Monday, February 11, 2019
Blindspotting
Síntomas: Con el apoyo de su mejor amigo Miles (Rafael Casal), Collin Hoskins (Daveed Diggs) está a punto de cumplir los términos de su libertad condicional, y será realmente libre. Pero la ciudad de Oakland, California, está llena de situaciones y sorpresas que podrían arruinar su vida, justo cuando estaba a punto de recuperarla.
Diagnóstico: Por coincidencia vi Blindspotting y Green Book durante el mismo fin de semana, y me pareció una perfecta oportunidad para explicar mi apatía por los Oscares y cualquier otro premio cinematográfico.
Blindspotting es un ingenioso y elocuente estudio sobre las tensiones raciales en los Estados Unidos, enfocado en un micro-universo con características muy específicas, pero siempre bajo un amplio contexto emocional que puede entender cualquier espectador. El director y los actores/guionistas nos sumergen en su cultura sin muchas explicaciones, pero nos proporcionan las herramientas necesarias para deducir sus reglas y relaciones.
Por su parte, Green Book comparte esas elevadas aspiraciones de igualdad social; también cuenta con muy buenas actuaciones, y está competentemente dirigida. Pero su estrategia consistió en tomar un evento del pasado y diluirlo hasta eliminar las impurezas que podrían obstruir su desempeño comercial. Lo cual, como dije en la correspondiente crítica, no tiene nada de malo. Ambas películas me gustaron, y cumplen su misión con respeto y dignidad. Sin embargo es indudable que Blindspotting ofrece una propuesta más audaz y creativa, y por lo tanto merece mayor reconocimiento como genuina obra artística que extiende los límites del cine como expresión de ideas que nunca contradicen su función recreativa.
¿Y cuál de las dos cintas está nominada al Oscar? Obviamente la que tiene actores más famosos, y mayor prestigio gracias a la promoción de sus distribuidores. Lo cual confirma, una vez más, que los Oscares (y similares premios) son simples concursos de popularidad donde lo menos importante es la calidad intrínseca del producto. Fin del discurso (que probablemente debí callarme, para empezar).
Blindspotting, entonces, me pareció una sobresaliente película que combina sincero drama con grandes dosis de humor, manifestado a través de pintorescos personajes cuyas experiencias podrán ser únicas en su nicho cultural, pero resuenan en la mente de cualquier espectador que alguna vez se haya sentido aislado de sus semejantes, o en desventaja ante un sistema injusto e irracional... pero al mismo tiempo necesario para mantener alguna semblanza de orden social.
El director Carlos López Estrada incorpora un ritmo y estilo visual que me recordó las primeras obras de Spike Lee, aprovechando la totalidad del repertorio técnico para transmitir su mensaje y crear una experiencia ágil y divertida. Desde la música y cinematografía hasta el excelente uso de locaciones reales en la ciudad de Oakland, cada detalle contribuye a desarrollar una atmósfera de camaradería y amenaza que nos mantiene en suspenso sobre el futuro de los protagonistas, sin opacar el humor y ocasional surrealismo de la trama (la conversación sobre el bote me dejó pasmado).
Sin embargo, creo que el principal valor de Blindspotting reside en el libreto y actuaciones de Daveed Diggs y Rafael Casal, cuyo "bromance" rivaliza la calidez y simpatía de Keegan-Michael Key y Jordan Peele en Keanu; o la del trío de adolescentes en Dope. En otras palabras: el tremendo carisma de Diggs y Casal transforman Blindspotting en una hipnótica experiencia desde la primera escena, y nos invitan a compartir por igual los momentos placenteros de su convivencia, y las dificultades que se interponen en el camino de su felicidad. O al menos de una precaria estabilidad física y mental.
La historia de Blindspotting parece simple, pero se complica con el análisis de los factores que podrían arruinar las vidas de Miles y Collin (como ejemplo, esperen la descripción de la palabra "blindspotting"). Algunos de estos factores son internos y otros externos; algunos involucran temas raciales, mientras que otros son económicos; pero a fin de cuentas todos apuntan a las desigualdades que no ha sido posible abolir en tantos años. Esa combinación de valores humanos y observación social trasciende los detalles geográficos de la historia, y la hacen relevante en cualquier entorno.
Mi única queja sería sobre una escena cerca del final que representa una catártica explosión de emociones, indudablemente apropiada para los temas de la historia, pero presentada en una forma que, en mi humilde opinión, desentona un poco con el carácter de los personajes. Afortunadamente no fue un problema irremediable, y de hecho Blindspotting se recupera de inmediato para llevarnos a un agridulce final que nos deja pensando, sonriendo, y con la satisfacción de una experiencia más rica que la suma de sus partes. Si hubiera visto Blindspotting el año pasado, como mucha gente me recomendó, probablemente estaría entre mis favoritas del 2018. Pero ahora tengo una excelente candidata para la lista del 2019. Ojalá “la Academia” compartiera esa opinión.
Calificación: 9
IMDb
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