Wednesday, November 13, 2019
Aniara
Síntomas: La crisis climática dejó la Tierra inhabitable, y la gente que puede pagar emigra a Marte en la enorme nave Aniara. El viaje debería durar tres semanas, pero un accidente los obliga a desviarse de la ruta original, y podrían tardar varios años en llegar a su destino.
Diagnóstico: Una película sueca de ciencia ficción inspirada en un poema de 1956... ¿por qué no? Después de todo, los temas de Aniara son eternos, y se han utilizado repetidamente para explorar el colapso de la civilización y la fragilidad del balance social cuando surgen cambios abruptos en la rutina cotidiana. Desde la clásica novela "The Lord of the Flies", hasta la reciente película Passengers, es fascinante contemplar la evolución (o "de-volución") de la humanidad en situaciones de aislamiento y desesperanza, cuando todo parece perdido, y no existe motivación suficiente para obedecer las reglas normales.
En el caso de Aniara, la crisis es más psicológica que física. La nave Aniara tiene sistemas de filtración y cultivos hidropónicos para alimentar a los pasajeros por tiempo indefinido, lo cual significa que no morirán de hambre. Además, la nave es como una ciudad flotante con todas las comodidades de la Tierra, incluyendo centros comerciales, bares, teatros, y una curiosa tecnología llamada "Mima", capaz de recrear imágenes y sensaciones de la Tierra en la mente de los pasajeros. La oficial Mimaroben (Emelie Jonsson) se encarga de la operación y mantenimiento de este sistema, y al principio no tiene muchos "clientes". Pero cuando el viaje se extiende por causas de fuerza mayor, más y más pasajeros quieren usar a Mima para evadir la realidad y revivir momentos agradables
Afortunadamente no todo es fatalismo. Los directores Pella Kagerman y Hugo Lilja compensan el drama existencial con detalles humorísticos, momentos de gran compasión, y hasta un poco de romance que alivia la soledad de los tripulantes y genera tímido optimismo por su incierto futuro. De hecho, algunos pasajeros opinan que sería mejor vivir en la nave en vez de llegar a Marte, donde las condiciones de vida no serán tan agradables como en este enorme "hotel" espacial. Es una perspectiva válida, pero no todos están de acuerdo.
En el papel de Mimaroben, Emelie Jonsson transmite la responsabilidad de una oficial confiable y dedicada a su deber, aunque a veces olvida su bienestar personal. En papeles secundarios encontramos a Anneli Martini como una astrónoma pesimista (o quizás realista) que se arriesga a decir cosas que nadie quiere admitir; Arvin Kananian como el inflexible Capitán que no quiere romper las reglas; y Bianca Cruzeiro como Isagel, la piloto fría y distante que se aísla de los demás como mecanismo de defensa. Las actuaciones son realistas pero sutiles, con ese sobrio estilo europeo que proyecta las más intensas emociones con mínima expresividad.
Por su parte, los directores Kagerman y Lilja dividen la historia en capítulos que describen los cambios principales a bordo de la Aniara, dejando a nuestra imaginación los procesos graduales que condujeron a ellos. De este modo la cinta funciona como ciencia ficción analítica, o como fábula humanista cuyo mensaje podemos interpretar a nuestro antojo. Quizás la nave representa a la Tierra en camino a la destrucción ecológica; también podría ser una alegoría sobre consumismo; o simplemente un drama romántico en un contexto semi-apocalíptico. Como quieran verla, Aniara me pareció una experiencia profunda y satisfactoria que podría recomendar para fans de la ciencia ficción "seria", fundamentada en ideas en vez de imágenes. Habiendo dicho eso, mi única queja sería que el diseño de producción no se esforzó mucho para unificar el interior de la nave Aniara. Claro, no es una película hollywoodense con presupuesto ilimitado, y obviamente filmaron en sitios reales; pero quizás un poco de "set dressing" hubiera vendido la ilusión de que estamos en una inmensa nave espacial, en vez de prosaicos edificios terrestres. Como sea, el drama y los personajes de Aniara compensan esta limitación, y nos acompañan en un viaje a las regiones más oscuras de la mente humana. Con una posible escala en Marte.
Calificación: 8.5
IMDb
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ReplyDeleteLa nave de la foto parece una tarjeta madre.
ReplyDeleteDr. Arturo Pelayo: Sí, también noté la similitud de las formas, y me puso a pensar. Obviamente prefiero las naves espaciales "aerodinámicas", o al menos con sensación de diseño utilitario (como el Millennium Falcon o Battlestar Galactica), pero la verdad es que la aburrida forma rectangular (o cúbica, como la nave Borg) ofrece una distribución más eficiente del área interior, y hasta podría ayudar a mantener una propulsión uniforme con mayor "delta-v" sin producir estrés en partes delgadas (como los pilones del Enterprise). En resumen: Aniara se ve fea, pero quizás sea la configuración más óptima para largos viajes espaciales. Gracias y saludos!
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