Friday, November 6, 2020

Uncle Peckerhead



Síntomas: La banda punk DUH planea una gira para promover su primer "demo", pero su vehículo es confiscado por falta de pagos. Entonces encuentran un amable anciano llamado Peckerhead (David Littleton), quien les ofrece su camioneta y sus servicios como "roadie"... pero el viaje se complica cuando descubren que Peckerhead no es lo que parece.

Diagnóstico: Podríamos ubicar Uncle Peckerhead en la categoría de "horror musical", aunque en esta ocasión el punk sirve tan solo como marco cultural de la extraña situación que enfrentan Judy (Chet Siegel), Max (Jeff Riddle) y Mel (Ruby McCollister), los integrantes de la banda DUH. Sin dinero, sin casa, ni automóvil, su última esperanza es realizar una gira y quizás obtener un contrato de grabación. Por eso aceptan el ofrecimiento del Tío Peckerhead (David Littleton), un indigente que vive en su camioneta, y les ofrece manejar y servir como ayudante (o "roadie") durante el "tour" de la banda. A pesar de las bizarras circunstancias, la gira comienza bastante bien... hasta que descubren que Peckerhead se transforma a medianoche en un demonio hambriento de carne humana. Pero el resto del tiempo es un hombre amable y servicial que realmente los ayuda, no solo como conductor, sino vendiendo camisetas, animando al público durante los conciertos... y eliminando promotores corruptos que no cumplen sus promesas financieras. ¿Podrán los jóvenes de DUH vivir con estos asesinatos en su conciencia, a cambio de obtener el éxito que soñaron?
El conflicto interno de la banda representa el eje dramático de la cinta, apoyado por la excelente química de un reparto que incluye a Chet Siegel en el papel de Judy, bajista y cantante de DUH, que también funge como agente, organizadora y conciencia del grupo. Su optimismo es contagioso, y su convicción para salir adelante parece inquebrantable... hasta que "Peck" empieza a matar. Jeff Riddle interpreta a Max, el guitarrista inocente que acepta la ayuda de Peckerhead sin considerar las consecuencias morales (o legales) de sus transformaciones nocturnas. Y Ruby McCollister interpreta a la baterista Mel, cuyo cínico pragmatismo (¿o será apatía?) simplemente acepta los hechos como son, porque nada importa en la vida.
Sin embargo, la actuación que unifica la película corresponde a David Littleton como Peckerhead, un afable vagabundo cuya grave condición no ha afectado su calidez humana. En algunos momentos me recordó al finado Sid Haig, con esa misma combinación de ternura y amenaza en su mirada... lo cual digo como un gran halago, desde luego.
El director/productor/escritor/editor/compositor/ Matthew John Lawrence creó una historia con múltiples niveles donde nada es lo que aparenta. Los integrantes de DUH no siguen los estereotipos de la cultura punk; el "monstruo" es simpático y gentil; y aunque la muerte parece un castigo extremo, no podemos decir que las víctimas de Peck sean realmente inocentes.
En cuanto a los "niveles" que mencioné hace un momento, podríamos tomar la naturaleza bipolar de Peck como metáfora de la creatividad autodestructiva que ha clamado tantas vidas en la música popular; y la disyuntiva ética de Judy simboliza el sacrificio de los ideales a cambio del éxito económico. Todo eso está retratado con un estilo visual limpio y atractivo que disimula (en lo posible) el micro-presupuesto de la cinta.
Finalmente, los números musicales de Uncle Peckerhead no fueron tan frecuentes como yo esperaba, pero inyectan energía cuando vemos a DUH en concierto, y nos contagian la pasión de estos tímidos jóvenes que parecen más "geeks" que integrantes de una banda punk. Hasta me gustaron las canciones de Dominion Rising, sus principales rivales que siempre intentan humillarlos o robarles "tocadas".
Uncle Peckerhead sufre algunos problemas comunes en el horror independiente, pero las actuaciones, libreto y dirección trascienden su humilde nicho, ofreciendo una fábula punk con la proporción exacta de humor y sangre (y música) para entretener a los fans del género, y hacer algunos comentarios sobre la industria musical, donde prácticamente hay que vender el alma al Diablo para salir adelante. O, en este caso, tan solo ignorar los asesinatos cometidos por un demonio caníbal. Estoy seguro de que Jello Biafra hizo cosas peores.
Calificación: 8

IMDb

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