Sunday, January 5, 2020

El Caso de Richard Jewell (Richard Jewell)



Síntomas: Richard Jewell (Paul Walter Hauser) trabaja como guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, y salva muchas vidas cuando descubre una bomba en las gradas de un evento cultural. Sin embargo, el Agente Shaw (Jon Hamm) del FBI empieza a sospechar que Jewell podría haber puesto la bomba para convertirse en héroe.

Diagnóstico: Estamos acostumbrados a ver películas sobre valerosos reporteros en busca de la verdad, y sobre agentes del FBI protegiendo a la sociedad contra criminales y terroristas. Sin embargo, El Caso de Richard Jewell le da un inesperado giro de ambas fórmulas para explorar lo que puede pasar cuando el abuso de esos poderes (periodístico y judicial) tienen graves consecuencias para personas inocentes.
Y, bueno, tal vez fue coincidencia que el director conservador Clint Eastwood haya filmado esta película justo cuando el Presidente de los Estados Unidos pasa gran parte de su tiempo (cuando no está en el campo de golf) criticando a la prensa y al FBI porque no hacen lo que él quiere. Pero, independientemente de la intención política del director, El Caso de Richard Jewell presenta un sólido ejemplo de abuso de poder que no debería ocurrir bajo ninguna circunstancia.
Desde hace tiempo el director Clint Eastwood enfocó su atención en héroes ambiguos e incomprendidos que son criticados, o incluso castigados, simplemente por cumplir su deber (como vimos, por ejemplo, en American Sniper y Sully). El Caso de Richard Jewell encaja perfectamente en esa definición. En 1996, Richard Jewell fue aclamado por detectar una bomba y salvar muchas vidas; pero luego fue demonizado por los medios de comunicación cuando se reveló que Jewell mismo estaba en la lista de sospechosos. Jewell nunca fue arrestado, y el FBI lo exoneró en poco tiempo... pero el daño ya estaba hecho. Es una historia ideal para Eastwood, con el potencial de lucir el estoicismo del hombre común, y de paso señalar los vicios de instituciones con demasiada influencia en la sociedad.
El Caso de Richard Jewell tiene actuaciones muy buenas, especialmente las de Paul Walter Hauser como el epónimo protagonista, Kathy Bates como su madre Bobi, y Sam Rockwell como el abogado de Jewell. Hauser mantiene un delicado balance entre los ideales de Richard y su tendencia a abusar del escaso poder que tiene como guardia de seguridad. Cierto, solo está siguiendo las reglas, pero todos piensan que podría ser más flexible. Sin embargo, esa rigurosa atención al detalle fue justamente lo que le permitió salvar vidas en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Por su parte, Kathy Bates lleva la mayor carga emocional en el papel de Bobi Jewell, primero orgullosa por la hazaña de su hijo, y luego horrorizada por el comportamiento de los medios de comunicación hambrientos de "ratings". Y Sam Rockwell añade un poco de humor a la terrible solemnidad de la película.
El problema con todo esto, es que Eastwood se queda en el nivel más superficial de los eventos, repitiendo una y otra vez lo que ya entendimos, y transformando a casi todos los personajes en títeres sin profundidad ni definición. Particularmente se nota en los casos del Agente Shaw (Jon Hamm), desesperado por encontrar un culpable, y Kathy Skruggs (Olivia Wilde), la reportera que señaló a Richard como sospechoso bajo investigación del FBI. Eastwood enfoca en estos dos personajes todo su resentimiento contra el FBI y las "fake news", y el resultado es tan forzado y tendencioso que termina arruinando las observaciones válidas que hace la película.
Supongo que Dirty Harry cambió de opinión, y ahora sí quiere autoridades responsables que piensen antes de actuar. Aún así, hay muchas verdades en El Caso de Richard Jewell que conviene recordar; ojalá no se vean opacadas por el berrinche del cineasta.
Calificación: 7.5

IMDb

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