Sunday, May 24, 2020

Portrait of a Lady on Fire (Portrait de la Jeune Fille en Feu)



Síntomas: La artista Marianne (Noémie Merlant) se muda a la mansión de una acaudalada familia para pintar el retrato de Héloïse (Adèle Haenel), la hija menor. Entonces se forma entre ellas una relación que cambiará sus vidas.

Diagnóstico: Como he mencionado en varias ocasiones, no me gustan las películas románticas cuando el romance es lo único que las sustenta. No tengo nada personal contra el género... simplemente lo encuentro aburrido, y por eso mis expectativas sobre Portrait of a Lady on Fire eran bastante bajas. Todo indicaba otro melodrama en el estilo de la tediosa Blue is the Warmest Color, pero ubicado en el siglo dieciocho, cuando las reglas sociales eran más estrictas, y la relación entre dos mujeres podía arruinar la reputación (y la fortuna) de familias enteras.
Sin embargo, fue un placer descubrir que Portrait of a Lady on Fire es mucho más que un simple romance, no solo en su argumento formal, sino en la estructura de la película y la brillante manera como la directora Céline Sciamma distribuye la información, creando niveles conceptuales cada vez más complejos, y alterando nuestra percepción de los personajes durante el desarrollo de su relación.
En otras palabras, Portrait of a Lady on Fire utiliza el romance como marco de un análisis psicológico, histórico y cultural más amplio y relevante, lo cual merece una efusiva recomendación... incluso para gente amargada (como yo) que no aprecia el cine romántico, pero reconoce la importancia de historias humanas honestas que desafían los lineamientos comerciales del género.
En los papeles principales, Noémie Merlant y Adèle Haenel dicen con miradas y expresiones todo lo que sus personajes deben callar. Sus diálogos son limitados y hasta triviales, porque todo ocurre en el subtexto, en los detalles de su interacción y, sobre todo, en la conciencia del espectador.
En un papel secundario, pero muy interesante, encontramos a Luàna Bajrami como Sophie, la cocinera y ayudante general de la casa, cuyo drama personal se conecta oblicuamente con la historia principal para mostrar otro aspecto de la represión en la sociedad del siglo dieciocho. Esta sub-trama me pareció aún más relevante para el mensaje de Portrait of a Lady on Fire, y nos permite un atisbo a un mundo secreto creado por la necesidad y mantenido por un espíritu de cooperación y solidaridad que encontré fascinante y conmovedor.
Hablando de espíritu... también podría haber algún tipo de influencia sobrenatural en la película... pero será mejor dejarlo a la interpretación de cada espectador.
Finalmente, haciendo honor al tema artístico de Portrait of a Lady on Fire, la directora de fotografía Claire Mathon transforma cada escena en una pintura con colores, composiciones e iluminación inspirados por los mismos artistas neo-clásicos que probablemente influyeron en el estilo de Marianne. Por cierto, mención especial a Hélène Delmaire, la artista que pintó los cuadros mostrados en la película, incluyendo la obra epónima que despierta los recuerdos de Marianne. Sí, la película es un "flashback", y fue lo único que no me gustó porque prácticamente nos cuenta el final desde el principio. Aunque, para ser justos, la directora también utiliza el formato para rematar la película con un momento mágico que sirve como perfecta conclusión de una historia romántica que no ignora la pragmática realidad del mundo cruel e intolerante. Afortunadamente existe el arte para trascender los obstáculos de la realidad en busca de la verdad.
Calificación: 9.5

IMDb

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