowling) que no recordaré después de terminar este escrito. Pero al menos demostró que Eli Roth es capaz de escapar su nicho cinematográfico y practicar habilidades que no sabíamos que tenía. Sin embargo, habiendo dicho eso... ojalá regrese pronto al horror. Aunque no es infalible, está entre los escasos cineastas con poder comercial y creativo para promover el género por fuera de los estudios Hollywoodenses. Y, además, ahora estaré esperando una auténtica película de terror con Jack Black (I Still Know What You Did Last Summer no cuenta).
Calificación: 6.5

IMDb

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