Tuesday, November 25, 2014
Stonehearst Asylum (Eliza Graves)
Síntomas: A fines del siglo diecinueve, el joven doctor Edward Newgate (Jim Sturgess) llega al remoto manicomio Stonehearst para completar sus estudios como "alienista" (como le llamaban a los psiquiatras en aquella época), pero descubre que los extraños métodos del Director Silas Lamb (Ben Kingsley) difieren mucho de lo que aprendió en la universidad. Y la vida de Newgate se complica aún más cuando empieza a enamorarse de la enigmática Eliza Graves (Kate Beckinsale), una de las pacientes más "normales" del asilo, aunque con un siniestro secreto en su pasado.
Diagnóstico: No sé por qué el director Brad Anderson no ha alcanzado mayor reconocimiento y popularidad en el medio cinematográfico. Creo que es un talentoso director, y películas como Session 9, The Machinist y Transsiberian lo respaldan; pero por alguna razón se ha mantenido como figura de culto, trabajando modestamente en televisión y producciones independientes de distribución limitada, que rara vez reciben la atención que merecen. Quizás así lo prefiere el mismo Anderson para conservar su libertad creativa, o tal vez no desea involucrarse en los juegos de Hollywood. Como sea, lo importante es que finalmente se estrenó su más reciente película, Stonehearst Asylum (también conocida como Eliza Graves, título del cuento corto de Edgar Allan Poe que la inspiró), y nuevamente podemos disfrutar su sobrio estilo y elegante dirección, esta vez en un entorno victoriano que explota al máximo la siniestra atmósfera de un hospital y los crueles métodos psiquiátricos del siglo diecinueve.
La trama y ejecución de Stonehearst Asylum evocan el cine de Amicus y Hammer Films realizado en los sesentas, aunque no es realmente una película de terror, sino un thriller psicológico (¿psiquiátrico?) donde compiten los enfoques clínicos de dos médicos empeñados en ayudar a sus pacientes con métodos muy distintos. El joven e idealista Newgate, egresado de Oxford, favorece las técnicas tradicionales, a veces crueles pero necesarias. Por su parte, el Dr. Lamb otorga libertad casi absoluta a los internos, incluso algunos muy peligrosos, pues cree que la curación universal consiste en restaurar la dignidad robada por las horribles condiciones del asilo. ¿Cual de los dos tiene la razón? Para bien o para mal esa interesante disyuntiva pasa a segundo plano cuando una inesperada revelación (no muy sorpresiva para quienes hayan visto cintas como Bedlam o Asylum) altera el rumbo de la trama y neutraliza la batalla ideológica que la impulsaba hasta ese momento. Desafortunadamente esta decisión reduce el potencial de la historia y frena el ritmo de la narrativa, convirtiéndola en algo mucho más previsible y tradicional.
Por esa razón Stonehearst Asylum es la película de Brad Anderson que menos me ha gustado; no la considero mala, pero lo que empezó tan bien se vuelve blando y demasiado "normal", especialmente si la comparamos con el resto de su provocativa filmografía. Aún así hay mucho que admirar, empezando por el elenco que incluye a Michael Caine, Brendan Gleeson y David Thewlis en roles secundarios pero importantes, complementando el excelente trabajo de Jim Sturgess, Kate Beckinsale y Sir Ben Kingsley (se me ocurre que Kingsley debería impartir un "seminario de locura" donde Nicolas Cage y otros actores podrían aprender a expresar absoluto delirio sin perder credibilidad ni dignidad). Los escenarios y locaciones también resaltan por su atención al detalle; y la cinematografía de Tom Yatsko obtiene cálidos colores y profundos claroscuros para evocar los extremos de lucidez y manía de los personajes, cuyo comportamiento ignora la división de "buenos" y "malos" para flotar en el ambiguo espectro de la ética médica.
A fin de cuentas Stonehearst Asylum entretiene dentro de sus rígidos límites, pero su argumento se alarga demasiado y tiende a diluir el impacto de los elementos que funcionan (por no mencionar el chasco de un final cursi y conveniente), así que la recomendaría solo para fans de Brad Anderson y para devotos de Amicus y Hammer que sepan apreciar un estilo arcaico y reposado (casi diría "flemático"), muy distinto al de los thrillers contemporáneos. Por otro lado, aún con tantas reservas, esta cinta resultó mucho más interesante que cualquier obra reciente de terror ubicada en un antiguo manicomio. Esas son auténticas torturas que ya me cansé de soportar.
Calificación: 6.5
Trailer
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