Monday, June 1, 2015
El Juicio de Viviane Amsalem (Gett)
Síntomas: En la moderna sociedad de Israel, Viviane Amsalem (Ronit Elkabetz) quiere separarse de su esposo Elisha (Simon Abkarian), pero él no lo acepta. Y así empieza un juicio para determinar si el gobierno puede o no autorizar el divorcio.
Diagnóstico: Los individuos e instituciones que promueven los derechos de la mujer realizan una gran labor, pero a veces una simple película como El Juicio de Viviane Amsalem consigue mostrarnos de manera mucho más contundente y memorable lo mucho que aún falta por hacer, sobre todo en regiones del mundo donde las reglas no han cambiado lo suficiente a lo largo de los siglos. Y el hecho de que la cinta consiga esto sin amarillismo ni pesados sermones refleja el talento e inteligencia de los directores Ronit Elkabetz (también la actriz principal) y su hermano Shlomi.
Habiendo dicho eso debo advertir que, a pesar de su noble y universal mensaje, El Juicio de Viviane Amsalem es una película difícil, cuya minimalista estructura y pausado ritmo podría terminar aburriendo incluso a los espectadores que simpatizan con la ideología de la cinta.
La historia se desarrolla exclusivamente dentro de las austeras oficinas de un juzgado en Israel, donde tres sabios rabinos juzgan y dictaminan disputas civiles. En esta ocasión el abogado Carmel Ben Tovim (interpretado por Menashe Noy) solicita la disolución del matrimonio entre Viviane y Elisha, quien aparentemente ha sido un esposo modelo a lo largo de los años. Sin embargo Viviane no tiene derecho a separarse en ausencia de causas concretas (como abuso, adulterio, etc.), y queda a voluntad del marido conceder el divorcio, aún si su esposa lleva años sufriendo un matrimonio infeliz e incompatible. En otras palabras, Viviane es prácticamente una esclava sin derechos ni control sobre su destino.
Y en esto consiste básicamente la película entera. Los meses del juicio se extienden a años mientras ambos lados del conflicto presentan testigos, exponen razones y tratan de convencer a los jueces. Obviamente el proceso es más difícil para Viviane, pues su felicidad y su deseo de libertad marital no parecen ser factores relevantes en los dictámenes legales; la ley está siempre del lado del esposo, mientras que los jueces (todos hombres, desde luego) ni siquiera comprenden la motivación de la mujer. Hasta los testigos convocados por su abogado tienen dificultades para justificar un divorcio cuando ninguno de los motivos "normales" está presente. ¿Por qué Viviane no se queda callada y acepta su papel de esposa devota? Y lo más interesante es que nada de esto proviene de malicia intencional, sino de la combinación de cultura patriarcal con leyes y tradiciones de muy lenta evolución.
El trabajo de los actores es excelente, empleando un reparto de famosos actores israelís que para mi fueron perfectos desconocidos, lo cual hizo más realistas las actuaciones y más fácil asimilar sus personajes como auténticos individuos con interpretaciones muy particulares sobre justicia y espiritualidad.
Aparentemente El Juicio de Viviane Amsalem es la tercera parte de una trilogía, pero creo que no hace falta conocer las obras previas para reconocer los notables aciertos de esta película y apreciar su gran valor cultural e ideológico. Y si de vez en cuando se siente un poco lenta y monótona, podría servir para que el espectador experimente en carne propia una pequeñísima fracción de la frustración de Viviane, haciendo más inmediata la injusticia del sistema que controla su vida. Pero, como quieran tomarla, amerita una recomendación tan solo por sus actuaciones y austera dirección, que no requiere los adornos tradicionales del drama legal para capturar nuestra atención y ponernos a pensar. A pensar en la bendición de la soltería.
Calificación: 8.5
IMDb - Trailer
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