Saturday, November 30, 2019
La Posesión de Mary (Mary)
Síntomas: En su primera travesía a bordo del barco de vela "Mary", el capitán David Greer (Gary Oldman) y su familia descubren una misteriosa presencia que empieza a afectarlos de distintas maneras.
Diagnóstico: En el 2011, el cinematógrafo Michael Goi hizo su debut como director con la notable cinta Megan is Missing (una de las mejores muestras de cine "found footage", en mi humilde opinión), lo cual elevó mis expectativas sobre su nueva película de terror, La Posesión de Mary... pero me duele decir que fue una gran decepción, a pesar de tener algunas buenas ideas y una inesperada locación que se prestaba para algo más creativo e innovador.
La Posesión de Mary es básicamente una película de "casa embrujada" en alta mar, con todos los clichés que ello implica: una familia con problemas emocionales y financieros, un nuevo barco (en vez de casa) con un misterioso pasado, y los típicos fenómenos paranormales que infestan el sub-género: sombras siniestras, visiones pesadillescas, y la hija menor hablando con un "amigo imaginario". Lo único que faltó (¡afortunadamente!) fue un perrito como víctima temprana para demostrar que las cosas van en serio. En vez de eso usaron al inútil novio de la hija mayor.
Entre los escasos aciertos de La Posesión de Mary destacan los actores principales; Gary Oldman no se esfuerza mucho en el papel del Capitán Greer, pero su simple presencia eleva la película y captura la angustia de un hombre tratando de mantener unida a su familia en circunstancias desesperadas. Emily Mortimer exagera un poco como la madre que reconoce la amenaza sobrenatural, pero no logra convencer a su esposo (¡qué original!) Y, en el papel de las hijas, Stefanie Scott (como la adolescente) y Chloe Perrin (como la niña) cumplen su función de "mcguffins" humanos para motivar las acciones de sus padres.
En cuanto al horror, La Posesión de Mary incluye un poco de sangre, algunas flojas escenas de suspenso, y los obligatorios sobresaltos que a estas alturas no asustan a nadie. No revelaré el origen de la "maldición" porque... francamente, no la entendí bien. Al parecer ocurrió algo terrible a bordo del "Mary", pero nunca queda claro si está poseído por un fantasma, o un espíritu del mar, o... no sé... ¿moho satánico, tal vez?
Hablando de lo cual, el entorno marítimo añade un poco de variedad visual. Y, en su faceta de director de fotografía, Michael Goi captura espectaculares imágenes para ilustrar el aislamiento del pequeño navío en el inmenso mar. Por otro lado, la cabina del barco me pareció tan obscura que vuelve confusas algunas escenas supuestamente "terroríficas" (lo cual no es decir mucho). Entiendo la utilidad de las sombras en el contexto del horror, pero necesitamos ver lo que filmó el director para entender lo que está pasando (o tal vez fue culpa de la mala proyección en Cinemex, para variar).
Casi todas las películas de "horror acuático" se enfocan en ataques de criaturas marinas reales o imaginarias (entre mis favoritas: The Shallows, Deep Rising, y Leviathan). Por eso me gustaba la idea de actividad paranormal en alta mar, un entorno ya de por sí peligroso, con nuevos retos y oportunidades. Sin embargo La Posesión de Mary prefirió seguir el camino más simple de "casa embrujada", y el resultado se hundió (ja, ja) bajo el peso de su mediocridad. Como mejores alternativas de horror sobrenatural en el mar sugiero Triangle, Below, o hasta Satan's Triangle, pues intentaron algo nuevo, o al menos supieron adaptar la fórmula para funcionar en el agua.
Calificación: 5
IMDb
Friday, November 29, 2019
El Informante (Killerman)
Síntomas: Moe (Liam Hemsworth) y Skunk (Emory Cohen) se dedican a lavar grandes cantidades de dinero para clientes muy peligrosos, y un día deciden usar una pequeña parte de ese dinero para hacer un negocio personal... el cual, desde luego, no sale como esperaban.
Diagnóstico: Creo que El Informante podría haber sido una excelente "B-Movie" gracias a sus sólidas actuaciones, competente dirección, e inusitado impacto emocional (al menos dentro de ese nicho cinematográfico); sin embargo el director Malik Bader trató de hacer algo más refinado e "importante", y terminó diluyendo la excelsa brutalidad de la cinta con demasiado drama artificial que no mejora la experiencia.
La primera media hora de El Informante me gustó mucho. Después de establecer la sincera amistad entre Moe y Skunk (Liam Hemsworth y Emory Cohen, respectivamente), Bader nos muestra los enigmáticos procesos del lavado de dinero "análogo", realizado por medio de transacciones que convierten el dinero efectivo en joyas, metales preciosos, y eventualmente documentos bancarios, lo cual permite que los líderes criminales canalicen sus ganancias en negocios legítimos. La cinta no profundiza mucho en este aspecto, pero me pareció un tema fascinante; y además nos sumerge en un sub-mundo criminal relativamente novedoso que distingue a El Informante de otros thrillers con premisas que ya conocemos de memoria.
Entonces llega el fallido negocio donde Moe y Skunk pierden el dinero de sus clientes... y el libreto frena abruptamente para sumergirse en sesenta minutos de melodrama pesado y monótono que amenaza con hundir la película. Afortunadamente Hemsworth y Cohen mantienen un buen nivel de intensidad con el apoyo de un reparto secundario desbordante de carácter. Mi favorito fue Zlatko Buric como el Tío Perico, dividido entre su reputación como "negociante" inflexible, y su compasión por su sobrino (Skunk), quien cometió un gran error, pero se compromete resolverlo antes de que la situación empeore. En el otro lado de la ley, Nickola Shreli y Malik Bader (sí, el director) interpretan a los policías Duffo y Martínez, más desalmados que los criminales que persiguen. Y, finalmente, Diane Guerrero tiene el ingrato papel de "novia en peligro"; pero al menos aporta la motivación necesaria para llegar al sangriento tercer acto, donde la película recupera la energía y nos atrapa en la desesperación de Moe y Skunk mientras enfrentan amenazas que nunca imaginaron cuando planearon su "inocente" negocio personal.
Otra cosa que me desagradó de El Informante (además de esa floja parte media) fue el uso del recurso narrativo más arcaico y forzado en la historia del cine: la amnesia. En cierto modo explica varias inconsistencias del libreto... pero al final no pasa de ser un truco para justificar el inevitable "twist" que, francamente, no fue tan impactante como supone el director... sobre todo porque es muy fácil adivinarlo con anticipación.
A pesar de tantas quejas, puedo recomendar El Informante por su ingenioso argumento (salvo el asunto de la amnesia), la dinámica dirección de Bader, y la vistosa cinematografía (¡en película Kodak de 16mm, nada menos!) que convierte las más mundanas locaciones de Nueva Jersey en los estilizados escenarios "neo-noir" donde la muerte acecha en cada esquina, y la lealtad es más valiosa que el dinero. Lástima que la lealtad no pueda convertirse en documentos financieros.
Calificación: 8
IMDb
Thursday, November 28, 2019
The Farewell
Síntomas: La abuela Wang (Shuzhen Zhao) padece una grave enfermedad y le queda poco tiempo de vida... pero su familia le ha ocultado la verdad. Entonces, con la excusa de una boda, sus hijos organizan una gran fiesta para que todos puedan despedirse de ella.
Diagnóstico: Eso es todo. The Farewell no pretende revelar graves secretos familiares, ni incitar conflictos entre parientes rivales. En vez de eso, la directora Lulu Wang diseñó la película como sincero tributo a su familia (The Farewell está "basada en una mentira real"), y como celebración de la cultura asiática en general. En este último punto creo que The Farewell funciona mejor que la exitosa Crazy Rich Asians, gracias a un entorno más íntimo y libre de clichés, donde podemos disfrutar la riqueza de las dinámicas familiares y explorar un contexto cultural más complicado de lo que imaginamos... y al mismo tiempo más simple.
La protagonista de The Farewell es Billi Wang (Awkwafina), la nieta de Nai Nai (Shuzhen Zhao) que vive en Nueva York desde la infancia; y, cuando se entera de la enfermedad de la abuela, desafía las órdenes de sus padres y viaja a China para participar en la fiesta y despedirse de la anciana. Su punto de vista multicultural nos permite contrastar la ideología de la rama familiar "trasplantada" a los Estados Unidos, y la del tronco original que se quedó en China. Gracias a esto el libreto de The Farewell ofrece fascinantes comentarios sobre las diferencias y, sobre todo, las similitudes entre parientes separados por la distancia, pero unidos por la naturaleza humana.
Eso fue uno de los aspectos que más me gustó de The Farewell. A pesar de la disparidad geográfica, los problemas y alegrías de la familia Wang son universales. Podría igualmente ser una familia mexicana, india o rusa, y en todas encontraríamos idénticos rasgos y actitudes. Por ejemplo, la abuela afable, la suegra estricta, el primo "raro"... en fin, todos los estereotipos del melodrama familiar, pero arteramente dirigidos para reforzar el mensaje agridulce de la cinta. Y todo eso sin caer en cursilerías ni forzado sentimentalismo. Por el contrario, las emociones de The Farewell fluyen naturalmente de las actuaciones y moldean la interacción de los personajes.
En el papel principal, Awkwafina demuestra enorme rango expresivo en una actuación sobria y honesta que define el tono de la película. La abuela está interpretada por Shuzhen Zhao con gran calidez... y un toque de casual autoridad, como corresponde a la matriarca que lo ha visto todo, y tiene soluciones para los problemas de todos (al menos en su opinión). Y, aunque tiene un participación muy breve y prácticamente muda, Aoi Mizuhara me hizo reír en el papel de Aoki, la novia que asiste a su propia boda sin conocer el lenguaje chino (es japonesa), y sin comprender el caos que la rodea. Parece irrelevante, pero denota el esmero de la directora para crear una atmósfera rica en detalles que realmente contribuyen a la historia.
En resumen, The Farewell es un modesto drama familiar sin grandes estrellas ni excesos artísticos, y aún así me pareció más emotiva que cualquier cinta "feel good" producida en Hollywood. También es muy ligera, y quizás no la recordaré la próxima semana, pero fue la reunión familiar más agradable que he vivido en mucho tiempo. Y generalmente odio las reuniones familiares.
Calificación: 9
IMDb
Wednesday, November 27, 2019
3022
Síntomas: En el año 2190, los astronautas John Laine (Omar Epps), Jackie Miller (Kate Walsh), Lisa Brown (Miranda Cosgrove) y Richard Valin (Angus Macfadyen) sirven a bordo de la estación espacial Pangea, cercana a Júpiter. Entonces pierden contacto con la Tierra, y deben tomar difíciles decisiones sobre el futuro de su misión.
Diagnóstico: Un melodrama con varios individuos separados de la civilización podría desarrollarse en cualquier locación terrestre... un barco a la deriva, una mina abandonada, un edificio dañado, etc. Pero cuando el director John Suits (Pandemic, The Scribbler) lleva esa premisa al espacio exterior, abre nuevas posibilidades dramáticas que trascienden los atestados corredores de la estación espacial. Y, para bien o para mal, eso es todo lo que separa la película 3022 de similares "thrillers minimalistas", donde los peligros físicos de un medio ambiente hostil palidecen frente al ataque psicológico del egoísmo, el aislamiento, y el temor irracional. Es un buen truco para hacer la película más profunda, pero no logra rescatarla de su pereza narrativa y mediocre ejecución.
El diseño visual de 3022 nos remite a la ciencia ficción utilitaria de cintas como Alien y Silent Running. La estación espacial Pangea presenta un austero entorno industrial que requiere atención constante para mantenerse en funcionamiento. Es un trabajo duro y solitario que, después de cinco años, ya está afectando la moral de la tripulación; y cuando pierden contacto con la Tierra después de un catastrófico evento, se agudizan las particulares disfunciones de cada astronauta. El Capitán Laine (Omar Epps) sufre terrores nocturnos que podrían convertirse en alucinaciones lúcidas. La directora de operaciones Jackie Miller (Kate Walsh) sufre abrumadora nostalgia por la hija que dejó en la Tierra, y que quizás no volverá a ver. La joven científica Lisa Brown (Miranda Cosgrove) se aleja cada vez más de sus compañeros; y el Doctor Valin trata de mantener la calma, aunque fue el más afectado por el misterioso evento que interrumpió las comunicaciones. Y así, conforme se incrementan las crisis técnicas y emocionales a bordo de Pangea, compartimos la paranoia de los personajes y su creciente pesimismo... así como la tenue esperanza inspirada por un plan que podría salvarlos, o destruir la estación.
El director John Suits y el guionista Ryan Binaco minimizan los aspectos de ciencia ficción para enfocarse en la transformación (buena o mala) de los personajes. Algunos intentan sobreponerse a sus temores, mientras que otros sucumben a una especie de nihilismo post-apocalíptico. Suena similar a la reciente película sueca Aniara, pero con grupo humano más reducido, y por lo tanto más intenso en sus reacciones. El problema viene cuando nos damos cuenta de que Suits y Binaco no tienen mucho que decir. Los diálogos se vuelven repetitivos; los astronautas no aprenden las lecciones que imparte el destino; y solo hasta el tercer acto ocurren cosas suficientemente interesantes para liberar al drama de su apatía. Más vale tarde que nunca, supongo.
En el plano técnico, el diseño de escenarios me gustó mucho, pero los efectos digitales reflejan el bajo presupuesto de la cinta (incluyendo tomas exteriores y el mencionado "evento"). Si solo fuera mala calidad visual no me importaría mucho; pero la narrativa también se ve afectada por las vagas imágenes y confusa geografía de la estación.
A fin de cuentas aprecié 3022 por su honesta intención de hacer ciencia ficción seria e inteligente con poco dinero. Las actuaciones son buenas, la premisa inspira múltiples vectores de reflexión, y el final ofrece un buen balance de tragedia y esperanza. Pero siento que faltó variedad e imaginación en todos los departamentos de la película; desde los efectos hasta el rango emocional de los personajes. Por otro lado, 3022 al menos ofrece el dudoso placer de escuchar a iCarly decir "fuck".
Calificación: 6.5
IMDb
Monday, November 25, 2019
The Courier
Síntomas: El líder criminal Ezekiel Mannings (Gary Oldman) planea eliminar al joven Nick Murch (Amit Shah) antes de que testifique en su contra; pero la enigmática Mensajera (Olga Kurylenko) se involucra accidentalmente en la situación, y decide proteger a Nick de los mercenarios que quieren asesinarlo.
Diagnóstico: Esto es exactamente lo que yo quería: una "B-Movie" de acción con Olga Kurylenko. Sin embargo yo esperaba algo más ambicioso o creativo para aprovechar el talento de esta actriz, pero el director Zackary Adler decidió tomar la ruta fácil del cliché, con un resultado menor a la suma de sus partes. Aún así The Courier fue una experiencia dinámica y visualmente atractiva que solo recomendaría para fans de Kurylenko que quieran verla luchando contra genéricos villanos europeos, y conduciendo su motocicleta futurista... durante una o dos escenas.
Las imágenes de Olga Kurylenko a bordo de una motocicleta sugieren frenéticas persecuciones por las calles de Londres, escapes imposibles, y el vértigo de la velocidad. Lamentablemente nada de eso ocurre en The Courier. La mayor parte de la acción se desarrolla en un estacionamiento, donde la Mensajera y el testigo se ocultan mientras los esbirros de Mannings caminan lentamente y cometen absurdos errores para extender la película y evitar que termine prematuramente. Algo así como "Die Hard en un estacionamiento".
Pero, bueno... una vez que ajusté mis expectativas, The Courier resultó tener momentos rescatables, incluyendo sorpresivos despliegues de "gore", algunas ideas ingeniosas (como la secuencia del "drone"), y actuaciones aptas para el nivel de la película; cuando el libreto es tan elemental, no hace falta expresar motivación ni emociones complicadas.
Al menos el personaje de la Mensajera tiene un poco de dimensión, eficientemente establecida por medio de encabezados y noticias durante los créditos iniciales. La mujer es un misterio, y nunca revela su nombre; pero podemos deducir que tuvo entrenamiento militar, trabaja como "transportadora" de paquetes peligrosos, y siempre garantiza resultados. De hecho, si The Courier tuviera suficiente éxito (muy dudoso), podría iniciar una franquicia donde se exploraría el pasado del personaje... y tal vez hasta organizar un "crossover" con el Transportador original.
En el papel del genio criminal, Gary Oldman recicla la rutina de villano sofisticado, escuchando ópera mientras sus esbirros envenenan a los guardias que protegen al testigo. ¡Qué irónico! ¡Qué original! El otro "nombre" de la película es Dermot Mulroney como el Agente Especial Roberts, quien lleva mucho tiempo cazando a Mannings, y sabe que todo podría derrumbarse si matan al único testigo que aceptó declarar en su contra. Calculo que Mulroney trabajó un par de días en la película, y casi siempre está en su oficina hablando por teléfono. A ese tipo de roles se le llama "hacer un stallone".
Finalmente, la razón por la que vi The Courier: Olga Kurylenko. Como dije, el director no supo aprovechar el rango de la actriz, pero al menos contrató un coreógrafo decente para diseñar peleas brutales y razonablemente realistas. Cuando la Mensajera lucha contra un matón de dos metros, la victoria cuesta sangre, literalmente. A pesar de sus habilidades especiales, la Mensajera no es invencible, gracias a lo cual podemos sentir un poco de suspenso cuando todo parece perdido.
Entonces, The Courier no alcanzó su potencial, pero me gustó ver a Olga Kurylenko de regreso en el género de acción. Y, ya que se están cumpliendo mis deseos cinematográficos... ¿dónde estará Chelan Simmons? Antes hacía una película para televisión cada semana (usualmente Lifetime o SyFy), y ahora nada. Mi sugerencia: una versión "pirata" de Charlie's Angels con Olga Kurylenko, Chelan Simmons, y Rosario Dawson. Si la acción ocurre en Navidad, seguro la compra el canal Hallmark.
Calificación: 7
IMDb
Sunday, November 24, 2019
Huérfanos de Brooklyn (Motherless Brooklyn)
Síntomas: Cuando el detective privado Frank Minna (Bruce Willis) es asesinado, su asistente Lionel Essrog (Edward Norton), quien sufre de Síndrome de Tourette, inicia su propia investigación para encontrar al culpable. O culpables.
Diagnóstico: En su segunda película como director (la primera fue Keeping the Faith, del año 2000), Edward Norton rinde tributo al cine de detectives de los años cincuentas, con tanto esmero en los detalles que me sentí realmente transportado a aquella década. Pero el auténtico valor de Huérfanos de Brooklyn no es la simple nostalgia, sino la transformación de un clásico argumento "noir" (intriga y corrupción en las altas esferas de la sociedad) en una astuta exploración de los factores socioeconómicos que contribuyeron el racismo institucional y la explotación del poder público en Nueva York (y, sospecho, en muchas ciudades del mundo). Afortunadamente el mensaje de Huérfanos de Brooklyn no impide disfrutar todos los atributos que evocan el ritmo y atmósfera de una buena novela, tal vez un poco larga, pero con fascinantes personajes que nos obligan a leer una página más, y otra, y otra.
En este punto conviene advertir que Huérfanos de Brooklyn está basada en el libro "Motherless Brooklyn", de Jonathan Lethem, y al parecer existe descontento entre sus fans por los considerables cambios que sufrió esta adaptación cinematográfica. Sin embargo, como espectador casual, creo que Norton realizó un increíble trabajo como actor y director, cuyo único defecto (en mi humilde opinión) fue la inevitable "ceguera de autor" que impide reconocer algunas escenas superfluas en una película por lo demás casi perfecta.
Hablando de adornos innecesarios, inicialmente me pareció excesiva la adición de Síndrome de Tourette al personaje principal... algo así como una excusa para lucir el talento de Norton como actor. Y, desde luego, su actuación es increíble, incorporando con sorprendente naturalidad los síntomas de esa condición, sin caricaturizarla ni trivializar el sufrimiento de las personas que realmente la padecen. De hecho, creo que Norton realizó una importante labor social al presentar una versión realista del Síndrome de Tourette, contradiciendo los falsos clichés que abundan en la cultura popular (es mucho más complicado que gritar groserías). Y así, lo que parecía una afectación se transforma en un componente esencial del carácter de Lionel Essrog, quien aprendió a utilizar los efectos secundarios de la enfermedad como parte integral de su proceso deductivo.
Otra acertada decisión de Norton como director fue reunir un extraordinario elenco que no solo cubre (con amplio margen) los requerimientos dramáticos de sus respectivos personajes, sino que refleja la diversidad de ideas, opiniones y culturas de Nueva York en los años cincuentas... una ciudad en transición donde no se puede arreglar una cosa sin descomponer otra. O, dicho de otro modo, los villanos de Huérfanos de Brooklyn son ciertamente repugnantes... pero Norton admite los males necesarios y terribles decisiones que contribuyeron a forjar el mundo moderno.
Entre los integrantes de este gran reparto destacan Gugu Mbatha-Raw, Alec Baldwin, Willem Dafoe, Bobby Cannavale, Bruce Willis, Cherry Jones, Michael Kenneth Williams, y Robert Wisdom. No hay actuaciones malas en la película; y hasta las escenas que me parecieron innecesarias (como la sub-trama del club de jazz) incluyen sólidos intérpretes que enriquecen la experiencia general de la cinta.
Creo que Huérfanos de Brooklyn puede parecer propaganda moderna disfrazada de "thriller" antiguo, pero nada de eso reduce la excepcional labor de Norton y sus colaboradores al frente y detrás de las cámaras. Como fan del cine "noir", Huérfanos de Brooklyn me pareció un excelente ejemplo de la evolución del género, utilizando clichés de ayer para expresar ideas de hoy. Y, si preferimos ignorar los mensajes políticos, Huérfanos de Brooklyn sigue siendo un denso y satisfactorio "noir" donde las cosas no son lo que parecen, y los principios son más importantes que la supervivencia. Por eso pertenece al reino de la ficción.
Calificación: 9
IMDb
Saturday, November 23, 2019
El Misterio del Faro (The Vanishing)
Síntomas: En el año 1900, el Capitán Thomas Marshall (Peter Mullan) y sus ayudantes James (Gerard Butler) y Donald (Connor Swindells) se disponen a pasar seis semanas operando el faro de la pequeña isla Flannan, en la costa de Escocia. Entonces, después de una tormenta encuentran un naufragio, y las cosas se complican.
Diagnóstico: La desaparición real de tres oficiales en la pequeña isla de Flannan, en el año 1900, ha generado abundante especulación e incontables teorías imposibles de confirmar. Esto significa que El Misterio del Faro es básicamente "fan fiction" con buenas intenciones, pero poca relevancia histórica. Aún así el director danés Kristoffer Nyholm conjuró una hipótesis lógica y realista, donde se exploran las consecuencias de la soledad, la codicia, y el remordimiento, todo ello con gran potencial dramático... pero sin la energía necesaria para llegar más allá de su mínima ambición.
O tal vez esa excesiva sobriedad forma parte de la visión de Nyholm, un competente cineasta que confía en la audiencia para entender el subtexto de El Misterio del Faro sin necesidad de explicaciones. Así, por medio de gestos y detalles, el reparto expresa la turbulencia interna escondida tras la estoica fachada de tres marinos muy distintos entre sí, pero con traumas psicológicos que salen a la superficie cuando la rutina se interrumpe por un evento inesperado.
El Capitán Thomas (Peter Mullan) es el líder del grupo, con ese aire de autoridad que solo se gana con la edad y la experiencia. Cuando encuentran un naufragio, Thomas ordena seguir los procedimientos establecidos, aunque la situación no es tan simple, y conduce a una tragedia. El asistente Donald (Connor Swindells), en su primera visita al faro, sufre la impaciencia de la juventud, y accidentalmente crea el conflicto que divide lealtades y arriesga el futuro de los marinos. Y James (Gerard Butler), quien tiene mucho que perder, trata de mantener la imparcialidad, aunque tampoco puede negar su naturaleza personal.
Conviene aclarar en este punto que El Misterio del Faro no incluye elementos sobrenaturales. Su explicación del misterio es simple y prosaica... pero al mismo tiempo más contundente porque los vicios de la humanidad son más inmediatos que cualquier monstruo marino o fantasma vengativo (ninguno de los cuales aparece en la película). Por el contrario, los eventos que retrata Nyholm resultan devastadores exactamente porque no son únicos ni especiales... tan solo otro ejemplo de "el hombre es el peor monstruo", con la tragedia adicional de que el monstruo no siempre reconoce su condición. Aunque también podríamos ver el lado optimista de un hombre compasivo luchando contra el horror de los demonios cotidianos (es una metáfora; tampoco hay demonios en la historia).
El Misterio del Faro tiene buenas actuaciones (Gerard Butler sorprende con matices que rara vez encontramos en sus películas de acción), atractiva cinematografía para lucir la auténtica isla Flannan; y la solemnidad de una tragedia perfectamente posible, que siempre será más perturbadora que cualquier explicación paranormal. Pero a fin de cuentas El Misterio del Faro me dejó con un hueco emocional que nunca llenaron las elocuentes actuaciones, ni la visceral dirección de Nyholm. Mala señal cuando tanto melodrama conduce a un apático "meh"... acompañado por un suspiro de alivio porque no le pasa nada a Jed (Buddy), el perro del faro.
Calificación: 7
IMDb
Friday, November 22, 2019
Frozen II
Síntomas: La Reina Elsa (voz de Idina Menzel) y su hermana Anna (voz de Kristen Bell) viajan al Bosque Encantado para enfrentar a los Espíritus Elementales que amenazan el reino de Arendelle.
Diagnóstico: En el 2013, Frozen me pareció una divertida fábula infantil con agradables canciones y gran calidad visual. Sin embargo, su mayor acierto fue alejarse de las rancias fórmulas de Disney para intentar algo distinto (no mucho), con una historia enfocada en el desarrollo emocional de dos hermanas, en vez del predecible romance e insulsos conflictos que son tan comunes en este género. Después de tantos años, por fin se atrevieron a hacer una película de "princesas" que no se sentía frívola, sino honesta y sustancial.
Y ahora la secuela Frozen II aspira a lograr lo mismo sin desviarse demasiado del esquema original. Estuvo bien innovar una vez, pero Disney prefiere repetir lo que funcionó en el pasado; después de todo, no quieren decepcionar a los fans... ni a sus accionistas. El resultado fue una secuela competente pero inferior, que nunca alcanza la misma intensidad narrativa de su predecesora... aunque lo compensa parcialmente con extraordinario diseño de producción y épicos despliegues de magia visual.
Como vimos en Frozen, Elsa (voz de Idina Menzel) reparó la relación con su hermana Anna (voz de Kristen Bell), aceptó sus poderes mágicos como algo positivo, y se convirtió en una monarca sabia y compasiva. Pero ahora, un secreto del pasado la obliga a internarse en el Bosque Encantado para buscar a los espíritus de Tierra, Viento, Agua y Fuego que amenazan el reino de Arendelle. Y, desde luego, tendrá el respaldo de Anna, la ayuda de Kristoff (voz de Jonathan Groff) y su alce Sven, y el humor de Olaf (voz de Josh Gad) para hacer más amena su misión.
Y, como todos estos personajes necesitan escenas de lucimiento individual, los directores Chris Buck y Jennifer Lee co-escribieron un argumento difuso y fragmentado que da demasiadas vueltas mientras busca excusas para reciclar los temas de la cinta original: otra crisis existencial para Elsa, otra separación para Anna, nuevas lecciones de vida para Olaf, y los obstáculos que enfrenta Kristoff para fortalecer su romance con Anna. Afortunadamente el romance queda en un lejano tercer plano (quizás cuarto), y sirve principalmente como "comic relief", lo cual me pareció una excelente decisión. Es mucho más interesante seguir la sub-trama de Elsa, donde explora el legado de sus padres, el origen de sus poderes, y su responsabilidad hacia los habitantes de otras comunidades.
En el aspecto musical, Frozen II no incluye piezas tan impactante como Let It Go; pero, como dije, ciertamente lo intentan. Tan solo en los primeros treinta minutos hay cinco números musicales, ninguno de las cuales contribuye a la narrativa, excepto para llenar el tiempo. Pero, bueno... al menos podemos disfrutar las excepcionales voces de Idina Menzel y Kristen Bell, así como la opulencia visual de los escenarios digitales y los efectos que adornan prácticamente cada escena de la película.
Para ser una secuela innecesaria, inspirada únicamente por ambición monetaria, Frozen II cumple su propósito de entretener al público casual (como yo), y añadir nuevos niveles al "Frozenverso" que sin duda apreciarán los fans de la cinta original. Y cuando la trama empieza a flaquear (por ejemplo, durante los tediosos "flashbacks mágicos"), podemos distraernos con el maravilloso trabajo de los diseñadores, animadores, y artistas visuales que colaboraron para crear secuencias realmente espectaculares (mi favorita fue la persecución en el mar), que no solo deleitan la vista, sino que capturan la esencia dramática de los personajes. No me molestaría que hicieran otra secuela, pero solo para ver más escenas del caballo acuático.
Calificación: 8
IMDb
Wednesday, November 20, 2019
Dolemite Is My Name
Síntomas: Rudy Ray Moore (Eddie Murphy) se mudó a Los Ángeles para triunfar como cantante, pero no ha tenido mucha suerte. Entonces, después de escuchar las historias de un vagabundo, Rudy inventa un personaje ficticio llamado "Dolemite", y lo utiliza en el escenario para crear un nuevo estilo de "comedia rítmica" vulgar y agresiva, que empieza a darle el éxito que siempre buscó. Pero los discos independientes y presentaciones personales no alcanzan suficiente público, así que Rudy decide filmar una película con el personaje de Dolemite.
Diagnóstico: Aunque conocía el nombre de "Dolemite" como figura importante en el cine "blaxploitation" de los años setentas, no sabía mucho sobre su creador, el comediante Rudy Ray Moore... y, francamente, no me interesaba su historia. Pero lo que definitivamente me inspiró a ver Dolemite Is My Name fue la actuación de Eddie Murphy, uno de mis comediantes favoritos, que lamentablemente no trabaja tan seguido como antes. Afortunadamente su interpretación de Rudy Ray Moore/Dolemite confirma que el talento de Murphy no ha disminuido ni como comediante ni como actor dramático; y que aún puede cargar una película sobre sus hombros gracias a su inagotable carisma. El resultado es un híbrido bastante inusual, pero competente en sus dos niveles... una comedia muy graciosa, y una afectuosa "bio-pic" que captura la esencia del protagonista. Aunque (al igual que Rudy Ray Moore) la película tarda un rato en encontrar su ritmo.
Los primeros treinta minutos de Dolemite Is My Name establecen el compromiso del director Craig Brewer (Hustle & Flow, Black Snake Moan) con el período histórico de la película, recreando los barrios negros de Los Ángeles (en aquella época no se decía "africano-americano) y la cultura "secreta" de una comunidad generalmente ignorada por el entretenimiento popular, lo cual inspiró la creación de centros nocturnos y bares donde los músicos y comediantes no seguían las reglas de Hollywood. En ese volátil entorno artístico, Rudy Ray Moore inventó una forma "pre-rapera" de comedia hablada que integraba rimas, vulgaridad, y el inmenso ego de "Dolemite", una exageración intencional de los clichés del cine "blaxploitation" (sub-género de películas de acción dirigidas al público negro, con tres ingredientes esenciales: "kung fu, senos y chistes").
Debo reconocer que hasta ese momento Dolemite Is My Name no me estaba gustando. El humor de Rudy Ray Moore pertenece a un nicho cultural tan estrecho que cuesta trabajo asimilarlo fuera de su contexto histórico. Sin embargo las cosas cambian cuando Moore y su "entourage" (incluyendo a Keegan-Michael Key, Mike Epps, Craig Robinson, Tituss Burgess, Da'Vine Joy Randolph y Wesley Snipes... ¡casi nada!) deciden filmar una película... y entonces Dolemite Is My Name se vuelve inmediatamente accesible y muy divertida, gracias a la exuberante dirección de Brewer, al bien balanceado libreto de Scott Alexander y Larry Karaszewski (Ed Wood), y sobre todo al brillante ensamble de actores que interpretan a los colaboradores de Moore, completamente dedicados a realizar su visión, aunque no sepan lo que están haciendo. ¿Lograrán filmar una película sin conocimientos técnicos? Y, más importante... ¿habrá alguien que pague por verla? La respuesta es irrelevante. Dolemite Is My Name no necesita un final feliz cuando tiene tantos excéntricos personajes y absurdas situaciones para atrapar nuestra atención durante dos horas.
Por el lado negativo... ese limitado nicho cultural que mencioné hace un momento. Claro, Dolemite Is My Name incluye temas universales de superación personal, rebelión social, y soluciones creativas en circunstancias adversas. Pero el entorno donde se desarrolla la historia exige cierta tolerancia y conocimientos elementales sobre el cine "blaxploitation", para apreciar el humor de la película. En otras palabras, Dolemite Is My Name no es para todos los gustos, pero cumplió su propósito con tanta precisión y energía que se acerca a la genialidad. Y, después de todo, incluye los ingredientes indispensables (según Rudy Ray Moore) para una buena película, así que no podemos quejarnos.
Calificación: 9
IMDb
Monday, November 18, 2019
Greener Grass
Síntomas: En los idílicos suburbios de alguna ciudad, Jill Davis (Jocelyn DeBoer) conoce al nuevo bebé de su amiga Lisa Wetbottom (Dawn Luebbe), y le pide que se lo regale. Lisa accede, y Jill regresa a su casa muy contenta con su nuevo bebé; pero eventualmente esto cambia la relación entre las mujeres.
Diagnóstico: Sí, al principio de Greener Grass una mujer regala a su bebé, lo cual es perfectamente normal en el universo de la película. Para bien o para mal, ese es el tono absurdista que emplearon las directoras/productoras/escritoras/actrices Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe para satirizar el "American Way", representado por la apócrifa perfección de los suburbios, donde las impecables casas y jardines ocultan emociones reprimidas que se fermentan con el tiempo y pueden explotar en forma de violencia, o al menos depresión.
No es un concepto innovador, y hasta se siente anticuado en la segunda década del siglo veintiuno, cuando los vicios sociales e inseguridad económica opacan el fallido optimismo de aquellas "comunidades del futuro". Sin embargo DeBoer y Luebbe consideraron válido resucitar la crítica contra la obsesión consumista de la población suburbana, y la amenaza del conformismo utilizado como herramienta para identificar y suprimir a los "rebeldes" que no encajan en la utópica visión de sus vecinos. John Waters ya estaba satirizando estas situaciones en los años setentas, y hasta The X-Files hizo un hilarante episodio sobre los desarrollos suburbanos excesivamente reglamentados (sexta temporada, episodio 15: "Arcadia").
Pero, bueno... ignorando ese anacrónico contexto, Greener Grass me pareció un simpático experimento cinematográfico repleto de personajes excéntricos y situaciones surrealistas que ejemplifican los problemas de la "mentalidad de rebaño", simultáneamente dócil y competitiva. Todos quieren ser más que los demás, pero sin llamar la atención. Es indispensable mantener estricta cortesía y corrección política para no ofender ni causar "escenas" desagradables que inviten al chisme y a la segregación social. Esta es la receta ideal de la "felicidad"... aunque ningún personaje de Greener Grass parece realmente feliz.
Y ahí es donde entra el horror existencial de Greener Grass, convirtiendo la sátira en una opresiva pesadilla de colores pastel y dentaduras perfectas. DeBoer y Luebbe añaden pinceladas oscuras al luminoso lienzo de la película, transmitiendo una angustiante sensación de catástrofe inminente que destruye gradualmente la realidad de las protagonistas. Ah, y también podría estar acechándolas un asesino serial que ya cobró una víctima, y espera la oportunidad para atacar de nuevo.
Esta frágil combinación de sátira y suspenso funciona gracias al elenco perfectamente sintonizado en la visión de las directoras. Desde Neil Casey y Beck Bennett como los blandos maridos que acceden a todo lo que quieren sus esposas, hasta Mary Holland y Janicza Bravo como vecinas hambrientas de atención, todas las actuaciones comparten esa máscara de apatía que oculta sus genuinas emociones. Y cuando alguien se atreve a quitarse la máscara... no pasa nada.
Como dije al principio, los temas de Greener Grass parecen reciclados de sátiras más inteligentes y subversivas (desde clásicas como The Stepford Wives, Blue Velvet y The 'Burbs, hasta obras más recientes, como Donnie Darko, Pleasantville y Assassination Nation). Aún así podría recomendarla para fans del cine "raro" por los abstractos chistes del libreto, los bizarros personajes de inescrutable carácter, y situaciones tan extremas que provocan risa por su creativa evasión de toda lógica y sentido común (mi ejemplo favorito: un personaje se transforma en perro... y, desde luego, a nadie le parece extraño).
Greener Grass repite durante noventa minutos un mismo chiste que parece más apropiado para Adult Swim (el ejemplo más obvio es Too Many Cooks). Pero la audacia del proyecto y la inflexible convicción de sus creadoras la convierte en una experiencia ciertamente única que recordaré largo tiempo. Y hasta me ayudó a comprender el fenómeno de las "soccer moms".
Calificación: 7.5
IMDb
Sunday, November 17, 2019
Contra lo Imposible (Ford v Ferrari)
Síntomas: En 1963, los coches de carrera más rápidos del mundo pertenecen a la Escudería Ferrari, pero Henry Ford II (Tracy Letts) quiere que un automóvil de la marca Ford gane ese título; y, para lograrlo, contrata al legendario diseñador Carroll Shelby (Matt Damon), quien a su vez necesita al experto piloto Ken Miles (Christian Bale) para probar sus prototipos, y eventualmente competir en la carrera de Le Mans del año 1966.
Diagnóstico: Si algo he aprendido jugando videojuegos automovilísticos durante varias décadas (desde el primitivo Enduro para el Atari 2600, hasta modernas versiones de Forza Motorsport)(por si a alguien le interesa, mis favoritos siguen siendo Need For Speed 3: Hot Pursuit, FlatOut 2, y el original Driver; mención especial para Re-Volt), es la increíble concentración requerida para controlar un vehículo a alta velocidad, la infinidad de detalles que requieren la atención simultánea del piloto, y las microscópicas variables que pueden significar la diferencia entre llegar en primer lugar, o estrellarse en la primera vuelta. Y, desde luego, las reglas que controlan estas competencias virtuales son excesivamente indulgentes y simplificadas para que sean divertidas, y no requieran años de entrenamiento formal. No puedo imaginar siquiera el incremento exponencial de dificultad en el deporte real... donde, por cierto, cualquier error puede significar la muerte de verdad, sin posibilidad de reinciar mágicamente la carrera, o arreglar el coche oprimiendo un botón.
La película Contra lo Imposible (se nos puso poético el Maestro Traductor) ilustra con fantástico impacto visceral ese grado de peligro y tensión, por medio de excepcional cinematografía y edición durante las recreaciones de varias importantes carreras automovilísticas (como Daytona 500 y Le Mans), donde el director James Mangold (Logan) utilizó vehículos reales con mínima manipulación digital. Tengo entendido que las gradas con público se añadieron en post-producción; pero la precisión de los pilotos, la vibración de los automóviles trabajando al límite de su capacidad y, sobre todo, el vértigo de la velocidad, son reales. O al menos tan "reales" como podemos esperar en una producción cinematográfica. El punto es que Contra lo Imposible es una de las mejores cintas "serias" que he visto sobre automovilismo (utilizo el calificativo "serio" para excluir la franquicia de Fast and the Furious, que son obviamente fantasías sin relación alguna con la realidad).
Sin embargo, para mi sorpresa, las carreras no fueron lo mejor de Contra lo Imposible. El drama humano y la relación entre los protagonistas es lo que realmente captura nuestra atención durante dos horas y media, gracias a la impecable dirección de Mangold y a la maravillosa química entre el elenco entero.
Desde luego la atracción principal son Matt Damon y Christian Bale en los papeles de Carroll Shelby y Ken Miles, respectivamente. Su interacción incluye una amplia gama de emociones que forjan lazos profundos (no siempre cordiales), trascendiendo el entorno deportivo para explorar la obsesión con el automovilismo que define sus vidas. Y, en menor medida (pero no menor importancia), podemos decir lo mismo del elenco secundario, donde cada actor inyecta energía y carácter hasta en las más simples escenas. Mis actuaciones favoritas fueron las de Caitriona Balfe como Mollie, la esposa de Miles; Jon Bernthal como Lee Iacocca (muy distinto al Iacocca que yo recordaba de los ochentas); y Ray McKinnon como Phil Remington, el sufrido jefe de mecánicos que debe trabajar en circunstancias imposibles, ya sea durante la construcción del legendario Ford GT40, o durante las carreras donde se revelan las fallas que podrían costar no solo el premio, sino la vida de los pilotos.
En este punto conviene aclarar que el título original de Ford v Ferrari es un poco engañoso. La rivalidad entre ambos equipos es el catalizador del drama; pero los fans de Ferrari se decepcionarán con la mínima atención que el libreto presta a esa célebre escudería. El conflicto real de Contra lo Imposible se gesta dentro del mismo equipo Ford, desde el adusto Henry Ford II (nieto del venerable fundador), hasta Leo Beebe (Josh Lucas), el inevitable "villano corporativo" que pone obstáculos arbitrarios en el desempeño de Shelby y Miles. Y, desde luego, también hay frecuentes choques (ja, ja) de carácter entre estos dos hombres, debido a las diferencias de opinión sobre los requerimientos de un automóvil que pueda lograr... lo imposible (mmh... tal vez el Maestro Traductor no estaba tan equivocado). Baste decir que la pelea entre Batman y Jason Bourne fue al mismo tiempo tan mala y tan buena como yo esperaba. Y eso no lo encontraremos en ningún videojuego.
Calificación: 9
IMDb
Friday, November 15, 2019
Midway: Batalla en el Pacífico (Midway)
Síntomas: En 1942, la Marina de los Estados Unidos enfrenta el avance de la flota japonesa en Midway, un pequeño grupo de islas en el Océano Pacífico, donde se desarrollaría una de las batallas más importantes de la Segunda Guerra Mundial.
Diagnóstico: En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el cine bélico de Hollywood era básicamente propaganda política diseñada para proclamar la superioridad militar de los Estados Unidos, y para anunciar la incuestionable virtud de sus principios democráticos. Incluso de niño, cuando veía estas películas con mi abuelo (en televisión; no crean que estoy tan viejo), parecía evidente que los estoicos héroes de antaño (como John Wayne, Henry Fonda y William Holden) adoctrinaban al público mientras lo entretenían con emocionantes aventuras en el frente de batalla.
El tiempo pasó y surgieron otras guerras con nuevos enemigos, armas más avanzadas, y los primeros indicios de ambigüedad moral sobre las causas del conflicto. Y entonces, en los albores del siglo veintiuno, regresaron las películas sobre la Segunda Guerra Mundial con una actitud más madura y tolerante, donde lo importante no era aclamar a los triunfadores, sino explorar el factor humano y el horrible sufrimiento en ambos lados de la lucha. Cintas como Saving Private Ryan, The Thin Red Line y Flags of Our Fathers cambiaron la perspectiva del público (o al menos lo intentaron), y dejaron de ser simple entretenimiento catártico para convertirse en auténtico "cinema" (ya saben, del que le gusta a Martin Scorsese).
Para bien o para mal, Midway: Batalla en el Pacífico pretende ocupar un punto intermedio entre ambos extremos artísticos. Por un lado... enormes explosiones, frenéticas batallas aéreas, y la deliciosa satisfacción de la venganza. Por otro lado... la meticulosa planeación de estrategias, el respeto entre enemigos, y los incontables sacrificios individuales que se hicieron para salvar a una flota, a un país, al mundo entero.
Y el resultado fue... típico Roland Emmerich. Mucha gente odia a este director por poner el espectáculo visual por encima de la integridad narrativa, pero en lo personal aprecio su exuberante estilo y absoluta convicción para entretener al público a toda costa, arrojando a la pantalla aparatosos efectos digitales junto con insípido melodrama construido con clichés y emoción prefabricada. Es una receta inestable que puede fallar catastróficamente (Godzilla, 10,000 BC); pero también puede aportar altas dosis de entretenimiento (Universal Soldier, Stargate) para pasar un buen rato sin pensar demasiado.
Y eso describe a Midway: Batalla en el Pacífico. Las partes de acción están a cargo de Ed Skrein, Luke Evans, Aaron Eckhart y Nick Jonas, interpretando diversos capitanes, oficiales y pilotos que participaron en la batalla de Midway, un pequeño atolón en el Océano Pacífico con gran importancia estratégica para Japón como punto de ataque contra la Marina norteamericana. Y la parte "seria" de la película incluye a Patrick Wilson, Woody Harrelson, Dennis Quaid y Etsushi Toyokawa como los almirantes y generales que ordenan los movimientos de sus respectivas flotas y ponen en peligro las vidas de miles de marinos para cumplir su deber de defender sus respectivas naciones. O invadir otras.
Las imágenes que conjura Emmerich (y media docena de estudios digitales) son impresionantes, y capturan el caos y destrucción no solo de Midway, sino del ataque sobre Pearl Harbor, y otras famosas batallas en el frente del Pacífico. Sin embargo Emmerich cae en la trampa de convertir el combate en furiosos niveles de video juego que trivializan la habilidad de los auténticos pilotos que volaban frágiles aviones de madera controlados por cables. Hay momentos donde parece que estamos viendo Independence Day, y no recreaciones de eventos históricos.
Por lo demás, Midway: Batalla en el Pacífico ofrece actuaciones adecuadas, lecciones de historia superficiales pero razonablemente verídicas, y un buen balance entre los dispares aspectos del cine bélico: funcional como simple entretenimiento, pero sin descuidar los horrores físicos y psicológicos de la guerra. Un poco inclinado hacia lo primero, desde luego, porque a fin de cuentas Emmerich no está buscando Óscares, sino llenar cines y generar utilidades para sus inversionistas internacionales. En resumen: creo que Midway: Batalla en el Pacífico le hubiera gustado a mi abuelo.
Calificación: 8
IMDb
Thursday, November 14, 2019
In the Shadow of the Moon
Síntomas: En 1988, varias personas mueren de inexplicables hemorragias en la ciudad de Filadelfia, y el policía Thomas Lockhart (Boyd Holbrook) pasa varias décadas tratando de averiguar lo que realmente sucedió.
Diagnóstico: Incluso cuando son imperfectas, me gustan las películas "hibridas" que se arriesgan a combinar géneros en busca de algo nuevo, aunque esté construido con piezas... no tan nuevas. In the Shadow of the Moon es un buen ejemplo de esta abstracta categoría, pues comienza como thriller policíaco sobre asesinos seriales, luego se transforma en drama familiar con comentario social, y termina como ciencia ficción... o como quieran describir los elementos fantásticos que gradualmente se incorporan al argumento.
Para balancear las cosas, primero mencionaré algunos elementos negativos que hacen la cinta "imperfecta" (en mi humilde opinión). En su modalidad de thriller policíaco, In the Shadow of the Moon utiliza demasiados clichés; por ejemplo, la víctima inocente para demostrar que las cosas van en serio; el testigo que guardó documentos durante años sin razón aparente; y, desde luego, la enorme coincidencia de encontrar al asesino EXACTAMENTE el mismo día que planea cobrar una nueva víctima.
En un plano más general, también sentí un exceso de personajes que no contribuyen a la historia. El más notable es el Detective Holt, interpretado por Michael C. Hall (más conocido como Dexter, de aquella memorable serie televisiva sobre otro asesino serial). Hall es el nombre más famoso de la película, y sin embargo lo relegan a un papel secundario que no aprovecha al actor, ni parece particularmente importante para la trama.
Pasando a lo bueno... todo lo demás. In the Shadow of the Moon se desarrolla en varios períodos históricos (los ochentas, los noventas, y principios del siglo veintiuno), y cada uno de ellos está filmado con el estilo característico de esa década. Así, la sección de los ochentas parece una "buddy movie" con Thomas y su compañero Maddox (Bokeem Woodbine) siguiendo la pista del asesino que mata con un inescrutable "modus operandi". En los noventas, Thomas es el detective rebelde que no obedece las reglas, pero obtiene resultados, demonios; y, años después, se transforma en el clásico ex-policía alcohólico y obsesionado con el crimen que nunca logró resolver. El paso del tiempo se refleja en la textura misma de la película, pero sin caer en afectaciones "retro"; afortunadamente el director Jim Mickle (Stake Land) reconoció que "menos es más".
Sin embargo, lo que más me gustó de In the Shadow of the Moon fue la historia misma, compleja pero lógica (la mayor parte del tiempo), con múltiples pistas para resolver el misterio, y al mismo tiempo guardando las mejores sorpresas para el final. Sí, algunas revelaciones se sienten forzadas, y no conviene analizar mucho la sucesión de causas y consecuencias; pero eventualmente todo conduce a un final razonablemente satisfactorio, y más emotivo de lo que yo esperaba.
In the Shadow of the Moon es otra exclusiva de Netflix que entretiene durante dos horas, y puede olvidarse de inmediato. Pero en verdad se esforzó por hacer algo diferente; y aunque de vez en cuando tropieza con su propia ambición, el resultado me pareció superior al promedio, y suficientemente creativo para destacar en el rancio sub-género de asesinos seriales. O de dramas familiares "con mensaje". Finalmente, no presten atención al discurso astronómico del científico que sabe más de lo que aparenta, porque realmente no sabe ni la mitad de lo que aparenta.
Calificación: 8
IMDb
Wednesday, November 13, 2019
Aniara
Síntomas: La crisis climática dejó la Tierra inhabitable, y la gente que puede pagar emigra a Marte en la enorme nave Aniara. El viaje debería durar tres semanas, pero un accidente los obliga a desviarse de la ruta original, y podrían tardar varios años en llegar a su destino.
Diagnóstico: Una película sueca de ciencia ficción inspirada en un poema de 1956... ¿por qué no? Después de todo, los temas de Aniara son eternos, y se han utilizado repetidamente para explorar el colapso de la civilización y la fragilidad del balance social cuando surgen cambios abruptos en la rutina cotidiana. Desde la clásica novela "The Lord of the Flies", hasta la reciente película Passengers, es fascinante contemplar la evolución (o "de-volución") de la humanidad en situaciones de aislamiento y desesperanza, cuando todo parece perdido, y no existe motivación suficiente para obedecer las reglas normales.
En el caso de Aniara, la crisis es más psicológica que física. La nave Aniara tiene sistemas de filtración y cultivos hidropónicos para alimentar a los pasajeros por tiempo indefinido, lo cual significa que no morirán de hambre. Además, la nave es como una ciudad flotante con todas las comodidades de la Tierra, incluyendo centros comerciales, bares, teatros, y una curiosa tecnología llamada "Mima", capaz de recrear imágenes y sensaciones de la Tierra en la mente de los pasajeros. La oficial Mimaroben (Emelie Jonsson) se encarga de la operación y mantenimiento de este sistema, y al principio no tiene muchos "clientes". Pero cuando el viaje se extiende por causas de fuerza mayor, más y más pasajeros quieren usar a Mima para evadir la realidad y revivir momentos agradables
Afortunadamente no todo es fatalismo. Los directores Pella Kagerman y Hugo Lilja compensan el drama existencial con detalles humorísticos, momentos de gran compasión, y hasta un poco de romance que alivia la soledad de los tripulantes y genera tímido optimismo por su incierto futuro. De hecho, algunos pasajeros opinan que sería mejor vivir en la nave en vez de llegar a Marte, donde las condiciones de vida no serán tan agradables como en este enorme "hotel" espacial. Es una perspectiva válida, pero no todos están de acuerdo.
En el papel de Mimaroben, Emelie Jonsson transmite la responsabilidad de una oficial confiable y dedicada a su deber, aunque a veces olvida su bienestar personal. En papeles secundarios encontramos a Anneli Martini como una astrónoma pesimista (o quizás realista) que se arriesga a decir cosas que nadie quiere admitir; Arvin Kananian como el inflexible Capitán que no quiere romper las reglas; y Bianca Cruzeiro como Isagel, la piloto fría y distante que se aísla de los demás como mecanismo de defensa. Las actuaciones son realistas pero sutiles, con ese sobrio estilo europeo que proyecta las más intensas emociones con mínima expresividad.
Por su parte, los directores Kagerman y Lilja dividen la historia en capítulos que describen los cambios principales a bordo de la Aniara, dejando a nuestra imaginación los procesos graduales que condujeron a ellos. De este modo la cinta funciona como ciencia ficción analítica, o como fábula humanista cuyo mensaje podemos interpretar a nuestro antojo. Quizás la nave representa a la Tierra en camino a la destrucción ecológica; también podría ser una alegoría sobre consumismo; o simplemente un drama romántico en un contexto semi-apocalíptico. Como quieran verla, Aniara me pareció una experiencia profunda y satisfactoria que podría recomendar para fans de la ciencia ficción "seria", fundamentada en ideas en vez de imágenes. Habiendo dicho eso, mi única queja sería que el diseño de producción no se esforzó mucho para unificar el interior de la nave Aniara. Claro, no es una película hollywoodense con presupuesto ilimitado, y obviamente filmaron en sitios reales; pero quizás un poco de "set dressing" hubiera vendido la ilusión de que estamos en una inmensa nave espacial, en vez de prosaicos edificios terrestres. Como sea, el drama y los personajes de Aniara compensan esta limitación, y nos acompañan en un viaje a las regiones más oscuras de la mente humana. Con una posible escala en Marte.
Calificación: 8.5
IMDb
Monday, November 11, 2019
Assassinaut
Síntomas: Diez años después de una guerra nuclear, cuatro niños son elegidos para viajar al espacio como "embajadores de paz"; pero la misión de complica y terminan en un planeta desconocido.
Diagnóstico: La premisa de Assassinaut suena como un episodio de Space Cases, donde varios niños aprendían lecciones de vida mientras viajaban por el espacio, visitando nuevos planetas y conociendo criaturas extraterrestres. Excepto que aquella inocente serie nunca fue tan perturbadora y sangrienta como Assassinaut.
En el 2011, el director Drew Bolduc me sorprendió con la grotesca película The Taint (lo digo como un cumplido), cuyas violentas atrocidades y controversial argumento (hombres infectados por un virus que los convierte en violadores de mujeres) ocultaba provocativas observaciones sobre la sociedad contemporánea. Y ahora, en Assassinaut, Bolduc creó una perversa versión del género "young adult", repleta de sangre e ideas subversivas, aunque ligeramente diluidas para facilitar su asimilación comercial. Y aún así el resultado fue suficientemente bizarro para atraer a los fans del cine "raro" (como yo), del "gore" (también yo), y de la ciencia ficción austera y cerebral que plantea fascinantes preguntas, aunque no siempre tiene tiempo de responderlas (sí, otra vez yo).
Assassinaut comienza con un ambiguo prólogo donde el Presidente del Mundo es brutalmente asesinado, lo cual desata una guerra nuclear. Diez años después, cuatro niños son seleccionados para viajar a la Estación Espacial Presidencial en órbita de un lejano planeta que podría ser el nuevo hogar de la humanidad. Pero un ataque terrorista los obliga a escapar en una cápsula salvavidas, y terminan en el planeta aparentemente desierto, aunque no exento de peligros.
Suena simple, pero es mucho más complicado de lo que parece. Afortunadamente Bolduc ofrece pistas a lo largo de la película para sacar nuestras propias conclusiones. Mientras tanto, podemos seguir las aventuras de Sarah (Shannon Hutchinson), Charlie (Jasmina Parent), Tom (Johnathan Newport)(sic) y Brooke (Yael Haskal), cuyas diferencias de actitud generan continuos conflictos durante la exploración del nuevo mundo en busca de provisiones y otros sobrevivientes de la Estación Espacial.
Sin embargo, nada de esto describe el inusual estilo de Assassinaut... en parte "retro", en parte satírico, y simultáneamente cínico y optimista. Quizás podría describirse como "ciencia ficción slasher". O como "horror espacial artístico". No es una comparación exacta, pero me recordó otras obras de difícil clasificación, como High Life, Prospect, y Starfish.
Independientemente de etiquetas, las actuaciones me parecieron excelentes, resaltando la de Shannon Hutchinson como Sarah, la idealista líder del grupo; Vito Trigo como el irritable Comandante que no tolera a los niños; y Johnathan Newport (así escribe su nombre) como Tom, el odioso niño rico que fue seleccionado para viajar al espacio por la influencia de sus padres. Realmente me dieron ganas de ahorcarlo desde su primera escena, lo cual hace más satisfactoria su particular sub-trama.
Por el lado técnico, la dirección de Drew Bolduc muestra gran estilo sin distraernos de la historia principal; los efectos especiales reflejan el bajo presupuesto de la cinta, pero sin sacrificar creatividad ni profesionalismo; y la cinematografía de Kunitaro Ohi añade una exótica atmósfera para disfrazar las prosaicas locaciones donde se filmaron los interiores de la estación espacial (probablemente un barco) y los paisajes extraterrestres (los impresionantes bosques de Virginia).
Entonces, Assassinaut me gustó mucho, pero su afectada narrativa y lánguido ritmo requieren paciencia y disposición para aceptar escenas confusas sin cuestionar su valor dramático. Además, el final llega sin aviso alguno, dejando en el aire muchas cosas que me hubiera gustado explorar con mayor detalle. Pero, bueno... supongo que el misterio es parte de su encanto. Como sea, Assassinaut me pareció una notable muestra de ciencia ficción "indie", con grandes ideas esbozadas en trazos concisos que no requieren espectáculo visual para mantener nuestro interés, ya que todo lo bueno ocurre en nuestra imaginación. Y, de vez en cuando, en las entrañas de humanos infectados.
Calificación: 8.5
IMDb
Saturday, November 9, 2019
Rey de Ladrones (King of Thieves)
Síntomas: Cinco criminales retirados de asocian con un joven experto en electrónica para robar una bóveda de seguridad en Hatton Garden, uno de los barrios más vigilados de Londres.
Diagnóstico: ¿No vimos a Michael Caine haciendo esta misma rutina en Going in Style? Sí y no. Aquella comedia también siguió a una pandilla de viejitos planeando un robo; pero el director James Marsh (The Theory of Everything) tomó un camino distinto con Rey de Ladrones, dándole un tono más serio y realista que rinde tributo al cine criminal de los años setentas, con el beneficio adicional de una moderna sensibilidad para contrastar las diferencias entre la "vieja escuela" y la cruda realidad contemporánea.
El resultado es un thriller mediocre y sin rumbo; pero, eso sí, con abundante carácter y personalidad, gracias a los ancianos ladrones que enfrentan su último "trabajo" con sorprendente audacia, sin importar los estragos de la edad. Desafortunadamente el "gran golpe" termina muy rápido, y el resto de la película se enfoca en los conflictos de individuos paranoicos y desconfiados, junto con las inevitables traiciones, discusiones, y retos prácticos para convertir el botín en dinero. Al mismo tiempo seguimos la investigación policíaca que despierta exageradas especulaciones sobre "el robo de joyas más grande en la historia" (¿Mencioné que Rey de Ladrones está basada en hechos reales?) Sin duda hay elementos interesantes en todo este melodrama... pero nunca alcanza el delicioso suspenso del principio, dejando la película con una sensación de desequilibrio... el postre primero, y la ensalada al final.
Como premio de consolación tenemos el aderezo principal: las tremendas actuaciones de varios titanes británicos que cargan la película sobre sus (cansados) hombros, y son capaces de rescatar las más trilladas situaciones con su poderosa presencia. El "Rey de los Ladrones" (y de los Actores) es Michael Caine, dominando cada escena con su habitual fusión de calma y buen humor... excepto cuando las cosas se complican, y deja de ser el viudo afable para transformarse en un estricto líder de implacables principios. Si sugiere cortar a alguien en pedazos, sabemos que no está bromeando. Ray Winstone tiene amplia experiencia interpretando criminales, y aún así encuentra nuevas texturas como el cómplice más peligroso por su creciente ambición. Jim Broadbent, generalmente encasillado en papeles de anciano distraído, sorprende con el fuego interno que rara vez tiene oportunidad de liberar. Michael Gambon llega tarde a la película, pero la enriquece con su excéntrica interpretación de "Billy the Fish". Y Charlie Cox (más conocido como Daredevil) es el joven experto en electrónica que planeó el robo, sin saber en lo que se estaba metiendo.
La chispeante dinámica de esta pandilla ayuda a mantener nuestra atención, pero incluso su esfuerzo conjunto no alcanza a rescatar Rey de Ladrones de su insípido libreto (escrito por Joe Penhall, inspirado en un artículo de Vanity Fair mucho más interesante que la película). La dirección de James Marsh es ágil y creativa (me gustó mucho cómo presenta la investigación policíaca); y sin duda fue un placer pasar dos horas con tanto talento "clásico". Pero todos merecían mejor material; hasta los clichés de Going in Style fueron más satisfactorios.
Calificación: 7
IMDb
Friday, November 8, 2019
Doctor Sueño (Doctor Sleep)
Síntomas: Varias décadas después de su horrible experiencia en el Hotel Overlook, Dan Torrance (Ewan McGregor) reconstruyó su vida y encontró un trabajo donde puede usar su "resplandor" (poderes psíquicos) para ayudar a los demás. Pero una misteriosa mujer llamada Rose (Rebecca Ferguson) está cazando niños con similares habilidades, y Dan se ve obligado a intervenir.
Diagnóstico: Antes que nada, un poco de contexto: no soy fan de la película The Shining (1980), aunque respeto su importancia en la cultura popular (reforzada por el reciente documental Room 237, y por su inclusión en la cinta Ready Player One). Y tampoco me gustó el libro "Doctor Sleep" de Stephen King, porque parece tres novelas comprimidas en una, con todas las grietas y rebabas que ello implica.
Sin embargo, sentía tenue entusiasmo por la película Doctor Sueño debido a la participación del director Mike Flanagan, cuya carrera he admirado desde Absentia (2011)... aunque tampoco lo considero infalible. Y, afortunadamente, me complace decir que en Doctor Sueño Flanagan logró lo imposible: simplificar la atestada narrativa del libro sin sacrificar sus temas, y al mismo tiempo crear una respetuosa secuela de la película The Shining, incorporando los cambios realizados por Stanley Kubrick sobre la novela original de Stephen King. Claro, la fusión de propósitos tan dispares provocó algunos bordes ásperos y costuras visibles en el tejido dramático de Doctor Sueño... pero a fin de cuentas me pareció una sólida película de terror que puede disfrutarse bajo cualquiera de esos criterios... como adaptación de una novela problemática; y como secuela de una icónica película que no necesitaba continuación. En resumen: un notable trabajo de Mike Flanagan, y una parcial redención de Stephen King por el desfile de mediocridades inspiradas en sus obras que hemos sufrido últimamente (desde las horribles, como The Dark Tower, hasta las tolerables, como Gerald's Game, del mismo Flanagan).
En su forma más básica, Doctor Sueño explora tres personajes con distintas perspectivas del "resplandor". Dan Torrance (Ewan McGregor) descubrió que podía reprimir sus poderes por medio del alcohol, y terminó arruinando su vida, hasta que encontró la manera de canalizarlos positivamente. Por otro lado, "Rose el Sombrero" (Rebecca Ferguson) sufre una forma más compleja de adicción, que la obliga a buscar niños con "resplandor" para extraer su esencia (no pregunten). Y, finalmente, la niña Abra Stone (Kyliegh Curran) apenas está descubriendo sus poderes, pero son tan fuertes que atraen la atención de Rose y Dan, lo cual eventualmente conduce a una conflicto del que no todos saldrán vivos.
Ewan McGregor captura el tormento existencial de Dan, viviendo un precario presente, temeroso del futuro, e incapaz de olvidar el pasado. El trauma psicológico que sufrió en su infancia (como vimos en The Shining) influye en todas sus decisiones; y aunque su transformación heroica tiene algunos tropiezos, se gana nuestra confianza como protagonista cuando comprendemos su auténtica motivación. En el papel de Rose, Rebecca Ferguson entrega la actuación más intensa de su carrera (en mi humilde opinión), aderezada con un perverso sentido del humor que disfraza el lado vulnerable de la villana. Esta fue la parte que menos me gustó de la película (y del libro): los "vampiros psíquicos" destruyen el delicado balance entre fantasía y realidad que King cultivó en el universo de The Shining, e introducen reglas que contradicen el sutil misterio del "resplandor". Lo que antes parecía un drama familiar con tintes paranormales se transforma en una versión de X-Men con sangre y tortura. Sin embargo, la conexión entre Dan y la niña Abra restaura el enfoque emocional de la cinta, y conduce a un brillante tercer acto que cierra el círculo en todos los niveles imaginables.
Como lector de Stephen King desde hace muchos años (dato cronológico: en los ochentas fui suscriptor de "Castle Rock", el boletín del "fan club" del autor), reconozco la tremenda dificultad para convertir en imágenes sus rebuscados mecanismos literarios (por ejemplo, las "cajas" que utiliza Dan para controlar sus visiones), por no mencionar esa hipnótica "voz" narrativa que rara vez sobrevive la traslación a cine. Por eso siento que Mike Flanagan realizó una de las mejores adaptaciones de Stephen King que he visto jamás; lamentablemente fue sobre una novela imperfecta, y esto acarrea problemas que empañan las virtudes de Doctor Sueño. Aún así merece una recomendación como fascinante película de terror por derecho propio, y excelente tributo a un autor muy popular en Hollywood, pero casi siempre incomprendido. Por el contrario, Mike Flanagan entiende el estilo de Stephen King, y lo complementa con su visión, al mismo tiempo lírica y pragmática; dos brillantes artistas colaborando para crear algo mayor a la suma de sus partes. Habiendo dicho eso... ojalá hubiera sido con una mejor historia.
Calificación: 8.5
IMDb
Thursday, November 7, 2019
Wonder Woman: Bloodlines
Síntomas: La Princesa Diana (voz de Rosario Dawson) rescata al Capitán Steve Trevor (voz de Jeffrey Donovan) cuando su avión cae al mar cerca de la isla de Themyscira, donde habitan las amazonas de la mitología griega. Entonces, desobedeciendo las órdenes de la Reina Hippolyta (Cree Summer), Diana decide regresar con Steve a la civilización para averiguar el origen de las extrañas criaturas que están invadiendo "el mundo del hombre".
Diagnóstico: La primera decepción de Wonder Woman: Bloodlines es que ignora por completo la excelente cinta animada Wonder Woman, realizada en el 2009. Pero, bueno... entiendo que ya pasaron diez años, durante los cuales hubo cambios significativos en el Universo Animado de DC Comics, así que un "reboot" no está fuera de lugar, y hasta podría considerarse necesario para seguir la continuidad post-New 52 empleada en obras como Justice League: War y Justice League vs. the Fatal Five.
La segunda decepción es que Wonder Woman: Bloodlines intenta hacer demasiadas cosas a la vez, y el resultado es una historia torpemente estructurada, y repleta de personajes superficiales que se ven reducidos a engranes narrativos libres de carácter o humanidad. Desde luego hay buenas ideas en Wonder Woman: Bloodlines, y una excelente batalla durante el tercer acto que me inclina a recomendar la película... pero en mi opinión fue una de las peores entradas en el Universo Animado de DC Comics. No puedo creer que la versión "live action" de Wonder Woman (2017) me haya gustado más, ya que usualmente ocurre lo contrario.
En fin... el argumento de Wonder Woman: Bloodlines toma elementos de varias épocas del comic, desde los ochentas (cuando escribía George Pérez), hasta la era moderna de Gail Simone y James Robinson. No tengo objeción alguna con este criterio, ya que los directores Sam Liu y Justin Copeland seleccionaron un sólido ensamble de villanos y personajes secundarios para enriquecer esta nueva encarnación de Diana de Themyscira. El problema es que todo ocurre demasiado rápido, robando impacto y gravedad a los eventos que deberían definir la película, en vez de parecer detalles sin importancia. Por ejemplo, el deterioro de la amistad entre Diana (voz de Rosario Dawson) y Vanessa Kapatelis (Marie Avgeropoulos); la asimilación de Diana en el "mundo del hombre"; y el absolutamente irritante romance con Steve Trevor (voz de Jeffrey Donovan). Nada tiene causas ni consecuencias; las cosas pasan porque así lo dicta el guión; y los actores de voz tampoco tienen tiempo ni material apropiado para expresar la evolución de los personajes.
Tal vez si hubieran omitido la clásica "historia de origen" de Wonder Woman (la cual ocupa casi un tercio de la película), el libreto hubiera tenido oportunidad de "respirar" y desarrollar mejor al elenco antes de arrojarlo a la gran batalla final. Y también siento que algunos actores no tomaron en serio su trabajo; en particular me desagradó Jeffrey Donovan en el papel de Steve Trevor (a pesar de que me gusta su trabajo como actor "real"), y Adrienne C. Moore como Etta Candy, exagerando tanto la "actitud" que termina convirtiéndose en un estereotipo ofensivo.
Afortunadamente Wonder Woman: Bloodlines mejora un poco al final, cuando las piezas del rompecabezas caen en su lugar (algunas a la fuerza), y llegamos a la épica confrontación que, por fin, luce las tremendas habilidades de Diana, y revela el potencial destructivo del choque entre el universo de las Amazonas y la civilización humana. Como dije, solo por esos veinte minutos finales podría recomendar Wonder Woman: Bloodlines. Por lo demás fue una oportunidad desperdiciada, aunque no exenta de elementos positivos que podrían aprovecharse en futuras secuelas (podría sugerir la clásica historia "Paradise Lost"; y también "Hiketeia", donde Diana tiene un conflicto ideológico con Batman). Aún hay esperanzas; no me hagan llamar a Lynda Carter.
Calificación: 6.5
IMDb
Wednesday, November 6, 2019
The Laundromat
Síntomas: Después de perder a su esposo en un accidente marítimo, la viuda Ellen Martin (Meryl Streep) empieza a investigar las finanzas de la compañía aseguradora que debería pagar su indemnización.
Diagnóstico: Tengo la teoría de que el supuesto "retiro" del director Steven Soderbergh (anunciado desde el 2011) se ha venido posponiendo indefinidamente por dos razones. La primera es la proliferación de cámaras digitales que redujeron los costos de producción y agilizaron los procesos técnicos; y el segundo es la explosión del "streaming" como método válido de distribución (incluyendo a Netflix, donde se estrenó The Laundromat), lo cual reduce sustancialmente uno de los más grandes obstáculos que enfrentan los cineastas independientes.
Tal vez Soderbergh estaba cansado de someterse a los caprichos de los grandes estudios y distribuidores que dominan la industria cinematográfica... pero entonces llegó la "revolución digital" y reconoció que podía regresar (parcialmente) a la metodología "indie" de su juventud. Y así es como ha realizado obras más personales (Side Effects, Haywire), a la par de cintas más accesibles (Magic Mike, Logan Lucky) para mantener ese precario balance entre arte y comercio que le permite transmitir sus ideas, sin sacrificar por completo sus principios.
Hablando de "principios", un tercer factor para continuar trabajando podría ser que, simplemente, Soderbergh todavía tiene mucho que decir. Muchas de sus obras incluyen algún comentario o denuncia sobre males comunes de la sociedad norteamericana, desde la avaricia de la NBA (High Flying Bird), hasta la corrupción en la industria médica (Unsane).
Y ahora le tocó el turno a la invisible maquinaria financiera que administra empresas fantasma en regiones geográficas con leyes favorables para reducir el pago de impuestos. Concretamente, The Laundromat explora las prácticas de Mossack & Fonseca, una de las compañías prominentemente mencionadas en los famosos "Papeles de Panamá", la fuga de información más grande de la historia (hasta el momento) donde se reveló la inmensidad de un fraude perfectamente legal que utilizan los millonarios del mundo para evitar el pago de impuestos. No es "evasión de impuestos"... eso sería ilegal. Pero "evitarlos" es fácil, legal, y muy lucrativo.
Tomando el ejemplo de The Big Short, Soderbergh realizó una película graciosa y ligera sobre un tema serio y confuso. En vez de abrumarnos con términos financieros, The Laundromat relata historias individuales que ejemplifican los métodos de Mossack & Fonseca para ayudar a sus clientes millonarios, y defraudar a las masas de gente normal que terminan pagando las consecuencias de estas prácticas desleales. Así, con ejemplos claros y tangibles, podemos entender (al menos en términos muy básicos) la dimensión de la estafa, su origen, y su continuo funcionamiento. ¿Mencioné que todo es legal?
Entre esas historias individuales tenemos a la viuda Ellen Martin (Meryl Streep), tratando de reconstruir su vida después de perder a su esposo en el naufragio de un pequeño barco turístico; a los dueños del barco (interpretados por David Schwimmer y Robert Patrick) que no entienden por qué no pueden cobrar el seguro contra accidentes; y al presidente de la compañía aseguradora (Jeffrey Wright) que hasta ahora descubre su función dentro del sistema (chivo expiatorio). Mientras tanto, Jürgen Mossack (Gary Oldman) y Ramón Fonseca (Antonio Banderas) fungen como maestros de ceremonias, señalando cínicamente los pasos de la estafa, y las razones por las que son inocentes. Después de todo, ellos no inventaron el dinero, ni escribieron las leyes que rigen un sistema lleno de agujeros muy fáciles de explotar.
Como comedia convencional, The Laundromat no es muy graciosa; y su fragmentada estructura impide el desarrollo integral de personajes y sub-tramas. Pero como herramienta didáctica para comprender algo incomprensible me pareció excelente, apoyada por un inteligente libreto que toma en serio el asunto... pero se rehúsa a convertirlo en tragedia. Después de todo, si no reímos, estaríamos llorando.
Calificación: 8.5
IMDb
Monday, November 4, 2019
The Nightingale
Síntomas: En 1825, Clare Carroll (Aisling Franciosi) y su guía aborigen, Billy (Baykali Ganambarr), se internan en la jungla de Tasmania para buscar al militar corrupto que arruinó la vida de Clare.
Diagnóstico: La película The Babadook fue el increíble debut de la directora australiana Jennifer Kent, y se convirtió en una de las más grandes sorpresas del 2014. Esto, desde luego, creo elevadas expectativas sobre sus siguientes proyectos; y ahora The Nightingale confirma el excepcional talento de Kent, transformando una simple historia de venganza en un profundo estudio de carácter que, al mismo tiempo, funciona como denuncia de las injusticias cometidas durante la colonización británica del continente australiano.
Claro, en cierto modo me decepcionó que Kent no haya permanecido en el género de terror; pero la "decepción" se compensa con el innegable impacto emocional y visceral de The Nightingale, así como la promesa de más historias realizadas con la artera visión de esta cineasta, independientemente del género al que puedan pertenecer.
Supongo que el período histórico de The Nightingale podría describirse como la versión australiana del Viejo Oeste (algo similar a lo que vimos en cintas como Australia, The Stolen, y hasta The Piano, disculpando las diferencias geográficas), con indomables pioneros tratando de sobrevivir en territorio agreste y hostil, donde cualquier error podía significar la muerte inmediata. Pero en Australia (o Tasmania, en este caso), la situación se complica por la crueldad de la Corona Inglesa contra los colonizadores, muchos de ellos prisioneros deportados; y también por el sangriento genocidio de pueblos aborígenes que fueron erradicados en cuestión de décadas.
Y todos esos resentimientos se concentran por igual en los personajes principales de The Nightingale. Clare Carroll (Aisling Franciosi) es una ex-presidiaria irlandesa que cumplió su condena, y ahora intenta forjar un futuro con su esposo Aidan (Michael Sheasby) en la selva de Tasmania; pero el Teniente Hawkins (Sam Clafin), asesor legal de Clare, utiliza su influencia para hacerle la vida imposible, sometiéndola a constantes abusos y humillaciones que culminan con una horrible tragedia. Entonces Clare contrata a un guía aborigen llamado Billy (Baykali Ganambarr) para seguir la pista de Hawkins con el fin de vengarse. El problema es que Clare y Billy tampoco se soportan. Ella desconfía de los "negros" que tienen fama de devorar a los colonizadores; y Billy odia a los "demonios blancos" que usurparon sus tierras y asesinaron a su familia. Pero de algún modo Clare y Billy deben cooperar para salir con vida de la jungla... y ahí es donde The Nightingale trasciende la simple misión de venganza para convertirse en una hipnótica (y un poco larga) exploración de humanidad y compasión. Con un poco de sangre al final, porque bueno... hay cosas que nunca pueden perdonarse. Hablando de lo cual... SPOILER: Becky sobrevive.
Aisling Franciosi y Baykali Ganambarr (¡en su debut como actor!) son absolutamente brillantes en los papeles de Clare y Billy. La evolución de sus respectivas actitudes es emotiva sin caer en la cursilería; y realista a pesar de sus válidos prejuicios (claro, "válidos" en aquella época y región). Tal vez The Nightingale parece un poco predecible por su similitud con otras historias sobre "enemigos que reconocen sus similitudes y superan sus diferencias", pero la dirección de Kent y su implacable libreto se encargan de establecer una intensidad dramática única e imposible de olvidar.
En The Babadook los traumas y sus consecuencias eran metafóricos; en The Nightingale el sufrimiento es real y tangible. Y aún así Kent explora múltiples niveles de odio y represión a través de los personajes y su contexto cultural. The Nightingale no es una película fácil de digerir, pero su mensaje es demasiado importante para ser ignorado. Pensándolo bien, tal vez sí pertenece al género de terror, pero no en la variedad ficticia, sino en la de horrores humanos que persisten al terminar película. Esos siempre son más perturbadores.
Calificación: 9
IMDb