Tuesday, October 17, 2017

Landline



Síntomas: En 1995, una familia judío-italiana en Nueva York atraviesa una serie de crisis existenciales que podrían unirlos más, o separarlos para siempre.

Diagnóstico: Obvious Child, la previa película de la directora Gillian Robespierre, me gustó mucho por su convicción ideológica y por la fantástica actuación de Jenny Slate, una comediante que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una sólida actriz capaz de abordar cualquier papel, desde frívolos "invitada de la semana" en sitcoms televisivos, hasta densos estudios de carácter sobre aborto y responsabilidad personal.
Por eso tenía interés en ver Landline, la nueva colaboración de Slate y Robespierre, enfocada en la ficticia vida de la familia Jacobs en Nueva York, cuyos integrantes enfrentan momentos cruciales en sus vidas sin siquiera darse cuenta. Y todo ello enmarcado por la gran ciudad en la década de los noventas, antes de que la tecnología digital usurpara las comunicaciones entre amigos, amantes y familiares.
Afortunadamente ese encanto "retro" es tan solo un adorno (y posible metáfora) que no afecta el realismo de las situaciones planteadas por el libreto de Robespierre y Elisabeth Holm, ni disminuye la intensa humanidad de personajes que no siempre toman las decisiones correctas, ni saben cómo rectificar sus errores. De hecho, esa incertidumbre es lo que impulsa el drama de Landline, invitándonos a evaluar (al mismo tiempo que los personajes) las alternativas que tienen para arreglar sus complicadas vidas.
Claro, "complicadas" en el contexto de "la gente bonita de Nueva York". El padre, Alan Jacobs (John Turturro) escribe "copy" para la enorme agencia publicitaria McCann-Erickson, así que no son pobres, pero tampoco son muy ricos. La hija mayor, Dana (Jenny Slate) está posponiendo su boda con su prometido Ben (Jay Duplass), lo cual exaspera a su madre Pat (Edie Falco). Mientras tanto, la adolescente Ali (Abby Quinn) muestra la rebeldía típica de su edad, y frecuenta amistades que podrían llevarla por caminos muy peligrosos, de donde será difícil retornar.
Esa es toda la historia. Como dije, el punto de la película es explorar el carácter de los personajes y sus reacciones ante las dificultades que surgen a veces por azar, y a veces por su propio egoísmo o estupidez. Y, aunque no todos los problemas se resolverán dichosamente, la familia Jacobs ganará valiosa experiencia que mejorará sus posibilidades de felicidad a largo plazo.
A diferencia de Obvious Child, Jenny Slate no lleva el papel principal, sino que forma parte de un ensamble brillante y bien balanceado, cuyas sub-tramas se entrelazan naturalmente, como ocurre en cualquier familia. John Turturro intepreta al patriarca Alan con el cansancio de una vida de trabajo, aminorado por la satisfacción de un hobby personal para el que, lamentablemente, no tiene mucho talento. Por su parte, Edie Falco nos muestra una madre que reconoció hace mucho tiempo su incapacidad para controlar a sus hijas, pues ella misma manifestó similar rebeldía en su juventud. Jenny Slate revela gradualmente los múltiples niveles de Dana, incluyendo su volátil relación con Ali, la hermana menor que a veces odia, y a veces adora como confidente y apoyo emocional.
Y, claro, el período histórico trae consigo nostálgicos recuerdos que deleitarán a los jóvenes que crecieron en los noventas, desde acertadas canciones (incluyendo 10,000 Maniacs, PJ Harvey y The Breeders), hasta fenómenos culturales como Urkel y "Mad About You".
Pero lo importante no es lo que ocurre afuera, sino adentro de los personajes. Por eso Landline me pareció una excelente "rebanada de vida" con temas universales a pesar de su estrecho nicho histórico y cultural. Y me dejó pensando en el contacto humano que hemos perdido a favor de la comodidad proporcionada por la comunicación digital. A estas alturas suena como cliché, pero sigue siendo una reflexión válida.
Calificación: 9

IMDb

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