Sunday, January 14, 2018

La Rueda de la Maravilla (Wonder Wheel)



Síntomas: Varios dramas y romances se desarrollan entre los empleados de una feria en Coney Island durante los años cincuentas.

Diagnóstico: El renacimiento creativo de Woody Allen ha producido algunas sobresalientes películas, como Irrational Man y Midnight in Paris, junto con algunos terribles fiascos, como Whatever Works y You Will Meet a Tall Dark Stranger. Y, entre ambos extremos, podemos encontrar películas medianas, con discretos elementos sobresalientes que compensan sus ocasionales problemas. Esta "área gris" incluye, en mi humilde opinión, películas como Café Society, To Rome With Love, y ahora, desafortunadamente, La Rueda de la Maravilla.
El elemento sobresaliente en esta ocasión fue la hipnótica actuación de Kate Winslet en el papel de Ginny, la amargada esposa del vulgar Humpty (Jim Belushi, quien aparentemente se está transformando en John Goodman), atrapada en una sofocante rutina donde su único respiro es un romance ilícito con el salvavidas Mickey (Justin Timberlake... entre menos se diga, mejor). Pero sus esperanzas de felicidad y una nueva vida amenazan con esfumarse con la llegada de la más joven y atractiva Carolina (Juno Temple, desperdiciada), quien trae consigo un secreto que podría poner a todos en peligro.
En cierto modo, La Rueda de la Maravilla me pareció una mezcla de Radio Days (pintoresca familia en la post-guerra) y Blue Jasmine (mujer atormentada por traumas externos e internos), pero sin el humor de la primera ni el incisivo estudio de carácter de la segunda. En resumen: un insulso homenaje a una idealizada década, con personajes poco interesantes y situaciones repetitivas cuyos pesados diálogos no despiertan emoción alguna... excepto curiosidad: ¿quién habrá aprobado el financiamiento de esta película?
Claro, por tratarse de Woody Allen, supongo que mucha gente aclamará La Rueda de la Maravilla por su etérea atmósfera y complejos simbolismos (¿qué demonios representa el niño pirómano? ¿Será una confesión auto-biográfica?) Y desde luego la cinta no está exenta de virtudes técnicas, incluyendo la increíble cinematografía de Vittorio Storaro, los efectos digitales que dan vida a la feria en los muelles de Coney Island, y muchos preciosos detalles nostálgicos que evocan la inocencia de los años cincuentas, contrastando con los sórdidos melodramas de los protagonistas. Pero casi dos horas de "boardwalk" y jazz no bastan para hacer una buena película, sobre todo con un libreto tan afectado y teatral, sin la habitual "chispa" de Allen ni su talento para crear personajes complejos y entrañables.
Nota: Quizás sea buen momento para señalar que estoy ignorando intencionalmente la controversia sobre el comportamiento inapropiado de Woody Allen en su vida personal. En primer lugar, no quiero complicar este escrito con juicios morales (ya son suficientes mis dudosas opiniones "críticas"); y, en segundo lugar, prefiero centrarme en las películas, y no en los artistas. De otro modo, tal vez solo podría escribir sobre las películas de Tom Hanks (¡espero!). Fin del comentario editorial.
Regresando al punto, no estoy seguro si esa virtuosa actuación de Kate Winslet basta para recomendar La Rueda de la Maravilla. Para el caso, hay mejores películas donde podemos apreciar su talento (como The Reader, Revolutionary Road y Divergent)(¡Ja, ja! Es broma esta última). Y para espectadores casuales con curiosidad sobre el trabajo de Woody Allen, sería mejor dirigirlos a las mejores obras del "segundo acto" del cineasta o, mejor aún, a las películas clásicas que lo consagraron como genio en el siglo pasado (entre mis favoritas: Zelig, Crimes and Misdemeanors y Small Time Crooks). De paso, podrán recordar una época más simple, cuando era posible ver la nueva película de un icono de Hollywood sin remordimientos, y sin preguntarnos si estamos financiando con nuestro boleto la impunidad de un depredador sexual.
Definitivamente voy a ver Radio Days para distraerme de esos asuntos.
Calificación: 6.5

IMDb

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