Saturday, February 25, 2017

Silencio (Silence)



Síntomas: En el siglo diecisiete, el cristianismo está severamente castigado en Japón. Sin embargo, los padres jesuitas Rodrigues (Andrew Garfield) y Garupe (Adam Driver) se infiltran en las regiones más peligrosas del país para encontrar al Padre Ferreira (Liam Neeson), su mentor, quien probablemente fue víctima de la persecución religiosa durante su viaje como misionero.

Diagnóstico: Después de veinte años de intentos fallidos, por fin Martin Scorsese logró filmar Silencio (basado en una novela de Shûsaku Endô), una historia que obviamente significa mucho para él... lo cual no necesariamente resonará con igual fuerza en todo el público pues, al tratarse de religión, cada espectador añadirá sus creencias y perspectiva a la ecuación, con resultados muy variables y altamente personales.
Habiendo dicho eso, Silencio me pareció una obra impactante e inteligente, culturalmente relevante y rebosante de valiosas ideas... pero al mismo tiempo auto-indulgente y hasta arrogante. Desde mi punto de vista.
El contexto histórico de Silencio es fascinante, reflejando una época donde la labor de los misioneros expandía el conocimiento de la humanidad, al mismo tiempo que provocaba extenso sufrimiento en ambos lados de la doctrina. Scorsese retrata este ambiguo período sin caer en los excesos de una épica de elevado costo, pero aún así empleando excelente cinematografía (del mexicano Rodrigo Prieto), diseño de producción y decorados para trasladarnos al Japón rural del siglo diecisiete; al mismo tiempo el director define cuidadosamente al carácter de los personajes para expresar de inmediato la intensidad del fervor religioso que los inspira (tanto a misioneros europeos como a gobernantes japoneses), lo cual nos permite comprender sus contradictorios puntos de vista y apreciar las consecuencias a largo plazo de una nueva religión que reta las milenarias tradiciones del budismo.
Las actuaciones están a la altura del material, pero confieso que durante la primera mitad de Silencio estuve pensando que Adam Driver hubiera quedado mejor en el papel protagónico del Padre Rodrígues, pues su intensa presencia haría más elocuente la inquebrantable fe de este hombre. Andrew Garfield no es malo en ese crucial papel, pero lo sentí un poco débil e inseguro, sobre todo durante los extensos monólogos que revelan sus pensamientos. Sin embargo, cuando la fe del Padre Rodrígues se pone realmente a prueba, me di cuenta de que Scorsese eligió a Garfield con toda razón, pues su engañosa "debilidad" incrementa el suspenso y lo hace más vulnerable a los ataques físicos y psicológicos de los inquisidores japoneses que pretenden obligarlo a renunciar su religión.
Del lado de los japoneses tenemos también excelentes actuaciones de Issei Ogata, Tadanobu Asano y Yosuke Kubozuka, quien interpreta a Kichijiro, mi personaje favorito de la película, pues parece ser el único que comprende los beneficios de una "fe pragmática", donde su vida (y la de los demás) vale más que cualquier convicción espiritual. Además, sus cuestionamientos y opiniones sobre el difícil tema de la religión me parecieron el más valioso elemento de la cinta, como si Scorsese hubiera elegido al "judas" para expresar (o clarificar) sus propias dudas cristianas (sobra decir que hizo algo similar hace treinta años con The Last Temptation of Christ).
Y ahora, regresando al comentario de la "auto-indulgencia", conviene advertir que, con casi tres horas de duración, Silencio no es exactamente frívolo entretenimiento de fin de semana, sino una experiencia densa y laboriosa que exige toda nuestra paciencia. Quienes acepten el reto probablemente quedarán satisfechos... siempre y cuando compartan la inmensurable fe de los personajes, o aprecien historias hasta cierto punto anacrónicas, donde las ideas y convicciones escapan nuestra lógica contemporánea.
En resumen: cada espectador decidirá si Silencio es el panfleto religioso más elaborado que hemos visto en mucho tiempo; o una genuina muestra de arte divino inspirado por un poder ignoto y sobrepoderoso. Y en esta ocasión no me refiero a Hollywood.
Calificación: 8.5

IMDb

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