Monday, January 22, 2018

Las Horas Más Oscuras (Darkest Hour)



Síntomas: En 1940, las tropas de Hitler avanzan inexorablemente por Europa, y el Reino Unido teme ser el siguiente país en caer. Entonces el nuevo Primer Ministro, Winston Churchill (Gary Oldman), deberá decidir entre una solución diplomática o la declaración de guerra.

Diagnóstico: No estoy seguro si Las Horas Más Oscuras es una película que se siente como una clase de historia, o viceversa. Lo que puedo asegurar es que incluye increíbles actuaciones, escenas repletas de tensión, y toda la gravedad que corresponde a uno de los momentos clave no solo de la Segunda Guerra Mundial, sino de la Historia moderna. Al mismo tiempo me pareció una cinta lenta, bastante pesada, y más larga de lo necesario, en su esfuerzo por sumergirnos en la psicología del "Bulldog Británico", y simultáneamente crear drama secundario que sale sobrando una vez que comprendemos la enormidad de las decisiones que enfrentó Churchill.
Esto significa que Las Horas Más Oscuras genera ocasional suspenso, pero también invita abundantes bostezos e impacientes miradas al reloj (no podría asegurar que todo el público hacía lo mismo, porque el cine estaba prácticamente vacío). Sin embargo, para aficionados a la historia, estimo que Las Horas Más Oscuras será una fascinante recreación de eventos pocas veces retratados por el cine de la Segunda Guerra Mundial, el cual está casi siempre enfocado en el lado norteamericano del conflicto, o en los más cinemáticos aspectos del combate.
Por el contrario, Las Horas Más Oscuras transcurre principalmente en habitaciones de todo tipo: el dormitorio de Winston Churchill, el despacho del Rey George VI (Ben Mendelsohn), y los claustrofóbicos cuarteles subterráneos del Comité de Guerra, donde casi podemos oler el aire encerrado y el sofocante humo de cigarrillos... por no mencionar el tradicional puro de Churchill (no es eufemismo).
Estas son las escenas que mejor funcionan, gracias a la dirección de Joe Wright (Atonement, Hanna) y al perfecto diseño de producción que enfatiza el contraste entre la inmensidad de los temas discutidos y la humildad de los cuarteles, muy lejanos al cliché del "war room" espacioso y bien iluminado que vemos en las películas norteamericanas.
Pero, desde luego, la principal atracción de Las Horas Más Oscuras es la actuación de Gary Oldman como Winston Churchill, la cual explora los extremos del célebre dignatario, sencillo en algunas ocasiones, arrogante en otras, pero siempre consciente de la posición que el destino le asignó... y de las catastróficas consecuencias que podría acarrear hasta su más pequeño error. Actuando bajo una densa capa de maquillaje prostético (diseñado por Kazuhiro Tsuji), Oldman tal vez no sea idéntico al genuino Churchill, pero podemos olvidar ese detalle gracias a los modismos y lenguaje corporal que se encargan de completar la mágica transformación.
En papeles secundarios encontramos a Kristin Scott-Thomas como Clemmie, la esposa de Churchill, una de las pocas personas que comprendían su compleja personalidad; Ben Mendelsohn como el Rey George VI (el mismo rey que interpretó Colin Firth en The King's Speech), quien confirmó a Churchill como Primer Ministro a pesar de sus profundas dudas sobre su ideología y desempeño; y Lily James como Elizabeth Layton, secretaria personal de Churchill que debe mantener su profesionalismo a pesar de la desesperanza que cada día ve reflejada en su voluble jefe. Todos estos actores contribuyen en mayor o menor medida al complicado tapiz de intereses políticos y conflictos personales que se examinan en Las Horas Más Oscuras... pero la película le pertenece a Gary Oldman, y merece todos los aplausos que seguramente recibirá por este asombroso trabajo.
Entonces, Las Horas Más Oscuras no es una película "de guerra", ni una experiencia divertida, pero su valioso testimonio es indispensable para complementar nuestro entendimiento de los eventos que forjaron el mundo actual, literalmente. También es un extraordinario muestrario de actuaciones, diseño y decorados; y, en el último de los casos, servirá para enseñarnos de dónde salió aquel famoso discurso con el que Iron Maiden comenzaba sus conciertos.
Calificación: 8

IMDb

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