Wednesday, October 19, 2016

I Am Not a Serial Killer



Síntomas: Una serie de brutales homicidios sacuden el pequeño pueblo de Clayton, y la policía especula sobre la posible presencia de un asesino serial. Pero John Wayne Cleaver (Max Records), un adolescente callado y antisocial, tiene sus propias teorías sobre los crímenes, aunque sabe que nadie le creerá.

Diagnóstico: I Am Not a Serial Killer cuenta con dos "ganchos" muy ingeniosos que la distinguen de otras modestas cintas sobre asesinos seriales. Pero solo puedo revelar uno de esos ganchos, pues el otro fue una genuina y muy agradable sorpresa que jamás soñaría con arruinar.
John Wayne Cleaver (ja, ja), el protagonista de I Am Not a Serial Killer, vive preocupado porque su perfil psicológico concuerda con el de un asesino serial. De niño cumplió los tres requisitos básicos: piromanía, mojar la cama y crueldad con los animales. Pero ahora, en plena adolescencia, John recibe tratamiento terapéutico del Dr. Neblin (Karl Geary), y juntos hacen todo lo posible para controlar sus impulsos agresivos y evitar el siguiente paso hacia la violencia física. Esa inusual situación se traduce en un protagonista melancólico y torturado por el temor de ceder a sus mortales instintos... lo cual también lo pone en una posición única cuando comienzan los asesinatos en su pueblo. ¿Será posible que sus tendencias le permitan impartir “justicia ciudadana”? Por otro lado, su carencia de empatía tal vez lo haga indiferente al sufrimiento ajeno. Esta cinta no es una representación de un psicópata tan buena como Nightcrawler, pero se aproxima bastante.
Es posible que esta premisa suene como "Dexter Adolescente"; sin embargo I Am Not a Serial Killer me recordó más las cintas de David Lynch (guardando respetuosas distancias, desde luego) donde se explora la corrupción y oscuros secretos ocultos tras la pintoresca fachada de un pueblo pequeño. El estilo analítico de la narrativa, los fríos escenarios invernales, y los excéntricos personajes que rodean a John son parte tan importante de la historia como la turbulencia interna del joven, y enriquecen la película con detalles menores, pero no por ello menos significativos.
Por ejemplo, John vive rodeado de mujeres: su madre April (Laura Fraser) y su tía Margaret (Christina Baldwin) son dueñas de la casa funeraria donde el joven trabaja en su tiempo libre; su hermana Lauren (Anna Sundberg) los visita ocasionalmente, y contribuye al melodrama doméstico que John no comprende por completo debido a su incapacidad para experimentar emociones normales. Y el gran Christopher Lloyd interpreta al Sr. Crowley, el anciano vecino que se ha vuelto mejor amigo de John que cualquiera de sus compañeros escolares, casi todos "bullies" que lo molestan por la inusual ocupación de su familia.
Y cuando aparece ese segundo "gancho", la historia da un giro abrupto que cambia nuestra perspectiva del asesino, y hace más valiosa la sensibilidad sociopática de John... aunque tal vez no será suficiente para salvar su vida y la de las personas que le importan; es cierto que John no tiene emociones tradicionales, pero su conciencia es la diferencia esencial que lo distingue del villano.
En cuanto al "gore", hay algunas escenas sorprendentes y bien realizadas con efectos prácticos apoyados con sutil manipulación digital. Casi nunca vemos las acciones del asesino; solo sus resultados en el frío y antiséptico entorno de la casa funeraria, donde John y su familia preparan los cuerpos para su entierro. Lo cual, de paso, me pareció una apta metáfora de la condición psicológica de John.
El final tal vez estira un poco nuestra credulidad pero, como dije, se mantiene consistente con el marco emocional de la cinta, lo cual garantiza una entusiasta recomendación para I Am Not a Serial Killer. Creo que los fans del horror "indie" apreciarán por igual el estilo visual de la película, las sorpresivas vueltas que da el libreto (adaptado por el director Billy O'Brien de una novela de Dan Wells, lo cual explica el fino detalle de los personajes y la subversiva naturaleza del misterio), y las perfectas actuaciones que, sin titubeo alguno, nos transportan a la perturbadora realidad de un asesino serial que no quiere serlo. O quizás dos. En corto: una experiencia muy satisfactoria para quien busque algo distinto en esta "siniestra" temporada.
Calificación: 8.5

IMDb

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