Sunday, March 6, 2016
Sin Regreso (Backtrack)
Síntomas: El psiquiatra Peter Bower (Adrien Brody) no ha logrado superar una tragedia de su pasado, y además está sufriendo pesadillas y visiones que le hacen cuestionar su propia estabilidad mental; sin embargo sigue recibiendo a los perturbados pacientes que le envía el afable Dr. Stewart (Sam Neill). Pero ¿qué secreto une a esos pacientes con el pasado del Dr. Bower?
Diagnóstico: El "gran misterio" de Sin Regreso es tan obvio que durante largo rato pensé que sería un truco intencional... una estrategia para distraernos del auténtico "twist" que eventualmente llegaría. Y, en efecto, el libreto escrito por el director Michael Petroni revela tardíamente su auténtico propósito, complicando la crisis del psiquiatra con una investigación policíaca floja e igualmente lenta, que también es muy fácil deducir mucho antes del "sorpresivo" desenlace (gracias al "Principio de Economía de Personajes" descrito por Roger Ebert). Esto nos deja con un repetitivo thriller psicológico (¿psiquiátrico?) con tintes paranormales, donde presenciamos el gradual colapso mental del protagonista, torturado por intensos sentimientos de culpa que es incapaz de resolver.
Lo que medianamente rescata Sin Regreso es la actuación de Adrien Brody. Con un actor más débil la cinta sería un desastre; pero su expresivo rostro y creíbles emociones logran atraparnos en su paranoia y confusión entre fantasía y realidad. Esto no arregla la imperfecta historia, pero basta para evitar que la cinta se derrumbe por completo, al mismo tiempo que inspira tenue curiosidad por saber hacía donde se dirige todo el asunto... si es que se dirige a algún lugar concreto (por cierto, nunca había notado que Adrien Brody tiene una de las peores dicciones que he escuchado en un actor... y estoy incluyendo a Sylvester Stallone en la comparación).
Por su parte, Petroni y su cinematógrafo Stefan Duscio se esmeran en generar una atmósfera apropiadamente lúgubre, con melancólicos escenarios campestres y una deprimente paleta de colores que sin duda complementa el ánimo del protagonista. Independientemente de sus limitaciones narrativas, Sin Regreso tiene una magnífica apariencia que la separa de similares obras de horror "indie", y añade cierta credibilidad que el lerdo libreto no logra conseguir.
No me malinterpreten; entiendo bien el valor de un thriller cocinado "a fuego lento", pero esa receta requiere amplias porciones de suspenso y talento para manipular las expectativas del público y sorprenderlo con genuino ingenio. Lamentablemente Sin Regreso sólo cumple la primera condición de la premisa (establecer el misterio de manera intrigante), y deja que su monótono ritmo y difusa estructura conspiren para diluir su eventual impacto.
A pesar de todo eso, en retrospectiva me gustó la historia gracias a su apropiado uso de sutiles elementos sobrenaturales (a veces no tan sutiles; creo que hubiera funcionado mejor sin tantos baratos efectos digitales). Y aunque me pareció demasiado predecible, el final alcanza el mínimo nivel de satisfacción emocional para no sentir que perdí el tiempo (aunque cada espectador tendrá distintos niveles de tolerancia). A fin de cuentas creo que Sin Regreso fue claro ejemplo de una buena idea mediocremente ejecutada bajo la visión de un director que confió demasiado en el estilo como reemplazo de sustancia; o en un "estudio de carácter" sin suficiente respaldo narrativo para justificar el largo camino que conduce a su resolución. Recomendaría esperar a verla en televisión, donde podrán usar el "rewind" para hacer su propia “mala lectura de labios" con los ininteligibles balbuceos de Adrien Brody, un buen actor con urgente necesidad de contratar un "coach de diálogo". Siempre y cuando no le pida referencias a Stallone.
Calificación: 6.5
IMDb
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