Síntomas: El mago Lorenzo Mancini (Germán Baudino) es el principal sospechoso en el asesinato de una mujer; pero Mancini cree que el culpable podría ser el mismo individuo que mató a su padre treinta años atrás.
Diagnóstico: No soy exactamente fan del cine "giallo" italiano, pero me gusta su estilo visual repleto de colores saturados, anacrónicos trucos de cámara (como zoom y "split-screen"), y sangre, sangre, sangre, tan roja que parecía saltar de la pantalla. Narrativamente el giallo tiende a ser muy elemental, combinando horror y drama policíaco con crímenes que casi siempre tienen un componente sexual. Pero, al igual que el horror "slasher" de los ochentas, el cine giallo posee una identidad tan peculiar y distintiva que es muy fácil parodiarla... lo cual han estado haciendo muchos cineastas en el siglo veintiuno, aprovechando las herramientas digitales del medio, y explotando la nostalgia de viejos como yo que apreciamos las cuestionables virtudes de géneros cinematográficos extintos.
En ese contexto, Abrakadabra (una co-producción argentino-neozelandesa) cumple su propósito de celebrar/satirizar los excesos del cine giallo ("amarillo" en italiano), con una historia simple pero interesante que involucra un lacónico protagonista en busca de redención, y un desfile de sospechosos con ambiguos motivos para destruir su carrera.
Todo empieza con el descubrimiento de una mujer asesinada con "props" mágicos en el teatro donde Lorenzo Mancini (Germán Baudino) prepara su triunfal regreso. El detective a cargo del caso (Gustavo Dalessanro) sospecha de Mancini, pero el mago tiene una buena coartada, pues pasó la noche con su asistente Antonella (María Eugenia Rigón). Entonces se descubren nuevos cadáveres y Mancini decide investigar por su cuenta... antes de que el asesino lo encuentre a él.
Los directores Luciano y Nicolás Onetti muestran su afecto por el cine giallo con un "soggetto" (co-escrito por Carlos Goitia) bien equilibrado entre clichés y elementos relativamente modernos para atraer al público contemporáneo. El entorno "mágico" añade una atmósfera mística y amenazante, que además genera inesperados obstáculos en la misión del protagonista (por ejemplo: Mancini es famoso, y mucha gente lo reconoce durante su investigación amateur). Y desde luego el mago conoce a muchas mujeres que podrían ayudarlo o traicionarlo por las decepciones románticas del pasado. En resumen: un clásico misterio policíaco con la mórbida receta italiana de sexo y violencia que hizo tan popular esta corriente cinematográfica.
Por el lado negativo (aunque esto sería debatible), la trama de Abrakadabra no tiene mucho sentido, y el sorpresivo "twist" final es tan absurdo que no podemos tomarlo en serio. Los diálogos están doblados al inglés con hilarante ineptitud (tal como ocurría con aquellas películas italianas de los setentas), lo cual afecta bastante las actuaciones... pero hasta eso forma parte de los sórdidos placeres del giallo. Las "fallas" reflejan el momento histórico que Abrakadabra intenta reproducir, así que cualquier crítica técnica resulta ilógica.
Comparada con otros pseudo-giallos modernos, Abrakadabra me pareció inferior a The Editor (una inspirada sátira con desbordante imaginación) y The Strange Color of Your Body's Tears (incomprensible, pero con imágenes de espectacular belleza), y más o menos al mismo nivel de Berberian Sound Studio (mejor producida, pero demasiado lenta para duplicar la intensidad del giallo). Además, creo que el "Direttore della Fotografía" Carlos Goitia exageró la corrección de color hasta el punto de cansar la vista. La estética policromática funciona mejor cuando se obtiene por medio de luces (como la secuencia de la escalera), en vez de simples filtros digitales. Pero bueno, como dije: todo es parte de la ilusión, y Abrakadabra aprovecha su exuberante estilo para ocultar las partes más toscas de su manufactura. Clásica estrategia de los magos para desviar la atención del espectador.
Calificación: 7.5
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