Saturday, December 16, 2017

Detroit: Zona de Conflicto (Detroit)



Síntomas: En Julio de 1967, la creciente desigualdad económica y las tensiones raciales en la ciudad de Detroit explotaron en violentos disturbios y saqueos que solo empeoraron la relación entre blancos y negros.

Diagnóstico: Tengo una teoría sobre Kathryn Bigelow, y espero que no suene como insulto, porque sinceramente me parece una excelente directora cuyo trabajo he admirado desde hace décadas. Sin embargo, desde que ganó el Oscar por The Hurt Locker parece que solo quiere hacer cine "importante", lo cual está alejándola de su auténtica especialidad: B-Movies y thrillers realizados con excepcional precisión y perfecto manejo del suspenso, dando como resultado obras superiores a la suma de sus partes. Algunos ejemplos: Near Dark, una de mis películas de vampiros favorita, donde jamás se menciona la palabra "vampiro"; Point Break, legendaria cinta de acción fundamentada en el "yin y yang" de dos hombres en lados opuestos de la ley; y la futurista Strange Days, donde la tecnología nunca limita la capacidad de Bigelow para crear drama de alta intensidad enfocado en la psicología humana. Vamos, hasta la mediana K-19: The Widowmaker lució el característico control de Bigelow y su diestra mano para balancear carácter y melodrama.
Por eso siento que sus más recientes películas, Zero Dark Thirty y ahora Detroit: Zona de Conflicto han desaprovechado el potencial de esta directora, aunque nos ofrezcan fascinantes exploraciones de eventos con gran relevancia cultural.
En otras palabras: aplaudo la conciencia social de Kathryn Bigelow, pero sus películas "importantes" no me parecen tan disfrutables como sus cintas "populares".
Detroit: Zona de Conflicto es un claro ejemplo de esta teoría. Por un lado, es una desgarradora crónica de injusticia social, retratada con tal crudeza que nos obliga a ponernos en el lugar de los personajes, compartiendo el horror y humillación que muchos ciudadanos inocentes sufrieron a manos de la policía de Detroit, repleta de individuos racistas con obvios conflictos entre su deber como servidores públicos y su odio contra las minorías consideradas "inferiores".
Por otro lado, Detroit: Zona de Conflicto es una película difusa y excesivamente larga, que pierde con frecuencia el foco narrativo y nunca consigue definir su propósito.
No obstante, aún con esos problemas, el mencionado talento de Bigelow está presente en muchas escenas de increíble impacto emocional, con todo el suspenso e intensidad de sus cintas antiguas... aunque sin el respaldo de un libreto conciso, ni personajes dimensionales para darle "alma" a la película.
Esto no impide que los actores sean excelentes en todos los niveles, mostrando múltiples facetas de la población urbana en Detroit con todos sus vicios y virtudes. Bigelow no intenta santificar a las víctimas, ni condenar automáticamente a los agresores. Simplemente se apoya en sus actores para dejar que las acciones hablen por sí mismas. En un reparto con docenas de roles, solo encontraremos unos cuantos rostros famosos (John Boyega, Anthony Mackie y John Krasinski), lo cual incrementa el realismo de las actuaciones y evita prejuicios en la percepción del espectador.
La principal falla de Detroit: Zona de Conflicto (en mi humilde opinión) es que durante gran parte de la película Bigelow salta de aquí para allá, siguiendo múltiples sub-tramas que nunca logran fusionarse en una narrativa congruente. Entonces llega el perturbador segundo acto, que consiste básicamente en una larga y tortuosa secuencia que se vuelve casi repulsiva por la brutalidad de los hechos que nos muestra... y luego el tercer acto retoma la pasividad del principio, en vez de aprovechar las emociones que inspiró para llevarnos a una catarsis satisfactoria, o al menos profundizar en las causas y consecuencias de los eventos mostrados.
Pero, bueno... sobra decir que, incluso con su irregular tonalidad y amorfa estructura, Detroit: Zona de Conflicto es una cinta importante (sin comillas irónicas), y una valiosa lección de historia que, lamentablemente, es más relevante que nunca. Y también conviene advertir que no es una película para entretener, sino para sufrir y reflexionar, con la esperanza de evitar los errores del pasado. O al menos no repetirlos tantas veces como ocurre actualmente.
Calificación: 8

IMDb

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