Robin Hood

Síntomas: Después de servir en Las Cruzadas, el joven Robin de Loxley (Taron Egerton) regresa para encontrar sus tierras usurpadas por el corrupto Sheriff de Nottingham (Ben Mendelsohn). Entonces Robin y su mentor John (Jamie Foxx) inician una serie de ataques diseñados para restaurar la justicia en la región.

Diagnóstico: Desde el principio mismo, el narrador de Robin Hood nos sugiere olvidar todo lo que sabemos sobre este popular personaje de la literatura inglesa, lo cual me pareció al mismo tiempo un buen consejo (para evitar comparaciones con tantas otras películas sobre la leyenda de "Robbing Hood"), y un inquietante presagio de los extremos a los que llegó el director Otto Bathurst para hacer su versión más comercial y compatible con los gustos modernos, habituados al frenético ritmo del cine de acción y los estilizados visuales del cine de super héroes. Y, bueno, en vista del fracaso crítico y comercial de la más reciente adaptación de Robin Hood (realizada hace apenas 8 años por Ridley Scott), no puedo culpar a Bathurst por buscar un nuevo estilo que distinga su película de las "épicas históricas" populares en la década pasada.
De hecho, sería más apropiado comparar está nueva mutación de Robin Hood con la reciente King Arthur: Legend of the Sword, ya que igualmente adopta una incongruente combinación de elementos antiguos y modernos para establecer su propia personalidad. Sin embargo King Arthur contó con el talento del director Guy Ritchie para respaldar su ambición narrativa, mientras que Robin Hood no pasa de ser una burda imitación con muchos adornos visuales (traducción: cámara lenta), pero sin sustancia dramática ni impacto emocional. En otras palabras: un típico ejercicio hollywoodense de forma sobre fondo.
Habiendo dicho eso, el ejercicio me pareció ocasionalmente entretenido gracias a sus desvergonzados excesos y al humor que los actores aportan a la hueca narrativa. Taron Egerton (Kingsman: The Secret Service) no es un protagonista particularmente carismático, pero cumple los mínimos requerimientos para convencernos de su heroísmo. Jamie Foxx es el implacable "Little" John, no solo mentor de Robin en el arco y la flecha, sino en justicia social, representando las minorías oprimidas por el expansionismo religioso de las Cruzadas. Lo cual nos lleva a la alegoría política de Ben Mendelsohn en el papel del Sheriff de Nottingham, un líder totalitario que sustenta su poder inventando enemigos para mantener asustada a la población (¿suena familiar?) Finalmente, Eve Hewson (Papillon) tiene el ingrato papel de Lady Marian, ostensiblemente diseñada como mujer fuerte e independiente, pero irremediablemente sujeta a los caprichos de los héroes masculinos. Clásica estrategia de "corrección política" que resulta más perjudicial por su evidente hipocresía.
Y, hablando de trucos, no conviene tomar en serio las descabelladas hazañas de Robin mientras emula los arquetipos del cine de acción contemporáneo. El principio de la película es como una guerra urbana, pero con flechas en vez de rifles de asalto. Más tarde aparecen elementos de "heist movie", romance, y hasta persecuciones automovilísticas... con carruajes y caballos, naturalmente (ojalá hayan usado animales digitales para los "stunts" más peligrosos). No importa qué tan inverosímil sea la acción, su propósito es enganchar al público joven con trucos modernos disfrazados de historia antigua. Y si bien no fue una combinación ideal, creo que cumplió su mercenario propósito, y solo por eso podría darle una escueta recomendación a Robin Hood. No es el Robin Hood que leí en mi infancia, pero puedo aceptar su forzada modernización para mantener viva la leyenda. Es el precio de la inmortalidad literaria, supongo.
Calificación: 7

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