Thursday, February 28, 2019
Aterrados
Síntomas: Después de una tragedia en el hogar de la familia Blumetti, tres expertos en asuntos paranormales realizan una investigación con resultados inesperados. Y mortales.
Diagnóstico: En muchas ocasiones he dicho que una buena película de terror debe funcionar primero como drama. Sin embargo, la cinta argentina Aterrados confirma nuevamente que no sé de lo que estoy hablando.
Aterrados carece de estructura dramática; la caracterización es casi inexistente; y la historia es tan simple como cualquier episodio de Ghost Hunters. Sin embargo, bajo la diestra mano del director/escritor Demián Rugna, Aterrados hace exactamente lo que promete, sin relleno alguno ni melodrama que nos distraiga del delicioso horror inspirado por sus grotescas escenas y creativas manifestaciones paranormales. En resumen: una muy recomendable experiencia para fanáticos del género (como yo), quizás un poco superficial, pero muy entretenida y satisfactoria. Y ciertamente terrorífica.
Aterrados comienza con una secuencia impactante que establece el tono de la cinta y el nivel de suspenso que sentiremos hasta la escena final. La historia no es complicada, pero incorpora ingeniosos detalles que nos mantienen a la expectativa, y al mismo tiempo generan una atmósfera de amenaza inminente que compartimos con los personajes.
Será difícil continuar los halagos sin revelar las sorpresas que nos reserva Aterrados; baste decir que Rugna y su increíble equipo técnico crearon un entorno perfectamente mundano (un vecindario de clase media), donde el horror aparece donde menos esperamos... y a veces aparece exactamente donde esperamos, pero en una forma rara vez manejada por el horror convencional. Ejemplo: el niño. Fue un placer presenciar una escena tan perturbadora en su concepto y ejecución, que no necesita recurrir a los trucos del horror moderno para sacudir la percepción del espectador. Y, como esa, existen múltiples escenas en Aterrados, donde lo viejo parece nuevo y lo normal se vuelve aberrante.
Los actores aportan genuina intensidad a sus respectivos papeles, llenando con su talento los huecos que deja el libreto (quizás intencionalmente), y dibujando los rasgos básicos que definen su personalidad. Maxi Ghione es el Comisario Funes, dudoso de los eventos que lo rodean, pero con suficiente experiencia en el trabajo policíaco para confiar en sus sentidos. Agustín Rittano y Natalia Señoriales son la pareja que escucha extraños ruidos en la cocina; y Demián Salomón interpreta a Walter, su vecino, con sus propios problemas difíciles de explicar. Finalmente, Norberto Gonzalo, Elvira Onetto y George Lewis forman el trío de investigadores con fascinantes teorías sobre el origen de los fenómenos, cada uno con su respectiva metodología, y todos compartiendo el entusiasmo de pioneros científicos.
Los efectos especiales son excelentes, combinando técnicas tradicionales con manipulación digital para amplificar su impacto y crear imágenes realmente inolvidables. No me extrañaría verlas muy pronto plagiadas en producciones norteamericanas, porque Aterrados es demasiado buena para ser ignorada... y Hollywood siempre prefiere copiar en vez de imaginar sus propias pesadillas.
Pero, bueno... mientras eso ocurre, recomiendo con entusiasmo Aterrados, disponible en Netflix, y perfecta para un maratón nocturno de terror en español junto con Verónica y El Habitante. Nunca pensé que podría usar esa frase; casi me inspira optimismo en el futuro del horror hispanohablante.
Calificación: 9
IMDb
Wednesday, February 27, 2019
Lords of Chaos
Síntomas: A mediados de los ochentas, el joven Øystein "Euronymous" Aarseth (Rory Culkin) inició el movimiento de "auténtico metal noruego" como protesta contra las bandas europeas; pero su extrema ideología y nihilista actitud tendrán consecuencias fatales para algunos de sus seguidores.
Diagnóstico: Debo confesar que en los ochentas yo también pertenecía a la cultura del "heavy metal". Desde luego no era tan radical como los personajes de Lords of Chaos... pero suficientemente similar para reconocer la línea divisoria entre "imagen inofensiva" y "nocivo estilo de vida". En otras palabras, yo era un "poser" declarado. Pero aún así conservo buenos recuerdos, y Lords of Chaos me hizo agradecer que nunca tomé muy en serio aquella faceta de mi adolescencia. Fin del párrafo nostálgico.
A pesar de su estrecho nicho histórico y cultural, el mensaje de Lords of Chaos es relevante para nuestro presente: hay lugar para todo tipo de ideologías, siempre y cuando eviten el extremismo que pisotea los derechos de los demás. Ya sea que tales derechos incluyan escuchar a Scorpions, ir a la iglesia, o simplemente vivir sin temor a ser acuchillado por un patán que ya perdió toda noción de realidad y fantasía.
Y todo comienza en 1987, cuando Øystein "Euronymous" Aarseth (Rory Culkin) funda la banda Mayhem con su propio estilo de "metal noruego", más brutal, más profano, y con absoluto desprecio por la religión y las reglas de la sociedad. Al principio parece una excusa para hacer ruido, emborracharse e impresionar chicas. Pero su círculo de seguidores se extiende gradualmente hasta atraer psicópatas sin nada que perder... y ahí es donde empiezan los problemas.
El director Jonas Åkerlund está en una posición única para contar esta historia (inspirada por hechos reales, pero no necesariamente fiel a la realidad), pues participó en la explosión del metal europeo como baterista del seminal grupo Bathory, antes de convertirse en un reconocido director de cine y videos musicales (apenas hace unas semanas se estrenó en Netflix su divertida cinta de acción Polar). Esto significa que Åkerlund comprende las sutilezas de esta cultura, y nunca se burla del estilo de vida "metalero", ni acusa a la música de corromper a la juventud, y tampoco emite juicios arbitrarios sobre su valor artístico. Simplemente muestra lo que ocurre cuando alguien lleva sus creencias hasta niveles enfermizos, con un resultado de violencia y vidas arruinadas. Lo mismo podría ocurrir en el pop o en la música country. En resumen: Åkerlund realizó un sobresaliente análisis sociológico con pleno conocimiento de causa, e impecable reputación que respalda su perspectiva personal. Es como si Roger Taylor hubiera dirigido Bohemian Rhapsody.
Rory Culkin es apropiadamente enigmático como Øystein Aarseth, líder autodidacta con suficiente carisma para promover su manifiesto musical; aunque nunca estamos seguros si solo quiere impresionar a sus amigos, o si realmente cree lo que propone. Creo que ni siquiera él estaba seguro, lo cual expresa Culkin con maravillosa ambigüedad. Jack Kilmer tiene el papel de Pelle "Dead" Olmin, el cantante obsesionado con la muerte (en este caso no hay duda alguna sobre su dedicación a los principios del "metal noruego"). Y Emory Cohen interpreta a Kristian "Varg" Vikernes, fanático de Mayhem que se infiltra gradualmente en el "círculo interno" de adeptos hasta tomar control del culto.
Es una historia relativamente simple, pero impactante por la intensidad de las emociones y la convicción de los involucrados, tal vez cegados por su juventud, o por el clásico impulso de rebeldía contra el "establishment" (en uno de los países más prósperos y seguros de Europa), o simplemente porque todos estaban haciendo lo mismo, y es más fácil seguir la corriente que pensar por sí mismo.
Entonces, Lords of Chaos me pareció una recomendable lección de pseudo-historia con sólidas actuaciones y un estilo narrativo más maduro, revelando el crecimiento de Jonas Åkerlund como director "serio" que no necesita los trucos visuales de sus previas incursiones en la cultura alternativa (como la memorable Spun). La abundancia de heavy metal en la banda sonora (no solo noruego, sino de bandas como Accept, Sigur Rós y Carcass) es el adorno perfecto para esta historia, y será un atractivo más para los fans del género. Pero la lección que imparte Lords of Chaos es vital para cualquier espectador: Scorpions son posers. O algo así.
Calificación: 8.5
IMDb
Monday, February 25, 2019
The Man Who Killed Hitler And Then the Bigfoot
Síntomas: Calvin Barr (Sam Elliott) participó en la más peligrosa misión de la Segunda Guerra Mundial. Pero ahora, en su vejez, no sabe qué hacer con su tiempo. Entonces el gobierno le pide ayuda para resolver una crisis en los bosques de Canadá.
Diagnóstico: Parece que el título lo dice todo, pero no en la forma que imaginamos. Los dos eventos que se mencionan en The Man Who Killed Hitler and Then the Bigfoot ciertamente están presentes en la película, pero ocurren con sorprendente rapidez y, como dice el protagonista, "no es el comic que querías ver". Por el contrario, la parte importante del título es "el hombre", y no las hazañas que realizó en distintos momentos de su vida.
Esto significa que The Man Who Killed Hitler and Then the Bigfoot no es una comedia "grindhouse", sino un parsimonioso estudio de carácter enfocado en la psicología de un lacónico protagonista que dice mucho sin necesidad de hablar.
Cuando conocemos a Calvin (Sam Elliott), es un anciano retirado, tratando de llenar sus días con visitas al bar local, paseos con su perro Ralph (Sally), y conversaciones ocasionales con su hermano Ed (Larry Miller). Calvin no está solo, pero ciertamente vive aislado porque no quiere (o no puede) compartir los recuerdos y secretos que carga consigo desde hace décadas. Además, solo un hombre en su posición es capaz de comprender el precio de la guerra, y la necesidad de sentirse útil en un mundo que lo está dejando atrás.
Paralelamente, por medio de "flashbacks", seguimos la misión que emprendió el joven Calvin (ahora interpretado por Aidan Turner) durante la Segunda Guerra Mundial, infiltrándose en territorio nazi con ayuda de espías rusos. Y, sí, eventualmente vemos su enfrentamiento con Hitler... pero nada en esta película es aparatoso o espectacular. El director y guionista Robert D. Krzykowski mantiene un tono mesurado y hasta melancólico, donde no se celebra el heroísmo, sino el código de conducta de Calvin. Fue una sorpresa descubrir que los mejores momentos de The Man Who Killed Hitler and Then the Bigfoot no fueron sus encuentros con esas célebres figuras, sino las escenas que nos muestran la vida normal del anciano, interactuando con sus vecinos, o explicando su filosofía a los agentes que lo admiran como leyenda, aunque no saben exactamente por qué.
Y por supuesto nada sería lo mismo sin el virtuosismo de Sam Elliot, extraordinario actor de carácter cuya simple presencia eleva esta modesta película y transmite todo lo que necesitamos saber sobre Calvin. Me dio mucho gusto encontrarlo en una "B-Movie" que trasciende esa descripción gracias a su inteligente libreto y sobrias actuaciones, entre las cuales también destacan al mencionado Larry David como el comprensivo hermano de Calvin; Ron Livingston y Rizwan Manji como los agentes gubernamentales que solicitan ayuda con la situación de Bigfoot; y Caitlin FitzGerald como la novia de Calvin en los años cuarentas... probablemente la más importante influencia en su vida pasada y presente.
The Man Who Killed Hitler and Then the Bigfoot me recordó la clásica Bubba Ho-Tep, pues ambas utilizan excéntricas premisas para explorar temas serios y profundos que nos toman por sorpresa: la dignidad de la vejez; la futilidad de la violencia; y el significado del legado que dejamos en el mundo. No esperaba nada de eso cuando empecé a ver una película sobre Hitler y Bigfoot... pero fue un placer descubrir sus virtudes en compañía de un gran actor. Siempre habrá más "B-Movies" con sangre y violencia; por otro lado, rara vez encontraremos dramas tan ingeniosos y emotivos.
Calificación: 9
IMDb
Sunday, February 24, 2019
Maligno (The Prodigy)
Síntomas: El niño prodigio Miles Blume (Jackson Robert Scott) tiene una inteligencia muy avanzada para sus ocho años de edad; pero su madre Sarah (Taylor Schilling) empieza a sospechar una influencia sobrenatural que podría destruir a su familia.
Diagnóstico: Parece inútil escribir una sinopsis de Maligno sin mencionar la primera escena, donde nos explican claramente el origen del misterio, y el probable rumbo que tomará la película.
Sin embargo, conforme avanza la cinta me di cuenta de que lo importante no es descifrar las causas del misterio, sino descubrir cómo Sarah resolverá una situación imposible que realmente nos pone a pensar. Bueno, tanto como puede hacerlo una mediana película de terror con una buena idea inicial, y un desarrollo ligeramente insípido.
En el año 2012, el director Nicholas McCarthy realizó The Pact, una de mis películas de terror favoritas de esta década. Su siguiente película, At the Devil's Door (también conocida como Home) representó un paso atrás; y luego participó en la antología Holidays con un segmento apenas mediano. Y ahora, con Maligno, McCarthy se redime parcialmente, aunque estoy sospechando que nunca repetirá los aciertos de su opera prima.
Como sea, Maligno ofrece excelentes actuaciones para complementar un libreto que aprovecha la clasificación "R" no para derramar sangre, sino para orquestar escenas realmente perturbadoras que desafían tabús y provocan revulsión, lo cual me pareció perfectamente apropiado para el esquema del "niño diabólico". Además, la explicación inicial no requiere adornos ni complicadas mitologías para atraparnos en las terribles disyuntivas que enfrenta la familia Blume. Creo que una buena película de terror (¿ya he mencionado esto?) debería funcionar como drama ANTES de introducir los elementos sobrenaturales. En el caso de Maligno ambos aspectos son inseparables, pero ofrecería iguales niveles de suspenso y angustia con una explicación más mundana.
El niño Jackson Robert Scott interpreta a Miles con sorprendente realismo, pues debe expresar por igual la inocencia de un niño atormentado por fenómenos que no comprende, y la malicia de un psicópata precoz y manipulador que podría estar jugando con las emociones de sus padres... o ser genuina víctima de influencias ajenas a su control. Taylor Schilling muestra de nuevo su afinidad por el género fantástico (previamente la vimos en The Titan) en el papel de Sarah, la madre de Miles que, como siempre, parece más abierta a las explicaciones que trascienden la ciencia convencional. Además, algunas escenas que comparte con su "hijo" son tan inquietantes que debe haber sido difícil conservar el dominio del personaje sin destruir el delicado balance establecido por el director.
En el papel de John, Peter Mooney no tiene mucho que hacer, excepto mostrar el clásico escepticismo del padre pragmático que no cree en las patrañas sobrenaturales sugeridas por su esposa, hasta que es demasiado tarde. Y entonces debe tomar decisiones absolutamente estúpidas para mantener la trama en movimiento. El actor no tiene la culpa, pero "John" es uno de los menos afortunados elementos de la cinta.
Hablando de "menos afortunados", debo advertir una vez más sobre el fenómeno de "perro víctima para demostrar que las cosas van en serio". Al igual que muchas cosas en Maligno, es una escena bastante predecible, pero no por ello menos impactante.
Y esa es la frase que podría describir la experiencia de Maligno: su desarrollo carece de sorpresas o "twists", y es muy fácil adivinar la ruta que seguirá el libreto de Jeff Buhler (The Midnight Meat Train). Sin embargo la disciplinada dirección de McCarthy y las excelentes actuaciones (por no mencionar los escabrosos temas que maneja la historia) nos atrapan de principio a fin, obteniendo una película superior al promedio, cuyas ocasionales limitaciones no impiden pasar un buen rato de horror doméstico con un final amargo y melancólico (aunque la última escena me pareció innecesaria... como si necesitáramos confirmación de lo que ya sabíamos desde hace hora y media). En resumen: una de las más efectivas cintas de "niño diabólico" en tiempos recientes, y buen augurio para la carrera futura del director Nicholas McCarthy. Fue un placer verlo de regreso en el camino correcto.
Calificación: 8
IMDb
Saturday, February 23, 2019
¿Podrás Perdonarme? (Can You Ever Forgive Me?)
Síntomas: Durante los setentas y ochentas, la autora Lee Israel (Melissa McCarthy) escribía biografías de gente famosa, pero su antipática personalidad y malas decisiones la dejaron sin trabajo. Entonces, a principios de los noventas, al borde de la bancarrota, Lee concibe un audaz plan para ganar dinero con ayuda de su amigo/cómplice Jack Hock (Richard Grant).
Diagnóstico: Al principio de ¿Podrás Perdonarme? encontramos a Lee Israel tratando de convencer a su agente literaria (Jane Curtin) para que venda su nuevo libro, una biografía de Fanny Brice. Pero la agente responde que nadie sabe quién fue Fanny Brice, y por lo tanto nadie comprará el libro.
Tengo la teoría de que esa escena simboliza los retos que enfrentaron los productores de la película ¿Podrás Perdonarme?: una "biopic" de una autora desconocida cuyos patéticos crímenes ciertamente merecen análisis, pero de ninguna manera constituyen material convencional para un "blockbuster" contemporáneo.
A pesar de esos obstáculos, la directora Marielle Heller encontró la manera de construir un relato fascinante que humaniza a la artista/criminal que en la década de los noventas falsificó reliquias literarias para ganar dinero. Y ni siquiera era dinero para gozar una vida decadente, sino simplemente para pagar la renta, comprar medicinas para su gato y, sobre todo, para emborracharse diariamente en un inmundo bar de Nueva York. Como dije, nada cercano a las biografías de grandes hombres y mujeres que cambiaron el mundo.
Aún así, ¿Podrás Perdonarme? me pareció mejor que todas esas infladas historias de virtud y heroísmo, gracias a las excelentes actuaciones de Melissa McCarthy y Richard Grant, interpretando personajes de cuestionable moralidad que podríamos odiar desde el principio por su hostilidad y agria disposición; pero Heller y los guionistas Nicole Holofcener y Jeff Whitty revelan gradualmente la calidez oculta tras la adusta fachada endurecida por malas experiencias y el alcohol. En resumen, es una experiencia deprimente y triunfal de fracaso y pseudo-redención.
Las más recientes películas de Melissa McCarthy fueron repudiadas por el público y la crítica (por ejemplo The Happytime Murders y Life of the Party), pero en lo personal las encontré divertidas dentro de sus modestas ambiciones, y ambas confirmaron (por si teníamos dudas) el increíble rango de esta actriz, que desde hace mucho superó la simple clasificación de "comediante" con repetidas muestras de su habilidad para interpretar cualquier papel... independientemente de la calidad del libreto en turno.
Afortunadamente ¿Podrás Perdonarme? está ganando reconocimiento por las actuaciones de su brillante elenco... más vale tarde que nunca. Y McCarthy no está sola, pues la acompaña el siempre entretenido Richard E. Grant, escapando (parcialmente) su nicho de "inglés arrogante" para interpretar un inglés pícaro y desvergonzado que complementa la misantrópica actitud de Lee, e incluso logra sacarla de su coraza emocional para apreciar selectos aspectos del mundo que la rodea.
También me gustó mucho la actuación de Dolly Wells en el papel de Anna, dueña de una librería que intenta hacer amistad (y quizás algo más) con Lee. Ambas comparten una maravillosa escena durante una cena donde todo va muy bien... hasta que Lee dice algo inapropiado que desinfla la velada. Y ni siquiera es un insulto o un comentario hiriente, sino tan solo una manifestación del daño interno que la impulsa a rechazar cualquier atisbo de vulnerabilidad.
Entonces, a pesar de sus sórdidos personajes, ¿Podrás Perdonarme? alcanza lo que pocas biografías aspiran (y muchas ignoran): trascender los hechos históricos para dibujar una completa y detallada imagen de una persona excepcional... para bien o para mal. No sé si el mundo necesitaba esta historia, pero me alegra que pueda existir para celebrar el talento literario, cualquiera que sea su expresión.
Calificación: 9
IMDb
Friday, February 22, 2019
Venganza (Cold Pursuit)
Síntomas: Nels Coxman (Liam Neeson) limpia la nieve en los caminos de Kehoe, Colorado. Entonces su hijo adulto muere por una aparente sobredosis de heroína, y Nels decide eliminar a los traficantes de la ciudad, empezando desde abajo y ascendiendo en la jerarquía criminal en busca del culpable principal.
Diagnóstico: En otras palabras: Liam Neeson hace lo suyo durante casi dos horas, y no me quedé dormido. Pero no fue porque Venganza haya hecho algo radicalmente distinto, sino porque el director noruego Hans Petter Moland utilizó los clichés del género para crear una astuta sátira del cine de venganza, incorporando negrísimo humor que provoca risas incómodas mientras nos invita a reflexionar sobre la irresponsable glamorización del vigilantismo en el entretenimiento popular. Una meta muy ambiciosa para una película tan modesta... pero Venganza cumple su propósito y nos entretiene durante el proceso.
Para no arruinar las sorpresas de Venganza, solo diré que la cruzada vengativa de Nels Coxman ocupa la primera mitad de la película. A partir de ese punto, las consecuencias de sus acciones empiezan a propagarse por el mundo criminal de Kehoe, Colorado (un pueblo ficticio con nevadas tan densas que parece Alaska), creando crecientes arcos de violencia que eventualmente pondrán en peligro a más personas inocentes. Es una trama complicada y bastante inverosímil, pero con suficiente lógica interna para sustentar el mensaje de Moland, claro y elocuente a pesar de su tono socarrón.
La actuación de Liam Neeson se adapta sin dificultad a esta inusual atmósfera, tomando en serio los momento trágicos para convencernos de la ira paterna que motiva sus impulsivas decisiones. Laura Dern interviene en un par de escenas como su esposa Grace, y luego desaparece por completo, lo cual parece un desperdicio de una excelente actriz... pero preferí tomarlo como un conveniente atajo para explicar cómo Nels puede continuar su misión sin despertar sospechas en casa.
Y lo mismo podríamos decir de Emmy Rossum y John Doman, interpretando a los policías locales que sospechan mucho, pero no hacen nada hasta el final, cuando les toca "limpiar" la sangre derramada por la guerra entre Nels y las pandillas traficantes (por cierto, la sangre roja hace un hermoso contraste con la nieve blanca; aplauso para el cinematógrafo Philip Øgaard por retratar el paisaje nevado con infinita creatividad para contrarrestar su monocromía).
Lo cual nos lleva al principal antagonista, "Viking", interpretado por Tom Bateman como un clásico "macho alfa" embriagado de poder y listo para matar a cualquiera que desafía sus órdenes; pero también es un padre devoto (y un poco psicópata) que quiere las mejores escuelas para su hijo y la mejor dieta libre de azúcar y grasas para que sea un "winner" igual que su padre. No es una actuación particularmente buena, pero basta para odiarlo desde su primera escena y hacer que esperemos con gusto su eventual confrontación con Nels (no es spoiler, ya que ese es el punto de la película).
Por el lado negativo, el humor se vuelve repetitivo, y en ocasiones es tan abstracto que nos "saca" de la historia (¿qué obsesión tiene Moland con los elevadores de cuerpos?) Muchos actores secundarios son títeres desechables cuya personalidad empieza y termina con los pintorescos apodos de sus personajes: "Speedo", "Limbo", "Eskimo". Habiendo dicho eso, encontré interesante la selección de Micheál Richardson (así se escribe) para interpretar al hijo de Nels, pues se trata del hijo de Liam Neeson en la vida real, lo cual añade un componente "meta" a esta deconstrucción del género donde su padre ha ganado tanta fama... para bien o para mal. Supongo que podemos tomarlo como otro chiste surrealista en una cinta llena de pícaros guiños como parte integral de su narrativa.
A fin de cuentas Venganza no es una gran película, pero se esforzó por trascender el cliché de "padre de familia tomando la justicia en sus manos". En vez de cambiar la fórmula, Moland añadió humor negro para hacernos cómplices de su crítica contra la violencia inútil, lo cual basta para recomendar Venganza como una amena diversión que no recordaremos durante mucho tiempo... a menos que Liam Neeson sigue haciendo películas de este estilo. Entonces definitivamente recordaremos por qué nos reímos cuando el héroe arrojaba cadáveres a un arroyo.
Calificación: 7
IMDb
Thursday, February 21, 2019
The Sisters Brothers
Síntomas: Los hermanos Eli y Charlie Sisters (John C. Reilly y Joaquin Phoenix) son contratados para capturar a Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), un buscador de oro con un secreto muy valioso. Pero la interferencia de un hombre llamado John Morris (Jake Gyllenhaal) hará más difícil su misión.
Diagnóstico: El cine "western" nació en los Estados Unidos al mismo tiempo que el siglo veinte; seis décadas después, los italianos destilaron su esencia para crear el "spaghetti western", donde la atmósfera era más importante que la historia. Y ahora, en el siglo veintiuno, llega de Francia el "fromage western" (yo inventé la frase, pero acepto sugerencias)(por cierto, en este caso "western" lleva el acento prosódico en la última sílaba... wesTERN, para hacerlo más francés), donde una vez más se reinventa el género con la idiosincrasia de otra cultura, pero sin perder sus más importantes ingredientes: la violencia, el código de honor, y la exploración de la nueva frontera.
The Sisters Brothers es una producción francesa, pero emplea actores norteamericanos (e ingleses) para contar una historia engañosamente simple, que tomará curiosas desviaciones mientras analiza la psicología de los forajidos, del buscador de oro y, a fin de cuentas, de la sociedad que vivía en los albores de la civilización moderna. Así, por medio de contrastes y similitudes, The Sisters Brothers nos enseña más sobre "el viejo oeste" que cualquier western tradicional.
Al principio parece evidente hacia dónde se dirige la historia: los Hermanos Sisters (John C. Reilly y Joaquin Phoenix) son básicamente asesinos a sueldo, pero con una cierta ética laboral e innato talento que los ha convertido en leyendas (menores) en el estado de Oregon. Entonces reciben la misión de encontrar a un misterioso buscador de oro llamado Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), quien posee algo que todos están buscando... aunque nadie sabe exactamente qué es. Para auxiliarlos, un "point man" llamado John Morris (Jake Gyllenhaal) se encargará de hacer contacto con Warm, y facilitará el trabajo de los hermanos... pero, desde luego, el plan se desmorona casi de inmediato, y comienza una larga y parsimoniosa persecución por la costa oeste con rumbo a San Francisco, la nueva Babilonia financiada por la fiebre del oro.
Francamente, tardé casi una hora en asimilar el estilo de The Sisters Brothers, hasta que comprendí que el director Jacques Audiard (Un Prophète) solo utiliza los arquetipos del western como herramientas para examinar la transformación de los personajes a lo largo del recorrido, así como la gradual evolución de las diversas relaciones que los unen, ya sean hermanos, antagonistas, o frágiles aliados. Además, The Sisters Brothers podrá ser un western filosófico, pero eso no detiene las esporádicas explosiones de violencia, ni los terribles peligros que oculta la vida en la pradera, donde la muerte puede llegar de incontables direcciones (como nos recordó Seth McFarlane en su bizarra comedia-western A Million Ways to Die in the West).
Joaquin Phoenix y John C. Reilly tienen excelente química como los epónimos hermanos, muy distintos entre sí, pero con un fuerte lazo de sangre que los mantiene unidos a pesar de sus continuos desacuerdos. Eli (Reilly) es metódico y analítico, mientras que Charlie (Phoenix) es vulgar e impulsivo (por no mencionar alcohólico). Por su parte, Riz Ahmed nos entrega otra fascinante interpretación de un "outsider" tratando de encontrar su lugar en un nuevo mundo que no siempre comprende (o quizás lo comprende mejor que nadie). Y, en el ambiguo papel de John Morris, Jake Gyllenhaal tiene la más compleja actuación de la película, enfrentando disyuntivas éticas y nuevas perspectivas ideológicas que jamás había contemplado.
The Sisters Brothers está basada en la novela del autor canadiense Patrick deWitt; pero, a diferencia de otras adaptaciones literarias, el director logró conservar la deliciosa cadencia de un buen libro, junto con un argumento bien balanceado entre el desarrollo de la historia y el carácter de los personajes, todo ello presentado con excepcional atractivo visual gracias a la cinematografía de Benoît Debie y a las espectaculares locaciones españolas y rumanas, que realmente evocan el viejo oeste a pesar de su incongruencia geográfica. Y también debo mencionar la maravillosa banda sonora de Alexandre Desplat; no siempre disfruto sus minimalistas composiciones, pero en este caso fueron un complemento perfecto del tono lírico que hace tan especial esta película.
La resurrección del western ha fomentado muy diversas re-interpretaciones de este venerable género (entre mis favoritas: Bone Tomahawk, The Ballad of Buster Scruggs y The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford); y me complace decir que The Sisters Brothers ocupa un lugar destacado en este ecléctico grupo, gracias a la ambición de su narrativa y la visión de su director. Mi única advertencia es que, como cualquier experimento, requiere un poco de paciencia y deducción para comprender los resultados, pero será tiempo bien invertido. Definitivamente me gustó más este "fromage" que el "spaghetti" del siglo veinte.
Calificación: 9
IMDb
Wednesday, February 20, 2019
St. Agatha
Síntomas: En 1957, la joven Mary (Sabrina Kern) ingresa a un convento para jóvenes embarazadas, pero descubre que la Madre Superiora (Carolyn Hennesy) no es tan caritativa como aparenta. Y además, ¿qué son esos extraños ruidos provenientes del ático?
Diagnóstico: El director Darren Lynn Bousman tiene una filmografía bastante irregular, pero creo que en general los aciertos (Saw II, Mother's Day) superan los fracasos (11-11-11, Abbatoir). Sin embargo, lo que realmente admiro es su inquebrantable afecto por el cine de terror, y su búsqueda de nuevas perspectivas para contar historias que, con todo y sus tropiezos, aspiran a extender las fronteras del género en busca de territorios fértiles e inexplorados por el horror tradicional.
Tal vez eso explica la extraña dualidad de St. Agatha, la cual evoca simultáneamente el cine "nunsploitation" de los setentas, y el moderno "thriller de terror", donde no sabemos si estamos viendo los efectos de algún fenómeno sobrenatural, o las febriles alucinaciones de una mente perturbada por un trauma del pasado (o del presente). Generalmente disfruto esa ambigüedad porque nos invita a pensar y utilizar nuestra imaginación... pero también hay límites para mi paciencia cuando parece que ni el director tiene las respuestas.
Esa sería mi queja principal sobre St. Agatha: la historia tarda demasiado en revelar sus secretos, y la revelación no es tan impactante como esperábamos. Claro, las monjas torturan a Mary física y psicológicamente, y la joven tiene visiones (¿o son recuerdos?) de extrañas ceremonias nocturnas donde se debate el futuro de su bebé. Supongo que Bousman quiso preservar el misterio tanto tiempo como fuera posible para incrementar el suspenso... pero se le pasó la mano. El interés que sentimos por las experiencias de Mary se transforma en hastío con tanta repetición y evasión de un enfoque concreto. Creo que St. Agatha necesitaba un "twist" fenomenal para recompensar nuestra paciencia, o al menos un tercer acto violento y perturbador... pero desafortunadamente nos decepciona en ambos casos. Bueno, hay una escena de tortura bastante intensa... y de inmediato regresamos al "horror a fuego lento" que no tiene prisa alguna para definir su propósito.
Por el lado positivo, el desenlace de St. Agatha logra atar múltiples cabos sueltos y explicar de una vez por todas lo que está pasando. La respuesta del misterio es bastante inverosímil, y requiere cambios de conducta abruptos e inconsistentes en personajes que nunca se desarrollaron bien, pero bueno... al menos demostró que Bousman tenía un plan desde el principio, aunque haya tomado tantas desviaciones del camino principal.
También aprecié las excelentes actuaciones del reparto entero. Sabrina Kern (haciendo un impresionante debut en largometrajes) expresa sin palabras la gravedad de su situación, con un niño en camino que quiere cuidar, pero sin los recursos para lograrlo, lo cual la orilla a buscar ayuda en un lugar que no inspira mucha confianza. En el papel de la Madre Superiora, Carolyn Hennesy combina hipocresía moral y genuina preocupación por las muchachas que acoge en su convento... aunque no necesariamente por las razones que suponemos. Courtney Halverson (Freaky Faron), Lindsay Seim (Insidious: Chapter 2) y Hannah Fierman (SiREN) aparecen como compañeras de Mary, cada una con su drama personal y contradictorias teorías sobre los secretos del convento... aunque todas tienen similares historias de abuso y humillación.
Se me ocurre que una crónica más realista de estos conventos para "jóvenes descarriadas" hubiera sido más interesante, sin necesidad de añadir horror a una situación histórica ya de por sí cruel y vergonzosa para la Iglesia Católica (algo así como hizo la sobresaliente cinta The Magdalene Sisters). Pero desde luego Bousman prefiere encontrar el ángulo siniestro... la perversión detrás de la virtud... lo cual, como dije, merece mi respeto. Lástima que el resultado no haya cumplido el potencial de la premisa. De cualquier modo seguiré buscando las películas de este cineasta, aunque con reducidas expectativas. Tal vez así nos dará una buena sorpresa en el futuro.
Calificación: 7
IMDb
Monday, February 18, 2019
Anna and the Apocalypse
Síntomas: Anna Shepherd (Ella Hunt) quiere viajar a Australia antes de entrar a la universidad, pero su padre se opone. Sus amigos Steph (Sarah Swire) y John (Malcolm Cumming) tienen sus propias crisis de fin de año. Entonces llegan los zombies. Y también es un musical.
Diagnóstico: Tal vez mis expectativas se elevaron demasiado después de leer tantos comentarios positivos sobre Anna and the Apocalypse durante su gira por festivales de cine, y por eso terminé ligeramente decepcionado con esta exuberante comedia de terror británica, bien realizada, pero más superficial de lo que yo esperaba. De cualquier modo merece una recomendación por su creativa propuesta del cine zombie, su atractivo elenco, y sus nobles intenciones de usar el apocalipsis como metáfora de los retos que encuentran los jóvenes durante la transición a la vida adulta. Básicamente podría describir Anna and the Apocalypse como "Shaun of the Dead con canciones, pero 40% menos ingeniosa".
O quizás sería más apropiado compararla con Buffy the Vampire Slayer (la cual también tuvo su propio episodio musical), ya que el director John McPhail, los guionistas Alan McDonald y Ryan McHenry, y los compositores Roddy Hart y Tommy Reilly emplearon una estrategia similar a la de Joss Whedon en aquella icónica serie televisiva: asignar monstruos y criaturas fantásticas como símbolos de las emociones que atraviesan los protagonistas en sus vidas cotidianas. En ambos casos la analogía funciona, aunque Anna and the Apocalypse no parece tomar muy en serio sus aspectos dramáticos, lo cual le resta profundidad e impacto emocional.
Por el lado positivo, el elenco es muy competente, empezando por Ella Hunt en el papel de Anna Shepherd, una joven inteligente y emprendedora que trata de balancear la irracionalidad de la adolescencia con la responsabilidad de su incipiente madurez. Su padre Tony, interpretado por Mark Benton, trata de controlar su instinto sobre-protector, sobre todo después de una tragedia que cambió la dinámica familiar. En papeles secundarios encontramos a Malcolm Cumming como John, secretamente enamorado de Anna, pero confinado a la temida "zona de amigos"; Steph, abandonada (figuradamente) por sus padres adinerados; y el Sr. Savage (Paul Kaye), odioso director de la escuela que ve la infestación de zombies como buena oportunidad para consolidar su poder sobre los estudiantes y padres de familia.
Y, naturalmente, todos esos conflictos se expresan por medio de canciones que establecen la motivación de los personajes e impulsan la historia por la ruta clásica del cine zombie: varios sobrevivientes buscan refugio mientras la situación se complica con más muertos vivientes... y con los inevitables "monstruos humanos" que revelan sus peores instintos en momentos de crisis.
En cuanto al aspecto musical de Anna and the Apocalypse, las canciones me parecieron... aceptables. Los compositores usaron un estilo "synth-pop" blando y genérico, aunque con algunos coros pegajosos que se quedan en la memoria (mi canción favorita fue "Hollywood Ending"). En lo personal, creo que hubiera funcionado mejor un estilo más "heavy" para complementar el abundante "gore" que, afortunadamente, el director no olvidó incluir en su receta zombie. Tampoco estoy pidiendo "death metal" de principio a fin... solo un poco más de agresión en las notas para armonizar con el horror. Algo similar a lo que hizo el musical "slasher" Stage Fright. Pero, bueno, es tan solo mi gusto personal.
Por lo demás, Anna and the Apocalypse me pareció una cinta entretenida que, en mi opinión, solo recibió atención por su formato musical. En otras circunstancias sería una adecuada muestra de cine zombie construida con piezas de mejores películas, y con un elenco energético para capturar nuestra atención hasta el agridulce final. Después de todo, como dice la canción, los finales de Hollywood no existen en la vida real.
Calificación: 8
IMDb
Saturday, February 16, 2019
Battle Angel: La Última Guerrera (Alita: Battle Angel)
Síntomas: En el devastado futuro de la Tierra, el Dr. Ido (Christoph Waltz) encuentra los restos de una joven "cyborg", y decide repararla y nombrarla "Alita", en honor de su hija fallecida. Entonces Alita (voz de Rosa Salazar) empieza a buscar pistas para descubrir su identidad real, mientras enfrenta enemigos y conspiraciones que podrían estar conectadas con su pasado.
Diagnóstico: Leí hace muchos años el "manga" Battle Angel Alita (de Yukito Kishiro), pero no recuerdo nada, así que no me importa si la nueva película Battle Angel: La Última Guerrera se mantuvo fiel al material original, o si fue una creación compartida por el director Robert Rodríguez y los co-guionistas James Cameron y Laeta Kalogridis. Porque, a fin de cuentas, no importa de dónde salieron tantas escenas recicladas y situaciones prefabricadas; el resultado es una película visualmente impresionante, pero dramáticamente vacía, por más insistente que sea la música del compositor Junkie XL.
No quiero perder tiempo detallando de los constantes clichés de Battle Angel: La Última Guerrera, desde el romance forzado entre Alita y Hugo (Keean Johnson), hasta los ineptos villanos que no saben qué quieren hacer, ni cómo conseguirlo, y mucho menos por qué lo están haciendo (Jennifer Connelly y Mahershala Ali se ven desperdiciados en estos inútiles papeles). Los malos son malos, y los buenos son buenos, pero con suficiente "actitud" para contraatacar con toda la violencia que permite la clasificación PG-13. La cual es bastante cuando los enemigos son "cyborgs" con sangre verde (menos ofensiva que la roja, supongo).
En vez de recordar los exasperados giros de ojos que me provocó Battle Angel: La Última Guerrera (calculo al menos uno cada cinco minutos), prefiero enfocarme en los mejores aspectos de esta película: las espectaculares imágenes creadas por el estudio Weta Digital para hacer realidad el distópico futuro del siglo veintiséis, y para construir un personaje totalmente digital que, por fin, parece tan real como cualquier humano... con la excepción de esos enormes ojos que inquietan un poco al principio, aunque terminé acostumbrándome y aceptando su exagerada expresividad.
La "Ciudad de Hierro" donde vive el Dr. Ido es un sueño hecho realidad para los fans de la ciencia ficción "cyberpunk", combinando alta tecnología con una atmósfera "retro" de corrupción urbana y multiculturalismo que rinde tributo a la obra de autores como William Gibson, Rudy Rucker y China Miéville (por no mencionar temas sociopolíticos de Metropolis, Elysium, Blade Runner, etc.) En vez de soportar los tediosos diálogos de los jóvenes enamorados, o los ridículos monólogos de los villanos, estuve disfrutando el brillante diseño de producción y los pequeños detalles que prestan asombrosa realidad a estos escenarios virtuales, desde cosas insignificantes como la textura de una pared, hasta el épico basurero donde caen los desperdicios de la ciudad flotante de Zalem (por cierto, ahí fue donde el Dr. Ido encontró los restos de la cyborg). También me gustaron los atisbos al mundo del "pasado" (trescientos años en nuestro futuro), por medio de fugaces visiones de la vida anterior de Alita, cuando participó en un conflicto militar que podría explicar la avanzada manufactura de sus órganos artificiales.
Hablando de lo cual, la creación de Alita misma (usando la voz y movimientos de la actriz Rosa Salazar) es un triunfo tecnológico, donde cada elemento de su condición "humana" fue meticulosamente recreado. El cabello, la translucidez de la piel, los poros... hasta una pequeña cicatriz en la nariz. Bueno, el resultado justifica el esfuerzo de los artistas digitales que deben haber sudado sangre para darle vida a este personaje.
Y más o menos ahí termina mi interés por Battle Angel: La Última Guerrera. Como dije, la historia se esfuerza desesperadamente por parecer "cool", y abarca tantos conceptos que terminan estorbándose mutuamente. Primero Alita es un "pez fuera del agua", tratando de encontrar su lugar en el mundo; después viene un misterio que la pone en contacto con la sociedad secreta de los cazadores de recompensas; luego entramos al deporte futurista de "motorball" (básicamente Rollerball con cyborgs); y todo eso periódicamente interrumpido por el mencionado romance, con toda la profundidad y pasión de Twilight (y con actuaciones similarmente rígidas). Supongo que cuando se invierte tanto dinero en una película (sobre todo sin el respaldo de una franquicia pre-existente), los cineastas sienten la responsabilidad de crear un producto genérico y homogéneo que atraiga a la mayor cantidad de espectadores. Mala receta para cualquier historia, y particularmente nociva en un contexto de ciencia ficción que debería innovar y retar nuestra imaginación, en vez de repetir lo que ya vimos cien veces.
A fin de cuentas, Battle Angel: La Última Guerrera es una película de momentos... algunas escenas memorables, constantes imágenes impactantes, y esporádicas muestras de ingenio que funcionan por unos segundos, aunque no rescatan la insipidez de la experiencia general. De cualquier modo merece una recomendación, sobre todo en un cine con una buena pantalla y buen sonido para apreciar esos detalles audiovisuales que, inevitablemente, se convierten en un fin por sí mismos, a falta de mayor creatividad narrativa. Cuando estamos bostezando en el cine durante más de dos horas, conviene aferrarse a cualquier cosa que sostenga nuestra atención.
Calificación: 7.5
IMDb
Friday, February 15, 2019
La Gran Aventura LEGO 2 (The LEGO Movie 2: The Second Part)
Síntomas: La invasión de Duplos destruyó la próspera ciudad de Bricksburg; y ahora, cinco años después, la encontramos convertida en un árido yermo post-apocalíptico donde solo los más fuertes sobreviven, y nada es "awesome". Sin embargo, Emmet Brickowski (voz de Chris Pratt) aún conserva la esperanza de reconstruir la ciudad con ayuda de sus amigos... en cuanto logre encontrarlos, ya que fueron secuestrados por una misteriosa entidad extraterrestre.
Diagnóstico: En el 2014, The LEGO Movie fue un inesperado éxito crítico y comercial gracias a un irreverente libreto que satirizaba los clichés del cine moderno, al mismo tiempo que ofrecía sólidas emociones como respaldo de extraordinarias imágenes creadas con delirante imaginación... por no mencionar el placer adicional de incontables personajes de variados universos combinados en un delicioso platillo de post-modernismo pop. En resumen: una de las mejores películas familiares en años recientes, lista para convertirse en franquicia.
Y ahora, la secuela La Gran Aventura LEGO 2 repite parcialmente esos aciertos, aunque con menor ingenio, una historia menos coherente, y humor ocasionalmente reciclado, todo lo cual resulta en una experiencia divertida, pero no tan satisfactoria. Aún así me pareció recomendable gracias a su elevado promedio de sonrisas, y nuevos atisbos a la horriblemente disfuncional psicología de Batman. Porque eso es realmente lo que queremos ver, ¿cierto?
Desde los primeros minutos La Gran Aventura LEGO 2 dirige su aguda mirada satírica a las secuelas que intentan ser más "dark" que las originales. El director Mike Mitchell toma prestados elementos de Mad Max: Fury Road (e incontables relatos post-apocalípticos) como contraste del inagotable optimismo de Emmet Brickowski (voz de Chris Pratt), estableciendo el tono de la secuela como continuación temática de la original... primero, Emmet descubrió su valor como individuo; y ahora debe madurar para adaptarse a un entorno crudo y despiadado, donde las canciones pegajosas no resuelven todo, y donde el futuro es incierto para los habitantes de Apocalypseburg. No diré más sobre la trama; solo baste saber que hay un nuevo villano con un ambiguo plan para destruir el Universo, así como nuevas alianzas y nuevos retos para que Emmett, Lucy (voz de Elizabeth Banks), Batman (voz de Will Arnett), Unikitty (voz de Alison Brie), MetalBeard (voz de Nick Offerman), y hasta Benny el Astronauta (voz de Charlie Day) enfrenten sus temores y superen sus nuevas circunstancias.
Al igual que la primera película, La Gran Aventura LEGO 2 tiene un valioso mensaje que, gracias a la magia de la animación, logra transmitirse por medio de figuras de plástico (bueno, plástico digital) con expresiones limitadas. Ojalá hubieran puesto similar esmero en un argumento que da demasiadas vueltas para llegar al incongruente Gran Plan del villano que no tiene mucho sentido, y además podría ser un señuelo para ocultar el auténtico propósito de la película. En otras palabras: mucha preparación y poca recompensa.
Afortunadamente los actores multiplican su entusiasmo para compensar la insipidez del argumento. Chris Pratt conserva la inocencia de Emmett, pero lo deja "madurar" cuando la situación lo requiere; Elizabeth Banks maneja perfectamente la dualidad entre el rudo exterior de Lucy y su vulnerabilidad interna; Will Arnett expande aún más el inflado ego de Batman, tratando de ocultar su inseguridad secreta. Y, entre las nuevas voces, destacan Richard Ayoade como "Cono de Helado"; Stephanie Beatriz como General Mayhem (aunque no me gustó la distorsión electrónica de su voz durante gran parte de la película); y Tiffany Haddish como Queen Watevra, empeñada en convencernos de que no es la villana, a pesar de que todo indica lo contrario.
Y si a eso añadimos una mayor variedad de escenarios, secuencias de acción, y la creatividad de las construcciones de LEGOs (virtuales) que forman los escenarios de la película, tenemos una experiencia definitivamente recomendable, aunque no tan buena como la original. Y con más canciones para contaminar nuestro cerebro por varios días (o quizás semanas). Mi favorita fue Super Cool, celebrando lo que más nos gusta del cine: los créditos finales.
Calificación: 8.5
IMDb
Thursday, February 14, 2019
High Flying Bird
Síntomas: La organización NBA suspendió la temporada de básquetbol profesional mientras se negocian nuevos contratos con las cadenas televisivas. Entonces, desesperado por la falta de dinero, el agente deportivo Ray Burke (André Holland) y su ex-asistente Sam (Zazie Beetz) desarrollan un subversivo plan que podría cambiar las reglas del juego para siempre. O al menos mientras les empiezan a pagar de nuevo.
Diagnóstico: Siempre que veo películas sobre deportes creo que no voy a entender nada debido a mi absoluta ignorancia sobre estos temas; pero rara vez se ha vuelto realidad ese temor, gracias a que los directores y guionistas tienden a utilizar el ambiente deportivo como simple escenario para desarrollar las mismas historias de triunfo, fracaso y redención que hemos visto desde los inicios del género. Boxeo, fútbol, o lucha libre... lo importante son las emociones que inspiran, y no las reglas que los rigen.
Sin embargo, la situación se complica cuando las películas exploran aspectos "internos" del deporte... las políticas de reclutamiento (Trouble With the Curve), los misterios del "draft" (Draft Day), o las matemáticas del triunfo (Moneyball). En esos casos se vuelve más difícil asimilar la historia por la cantidad de términos confusos e impenetrables prácticas que generalmente se mantienen lejos del escrutinio público. Y ahora High Flying Bird, la más reciente película de Steven Soderbergh, lleva ese problema hasta su más obtuso extremo, sumergiéndonos sin explicación alguna en los intrincados reglamentos de la NBA... pero no los que aplican al juego de básquetbol, sino a los contratos con los jugadores, sus obligaciones corporativas, y la difusa línea entre su libertad como individuos y su responsabilidad hacia la organización que los explota indiscriminadamente a cambio de cumplir sus sueños de triunfo y popularidad.
No negaré que me sentí perdido durante la primera media hora de High Flying Bird. Afortunadamente Steven Soderbergh reunió un dinámico equipo de actores con gran personalidad y desbordante pasión para distraernos de la confusión. Y, si eso no fuera suficiente, tenemos la virtuosa dirección de Soderbergh mismo, haciendo que las conversaciones en anónimas oficinas sean tan emocionantes como cualquier encuentro deportivo, gracias a sus creativos emplazamientos de cámara, impecable diseño de producción, y la precisa edición que nos reta a seguir el ritmo de la narrativa, mientras intentamos (al menos en mi caso) deducir lo que está ocurriendo por medio de las actuaciones y el tono de los diálogos, incluso cuando no sabemos exactamente lo que están discutiendo.
André Holland (Moonlight) es increíblemente carismático como Ray Burke, cínico negociante con escrúpulos muy selectivos, pero al mismo tiempo devoto del básquetbol con genuino respeto por el espíritu del juego y las tradiciones que representa. Zazie Beetz (Deadpool 2) tiene el papel de la ex-asistente Samantha (no pregunten), igualmente comprometida con su carrera y con los ambiciosos planes de su mentor. Bill Duke es sencillamente espectacular como Spencer, el entrenador "old school" que maneja un gimnasio comunitario, y le recuerda constantemente a Ray el auténtico significado del deporte. También aparecen en papeles secundarios Zachary Quinto, Sonja Sohn, y Kyle MacLachlan, además de breves entrevistas con Skip Bayless y Shannon Sharpe, jugadores reales de la NBA.
Regresando a los emplazamientos de cámara... High Flying Bird es la segunda película (después de la sobresaliente Unsane, una de mis favoritas del año pasado) donde Soderbergh filma con iPhones; y aunque la imagen tiende a mostrar las limitaciones y "glitches" del video amateur (aunque seguramente utilizaron iluminación y lentes profesionales), todo se compensa con la flexibilidad que goza este director/cinematógrafo para realizar sus caprichos visuales (lo digo como un halago), mismos que serían imposibles con herramientas tradicionales. De este modo Soderbergh regresa a sus raíces experimentales, pero trabajando con el respaldo económico de un gran estudio (a estas alturas Netflix ya cuenta como estudio, ¿cierto?) que le permite compartirnos su fantástica visión. Es un gran triunfo hacer una buena película que dejará confundido a un amplio porcentaje del público.
Calificación: 8.5
IMDb
Wednesday, February 13, 2019
Support the Girls
Síntomas: Lisa (Regina Hall), la administradora del restaurante Double Whammies, enfrenta uno de los días más difíciles de su carrera.
Diagnóstico: Casi todos los dramas independientes retratan "problemas del primer mundo", con gente bonita enfrentando crisis existenciales que serían absurdas en cualquier otro contexto. Aún así me gustan mucho. Algunos ejemplos recientes: All About Nina (comediante cansada de Nueva York); Hearts Beat Loud (hombre triste porque su hija se marcha a la universidad); y Mr. Roosevelt (comediante con un gato enfermo).
Support the Girls sigue un formato similar, pero se enfoca en un entorno social más realista y menos idealizado: un "bar deportivo" donde los clientes no van por la comida, sino por los sugestivos uniformes de las meseras. Y ocasionalmente para ver algún evento deportivo en las pantallas gigantes del establecimiento.
Suena como una comedia sexual de los ochentas, pero la intención del director Andrew Bujalski no es encandilarnos con los escotes ni sexualizar la industria alimenticia, sino todo lo contrario... humanizar a los personajes y explorar las realidades de un ingrato trabajo oculto tras las sonrisas y flirteos que muchos clientes toman en serio, a pesar de ser simples trucos para incrementar las propinas.
Y lo mejor es que Support the Girls consigue todo esto con un estilo honesto y natural, balanceando melodrama con humor, y dibujando con eficientes trazos las personalidades de las empleadas (y empleados) del restaurante, para comprender mejor el inmenso estrés que sufren en sus labores cotidianas... especialmente Lisa, quien hace hasta lo imposible para complacer a los clientes, proteger a las chicas, y tolerar al antipático dueño del negocio (James LeGros), interesado únicamente en ganar dinero y en evitar demandas legales.
Regina Hall me pareció fenomenal en el papel de Lisa, pasando por todas las emociones imaginables durante el día (a veces dentro de una misma escena), sin traicionar por un segundo el férreo carácter de su personaje, quien siempre se esfuerza por tomar decisiones inteligentes en circunstancias irracionales... a veces por culpa de clientes que quieren más de lo que ofrece el menú del restaurante.
Haley Lu Richardson destaca como Maci, la más entusiasta mesera, siempre con una gran sonrisa (real) y cálida actitud. Shayna McHayle interpreta a Danyelle, una de las chicas más populares del bar, para bien o para mal. Y Dylan Gelula es Jennelle, la "chica nueva" del restaurante que aprende desde el primer día a utilizar sus conocimientos de mercadotecnia para mentir, manipular y seducir a los alelados clientes para que compren más cerveza, cooperen para el fondo "educativo" de las meseras (en realidad es para pagar el abogado de una joven con problemas legales), o para distraer algún patán que está molestando a Danyelle.
Y así transcurre ese fatídico día en Double Whammies, con una crisis tras otra, mientras los empleados acopian la fuerza necesaria para cumplir sus obligaciones y conservar su dignidad.
Como dije, Support the Girls no es una típica cinta "indie" con diálogos estilizados y atmósfera "hipster"; sin embargo ofrece emociones sinceras, personajes interesantes, y suficiente humor para aligerar las inevitables frustraciones de un trabajo incomprendido y mucho más difícil de lo que parece. Mi única queja es que la trama pierde cohesión durante el tercer acto, y termina con un tono mitad optimista y mitad forzado, que parece una improvisación de último momento. Aún así Support the Girls me gustó, y podría recomendarla como alternativa a los "dramas de prestigio" que veremos en esta temporada de Óscares. Además, espero sinceramente que logre inspirar mayor respeto por las meseras de estos establecimientos.
Calificación: 8
IMDb
Monday, February 11, 2019
Blindspotting
Síntomas: Con el apoyo de su mejor amigo Miles (Rafael Casal), Collin Hoskins (Daveed Diggs) está a punto de cumplir los términos de su libertad condicional, y será realmente libre. Pero la ciudad de Oakland, California, está llena de situaciones y sorpresas que podrían arruinar su vida, justo cuando estaba a punto de recuperarla.
Diagnóstico: Por coincidencia vi Blindspotting y Green Book durante el mismo fin de semana, y me pareció una perfecta oportunidad para explicar mi apatía por los Oscares y cualquier otro premio cinematográfico.
Blindspotting es un ingenioso y elocuente estudio sobre las tensiones raciales en los Estados Unidos, enfocado en un micro-universo con características muy específicas, pero siempre bajo un amplio contexto emocional que puede entender cualquier espectador. El director y los actores/guionistas nos sumergen en su cultura sin muchas explicaciones, pero nos proporcionan las herramientas necesarias para deducir sus reglas y relaciones.
Por su parte, Green Book comparte esas elevadas aspiraciones de igualdad social; también cuenta con muy buenas actuaciones, y está competentemente dirigida. Pero su estrategia consistió en tomar un evento del pasado y diluirlo hasta eliminar las impurezas que podrían obstruir su desempeño comercial. Lo cual, como dije en la correspondiente crítica, no tiene nada de malo. Ambas películas me gustaron, y cumplen su misión con respeto y dignidad. Sin embargo es indudable que Blindspotting ofrece una propuesta más audaz y creativa, y por lo tanto merece mayor reconocimiento como genuina obra artística que extiende los límites del cine como expresión de ideas que nunca contradicen su función recreativa.
¿Y cuál de las dos cintas está nominada al Oscar? Obviamente la que tiene actores más famosos, y mayor prestigio gracias a la promoción de sus distribuidores. Lo cual confirma, una vez más, que los Oscares (y similares premios) son simples concursos de popularidad donde lo menos importante es la calidad intrínseca del producto. Fin del discurso (que probablemente debí callarme, para empezar).
Blindspotting, entonces, me pareció una sobresaliente película que combina sincero drama con grandes dosis de humor, manifestado a través de pintorescos personajes cuyas experiencias podrán ser únicas en su nicho cultural, pero resuenan en la mente de cualquier espectador que alguna vez se haya sentido aislado de sus semejantes, o en desventaja ante un sistema injusto e irracional... pero al mismo tiempo necesario para mantener alguna semblanza de orden social.
El director Carlos López Estrada incorpora un ritmo y estilo visual que me recordó las primeras obras de Spike Lee, aprovechando la totalidad del repertorio técnico para transmitir su mensaje y crear una experiencia ágil y divertida. Desde la música y cinematografía hasta el excelente uso de locaciones reales en la ciudad de Oakland, cada detalle contribuye a desarrollar una atmósfera de camaradería y amenaza que nos mantiene en suspenso sobre el futuro de los protagonistas, sin opacar el humor y ocasional surrealismo de la trama (la conversación sobre el bote me dejó pasmado).
Sin embargo, creo que el principal valor de Blindspotting reside en el libreto y actuaciones de Daveed Diggs y Rafael Casal, cuyo "bromance" rivaliza la calidez y simpatía de Keegan-Michael Key y Jordan Peele en Keanu; o la del trío de adolescentes en Dope. En otras palabras: el tremendo carisma de Diggs y Casal transforman Blindspotting en una hipnótica experiencia desde la primera escena, y nos invitan a compartir por igual los momentos placenteros de su convivencia, y las dificultades que se interponen en el camino de su felicidad. O al menos de una precaria estabilidad física y mental.
La historia de Blindspotting parece simple, pero se complica con el análisis de los factores que podrían arruinar las vidas de Miles y Collin (como ejemplo, esperen la descripción de la palabra "blindspotting"). Algunos de estos factores son internos y otros externos; algunos involucran temas raciales, mientras que otros son económicos; pero a fin de cuentas todos apuntan a las desigualdades que no ha sido posible abolir en tantos años. Esa combinación de valores humanos y observación social trasciende los detalles geográficos de la historia, y la hacen relevante en cualquier entorno.
Mi única queja sería sobre una escena cerca del final que representa una catártica explosión de emociones, indudablemente apropiada para los temas de la historia, pero presentada en una forma que, en mi humilde opinión, desentona un poco con el carácter de los personajes. Afortunadamente no fue un problema irremediable, y de hecho Blindspotting se recupera de inmediato para llevarnos a un agridulce final que nos deja pensando, sonriendo, y con la satisfacción de una experiencia más rica que la suma de sus partes. Si hubiera visto Blindspotting el año pasado, como mucha gente me recomendó, probablemente estaría entre mis favoritas del 2018. Pero ahora tengo una excelente candidata para la lista del 2019. Ojalá “la Academia” compartiera esa opinión.
Calificación: 9
IMDb
Sunday, February 10, 2019
Atentado en el Estadio (Final Score)
Síntomas: Mientras visita Londres, el ex-militar Michael Knox (Dave Bautista) lleva a su sobrina Danni (Lara Peake) a un partido de fútbol soccer. Entonces un grupo terrorista captura el estadio, y Michael podría ser el único capaz de detenerlos.
Diagnóstico: Recuerdo un período durante los años noventas cuando todas las películas de acción eran variaciones de Die Hard... "Die Hard en un barco" (Under Siege); "Die Hard en un avión" (Passenger 57); "Die Hard en el espacio" (Assault on Dome 4... ¡con Bruce Campbell!) Y ahora me complace (o me decepciona) confirmar que la tradición sigue vigente con Atentado en el Estadio... básicamente "Die Hard en un estadio de fútbol", lo cual me pareció bastante innovador y con buenas perspectivas de violencia y destrucción con miles de vidas en peligro (creo que hubo una "Die Hard en una pista de hockey", pero no recuerdo el título y no quiero perder tiempo en buscarlo). Lamentablemente Atentado en el Estadio es una pálida copia de Die Hard con mínimo suspenso y mediocre acción... aunque su entusiasta protagonista y un pintoresco villano (por no mencionar el tema deportivo para fans del fútbol) generan suficiente conflicto para entretener al espectador casual durante cien minutos de clichés y escenas recicladas (ejemplo: para atraer la atención de la policía, Michael arroja al vacío el cadáver de un terrorista... ¿suena famliar?)
Con todo respeto, creo que Dave Bautista funciona mejor en películas donde forma parte de un equipo. En cintas como Guardians of the Galaxy y la reciente Hotel Artemis, Bautista tiene escenas divertidas donde se aprovecha selectivamente su lacónico estilo de actuación e impresionante apariencia física. En otras palabras, "menos es más". Pero como figura central en una película de casi dos horas, me pareció rígido y monótono. Quizás por eso el director Scott Mann (The Tournament, Heist) lo rodeó de personajes más vivaces, empezando por su sobrina Danni (Lara Peake), una típica adolescente rebelde e inmadura que quizás aprenderá un poco de responsabilidad cuando la tomen como rehén (supongo que Mann quiso ver el lado bueno de un ataque terrorista); y Faisal Khan (Amit Shah), sufrido empleado del estadio que trata de hacer su trabajo mientras recibe insultos del público por su etnicidad árabe (lo cual culmina en uno de los momentos más ingeniosos de la película... y quizás el más insultante). Por el lado de los terroristas tenemos al eterno villano Ray Stevenson con un ridículo acento ruso; el imponente Marty Ford, junto al cual Dave Bautista se ve pequeño; y Alexandra Dinu como la feroz Tatiana, quien debe pesar más o menos lo mismo que un brazo de Dave Bautista, y sin embargo es totalmente creíble cuando lo está moliendo a golpes. Finalmente, Pierce Brosnan (con otro acento raro) es el misterioso fanático del fútbol que solo quería ver un buen partido, y encontró un peligroso recordatorio de su pasado revolucionario.
Y solo así, con tantos antagonistas y oportunidades para pelear, disparar, trepar y perseguirse en motocicletas (sí, adentro del estadio), logra Atentado en el Estadio mantener un alto nivel de energía para compensar su previsible historia y repetitiva estructura: Knox pelea contra algún terrorista; después busca a su sobrina extraviada; y luego intercambia insultos por radio con el villano principal. Repetir diez veces y aderezar con sangre y "headshots".
Que quede claro: Atentado en el Estadio no es una buena película; pero dentro del nicho de "refritos de Die Hard", me pareció ligeramente superior al promedio, y solo la recomendaría para conocedores del Cine B que sepan apreciar el valor de una mala copia realizada con entusiasmo y aceptables niveles de talento. Aunque sigo pensando que las copias de los noventas eran más divertidas, tan solo por el valor "kitsch" de sus rancias rutinas heroicas. Quizás dentro de veinte años pensaré lo mismo de Atentado en el Estadio.
Calificación: 7
IMDb
Saturday, February 9, 2019
Escape Room
Síntomas: Seis extraños son invitados a la inauguración de un prestigioso "cuarto de escape" que ofrece diez mil dólares para el ganador. Sin embargo, las pistas y acertijos son más peligrosos de lo que los participantes suponen.
Diagnóstico: Escape Room es la tercera película producida en años recientes sobre este popular pasatiempo, donde un grupo de personas son voluntariamente encerradas en una habitación llena de pistas y acertijos que deben resolver para escapar. ¿Será posible que por fin se haya realizado una buena película sobre este tema?
No. Pero en algunos momentos Escape Room logra entretener con absurdas situaciones y un competente elenco que añade ocasional tensión al previsible argumento. Traducción: conviene mantener bajas expectativas para apreciar las escasas virtudes de esta película.
Sin ofrecer grandes actuaciones, el reparto inyecta energía en sus flojas escenas. Taylor Russell (Down a Dark Hall) es Zoey, estudiante universitaria muy inteligente, pero tímida y reprimida. Logan Miller (Scouts Guide to the Zombie Apocalypse) es Ben, el obligatorio "loser" con un frustrante empleo y hostil actitud que necesita cambiar para salir adelante en su vida. Jay Ellis (Shortwave) interpreta a Jason, arrogante corredor de bolsa acostumbrado a la buena vida y a salirse con la suya. Deborah Ann Woll (Karen Page en Daredevil y otras series de Marvel) es Amanda, ex-militar con horribles cicatrices y severo estrés post-traumático. Tyler Labine (Tucker & Dale Vs. Evil) tiene el papel de Mike, trabajador de clase media con poca experiencia en juegos. Y en el extremo opuesto tenemos a Nik Dodani como Danny, experto "gamer" que ha resuelto decenas de "cuartos de escape" y está ansioso por colaborar con sus nuevos "amigos" para ganar los diez mil dólares. Por supuesto, cada personaje trae consigo sus propios temores, los cuales serán hábilmente explotados por los organizadores del evento para hacer más difícil el escape.
¿Quiénes son los organizadores? Desde luego no revelaré los secretos de Escape Room, pero baste decir que, a fin de cuentas, nada importa. El argumento es tan arbitrario que provoca una gradual desconexión con el espectador. Tal vez al principio sentimos interés por los personajes y curiosidad por las trampas que les esperan... pero conforme reconocemos la ridícula complejidad de los acertijos y sus caprichosas soluciones queda claro que el director Adam Robitel (Insidious: The Last Key) y sus escritores no intentaban desafiar nuestro ingenio, sino simplemente exagerar todos los aspectos de la historia para obtener una reacción visceral en el espectador, o al menos retrasar el aburrimiento mientras nos preguntamos ¿quién será el próximo en morir? ¿Quién sobrevivirá hasta el final? En mi caso personal, creo que dejé de poner atención después del cuarto de billar, cuando la situación se vuelve demasiado inverosímil para tomarse en serio ("¡El cuarto está de cabeza, entonces el código debe invertirse!")
Por el lado positivo, Escape Room es una película "de estudio" (Columbia Pictures) razonablemente bien financiada y con recursos superiores al estándar del horror independiente. Esto significa que los efectos son bastante competentes, el diseño de producción es atractivo y funcional (aunque también rebasa el límite de credibilidad), y las muertes ofrecen cierta creatividad para compensar su mínima violencia (es lo más que podemos esperar en una cinta PG-13).
La premisa de Escape Room no me pareció mala, pero le faltó imaginación para encontrar un ángulo original que no se limitara a repetir lo que ya vimos en mejores películas (a veces me recordó la clásica Cube... aunque no fue una comparación favorable). Desafortunadamente los productores de Escape Room tomaron el camino más fácil, y el resultado fue una obra visualmente atractiva con demasiados obstáculos (literales y figurados) para enganchar al espectador. Lo que no faltó, desde luego, fue el inevitable "twist" para establecer la posibilidad de una secuela... pero creo que ya tuve bastante con estos "cuartos de escape", donde el único reto es mantenerse despierto. Le dejo a Columbia Pictures una pista para futuras películas: encuentren otro pasatiempo de moda para explotar.
Calificación: 6.5
IMDb
Friday, February 8, 2019
Green Book: Una Amistad Sin Fronteras (Green Book)
Síntomas: A principios de los años sesentas, el rudo "bouncer" italiano Tony Vallelonga (Viggo Mortensen) es contratado como chofer del Dr. Don Shirley (Mahershala Ali), un renombrado pianista de jazz que está por comenzar una extensa gira por el sur de los Estados Unidos, donde el racismo generalizado presentará grandes retos para ambos.
Diagnóstico: Aunque está basada en hechos reales (y además co-escrita por Nick Vallelonga, el hijo del protagonista), resulta evidente que Green Book: Una Amistad Sin Fronteras fue objeto de considerable "manipulación creativa" para acomodarla en la categoría de "señuelo de Óscares"... cintas donde se manejan temas importantes, pero con suficiente ligereza para hacerlas comercialmente atractivas, sin perder ese sabor "artístico" que nos convence de su trascendencia cultural. Lo cual no tiene nada de malo. Creo que el director Peter Farrelly hizo una excelente película, y su obvia aspiración a los grandes premios no debería influir en la entretenida (y en ocasiones inspiradora) experiencia de Green Book: Una Amistad Sin Fronteras.
Sirva eso también como excusa para pasar por alto el desfile de clichés sobre intolerancia racial que nos presenta el libreto, así como la mágica evolución de las actitudes negativas con las que el Dr. Shirley y Tony Vallelonga comienzan la historia, para gradualmente transformarse en seres humanos más completos y realizados gracias a las vivencias que comparten en sus viajes por el sur de los Estados Unidos, donde incluso los más fervientes seguidores de Shirley son tan racistas como cualquier "redneck" de Kentucky... pero con ropa más elegante y modales ligeramente menos ofensivos. O tal vez ese fue uno de tantos clichés que Farrelly y sus guionistas aprovecharon para moldear nuestras emociones y orquestar momentos de intenso drama, así como respiros humorísticos que armonizan a la perfección con las más graves lecciones de la película. Como dije: un experto trabajo de "spin" creativo para complacer al espectador y dejarnos con la impresión de que aprendimos algo nuevo. Algo "nuevo" que hemos visto en incontables obras de similar intención y manufactura (algunas de mis favoritas: The Help, Amistad, y Dirty Pretty Things... todas ellas, me apena decirlo, con el común denominador del "redentor blanco" que interviene para salvar la situación).
En fin... haciendo todo eso a un lado, Green Book: Una Amistad Sin Fronteras puede destilarse en las virtuosas actuaciones del dueto protagónico. Viggo Mortensen interpreta un hombre de clase media, burdo e ignorante (y un poco racista), cuya reputación para los golpes y su inflexible ética laboral lo hacen el candidato ideal para conducir al Dr. Shirley, un talentoso pianista con sus propios conflictos personales y una desafiante actitud que definitivamente no será bien recibida en el sur de los Estados Unidos, durante un período de cruel segregación y arbitrarias restricciones para la población africana-americana. Viggo Mortensen será irreconocible para quienes solo lo conocían como Aragorn; su actuación desborda energía y una pragmática actitud que revela una mente racional por debajo de su impulsivo exterior. Y Mahershala Ali (¡está en todo últimamente!) transmite la pugna entre fuerza interna y vulnerabilidad que atormenta al Dr. Shirley después de tantas amargas experiencias y traumas psicológicos.
La interacción entre ambos actores es razón suficiente para recomendar Green Book: Una Amistad Sin Fronteras y disculpar su simplista (algunos dirían "ofensiva") reducción de una complicada dinámica racial a una convencional historia de "pareja dispareja" combinada con "road movie" donde lo importante no es el destino final, sino el aprendizaje, bla, bla, bla. Nada nuevo, ni particularmente profundo, pero cualquier esfuerzo es apreciado para sanar heridas culturales que aún no cicatrizan por completo. De hecho, algunas se están abriendo...
Calificación: 9
IMDb
Wednesday, February 6, 2019
Velvet Buzzsaw
Síntomas: Los cuadros inéditos de un artista recientemente fallecido causan furor en el mundo del arte moderno. Entonces comienzan a morir los individuos relacionados con el descubrimiento de esas pinturas.
Diagnóstico: El argumento de Velvet Buzzsaw es mucho más complicado de lo que sugiere esta superficial sinopsis. De hecho, podríamos decir que Velvet Buzzsaw en una sátira dramática con demasiados personajes y situaciones, cada uno con su particular tema, pero no siempre coordinados para lograr una congruente expresión colectiva. Perdón; no quería recurrir a la metáfora culinaria, pero creo que esto salió peor.
Como sea, es obvio que el director/escritor Dan Gilroy tiene mucho que decir sobre el mundo del arte contemporáneo; y sus ideas son ciertamente válidas, provocativas y muy graciosas. Sin embargo no logró (o no quiso) ordenarlas en una narrativa balanceada y coherente... y por eso decidió presentarlas en el formato de una película de terror.
Lo cual me parece perfectamente natural; el cine de horror no siempre tiene sentido porque su naturaleza misma permite desviaciones sustanciales de la realidad objetiva, y casi siempre busca despertar emociones viscerales que no requieren explicación racional. De hecho, Velvet Buzzsaw comparte algunas características con el reciente re-make de Suspiria, pero con pinturas en vez de danza.
Entonces, como cualquier obra de arte, Velvet Buzzsaw inspirará reacciones muy diversas, dependiendo de las expectativas de cada espectador y su tolerancia a los abstractos conceptos planteados por Gilroy, como parte de la caprichosa secuencia de eventos que desatan los cuadros del finado pintor Ventril Dease (Alan Mandell), los cuales fueron descubiertos por Josephina (Zawe Ashton), la asistente de Rhodora Haze (Rene Russo), dueña de una famosa galería de arte en Los Ángeles que siempre está buscando al siguiente pintor de moda para perpetuar el ciclo de arte y comercio. Pero nada de eso hubiera sido posible sin la intervención de Morf Vanderwalt (Jake Gyllenhaal), renombrado crítico de arte cuya opinión puede crear o destruir carreras. También rondan por la periferia de la historia Gretchen (Toni Collette), asesora comercial para clientes millonarios que quieren invertir en obras de arte; y el veterano pintor Piers (John Malkovich), quien perdió la inspiración y necesita algo que despierte su creatividad. Ah, y también tenemos una inesperada "chica final" con la mala (o buena) suerte de estar siempre en el lugar correcto para descubrir los cadáveres. Es uno de los mejores chistes de la película... aunque no estoy seguro si fue intencional.
Mientras tanto el argumento deambula con desgano, estableciendo vagos conflictos entre estos trágicos personajes. El asunto de las muertes sirve para impartir justicia en un entorno oportunista, guiado por el cinismo y la ambición en vez del genuino aprecio por el arte. Y, así como Jason Voorhees castiga a los adolescentes indecentes, Gilroy se regodea en la catártica eliminación de los parásitos que corrompen el trabajo de los artistas. O algo así.
Por otro lado, Velvet Buzzsaw también podría interpretarse como un hermoso desastre cuyas excelentes actuaciones y vistosa cinematografía intentan distraernos de un confuso libreto que no alcanza a definir sus reglas, ni se preocupa por seguirlas. En fin... a partir de la menospreciada Nightcrawler, pensé que la carrera de Dan Gilroy ascendería rápidamente; sin embargo, después de Roman J. Israel, Esq. y ahora Velvet Buzzsaw, quizás sea más apropiado ubicarlo en la categoría de "one hit wonders", y aceptar que puede realizar proyectos interesantes y entretenidos, pero sin alcanzar la genialidad de su magna obra. Afortunadamente eso es más que suficiente para triunfar en Hollywood.
Calificación: 8
IMDb
Monday, February 4, 2019
Close
Síntomas: Sam Carlson (Noomi Rapace) es contratada como guardaespaldas de Zoe Tanner (Sophie Nélisse), la joven heredera de un emporio minero. Ninguna de las dos está contenta con la situación, pero deberán cooperar para sobrevivir los peligros que les esperan.
Diagnóstico: Creo que Close contaba con todos los ingredientes necesarios para convertirse en un excelente thriller de acción; pero algunas malas decisiones en la dirección y un libreto pobremente construido le impidieron alcanzar su potencial. Aún así hay suficiente suspenso y buenas actuaciones para pasar un rato medianamente entretenido (gracias a Netflix), con un ritmo ágil que nos impide pensar demasiado en sus fallas lógicas.
En general me gusta el cine de acción con mujeres como protagonistas pues, además de añadir un mensaje feminista (que puede ser obvio o sutil, según la intención de los productores), también aplica un barniz de novedad sobre fórmulas muy repetidas, y hasta puede enriquecer el repertorio emocional de los clichés más comunes. Por ejemplo, en Peppermint encontramos a una madre vengando la muerte de su familia... un escenario típicamente masculino que cambia de matiz con la inversión de papeles; y ahora, en Close, se utiliza el viejo estándar de "guardaespaldas protegiendo una atractiva mujer", donde la relación no se vuelve romántica, sino casi maternal. Aunque también recurren al estereotipo de "enemigas al principio, amigas al final", así que tampoco podemos esperar milagros.
En resumen: si Close tuviera un héroe masculino, probablemente no la habría visto. No sé si esa declaración es sexista, o tan solo un testimonio del excelente desempeño de Noomi Rapace en el papel de Sam Carlson, inspirada en la vida de Jacquie Davis, legendaria guardaespaldas que ha trabajado para celebridades como J.K. Rowling, Nicole Kidman, y muchas otras que, supongo, no puede mencionar por acuerdos de confidencialidad.
Hablando de clichés, la trama de Close es bastante previsible: la joven Zoe Tanner (Sophie Nélisse) odia a su madrastra Rima Hassine (Indira Varma); y el resentimiento se vuelve mutuo cuando la joven hereda el control mayoritario de su inmensa empresa minera, la cual está compitiendo contra un consorcio chino por los derechos de explotación de una región en Marruecos. Entonces Sam es contratada como guardaespaldas de Zoe durante un viaje rutinario de Londres a Marruecos; pero las cosas se complican con un intento de secuestro, y una conspiración que podría destruir el legado de la empresa minera. ¿Quién será el culpable? ¿Hasta dónde llegará Sam para cuidar a su cliente? ¿Logrará Zoe madurar después de sus peligrosas experiencias?
Como dije, no es una historia muy original, pero Noomi Rapace se encarga de redimir la cinta con su intensidad y fino manejo de emociones que la distinguen de los clásicos héroes infalibles e imperturbables tan comunes en este género. Sam puede equivocarse, se estresa demasiado, y a veces pierde el control de la situación... pero nunca se da por vencida. Por otro lado, ese tono realista podría decepcionar a quienes esperaban una película de acción más convencional, con persecuciones, tiroteos y "stunts" sin consecuencias para los héroes. En ese caso, Close no es su película; mejor vean Atomic Blonde o Tomb Raider (no es un insulto... ambas me gustaron, aunque por distintas razones).
Más difícil de aceptar en Close fueron los caprichos de un libreto (co-escrito por la directora Vicky Jewson) lleno de inconsistencias, donde se introducen escenas absurdas para incrementar el peligro y hacer más difícil la misión de Sam. Además de las consabidas "coincidencias", tenemos súbitos cambios de actitud, tecnología mágica que ayuda u obstruye la fuga de las protagonistas, y villanos absolutamente ineptos que no siguen órdenes porque entonces la película terminaría en veinte minutos.
Si hubieran puesto más esmero en el libreto, Close sería un eficiente thriller con un interesante contexto político, y personajes con amplia oportunidad para crecer y transformarse. Sin embargo sus múltiples problemas la redujeron a un pasatiempo desechable con una excelente actuación como única recompensa para la paciencia del espectador. Solo queda esperar que Noomi Rapace consiga más papeles de este tipo... siempre y cuando no la conviertan en la versión femenina de Liam Neeson. Nadie merece ese destino.
Calificación: 7.5
IMDb