Friday, April 1, 2016
Trumbo
Síntomas: Después de la Gran Depresión de los años veintes, el comunismo parecía una mejor alternativa política para muchos norteamericanos, incluyendo el guionista Dalton Trumbo (Bryan Cranston). Pero a fines de los cuarentas, durante los albores de la Guerra Fría, la opinión pública cambió, y los comunistas fueron perseguidos como enemigos de los Estados Unidos. Y quizás la "cacería de brujas" más perniciosa y popular fue en Hollywood, donde Trumbo y sus amigos sufrieron mucho por defender su ideología.
Diagnóstico: Las "audiencias de McCarthy" son consideradas hoy como uno de los más vergonzosos pasajes en la historia reciente de los Estados Unidos; y aunque ya se habían retratado en numerosos documentales y películas (algunos ejemplos: Guilty By Suspicion, Good Night, and Good Luck y The Hollywood Ten), Trumbo se distingue por su astuta combinación de ficción y hechos reales, y por la ambición de contar una historia más compleja que trasciende su simple nicho biográfico.
Sin embargo no todo fue positivo. La primera mitad de Trumbo se siente seca e impersonal, ignorando las necesidades del flujo narrativo y la caracterización, a cambio de establecer el marco histórico de la cacería de comunistas en los años cuarentas y cincuentas, así como la eventual creación de la "lista negra" que dejó a cientos de personas sin trabajo, no solo en la industria cinematográfica, sino en todos los niveles sociales. El director Jay Roach y el guionista John McNamara (¡veterano de The Adventures of Brisco County Jr.!) tienen que resumir muchas cosas en poco tiempo, de modo que nos bombardean con personajes, situaciones y relaciones algo confusas. Claro, con el paso de las escenas se empieza a dibujar el contexto apropiado para que el espectador ate los cabos sueltos, pero esos cuarenta minutos iniciales se sienten como un examen de historia para el que no estudiamos. Incluso con algunos conocimientos sobre la "época de oro" de Hollywood (gracias a tantas películas que vi de niño con mi abuelo, en televisión o en el cine Bella Época) me sentí un poco perdido mientras asimilaba tanta información.
Por suerte Trumbo mejora considerablemente durante su segunda mitad, cuando el drama se centra de lleno en Dalton Trumbo, su vida familiar y el ingenioso plan que diseñó para contra-atacar a sus enemigos en el gobierno. También aquí surgen más oportunidades de lucir al brillante elenco, empezando desde luego por Bryan Cranston en el papel protagónico. Su interpretación de Dalton Trumbo me pareció espectacular, minuciosa en sus detalles y profunda en emociones, con una gradual transformación física que, afortunadamente, no distrae de la historia (como ha ocurrido en otras cintas con actores artificialmente envejecidos). Diane Lane interpreta a su tolerante esposa Cleo, mientras que Madison Wolfe y Elle Fanning se complementan muy bien representando a la hija Nicola, en su fase de niña y adolescente (respectivamente).
La parte doméstica de la vida de Trumbo es importante, pero no se compara con la intriga y melodrama laboral, que incluye a grandes figuras del Hollywood clásico. Me abstendré de mencionarlos porque parte del encanto consiste en descubrir los inesperados individuos que participaron en estos juicios (ya sea apoyando a sus compañeros comunistas, o "nombrando nombres" para escapar la censura gubernamental y corporativa). Solo diré que mi favorito fue John Goodman como "Frank King" (probablemente inspirado por Murray Lerner), excéntrico productor de "B-Movies" que comprende con despiadado pragmatismo el gran secreto del cine.
Lo cual me lleva a la curiosa mezcla de realidad y ficción que mencioné al principio. Algunos críticos han acusado a Trumbo de manipular los "hechos reales", jugar con la cronología y atenuar la malicia o virtud de algunos personajes; por ejemplo, la reportera de espectáculos Hedda Hopper (algo así como la "Perez Hilton" de los cincuentas), interpretada por Helen Mirren como villana unidimensional sin aparente motivo para su feroz antagonismo contra el partido comunista. Sin embargo a mi no me molestaron las amplias "licencias históricas" que Roach se toma, pues creo que la mayor enseñanza de Trumbo no radica en su (cuestionable) defensa de un arcaico y fallido movimiento político, sino en recordarnos que la persecución de ideales sigue siendo un peligro en esta o cualquier década. En los cuarentas y cincuentas fue el comunismo; hoy es la religión, la preferencia sexual, o hasta la creencia en el calentamiento global (mi profecía para segregación en el futuro: la existencia de Sasquatch). Entonces, incluso si el argumento de Trumbo tropieza ocasionalmente y tarda mucho en cobrar vida, su mensaje es más importante que nunca: si van a contratar un actor para interpretar a John Wayne, al menos encuentren uno que se parezca más. O algo así. No soy experto en política.
Calificación: 8.5
IMDb
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