Wednesday, July 22, 2020

The Beach House



Síntomas: Randall (Noah Le Gros) se dispone a pasar unos días con su novia Emily (Liana Liberato) en la casa de playa de su familia, pero cuando llegan descubren que ya está ocupada por Mitch (Jake Weber) y Jane (Maryann Nagel), viejos amigos de su padre. Y, para empeorar las cosas, hay algo en el ambiente que empieza a afectar el comportamiento de ambas parejas.

Diagnóstico: No es una adaptación oficial, pero creo que The Beach House capturó el espíritu de The Colour Out of Space mejor que la reciente película con Nicolas Cage. Claro, The Beach House no tiene meteorito, ni granja, y ni siquiera un "color" específico para identificar la infección (aunque el director de fotografía Owen Levelle utiliza una paleta policromática para crear un entorno deliciosamente surrealista); sin embargo The Beach House maneja los mismos temas de corrupción orgánica y trastorno mental que hicieron tan memorable aquella famosa historia corta.
Con ese propósito, el director Jeffrey A. Brown escribió un libreto muy simple, pero con suficientes ingredientes para generar una especie de "drama estático" con poca acción, mucho carácter, y un tenebroso misterio cuyo origen no necesitamos conocer para compartir el terror de los personajes.
Cuando Randall y Emily llegan a la casa de la playa, la inesperada presencia de Mitch y June provoca una situación un poco incómoda; pero es una casa grande con espacio para todos, y el cuarteto decide convivir y conocerse mejor a pesar de ciertas tensiones personales; por ejemplo, Emily es una joven ambiciosa y emprendedora, mientras que Randall no tiene planes para el futuro, lo cual está causando fricciones en su relación. Por su parte, Mitch y June enfrentan problemas médicos que obviamente prefieren callar. Y entonces todo se complica con la introducción de una misteriosa sustancia (tal vez proveniente del mar) que transforma a los personajes, primero en su conducta, y después... bueno, de maneras más desagradables.
A pesar de esa descripción, The Beach House no es una obra tradicional de terror. Desde luego tiene suspenso, algunos sangrientos efectos especiales, y una pesadillesca atmósfera que no solo eleva visualmente la película, sino que además refleja la inestabilidad mental de los personajes; pero su lento ritmo y monótona narrativa podrían decepcionar a quienes buscaban una "creature feature" más convencional. Por el contrario, The Beach House se enfoca en el horror inmaterial de la impotencia y desconcierto que sentimos ante una amenaza desconocida, lo cual representa (en mi humilde opinión) la más pura esencia del horror lovecraftiano... no entendemos lo que está pasando, y cuando lo averiguamos ya es demasiado tarde.
El reparto aprovecha ese concepto como amplificador de sus conflictos internos, lo cual es muy útil para añadir el indispensable componente emocional que nos atrapa en la historia, más allá de los adornos visibles. Noah Le Gros (Depraved) y Liana Liberato (Haunt) nos muestran el conflicto de una pareja joven con distintas metas en la vida; y Jake Weber (The Haunting of Molly Hartley) y Maryann Nagel representan afable madurez... aunque ningún simbolismo los salvará de una crisis biológica que no reconoce edades ni posición social (¿suena familiar?)
Por su parte, el director Jeffrey A. Brown aprovecha el minimalismo de la producción para acentuar la claustrofobia de la casa y la soledad de la playa en "temporada baja". Por cierto, la casa no está en algún paraíso tropical, sino en las frías y rocosas costas de Massachusetts... clásico territorio lovecraftiano, lo cual refuerza la hipotética conexión con la obra del autor.
En resumen, The Beach House es una modesta cinta de horror independiente con sólidos valores de producción, buenas actuaciones y efectos especiales esporádicos, pero de buena calidad. Sin embargo su impacto radica en explorar los límites de la conciencia humana y su conexión con el cuerpo que creemos conocer... hasta que es invadido por algo más perturbador que cualquier monstruo o asesino enmascarado del cual no podemos escondernos ni correr.
Calificación: 8

IMDb

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